Raymundo Riva Palacio
Pleitos de familia (I)
Lunes, 11 de Mayo de 2009
El primero de abril, el Diario de Yucatán y su subsidiaria en Campeche, La I, denunciaron que el director de la Lotería Nacional intentó sobornarlos con publicidad a cambio de que apoyaran la candidatura de Mario Ávila al gobierno de Campeche. En su crónica del intento de soborno, dijeron que su gerente rechazó el ofrecimiento. La denuncia desató reacciones políticas de todo tipo, incluido un deslinde y una embestida frontal del líder nacional del PAN, Germán Martínez, contra los presuntos sobornadores.
La denuncia de los periódicos lucía sólida. En la reunión con sus representantes, afirmaban, estaba el titular de la Lotería, Miguel Ángel Jiménez, el coordinador de la campaña de Ávila –que aún no era nombrado porque había comenzado la campaña-, José Luis Lavalle Maury, y Carlos Mouriño, hermano del infortunado secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño. Un acto de esa naturaleza podría dar lugar a una denuncia ante la Fiscalía Especial de Delitos Electorales (Fepade), que si llegara a resolver que en efecto se hubiera cometido el delito, los acusados podrían terminar en la cárcel.
La suerte de Jiménez en ese momento, parecía echada. El director editorial del Diario de Yucatán, Luis Alberto González, y el gerente Olegario Moguel, que no habían estado en esa reunión, viajaron a México, pero no fueron a la Fepade. Acudieron al PAN, a Los Pinos y Gobernación. Días después, el presidente de la comisión legislativa para delitos electorales, Antonio Soto, convocó al gerente de Megamedia, empresa que edita los diarios, Adolfo Cevallos, a una audiencia para que explicara los detalles del presunto soborno, pero los dejó plantados. Más adelante, empezaron a caer las piezas en su sitio, a partir de una declaración del diputado Soto el 22 de abril, donde señaló que ese episodio era un pleito entre panistas.
La reconstrucción de lo que hay detrás de esa acusación apunta a un conflicto profundo dentro del PAN por un proyecto y el poder, donde Martínez se vinculó con las facciones más radicales del partido, agrupados en el estereotipo de "El Yunque", en contra de un grupo que originalmente encabezó Juan Camilo Mouriño –que se mantiene aún como proyecto calderonista-, y que descarriló la pretendida alianza electoral para 2009 con el Partido Nueva Alianza, a través de la maestra Elba Esther Gordillo.
La crónica detrás de la crónica del pretendido soborno, comienza con la reconstrucción desde febrero de 2008 de la relación entre Martínez y el propietario del Diario de Yucatán y La I de Campeche, don Carlos Menéndez, para dejar atrás el conflicto que sostuvo con el ex gobernador, Patricio Patrón Laviada, es considerado por los panistas yucatecos como la razón por la cual perdieron la elección de gobernador ante Ivonne Ortega. En este proceso le dejó al señor Menéndez que designara a dos candidato a diputados por Mérida.
Por eso, cuando le habló Menéndez en marzo por teléfono para comentarle que habían tenido una reunión con Jiménez, con la presencia de Carlos Mouriño para efectos de publicidad de la Lotería, el líder del PAN rápidamente aplicó una estrategia política. Le pidió que enviara a sus representantes a la ciudad de México, donde recibió al día siguiente a Moguel y a González, y les sacó también una cita para que fueran a explicar el intento de soborno en Los Pinos y Gobernación. Pero no presentó la denuncia ante Fepade, sino que dejó que los diputados, como tercera persona, hicieran una denuncia de hechos sobre "hechos que no nos constan".
Al ir creciendo el conflicto político, Mouriño le habló a Martínez para preguntarle qué es lo que estaba sucediendo, y buscar una reunión para determinar cómo controlarían el daño. De acuerdo con la reconstrucción, Martínez envió a sus representantes a Campeche, que se reunieron al día siguiente con el equipo de campaña de Ávila. La propuesta del PAN, en voz del secretario general del partido, Rogelio Carbajal, fue tajante. Lavalle Maury dejaría la coordinación de la campaña, y poco después, remplazarían a Ávila como candidato. No había terminado la reunión cuando el PAN ya estaba circulando un boletín de prensa anunciando la destitución de Lavalle Maury. El encuentro terminó mal, con el rechazo de los campechanos a la propuesta.
El presidente se encontraba en Londres, y recibió mucha presión de Martínez para que destituyera a Jiménez, pero Calderón prefirió esperar y escuchar directamente todo lo sucedido. Las cosas empezaron a descuadrarse para Martínez. Un cabildeó personal en el IFE por una resolución contra Jiménez, le resultó en una votación 0-9 en contra. El Presidente decidió ir inesperadamente a Campeche, acompañando a su esposa, con el propósito de hacer su propia investigación. Empezaron a aflorar las inconsistencias. La denuncia original periodística se estaba cayendo. La política también.
La empresa del señor Menéndez no aportó más datos que los dichos publicados. Lavalle Maury, que no estuvo en la reunión, como lo afirmaron el Diario de Yucatán y la I, fue restituido la semana antepasada como coordinador de la campaña. Ávila se mantuvo firme y Martínez declaró todo su apoyo al candidato en dos entrevistas publicadas por esos diarios la semana antepasada. La renuncia de Jiménez a Nueva Alianza cortó los ataques a Gordillo, aunque no reparó, hasta ahora, el puente dinamitado por Martínez para una alianza electoral.
La acusación de delito electoral se está quedando sin fundamento, pero no es el final del pleito al interior de la familia panista. Martínez quiere ahora enderezar contra Jiménez una acusación por peculado en la Función Pública, donde fue titular al arrancar el gobierno. Jiménez no es el objetivo, sino el vehículo para acabar con el debilitado grupo de Mouriño y regresar el poder real del partido a la extrema derecha. En efecto, está jugando las contras al presidente Calderón.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
www.ejecentral.com.mx
kikka-roja.blogspot.com/
La denuncia de los periódicos lucía sólida. En la reunión con sus representantes, afirmaban, estaba el titular de la Lotería, Miguel Ángel Jiménez, el coordinador de la campaña de Ávila –que aún no era nombrado porque había comenzado la campaña-, José Luis Lavalle Maury, y Carlos Mouriño, hermano del infortunado secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño. Un acto de esa naturaleza podría dar lugar a una denuncia ante la Fiscalía Especial de Delitos Electorales (Fepade), que si llegara a resolver que en efecto se hubiera cometido el delito, los acusados podrían terminar en la cárcel.
La suerte de Jiménez en ese momento, parecía echada. El director editorial del Diario de Yucatán, Luis Alberto González, y el gerente Olegario Moguel, que no habían estado en esa reunión, viajaron a México, pero no fueron a la Fepade. Acudieron al PAN, a Los Pinos y Gobernación. Días después, el presidente de la comisión legislativa para delitos electorales, Antonio Soto, convocó al gerente de Megamedia, empresa que edita los diarios, Adolfo Cevallos, a una audiencia para que explicara los detalles del presunto soborno, pero los dejó plantados. Más adelante, empezaron a caer las piezas en su sitio, a partir de una declaración del diputado Soto el 22 de abril, donde señaló que ese episodio era un pleito entre panistas.
La reconstrucción de lo que hay detrás de esa acusación apunta a un conflicto profundo dentro del PAN por un proyecto y el poder, donde Martínez se vinculó con las facciones más radicales del partido, agrupados en el estereotipo de "El Yunque", en contra de un grupo que originalmente encabezó Juan Camilo Mouriño –que se mantiene aún como proyecto calderonista-, y que descarriló la pretendida alianza electoral para 2009 con el Partido Nueva Alianza, a través de la maestra Elba Esther Gordillo.
La crónica detrás de la crónica del pretendido soborno, comienza con la reconstrucción desde febrero de 2008 de la relación entre Martínez y el propietario del Diario de Yucatán y La I de Campeche, don Carlos Menéndez, para dejar atrás el conflicto que sostuvo con el ex gobernador, Patricio Patrón Laviada, es considerado por los panistas yucatecos como la razón por la cual perdieron la elección de gobernador ante Ivonne Ortega. En este proceso le dejó al señor Menéndez que designara a dos candidato a diputados por Mérida.
Por eso, cuando le habló Menéndez en marzo por teléfono para comentarle que habían tenido una reunión con Jiménez, con la presencia de Carlos Mouriño para efectos de publicidad de la Lotería, el líder del PAN rápidamente aplicó una estrategia política. Le pidió que enviara a sus representantes a la ciudad de México, donde recibió al día siguiente a Moguel y a González, y les sacó también una cita para que fueran a explicar el intento de soborno en Los Pinos y Gobernación. Pero no presentó la denuncia ante Fepade, sino que dejó que los diputados, como tercera persona, hicieran una denuncia de hechos sobre "hechos que no nos constan".
Al ir creciendo el conflicto político, Mouriño le habló a Martínez para preguntarle qué es lo que estaba sucediendo, y buscar una reunión para determinar cómo controlarían el daño. De acuerdo con la reconstrucción, Martínez envió a sus representantes a Campeche, que se reunieron al día siguiente con el equipo de campaña de Ávila. La propuesta del PAN, en voz del secretario general del partido, Rogelio Carbajal, fue tajante. Lavalle Maury dejaría la coordinación de la campaña, y poco después, remplazarían a Ávila como candidato. No había terminado la reunión cuando el PAN ya estaba circulando un boletín de prensa anunciando la destitución de Lavalle Maury. El encuentro terminó mal, con el rechazo de los campechanos a la propuesta.
El presidente se encontraba en Londres, y recibió mucha presión de Martínez para que destituyera a Jiménez, pero Calderón prefirió esperar y escuchar directamente todo lo sucedido. Las cosas empezaron a descuadrarse para Martínez. Un cabildeó personal en el IFE por una resolución contra Jiménez, le resultó en una votación 0-9 en contra. El Presidente decidió ir inesperadamente a Campeche, acompañando a su esposa, con el propósito de hacer su propia investigación. Empezaron a aflorar las inconsistencias. La denuncia original periodística se estaba cayendo. La política también.
La empresa del señor Menéndez no aportó más datos que los dichos publicados. Lavalle Maury, que no estuvo en la reunión, como lo afirmaron el Diario de Yucatán y la I, fue restituido la semana antepasada como coordinador de la campaña. Ávila se mantuvo firme y Martínez declaró todo su apoyo al candidato en dos entrevistas publicadas por esos diarios la semana antepasada. La renuncia de Jiménez a Nueva Alianza cortó los ataques a Gordillo, aunque no reparó, hasta ahora, el puente dinamitado por Martínez para una alianza electoral.
La acusación de delito electoral se está quedando sin fundamento, pero no es el final del pleito al interior de la familia panista. Martínez quiere ahora enderezar contra Jiménez una acusación por peculado en la Función Pública, donde fue titular al arrancar el gobierno. Jiménez no es el objetivo, sino el vehículo para acabar con el debilitado grupo de Mouriño y regresar el poder real del partido a la extrema derecha. En efecto, está jugando las contras al presidente Calderón.
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