Por: Octaviano Lozano
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He mirado la patria largamente.
Se le nota tristeza hasta en el mapa.
Las personas mayores nos explican
que es libre, sin acecho atentísimo de zarpas.
Juan Bañuelos (México)
En estos tiempos aciagos, donde se va a ninguna parte los políticos se disputan el país en un volado y la gente es lo que menos les importa. El multimillonario conflicto por el control de PEMEX, los tiene frenéticos porque sus verdaderos jefes, las diez familias que controlan la nación, les demandan que sea vendida la paraestatal. Este diferendo está planteando, incluso, la dimisión del Felipe Calderón Hinojosa, como presidente del país, por su clara debilidad y al estar sujeto en la silla con los alfileres puestos por las fuerzas armadas nacionales.
Porfirio Muñoz Ledo, coordinador del Frente Amplio Progresista (FAP), afirma en la edición 1655 de Proceso, que “el calderonismo es la etapa final del salinato. Estamos viviendo el fin de régimen. Es como en la época terminal de los Borbones. Carlos Salinas es el producto degradado de una dinastía en ocaso”.
Agrega que el nuevo protagonismo de Salinas de Gortari es un síntoma de la debilidad del régimen y de la falta de legitimidad del actual gobierno.
Por lo que señala que “Calderón no termina el sexenio”. Y advierte: “No estoy llamando ni al complot ni a la revolución. Estoy apelando al sentido democrático. Calderón no tiene con qué gobernar. No está gobernando. Ya apareció el verdadero padrino de la clase política: mientras él estaba en China, Salinas de Gortari se placea, es invitado a las bodas, negocia la reforma energética”. Lo dicho por Muñoz Ledo no es el punto de vista de la oposición, porque ésta no tiene la fuerza para sacar a Calderón de Los Pinos, pero sí lo pueden hacer los grupos que lo llevaron al poder y no están viendo cumplidos sus deseos.
Teniendo como as bajo la manga a Salinas de Gortari, que durante su sexenio les cumplió todo, les dio un TLC con Estados Unidos y Canadá, reformó el artículo 27 constitucional y demostró su habilidad como político, puede ser el rey tras el trono.
kikka-roja.blogspot.com/
Porfirio Muñoz Ledo, coordinador del Frente Amplio Progresista (FAP), afirma en la edición 1655 de Proceso, que “el calderonismo es la etapa final del salinato. Estamos viviendo el fin de régimen. Es como en la época terminal de los Borbones. Carlos Salinas es el producto degradado de una dinastía en ocaso”.
Agrega que el nuevo protagonismo de Salinas de Gortari es un síntoma de la debilidad del régimen y de la falta de legitimidad del actual gobierno.
Por lo que señala que “Calderón no termina el sexenio”. Y advierte: “No estoy llamando ni al complot ni a la revolución. Estoy apelando al sentido democrático. Calderón no tiene con qué gobernar. No está gobernando. Ya apareció el verdadero padrino de la clase política: mientras él estaba en China, Salinas de Gortari se placea, es invitado a las bodas, negocia la reforma energética”. Lo dicho por Muñoz Ledo no es el punto de vista de la oposición, porque ésta no tiene la fuerza para sacar a Calderón de Los Pinos, pero sí lo pueden hacer los grupos que lo llevaron al poder y no están viendo cumplidos sus deseos.
Teniendo como as bajo la manga a Salinas de Gortari, que durante su sexenio les cumplió todo, les dio un TLC con Estados Unidos y Canadá, reformó el artículo 27 constitucional y demostró su habilidad como político, puede ser el rey tras el trono.
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