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miércoles, 26 de noviembre de 2008

Ojos de policía: Sergio Aguayo Quezada

Ojos de policía
Sergio Aguayo Quezada
26 Nov. 08

Comienza una etapa en la cual sabremos lo hecho, y dejado de hacer, por gobierno y sociedad, para enfrentar la inseguridad. Me concentro, por su originalidad, en las opiniones de 700 policías capitalinos sobre ellos, sus jefes y nosotros.

El 21 de agosto, hace ya casi 100 días, se inició una titubeante cruzada nacional contra la inseguridad. Hay avances, retrocesos y entumecimientos. Comento aquí lo expresado por centenares de policías de diversas corporaciones capitalinas; sus puntos de vista fueron recogidos por la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal durante la consulta sobre La policía que queremos. Los servidores públicos hacen un diagnóstico descarnado que condenso en cuatro conceptos: corrupción, condiciones de trabajo, cercanía con la ciudadanía y capacitación. Las opiniones se presentan en cursivas y respetan al máximo posible la forma en que fueron expresadas.

Corrupción. Una y otra y otra vez los policías reconocen que hay corrupción aunque responsabilizan, en primer lugar, a sus jefes: "Que los funcionarios y comandantes, no roben mas"... "Que se acabe el 'entre' a los mandos"... "Que se acabe el compadrazgo y el denominado 'entre'". Entre: cuota informal que los jefes cobran periódicamente a los policías a cambio de privilegios o servicios.

Los policías también insisten en la responsabilidad de la ciudadanía que también le entra dándole su "mochada al policía"... "mientras la ley se aplique a los demás todo está bien, pero cuando se le va aplicar al ciudadano infractor o delincuente entonces la policía es lo peor"... "cuando la gente no es corrupta el policía tampoco lo es".

En síntesis, persiste la corrupción entre los policías de una capital gobernada por la izquierda desde 1997. Como lo mismo pasa en entidades gobernadas por los otros partidos puede asegurarse que estamos ante una crisis sistémica, en la cual confluyen otros factores.

Condiciones de trabajo. En su visión del mundo, los policías encuentran una relación directa entre corrupción y condiciones de trabajo.

"Que nos paguen mejores salarios para que así no nos corrompamos por que muchas veces el salario que nos dan no nos alcanza para cubrir nuestras necesidades"... "los turnos laborales de 24 horas son desgastantes y riesgosos"... "en mi unidad no contamos con un lugar donde cambiarnos el uniforme, en sí no contamos con lockers y solamente 4 baños para mas de 150 elementos"... "las patrullas con que cuenta la Judicial, un 80% de unidades no sirven y el agente resguardante 'tiene que pagar de su bolsillo'".

Resalto el comentario de que ellos deben cubrir de sus ingresos gastos que deberían ser cubiertos por el gobierno capitalino. Como el salario sería insuficiente, pues ya sabemos cómo y de dónde sale el dinero. Se trata de una práctica bastante común, según Luis González Placencia, tercer visitador de la CDHDF, quien fue el responsable de coordinar la consulta. Costumbre facilitada por la relación que mantienen con aquellos que deberían proteger.

Cercanía con la ciudadanía. La relación con la ciudadanía es de distancia y ribeteada de ambivalencia. Sienten el impulso por el servicio, pero resienten el trato que reciben. Tal vez así justifican que los ciudadanos se "mochen" o le "entren".

"Que no nos cambien de un punto tan seguido para que podamos conocer a los vecinos y tener buena relación con ellos"... "Que no haya cambio de área de asignación, ya que la ciudadanía identifica a los policías de su área"... "Que la gente tenga un poco de empatía por nuestro trabajo ya que todos se quejan y ni siquiera saben por qué hago lo que hago (como un corte de circulación) y lo único que hacen es mentarnos la madre".

La policía capitalina estaría, en suma, atrapada por una pinza formada por ciudadanos criticones y ariscos y jefes despóticos y extorsionadores. "¿Como podemos dar un mejor trato a la ciudadanía si en nuestra propia secretaría de seguridad pública somos discriminados?". La salida que encuentran es la evasión y la pasividad porque, además, carecen de organismos gremiales que los defiendan.

Capacitación. La consulta realizada por la CDHDF sobre La policía que queremos tiene una serie de recomendaciones sensatas (www.cdhdf.org.mx). Tal vez por mi oficio de académico concedo gran prioridad a la capacitación. Parto de un supuesto elemental: mientras el policía no se sienta reconocido y respetado como un profesional tenemos poca esperanza de que se modifique la esencia; y uno de los mecanismos más eficaces para aumentar la autoestima es el conocimiento.

Aseguran que les piden "más preparación física y teórica pero que a la academia no nos manden cansados como suelen hacerle". ¿Y por qué llegan cansados, se preguntará el lector? Pues ¡porque sus mandos les ordenan ir a estudiar en sus horas libres! y "después de la jornada el elemento sale cansado y desvelado [sin] la capacidad de aprender". Hasta podría pensarse que la formación tan epidérmica que imparten es deliberada, porque la razón es un poderoso instrumento de transformación; y eso no pareciera interesar a quienes se benefician de la corrupción y el desorden existentes.

¿Servirá de algo esta ojeada a lo que piensan las policías? Aunque está pendiente una verificación de lo que aseguran, existen suficientes indicios para pensar que algo está pudriéndose allá adentro. Las reformas dependerán de las autoridades capitalinas, y de la capacidad que tengamos, desde la sociedad, para exigir transformaciones. Un punto a favor es que la CDHDF ya está considerando la elaboración de un Informe Especial sobre las policías de la capital. Por lo pronto, este acercamiento a la opinión de los policías podría contribuir a que se cumpla el deseo de uno de los policías: "Que tanto la ciudadanía como los policías utilicemos la empatía recíproca y así al ponernos en los zapatos del otro sabremos lo que cada uno siente".

Esta columna se benefició de las opiniones de José Luis Pérez Canchola, quien después de ser ombudsman de Baja California dirigió, durante ocho años, el Instituto de Formación Profesional que capacita a los judiciales de la capital.



La miscelánea


¿Mente curiosa e inquieta? Entonces recomiendo enfilar hacia el sur capitalino donde, este miércoles 26 de noviembre a las 6 pm, Lorenzo Meyer, Fernando Escalante y Luis Medina presentarán, en la Sala Alfonso Reyes de El Colegio de México (Camino al Ajusco 20, Pedregal de Santa Teresa), el libro de Rafael Segovia Canosa: La política como espectáculo. El sexenio de Vicente Fox.


Correo electrónico: saguayo@colmex.mx

kikka-roja.blogspot.com/

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