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lunes, 31 de marzo de 2008

Miguel Angel Granados Chapa : Montiel protegido de Fox

Como miles de personas más, José Luis Cortés Trejo leyó La diferencia, el libro escrito al alimón por Jorge Castañeda y Rubén Aguilar, colaboradores que fueron del presidente Vicente Fox, a quien dieron a conocer el manuscrito para que formulara observaciones. No habiéndolas hecho a propósito del tema que ocupa desde hace tres años a ese lector atento, Cortés Trejo, éste ha hallado en un pasaje relatado con humor cínico, material nuevo para no cejar en su propósito de que el ex gobernador mexiquense Arturo Montiel sea condenado por enriquecimiento, y su ahijado y sucesor Enrique Peña Nieto por haberlo encubierto. Con base en la desenfadada información ofrecida por Castañeda y Aguilar, y otras evidencias, Cortés Trejo ha denunciado a Fox y a Daniel Cabeza de Vaca, quien fue su consejero jurídico y procurador general de la República y se halla ahora de nuevo en Los Pinos, por acciones y omisiones que beneficiaron a los gobernantes mexiquenses mencionados.

Cuando Reforma y otros medios informaron sobre el patrimonio inmobiliario de Montiel, a la sazón precandidato presidencial priista, las procuradurías local y federal se alzaron de hombros aduciendo que a falta de una denuncia formal no era posible iniciar averiguación alguna sobre los caudales atribuidos al entonces gobernador. Cortés Trejo, miembro del ayuntamiento de Tlalnepantla, decidió abatir ese pretexto y acudió al Ministerio Público a dar el impulso inicial a un procedimiento que no dañó a los señalados, Montiel y Peña, pero sí al denunciante. Por un lado, el secretario de Administración y Finanzas en el Gobierno de Montiel, Luis Enrique Miranda, lo denunció por difamación. Y, por otro lado, en un aspecto lateral de su cruzada contra la corrupción mexiquense, el decimoquinto regidor de Tlalnepantla fue suspendido en sus derechos de perredista por tres años, que están en curso. Es que había a su vez acusado a dos poderosos miembros de su partido, los entonces diputados Cipriano Gutiérrez y Mauricio Hernández, de connivencia con Montiel en torno a su cuenta pública de 2004. En un cambalache como el expuesto con crudeza por Enrique Santos Discépolo en su tango de ese título, los diputados cómplices de Montiel quedaron exonerados y en cambio su acusador resintió el daño causado por su arrojo y su convicción ética.

Con esas mismas virtudes cívicas Cortés Trejo pretendió sin éxito que la accidentada investigación realizada por una fiscalía especial respecto de Montiel concluyera en una acusación contra el ex gobernador, sobre todo cuando dejó el cargo y tras su vergonzosa renuncia a continuar la búsqueda de la candidatura presidencial, intimidado por la información sobre sus bienes, que Roberto Madrazo hubiera podido filtrar en su perjuicio. Lo animó a perseverar en su propósito que el procurador Cabeza de Vaca asegurara el 17 de enero de 2006 que la averiguación federal contra Montiel estaba abierta, en espera de informes de la secretaría de Hacienda sobre el patrimonio del ex gobernador. Pero, en sentido contrario a lo que esa declaración permitiría esperar, la PGR fue haciéndose a un lado en el caso, hasta de plano declararse incompetente, sin siquiera notificarlo al denunciante.

Éste ha venido a saber, mediante la lectura del libro de Castañeda y Aguilar, que en el Gobierno Federal se tenía divertida noticia de las peripecias conyugales de Montiel, que implicaban información sobre sus caudales, información a la que no eran ajenos Fox y Cabeza de Vaca, pues de ella se ocuparon el Cisen y la oficina mexicana de INTERPOL, de que uno y otro eran jefes. Con ese motivo, el perseverante Cortés Trejo presentó hace quince días, el 13 de marzo, denuncia contra Fox y su procurador, por delitos contra la administración de justicia, uso indebido de atribuciones y facultades, coalición de servidores públicos, entre otros.

La situación patrimonial de Montiel aparece en La diferencia a propósito de las fallidas negociaciones de Fox con Elba Ester Gordillo, dirigente de los diputados priistas en el otoño de 2003, para llevar adelante una reforma fiscal. Tratando de explicarse ese desastre político, que arrojó de la Cámara a la diputada Gordillo, los autores se divierten con el chismerío político de que estaba impregnada la situación. Una de las razones del fracaso de aquella reforma fue “la abdicación, traición o debilidad de Arturo Montiel, cuyos 21 diputados del Estado de México faltaron y fallaron en el último momento…Se cree que Montiel había sido ‘trabajado’ por Fox, Elba y los gobernadores del Norte (sus futuros colegas en el Tucom, Todos Unidos Contra Madrazo), y que estaba a bordo. Pero al final, según esta versión, debido a sus líos matrimoniales, patrimoniales y anímicos, se fue a refugiar a San Diego para reconquistar a su esposa francesa. Ella, de acuerdo con fuentes de Inteligencia y diplomáticas, había sido objeto de una golpiza mayúscula por parte de presuntos guardaespaldas de Montiel, como se denunció ante el Ministerio Público en Toluca, pero sobre todo ante el Consulado de Francia en México. El daño fue reparado, como debe ser en estos casos, mediante la compra de una fastuosa casa de playa en la isla francesa de Saint –Barthélemy, pagada con maletín en efectivo, por lo que se abrió una averiguación de las autoridades galas con el Cisen e INTERPOL México. Montiel estaba en eso, y se desentendió de lo otro, que al final importaba menos que el amor”.

Fox estaba en eso, que al final le importó menos que la ley.


Kikka Roja

PROCESO : Los amigos de Kahwagi : kawachi

luciano campos garza

Monterrey, N.L., 31 de marzo (apro).- Jorge Kahwagi Macri, presidente nacional del Partido Nueva Alianza (Panal), tiene como asesores a dos controvertidos personajes de Nuevo León, con nula experiencia política: Pilar Torre, acusada de evasión fiscal y peculado por la organización del concierto los Tres Tenores, y Daniel Mirad Mollet, quien fue participante en el reality show Big Brother VIP.

En 2004, el exdiputado federal y exboxeador participó en el programa Big Brother VIP Capítulo 2. Su “brother”, Murad Mollet también se encerró en la casona del gran hermano al año siguiente.

María del Pilar Torre Canales, sobre quien pendía una denuncia penal presentada por diputados de Nuevo León por la organización fraudulenta del fallido concierto que fue efectuado en el 2005, trabajaba como directora de mercadotecnia de la empresa Latin Event Promotions, S.A. de C.V., presidida por el español Vicente Gómez Escribano, también demandado por el mismo evento.

En la página de internet de Nueva Alianza, no se especifica cuánto percibe cada una de estas personas. La liga de Transparencia indica que está en construcción.

Después de anunciar la celebración del Forum Universal de las Culturas Monterrey 2007 en esta ciudad, el gobierno de Nuevo León dio a conocer que el evento que abriría las actividades del encuentro internacional sería el de los Tres Tenores, que reuniría en el Parque Fundidora a Luciano Pavarotti, Placido Domingo y José Carreras. La fecha: 4 de junio del 2005.

Latin Events Promotions, propiedad del español Vicente Gómez Escribano, fue la empresa encargada de organizar el concierto. Cuando faltaban escasos días, se canceló la participación de Pavarotti, quien era el principal atractivo. Su lugar fue ocupado por el charro Alejandro Fernández.

El evento fue un fracaso de organización. A la mitad de la velada, se cayó una tarima y hubo varios lesionados. Menudearon los reclamos de fraude.

Después comenzaron a surgir las irregularidades con las que se manejó Latin Events.

A raíz de ese escándalo, se descubrió que Pilar Torre, quien apareció en el concierto como directora de Mercadotecnia de la empresa, era también accionista. La empresa fue constituida apenas un mes antes de que se firmara el contrato para la presentación de los Tres Tenores en Monterrey, el 24 de noviembre del 2004.

Oficioso, Kahwagi defendió a su amigo Gómez Escribano de los ataques que recibió luego del concierto. En una nota que publicó el diario Reforma, el 29 de junio de 2005, señaló que las incomodidades que surgieron durante la presentación del espectáculo obedecieron a la “prepotencia” de Vicente Fox, quien acudió con su esposa Marta Sahagún. La presencia de la pareja presidencial obligó a los asistentes a pasar por un arco detector de metales, lo que provocó largas filas y desesperación.

Gómez Escribano ya había estado involucrado en otro escándalo de malversación de fondos. Fue uno de los participantes en la francachela millonaria que, supuestamente, se corrieron en París, Jorge Emilio González Martínez, entonces presidente del PVEM, y Netholt Guerrero, funcionario del partido, con cargo al erario de ese instituto político.

Gómez Escribano acompañó también en varias veladas pugilísticas a Kahwagi, a quien seguía como second hasta el cuadrilátero.

El 17 de agosto del 2005, la fracción del PAN en el Congreso de Nuevo León presentó una denuncia en contra de Vicente Gómez Escribano y quien resulte responsable por los delitos de evasión fiscal, violación a las leyes de migración y peculado.

Los diputados panistas, Rodolfo Moreno, Apolonio González y Serafín Parra, acudieron a la Procuraduría General de Justicia del estado para exigir que los empresarios explicaran en qué emplearon los 37.5 millones de pesos que les pagó el gobierno de Nuevo León para la organización del evento.

Gregorio Hurtado, actual diputado de Acción Nacional, quien fue asesor jurídico de los legisladores que demandaron, señala que la denuncia se desvaneció. La Procuraduría no le dio seguimiento, pues alegó que los diputados no tenían interés jurídico en la demanda.

El gran hermano

Kahwagi escandalizó a la sociedad mexicana cuando, en mayo de 2004, solicitó licencia en la Cámara de Diputados para ingresar al espectáculo show de Big Brother, producido por la empre4sa Endemol y transmitido por Televisa.

El expugilista dijo que lo hacía para “refrescar” el trabajo legislativo. Se encerró en la casa del gran hermano durante 50 días con estrellas de la farándula, como Paty Muñoz, Niurka, Mariana Ávila, Sharis Cid, Poncho Vera y Fabiola Campomanes, entre otros. Obtuvo el tercer sitio.

Al año siguiente, en la siguiente versión de ese espectáculo, participó el joven Daniel Murad, nacido en 1983. En esa aventura, el muchacho obtuvo el segundo lugar.

Al salir de la llamada “casa más famosa de México”, Murad Mollet fue invitado por su “brother” Kahwagi para que trabajara con él como asistente personal, según consignó el diario La Jornada Michoacán el 3 de noviembre de 2005.

En noviembre del 2006, el exlegislador renunció al PVEM y se puso la camiseta del Panal, el partido construido por su tutora, la actual presidenta nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo.

El fracasado boxeador entró al Panal por la puerta grande al convertirse en secretario general y, en agosto de 2007, asumió la presidencia nacional.

Hasta allá lo siguió Murad Mollet, quien, en la página de Internet del Partido Nueva Alianza, aparece en el directorio como asesor.



Kikka Roja

PROCESO : Desplante de Uribe a México

Desplante de Uribe a México
jorge carrasco araizaga México, D.F. (apro).- No conforme con el asesinato de cuatro universitarios mexicanos a manos de su Ejército en territorio ecuatoriano, el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, cometió un desplante hacia México ante la indolencia con la que ha actuado el gobierno de Felipe Calderón.

Arrogante ante la débil diplomacia mexicana, Uribe le dio un portazo a la tardía petición de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) para que indemnice a los familiares de los cuatro mexicanos muertos y la estudiante que resultó herida durante la acción militar del primer de marzo. Al margen de las investigaciones que realiza la Organización de Estados Americanos (OEA) para determinar las circunstancias del ataque, Uribe se adelantó a concluir que todos los muertos y heridos en la acción eran simple y sencillamente terroristas que merecían ser atacados. “El presidente de la República ha expresado que no hay razón alguna para que Colombia pague indemnizaciones por acciones legítimas de la fuerza pública contra grupos terroristas”, fue la respuesta de Uribe a la SRE.

Sólo el desdén hacia el Estado que se lo solicitó, por no hablar de las familias de las víctimas, explica la conducta del presidente colombiano. Hasta antes de que el pasado miércoles 26 el gobierno mexicano solicitara formalmente la indemnización, la administración de Calderón parecía asentir implícitamente “el castigo” recibido por los universitarios mexicanos que se encontraban en un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en territorio de Ecuador.

Los llamados “buenos oficios” de la cancillería mexicana fueron echados a la basura por Uribe.

La diplomacia mexicana, que durante el siglo pasado gozó de prestigio internacional y de respeto en América Latina, está lejos de la seriedad con la que se le consideró en sus fronteras geoestratégicas. Fuera de la relación asimétrica que ha representado la vecindad con la primera potencia mundial, Estados Unidos, la presencia diplomática de México hacia América Latina y el Caribe llegó a significar, incluso, derroteros para la región en asuntos internacionales. Después del desastre del gobierno de Vicente Fox en la relación con Cuba, de las peleas de ese presidente pendenciero con sus contemporáneos de Venezuela y Argentina, del desprecio que demostró hacia el presidente de Bolivia, Evo Morales, y de la prepotencia que mostró hacia República Dominicana al disputarle el liderazgo de la OEA, confrontándose para ello con Chile, Calderón se ha concentrado en restañar la relación con el régimen cubano, más por convicción personal que por estrategia política-diplomática.

El ataque de Colombia tomó fuera del lugar al gobierno mexicano, carente de política hacia América Latina; pero más grave fue el silencio cómplice que guardó durante semanas ante el asesinato de Juan González, Fernando Franco, Natalia Velásquez y Sorén Avilés. En la acción resultó herida la también mexicana Lucía Morett. El espacio que tenía Uribe para responder como lo hizo era tan amplio como la indiferencia que durante semanas mostró el gobierno de Calderón ante la agresión sufrida por sus connacionales en una acción de un ejército extranjero.

¿Qué pensarán los militares mexicanos? (28 de marzo de 2008)

jcarrasco@proceso.com.mx

Kikka Roja

PROCESO : PRD: La tragedia de Sísifo : Álvaro delgado

PRD: La tragedia de Sísifo
Álvaro delgado

México, D.F., 27 de marzo (apro).- El Partido de la Revolución Democrática (PRD), en sus casi dos décadas de existencia, está marcado por el mito de Sísifo: condenado a llevar en sus espaldas una gran roca hasta la cima de una montaña, ésta cae al vacío cuando casi llega a la cumbre y debe repetir esta acción una y otra vez, hasta el infinito.

Es nítida la metáfora de la tragedia: El eterno retorno de lo mismo.

Lo ocurrido antes, durante y después de las elecciones del 16 de marzo en el PRD es, también, el permanente retorno de la misma conducta de degradación de las cúpulas de un partido político que poco o nada han hecho y menos aún pueden ofrecer en el futuro para impulsar la auténtica democratización del país, sobre todo para darle viabilidad a la necesaria y urgente lucha por la justicia para más de la mitad de los mexicanos instalados en la infamia de la pobreza.

La extrema irresponsabilidad de quienes dirigen y aspiran a dirigir las siglas de ese partido a nivel nacional y en todos los estados --es preciso recordar que se efectuaron elecciones concurrentes en todos las entidades, además para integrar delegados al Congreso Nacional y consejeros nacionales: ¡83 mil candidatos!-- han ofendido a quienes legítimamente, con auténtica convicción, acudieron a emitir su voto y a quienes actuaron cabalmente como funcionarios electorales.

Pero la irresponsabilidad de los dirigentes perredistas ofende, también, a los ciudadanos apartidistas que, aun con todas las dudas que tiene en el PRD, lo veían como contrapeso a las acciones coordinadas de panistas y priistas, en una coyuntura como la actual, cuando está en marcha la apertura de la inversión privada en el mejor negocio que tiene la nación: El petróleo.

Después del espectáculo protagonizado por las facciones en disputa, en un torneo de expresiones belicosas, los votos legítimos parecieran tener el mismo valor que los espurios y, en su conjunto, la elección fue un “lodazal”, según el dictamen de Cuauhtémoc Cárdenas, el fundador del PRD quien, al mismo tiempo que era empleado de Vicente Fox, hacía campaña por Felipe Calderón, militantes ambos del partido que nació para combatir a su padre.

En realidad, salvo personajes, la elección del PRD fue igual a las que se han efectuado desde que este partido se fundó, en 1989, con una variedad de orígenes que, en sí mismo, pudo haber sido una virtud, pero se envileció por una escasa y aun inexistente visión de Estado, a la que se antepusieron --como hasta ahora-- la lógica de facción y el desprecio a la ética y a la normatividad interna.

Protagonista central en la disputa por el control del PRD, a la que sólo le ha faltado conquistar la presidencia formal, Jesús Ortega ha tenido sucesivas incursiones marcadas, siempre, por acusaciones de prácticas de defraudación y alianzas sospechosas fuera del perredismo.

En 1996, ya como líder de Nueva Izquierda, Ortega se lanzó por la presidencia del PRD y perdió ante Andrés Manuel López Obrador, con quien pactó la Secretaría General. También buscó el máximo cargo en la elección de 1999, cuando jugó frente a Amalia García y se anuló la elección por sucia, y después, en el 2002, cuando contendió contra Rosario Robles.

Tras esas elecciones, y luego de feroces cruces de acusaciones, el discurso fue el mismo: Olvidar las irregularidades conforme al reparto de posiciones entre las corrientes internas, las mismas que supuestamente desaparecerían cuando estalló, en 2004, el escándalo del financiamiento del empresario argentino Carlos Ahumada a perredistas como René Bejarano y Lázaro Cárdenas Batel, con el contubernio de Robles, transformada ahora en pontífice de la moralidad de la izquierda.

Ahora los discursos de Ortega y Alejandro Encinas --y de sus respectivas facciones-- son los mismos tras la reproducción de conductas y prácticas deleznables que, en efecto, han sido expuestas en la radio y la televisión con un insólito despliegue, algo que a nadie debe extrañar en el contexto nacional.

Esta elección del PRD ha servido, también, para soslayar un problema que no termina de asumirse en México en toda su dimensión: Las enclenques prácticas democráticas en todos los partidos políticos, aun en los que quieren asumirse como distintos a los tres hegemónicos, y en general en la sociedad mexicana.

En el semanario Proceso se han descrito, a detalle, las acciones de defraudación electoral en el PRI, sobre todo cuando hicieron un intento de darle a las bases la posibilidad de elegir a su candidato presidencial, en 1999 --cuya elección fue un “cochinero”, según la expresión de priistas--, y los panistas han tenido comportamientos análogos, como en el 2005, también en su primera elección abierta, cuando mediante mapacherías se impuso Calderón.

En ambos partidos, pese a las pruebas, las prácticas de defraudación electoral han quedado impunes y esto, como en el PRD, sólo ha estimulado la comisión, ya sistemática, de acciones deleznables.

Vaya, hasta las formaciones noveles se presentan conductas que riñen con la democracia: El Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina celebró comicios internos el mismo día que el PRD y en ellos tomaron parte golpeadores, y el Partido Solidaridad, que nació del Movimiento de Participación Solidaria –que falsamente se le hizo llamar “partido humanista”--, recurrió a la compra de conciencias para reunir la membresía requerida en las asambleas que están en trámite de verificación en el Instituto Federal Electoral.

Lo grave de lo que acontece en el PRD es, entonces, no sólo la reproducción del mito de Sísifo, de suyo trágico para una porción amplia de los ciudadanos que decidirán, en todo caso, abstenerse que dar su apoyo a un partido que no se respeta a sí mismo, sino que ya está siendo usado como coartada por los defraudadores electorales de la derecha para descalificar, de antemano, cualquier denuncia en este sentido.

Esto es lo más peligroso en la disputa electoral, ya en curso, para renovar la Cámara de Diputados y seis gubernaturas el próximo año: Podrán cometerse cualquier cantidad de actos de defraudación, como ya ocurrió en elecciones posteriores al 2006, y los reclamos no tendrán ningún efecto, igual que ocurrió con los que hizo el PAN tras cada elección que perdió el año pasado.

¿Y el IFE con su nuevo presidente, Leonardo Valdés? Ya se ve: Tratando de quedar bien con todos, sin rumbo, sin autoridad.

Apuntes

El silencio de Calderón sobre el asesinato de cuatro ciudadanos mexicanos en Ecuador a manos de soldados de Colombia no es sólo una insolencia para el dolor de las familias de los jóvenes, sino la claudicación de una responsabilidad institucional de protección a connacionales que son víctimas de abusos, como los indocumentados en Estados Unidos. Calderón, con su apocada conducta, convalida el aserto --de tufo fascista-- de que los jóvenes se merecían las vejaciones y el asesinato por estar junto a un grupo guerrillero. Es la mentalidad militarista, que todo criminaliza, y que se traduce --también-- en uniformar de soldados y dar armas de juguete a los niños, a prepararlos para matar a sus semejantes.

Comentarios: delgado@proceso.com.mx


Kikka Roja

CABEZALCUBO: Payasos

Payasos
Jorge Moch
tumbaburros@yahoo.com

En televisión es común ver payasos. Y no es Germán Martínez entrevistado por Carlos Loret de Mola, ni el risueño bigotito de Jorge Zarza, sino verdaderos payasos, de zapatones, nariz de pitahaya y esponjosos pelos anaranjados (no, tampoco se trata de Niurka ni de Carmen Campuzano). El payaso de la tele que asoma a mis más viejos recuerdos es, desde luego, Bozo (copia, por cierto, aunque nos duela que ni eso sea mexicano, del original estadunidense, creado en 1946 por el dibujante y escritor de libros para niños, Alan W. Livingston con Bozo Goes to the Circus). La primera caracterización mexicana de Bozo se hizo en Monterrey, de 1961 a 1963, y lo personificó José Marroquín, quien fue conocido después, y por muchos años, como el payaso Pipo. El Bozo que conocimos luego fue el caracterizado por José Manuel Vargas, apoyado en su larga carrera por Antonio Espino, “Clavillazo”. Bozo estuvo en ambas televisoras, Imevisión y Televisa, pero no recuerdo si también estuvo en tv Azteca después de la turbia privatización. Me gustaba su risa.

En el siempre entrañable Club del hogar, posiblemente el programa más longevo de la televisión con casi cuatro décadas al aire, hubo otro payaso que conquistó el afecto de muchos, Caralimpia, al que daba vida don Guadalupe Márquez, y cuya comicidad estaba en hacer pésimos trucos de magia, ser prácticamente mudo y víctima, además, de las puyas de Daniel Pérez Arcaraz y el certeramente cáustico Madaleno.

Luego los payasos cambiaron. Televisa aupó en la forzada preferencia de su público infantil un payaso ya creado para enajenar audiencias: Cepillín, interpretado por Ricardo González. Durante años, Cepillín se convirtió en figura principal del colectivo parvulario, con su propio espacio de televisión y una constante emisión de discos absolutamente carentes de propuesta artística, pero llenecitos de fórmulas perversamente eficaces para seducir la mente pueril, letras pegajosamente estúpidas, melodías y ritmos facilones y, en fin, lo que fuera necesario para marcar distancia de otras propuestas orientadas a los niños, pero con más y mejor sustancia, como fuera la herencia iconográfica y musical de Francisco Gabilondo Soler y su grillo hacedor de prodigios. Fue por esa misma época, finales de los setenta y década de los ochenta del siglo pasado, que la presencia de los payasos en la televisión se terminó de pervertir, convirtiéndose en una suerte de apoyo logístico con fines exclusivamente mercantiles, que va desde el bombardeo publicitario hasta la propaganda vil, pero en la mayoría de los casos –puesto que para ciertas clases de manipulación y propaganda se requiere de alguna inteligencia, aunque sea zafia– los payasos de la televisión son uno de los más bajos peldaños del entretenimiento: malos chistes –racismo, homofobia, mantenimiento de estereotipos ofensivos que de todos modos algunos sectores sociales, a pesar de ser el blanco de muchos de esos malos chistes celebran igual, felices e inconsecuentes en su marginalidad–, vulgaridad y sometimiento a expresiones de mercantilismo descarado. Clara muestra de ello son los programas de varios de los capítulos locales de Televisa en el país: El circo de los Chicharrines, en Televisa Monterrey, u Operación talento, con Lagrimita y Kostel en Guadalajara, son muestra fehaciente y cotidiana de enajenación y estulticia convertidos en producción televisiva.

Mención aparte merece, desde luego, el payaso Brozo, creado por Víctor Trujillo cuando hacía mancuerna con Ausencio Cruz en Imevisión. Reflejo de la auténtica picaresca urbana del mexicano, el payaso tenebroso y cutre, hábil cuentacuentos de doble intención y exquisita, mal intencionada vulgaridad fue un éxito rotundo. Tal vez sería la fama posterior la que lo llevó a convertir el comentario agudo e ingenioso en pontificado sociopolítico, o simplemente serían las ingentes cantidades de dinero las que le quitarían frescura para terminar en ariete del sistema, golpeando en los medios a la disidencia política de izquierda; al final Brozo, antes apolítico y chacotero, insolente con todas las corrientes políticas, pero sobre todo con el poder en turno, terminaría articulando el mismo discurso fangoso contra la izquierda que utilizaron y utilizan la mayoría de los comentaristas y locutores de las televisoras privadas del duopolio. Una lástima, porque se convirtió en lo peor que le puede pasar a un payaso: el esperpento que no hace reír, sino enojar a buena parte de su público. O peor: la razón de un largo bostezo.

Kikka Roja

México SA: macabra historia petrolera

Carlos Fernández-Vega
cfvmx@yahoo.com.mx • cfv@prodigy.net.mx
  • Otro capítulo de la macabra historia petrolera del país
La secretaria de Energía, Georgina Kessel, y el director de Pemex, Jesús Reyes Heroles, en la conferencia de prensa donde presentaron el diagnóstico de la petrolera estatal La secretaria de Energía, Georgina Kessel, y el director de Pemex, Jesús Reyes Heroles, en la conferencia de prensa donde presentaron el diagnóstico de la petrolera estatal Foto: María Melendrez Parada

Que no es propuesta, sino diagnóstico; que ya no será el “sistema PAN” (inquilino de Los Pinos, partido blanquiazul, diputados y senadores de la casa) el que presente la iniciativa de “reforma”, sino “la sociedad”; que ya no “pagaremos el costo político” (Creel dixit), sino que “los cambios que habrán de realizarse” serán producto de “un amplio debate de todos los miembros de la sociedad” (¿con una “amplitud” de cuántos días?); que no “llevamos prisa”, pero les urge “medio embarazar” a Petróleos Mexicanos con capital privado (léase extranjero); que “la idea” es contar con más recursos propios y menos endeudamiento, pero “complementarse con inversiones de terceros” (léase privados); que, en fin, como era previsible, el engrudo se les hizo concreto y ya no saben cómo justificar la política antinacionalista que pretenden legalizar en el sector energético nacional.

Todo lo anterior contenido en un diagnóstico poco revelador (la mayoría de la información es por demás conocida), presentado dominical y conjuntamente en sociedad por la secretaria de Energía, Georgina Kessel, y Jesús Reyes Heroles González Garza, director de Petróleos Mexicanos, a escasas ocho sesiones para que concluya el periodo ordinario en el Congreso, a lo largo de las cuales, y previo “amplio debate de todos los miembros de la sociedad”, se presentaría oficialmente la iniciativa de “reforma” del inquilino de Los Pinos, se “estudiaría” su conveniencia, se amarrarían los “consensos necesarios”, se votaría y se informaría al popolo de la trascendental cuan meditada decisión. Ni en las malas películas las cosas suceden con tal rapidez.

El problema es que, precisamente, la clase política mexicana ha tenido la habilidad de trascender el género de malas películas, para convertirse en una verdadera pesadilla para la nación, desde luego no incluida en el diagnóstico presentado ayer por dos de los supuestos interlocutores de un equipo, el calderonista, encabezado por la pareja del momento, Felipe y Juan Camilo, totalmente quemado, sin credibilidad ni confiabilidad, que lleva meses errando y dándole vueltas al asunto para justificar la decisión de privatizar, creyendo que nadie se ha dado cuenta.

El susodicho diagnóstico incluye prácticamente todo tipo de información (la mayoría de uso corriente de tiempo atrás), pero de forma por demás notoria deja de lado un factor fundamental en esta macabra historia petrolera de supuesto deterioro fortuito, de aparente caída imprevista: ¿por qué se permitió el menoscabo financiero de Pemex, si desde cuando menos 15 años atrás se conoció a detalle en qué circunstancia crítica se encontraba la paraestatal? ¿Dónde está el acaudalado río del petróleo? ¿Dónde quedaron los miles de millones generados y aportados por esta industria nacional? ¿Cómo se desperdiciaron, cómo se derrocharon y quiénes son los responsables?

Un diagnóstico enfocado a intentar explicar las consecuencias sin abordar detalladamente las causas no es de mucha ayuda, y ese es el enfoque del documento presentado ayer por Kessel y RHGG, el cual “olvida” que en los últimos siete años, como nunca antes en la historia de Petróleos Mexicanos, se obtuvieron multimillonarios recursos por exportación de crudo, los cuales en lugar de hacer florecer a la paraestatal y a la nación, parecen haber contribuido a hundir aún más al “navío de gran calado” (Calderón dixit).

En la última década, correspondiente a tres administraciones neoliberales (una disfrazada de priísta, la del “bienestar para la familia”, y dos panistas con ineludible estilo priísta, “cambio” y “continuidad”), los ingresos presupuestales aportados por el petróleo al sector público acumularon un equivalente a 70 por ciento del PIB a precios actuales. Casi 6.8 billones de pesos alimentaron a la “federación” de 1997 a 2007, de los que poco más de 4 billones (cerca del 60 por ciento) correspondieron al sexenio foxista y 880 mil al primer año del calderonista. Entre ambos, gozaron de 73 por ciento de esos dineros, mientras Pemex se hundía financieramente y junto a ella la economía en conjunto.

En los dorados años del “cambio” y el primero de la “continuidad”, por impuestos, derechos y aprovechamientos pagados por la paraestatal, el gobierno federal se hizo de casi 3.7 billones de pesos (a precios de 2007). Sólo en 2007 la “federación” se quedó con 676 mil millones de pesos generados por Pemex, 16 mil millones más de las ganancias de la paraestatal en el periodo, monto que se cubrió por medio de endeudamiento. Y la secretaria Kessel se queja de que México, por la caída de reservas petroleras, “dejó de obtener 10 mil millones de dólares por falta de tecnología”. Sí, pero muchísimos más por el desmantelamiento de la paraestatal con fines privatizadores y por depredadores, como Fox, instalados en el gobierno.

Paralelamente se desplomó la inversión programable en Petróleos Mexicanos (de 40 por ciento del total en 2000, a 2.8 por ciento en 2007 casi 15 veces menos en el periodo), a la par que los Pidiregas crecieron en forma explosiva (de 60 por ciento en 2000, pasaron a 97.2 por ciento en 2007). El resultado era inevitable, como resume la Auditoría Superior de la Federación: Pemex “hipoteca sus ventas a futuro” para pagar ese esquema de “inversión”, y “no existen recursos monetarios o reservas líquidas para cubrir esas obligaciones”.

Lo anterior, en el contexto de los más elevados precios internacionales para el crudo mexicano y el mayor volumen de excedentes: más de 220 por ciento aumentó el precio de la mezcla de 2001 a 2007, que fácilmente llegaría a 330 por ciento al cierre de 2008. Si a lo anterior se suma la cadena de errores, omisiones y excesos de gobierno, directiva y sindicato, la cuadratura del círculo es más que sencilla. Pero el diagnóstico sólo habla de “complementar con inversiones de terceros”.

Las rebanadas del pastel

Los “diagnosticadores” afirman que en las próximas dos décadas “se debe superar lo hecho en 70 años”. En realidad, la titánica tarea es arreglar lo que dejó de hacerse en los pasados 25.


Kikka Roja

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