Tercer Informe
Sergio Sarmiento
3 Sep. 09
"Es hora de dejar la percepción de que en México las cosas no sólo no suceden sino que no pueden suceder".
Felipe Calderón
No es la primera vez que un Presidente aprovecha el Tercer Informe de Gobierno para lanzar una ambiciosa propuesta de reformas. Lo hizo Carlos Salinas de Gortari en 1991, sólo que después de una victoria contundente en las elecciones intermedias que revirtieron el retroceso del PRI en 1988. El presidente Felipe Calderón lo hace ahora después de que el PAN ha sufrido una contundente derrota en las urnas.
Nadie puede objetar las 10 reformas de fondo que pidió el mandatario ayer en su mensaje a la nación: combatir la pobreza, dar una cobertura universal de servicios de salud, lograr una educación de calidad, realizar una verdadera reforma hacendaria, hacer más eficientes los monopolios gubernamentales en energía, generar competencia en las telecomunicaciones, modernizar la legislación laboral, reducir trámites gubernamentales, profundizar la lucha contra el crimen especialmente en el fuero común y realizar una verdadera reforma política. El problema es que estas mismas reformas se han venido demandando desde hace décadas sin resultados.
En un discurso de una hora y cuarto, el presidente Calderón pidió la construcción de una gran alianza entre quienes conforman el Estado para llevar a cabo estas reformas. Es quizá una petición vana en el ambiente actual de México.
Las divisiones de la clase política estuvieron de manifiesto ayer en Palacio Nacional. Mientras los panistas aplaudían al viejo estilo priista, las ausencias mostraban las heridas del sexenio. Faltaban conspicuamente los gobernadores de Michoacán, Leonel Godoy, del PRD, hasta hace poco aliado del Presidente, y de Oaxaca, Ulises Ruiz, del PRI. Tampoco estaba el presidente del Senado, el perredista moderado Carlos Navarrete, cuyo lugar fue tomado por el senador panista Ricardo García Cervantes. No estaban todos los priistas, pero sí Beatriz Paredes y Francisco Rojas.
Un grupo de diputados perredistas y petistas, encabezados por Gerardo Fernández Noroña y entre quienes se contaba Jaime Cárdenas, el ex consejero del IFE, trató de llegar a Palacio Nacional, pero fue rechazado por elementos de policía con un jaloneo. En contraste, Marcelo Ebrard cruzó el Zócalo a pie entre el Palacio del Ayuntamiento y Palacio Nacional; y si bien evitó el contacto con el Presidente, para impedir la temida foto con él, cumplió con su primera asistencia a un informe presidencial en el actual sexenio. Presentes también en el acto estuvieron los gobernadores perredistas Amalia García de Zacatecas y Zeferino Torreblanca de Guerrero.
Es muy difícil pedir unidad cuando el informe, el verdadero informe, el que espera la población, se tiene que dar un día después de la entrega por mensajero del documento escrito al Congreso. O cuando la Cámara de la Industria de Radio y Televisión manda un documento a sus afiliadas que "recomienda que las estaciones de radio y televisión que tengan cobertura en los estados de Coahuila y Tabasco no transmitan el mensaje debido a los procesos electorales locales en que se encuentran actualmente". Por lo pronto, Televisa mandó el mensaje al canal 9 y TV Azteca al 40.
El presidente Calderón tomó la decisión en su mensaje de mirar hacia el futuro y no a un desastroso pasado inmediato. Es una decisión acertada. Pero ante la debilidad política de su partido y la crispación del medio político, parece muy difícil llevar a cabo un programa ambicioso de reformas, sobre todo cuando algunas, como la hacendaria, la política y la energética, supuestamente ya se habían hecho.
Faltistas
Ochenta y dos diputados de 499 no pasaron lista en la sesión inaugural de la LXI Legislatura el 1o. de septiembre. De los senadores, más cumplidos, 10 de 128 no se presentaron. Si esto ocurre el primer día de trabajo, después de cuatro meses de vacaciones para los senadores, podremos imaginar lo que sucederá cuando las sesiones se vuelvan rutina.
Nadie puede objetar las 10 reformas de fondo que pidió el mandatario ayer en su mensaje a la nación: combatir la pobreza, dar una cobertura universal de servicios de salud, lograr una educación de calidad, realizar una verdadera reforma hacendaria, hacer más eficientes los monopolios gubernamentales en energía, generar competencia en las telecomunicaciones, modernizar la legislación laboral, reducir trámites gubernamentales, profundizar la lucha contra el crimen especialmente en el fuero común y realizar una verdadera reforma política. El problema es que estas mismas reformas se han venido demandando desde hace décadas sin resultados.
En un discurso de una hora y cuarto, el presidente Calderón pidió la construcción de una gran alianza entre quienes conforman el Estado para llevar a cabo estas reformas. Es quizá una petición vana en el ambiente actual de México.
Las divisiones de la clase política estuvieron de manifiesto ayer en Palacio Nacional. Mientras los panistas aplaudían al viejo estilo priista, las ausencias mostraban las heridas del sexenio. Faltaban conspicuamente los gobernadores de Michoacán, Leonel Godoy, del PRD, hasta hace poco aliado del Presidente, y de Oaxaca, Ulises Ruiz, del PRI. Tampoco estaba el presidente del Senado, el perredista moderado Carlos Navarrete, cuyo lugar fue tomado por el senador panista Ricardo García Cervantes. No estaban todos los priistas, pero sí Beatriz Paredes y Francisco Rojas.
Un grupo de diputados perredistas y petistas, encabezados por Gerardo Fernández Noroña y entre quienes se contaba Jaime Cárdenas, el ex consejero del IFE, trató de llegar a Palacio Nacional, pero fue rechazado por elementos de policía con un jaloneo. En contraste, Marcelo Ebrard cruzó el Zócalo a pie entre el Palacio del Ayuntamiento y Palacio Nacional; y si bien evitó el contacto con el Presidente, para impedir la temida foto con él, cumplió con su primera asistencia a un informe presidencial en el actual sexenio. Presentes también en el acto estuvieron los gobernadores perredistas Amalia García de Zacatecas y Zeferino Torreblanca de Guerrero.
Es muy difícil pedir unidad cuando el informe, el verdadero informe, el que espera la población, se tiene que dar un día después de la entrega por mensajero del documento escrito al Congreso. O cuando la Cámara de la Industria de Radio y Televisión manda un documento a sus afiliadas que "recomienda que las estaciones de radio y televisión que tengan cobertura en los estados de Coahuila y Tabasco no transmitan el mensaje debido a los procesos electorales locales en que se encuentran actualmente". Por lo pronto, Televisa mandó el mensaje al canal 9 y TV Azteca al 40.
El presidente Calderón tomó la decisión en su mensaje de mirar hacia el futuro y no a un desastroso pasado inmediato. Es una decisión acertada. Pero ante la debilidad política de su partido y la crispación del medio político, parece muy difícil llevar a cabo un programa ambicioso de reformas, sobre todo cuando algunas, como la hacendaria, la política y la energética, supuestamente ya se habían hecho.
Faltistas
Ochenta y dos diputados de 499 no pasaron lista en la sesión inaugural de la LXI Legislatura el 1o. de septiembre. De los senadores, más cumplidos, 10 de 128 no se presentaron. Si esto ocurre el primer día de trabajo, después de cuatro meses de vacaciones para los senadores, podremos imaginar lo que sucederá cuando las sesiones se vuelvan rutina.
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