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sábado, 26 de septiembre de 2015

PEÑA NIETO es un hombre INDIGNO gobernante: EURODIPUTADO Javier Couso : EPN está ACABADO

PEÑA NIETO es un hombre INDIGNO gobernante: EURODIPUTADO Javier Couso : EPN está ACABADO

EPN es un hombre y gobernante indigno; Ejército opera contra movimientos sociales: eurodiputado


AYOTZINAPA HAY QUE VERLO EN EL CONTEXTO DE LA EMBESTIDA CONTRA EL PUEBLO; DEBEMOS UNIRNOS PARA DEFENDER LA VIDA: MONTEMAYOR

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DERECHOS HUMANOS


Por: Redacción Revolución / 26 septiembre, 2015

(25 de septiembre, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- “Ya estaba planeada la actividad, Bernardo era el encargado. Yo, A y F fuimos de voluntarios, le dijimos te acompañamos, te echamos la mano. No hay gente, dice, hay puro de primero y me agüita porque no saben los compas. Los de segundo ya sabemos. A la vez yo también tenía ganas de ir, pero me ponía a pensar, sentía que algo iba a pasar. Se me venía que iba a haber seguramente una represión antimotines, eso me imaginé. Fue donde me dieron ganas de decir no, pero dije sí. Voy porque iba mi cuate paisano, “el Kínder”, el más chaparrito, por eso me les pego y voy con ellos. En el transcurso del camino nunca pensábamos que eso fuera a pasar, todos íbamos alegres, echando desmadre, relajo, alegres con los choferes, jugando, cruzando de un chofer a otro”, relata G, estudiante de Ayotzinapa en un fragmento extraído del Cuarto Informe realizado por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).

“Ayotzinapa es la gota que colmó el vaso de una situación gigantesca de impunidad generalizada. Peña Nieto es un presidente indigno que no cuida a su población, y por ello insiste en el olvido; soy familiar de un periodista asesinado en Irak por militares estadounidenses, sé muy bien que el tener la memoria, el no olvidar, es la única manera de poder reparar. Ese señor (Peña Nieto) quiere pasar página porque en su mandato también han habido miles de desaparecidos, me parece un hombre y gobernante indigno absolutamente”, afirma en entrevista para Revolución TRESPUNTOCERO el diputado del Parlamento europeo, por el partido Izquierda Unida, Javier Couso.

Cuando los expertos del GIEI llegaron por primera vez a Ayotzinapa, Guerrero, la primer frase fue: “vinimos a buscar la verdad”, pronunciación del Doctor e investigador Carlos Beristain, miembro de la comisión enviada para el estudio del caso. Nuevamente ha recordado esas palabras y explica a Revolución TRESPUNTOCERO: “tenemos la verdad hoy, pero faltan muchas más partes de esta, principalmente qué fue lo que pasó con los jóvenes normalistas, a dónde fueron llevados y cuál ha sido su destino. Toca averiguar qué sucedió después que los detuvieron, porque aún no tenemos la certeza, se necesita retomar hechos para que exista una investigación efectiva y logremos la verdad total del caso. Porque el hecho conmovió a México, pero también removió la conciencia internacional con respecto a la situación de los Derechos Humanos. El nivel de atrocidad en esta tragedia es indescriptible, hablamos de un ataque masivo tan indiscriminado hacia un grupo de 43 jóvenes en una noche aciaga, en donde todos los relatos giran torno a la violencia padecida, la cual fue tan brutal que generó una crisis”.

La desaparición forzada es uno de los crímenes que más repugnan a la conciencia mundial por la crueldad y el desamparo al que somete a sus víctimas y el sufrimiento que impone a sus seres queridos. En México miles de familias han conocido y padecido el horror de las ausencias forzadas, sufrimiento que no se detiene.

En la última década más decenas de miles de familias han recorrido un camino largo y tortuoso en busca de la verdad sobre lo que pasó con aquellos que se han ido, que han desaparecido de manera impuesta. El más reciente y emblemático caso: la noche/madrugada de viento y tormenta del 26 y 27 de septiembre de 2014, aquel que se ha hecho inmortal y ha dejado la huella de un manantial de lágrimas que miden la tragedia, ya no sólo de 43 padres, sino de un país que vive una práctica sistemática constitutiva de un crimen de lesa humanidad.

Contraria a la llamada “verdad histórica”, el 10 de diciembre del año pasado y en menos de tres meses, los científicos Jorge Antonio Montemayor Aldrete, del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y Pablo Ugalde Vélez, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), demostraron científicamente que la versión de la PGR que aseguraba que los 43 normalistas desaparecidos fueron incinerados por narcotraficantes en el basurero de Cocula era imposible. Un mes después plantearon una hipótesis científica que se centró en los crematorios privados y del Ejército, donde “probablemente” habrían sido llevados los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa.

El 6 de septiembre pasado, por segunda vez, “la verdad histórica” del Estado, ratificó su falsedad. Ante un centenar de medios de comunicación, el dolor, el coraje y la indignación de los padres se inmortalizó en el ya reconocido mundialmente: ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos… presentación con vida de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, ante el crimen de Estado ni perdón ni olvido… justicia! Silencio… segundos después… ¡Fue el Estado! ¡Fue el Estado! ¡Fue el Est…! Interrupción, por favor, pedimos mantengamos el respeto, se escuchó en el micrófono. Los padres completaron la frase y después callaron, a la espera que el cuarto informe anunciara varios pasos más hacia la verdad, con esto avanzamos más para conocer dónde están nuestros hijos, dijo una madre.

Pero México es la tierra de las contradicciones. Adherido a una serie de organismos defensores de Derechos Humanos, con una gran cantidad de instituciones protectoras y al mismo tiempo de investigación de tragedias (secuestros, desapariciones forzadas, homicidios), bastaron sólo 120 minutos para desaparecer 43 estudiantes. Este ejemplo de omisión de la verdad, será recordado como “el 68 y 71 del siglo XXl”.

A lo anterior se suma el hecho de que en este país los crímenes los resuelven los mismos que aseveraron que los normalistas fueron incinerados en Cocula. Aquellos que pertenecen a la PGR dedicada a investigaciones chapuceras, cuyo fin principal son los resultados inmediatos por medio de la manipulación de las pruebas, lo que ha facilitado desmentir el calificado “montaje histórico”.

Aseverar que Ayotzinapa no es un caso aislado, no es lugar común. El ataque a normalistas nunca lo ha sido. Sin embargo, poco ha sido el análisis de los años anteriores; el 12 de diciembre de 2011, durante un bloqueo en la Autopista del Sol a la altura de Chilpancingo, los estudiantes Jorge Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús, de la Normal de Ayotzinapa, fueron asesinados en un operativo llevado a cabo por policías federales, ministeriales y estatales. Para acabar con la protesta, los jóvenes fueron atacados con armas de fuego por ambos lados de la carretera.

Otros 41 jóvenes fueron detenidos y por lo menos otros tres resultaron heridos. Las demandas de los estudiantes tenían que ver con cuestiones académicas. Los días 11 y 12 de noviembre de 2013, en dos incidentes distintos, los normalistas también fueron atacados por policías de Guerrero. El 11 de noviembre, los normalistas fueron golpeados por policías estatales bajo las órdenes del entonces secretario de Seguridad Pública de Guerrero, Javier Lara Montellanos. Para evitar que tomaran autobuses, los policías se quedaron cerca de la estación de Iguala. Los normalistas respondieron a las agresiones con pedradas.

Al día siguiente, alrededor de 200 policías antimotines dispersaron a jóvenes normalistas en las afueras de Chilpancingo para evitar que se llevaran camiones de pasajeros. Para ello, también utilizaron gases lacrimógenos (lo que afectó a alumnos de un jardín de niños ubicado a 50 metros de los hechos). Varios normalistas fueron afectados también por gases y golpes. Los policías antimotines permanecieron varias horas más en zonas cercanas a la central de autobuses.

Los estudiantes de la Normal no asistían a Iguala con frecuencia. La única ocasión en que los normalistas de Ayotzinapa tuvieron relación directa con el gobierno de José Luis Abarca fue el 3 de junio de 2013, cuando participaron en una movilización frente al Palacio Municipal, por la desaparición cuatro días antes, de los líderes de la Unidad Popular, de los cuales tres fueron asesinados. El 7 de enero de 2014, otros dos estudiantes de la Normal Isidro Burgos: Freddy Vázquez y Eugenio Tamarit, murieron al ser embestidos por un camión mientras boteaban en la carretera federal Acapulco-Zihuatanejo. Otros estudiantes resultaron heridos durante el hecho.

En septiembre del 2014 la violencia se recrudeció. La investigación independiente divulgada por el GIEI, con 560 páginas da detalles, mapas y gráficos, aseguran la ausencia de evidencias de que un fuego de esa magnitud hubiera ocurrido y de que los estudiantes hayan sido incinerados en un basurero. Además se reafirma que las autoridades no hicieron todo lo posible para localizar a los estudiantes.

Los nuevos datos dan cuenta de un quinto camión que nunca fue dado a conocer por las autoridades. Este dato toma importancia, en principio, porque la PGR en un aparente acto de “descuido” niega su existencia para después pasar a un aparente desinterés sobre la información. Esta omisión resaltó más su importancia, ya que es uno de los principales móviles por el cual se desata la violencia; pone en alerta a las policías de Iguala que son quienes perpetraron los ataques orale hijos de la chingada para qué vinieron aquí a hacer sus desmadres pero ahora sí no vamos a permitir que los hagan, les gritaban los elementos. “Nosotros descubrimos que hacía falta un bus por analizar, los normalistas habían dicho que eran cinco y PGR sólo había dado conocer cuatro, era una Estrella Roja que no se encontraba dentro del expediente se había hablado de un bus que había salido pero que había sido destruido inmediatamente después, pero verificamos que no era verdad es un dato que nos llamó poderosamente la atención pedimos que se investigara que se tomará declaración al chofer, la cual era contraria a la proporcionada por los normalistas que señalaron cómo salieron fuera de la ciudad; la inexistencia de ese bus nos lleva sospechar que había elementos qué podrían tener relación con el caso”

Por otra parte, la investigación del contexto de la relación que tiene la ciudad de Iguala con Chicago (una ruta de transporte de droga y tráfico de estupefacientes), da cuenta de la hipótesis sobre la utilización de algunos autobuses para traslado de drogas. De éste modo se forma la siguiente línea de investigación: “el negocio que se mueve en la ciudad de Iguala podría explicar la reacción extremadamente violenta y el carácter masivo del ataque’”, asegura Beristain.

Aunque distintos medios dieron a entender que “había desaparecido”, lo cierto es que nunca se especificó si este transporte fue recuperado por la compañía o simplemente se “perdió” y hasta hoy no existe rastro de éste. A pesar de fuera así, la compañía no manejó ningún tipo de denuncia por esta pérdida (que no era mínima). Sin embargo el GIEI tampoco averiguó si existe relación entre las compañías de transporte que operan en Iguala, con las relacionadas en Estados Unidos y el trasiego de heroína.

El científico Jorge Montemayor Aldrete, plantea a este medio sobre la anterior hipótesis, una nueva; “siendo el narcotráfico una herramienta de los Estados Unidos para crear inestabilidad, pánico, pavor y disgregación social, se podría pensar con este marco general con respecto al planteamiento del quinto camión, que puede ser una forma de dar una salida ligera a favor del gobierno, en el sentido que se propone la culpabilidad del crimen organizado. Desde mi punto de vista, esta fue una operación militar y todo el desarrollo del caso que se dio en las distintas etapas, fue una acción ordenada por Peña Nieto”. El trabajo de los científicos Pablo Ugalde y Montemayor fue fundamental para imponer un cuestionamiento al gobierno y a su verdad la cual con pruebas científicas, fueron los primeros en derribarla.

Montemayor Aldrete propone abrir la averiguación y observar los cauces técnicos y jurídicos que se requieren cubrir para empezar la averiguación de nuevo, tomando en cuenta los elementos que demuestran que se quisieron burlar del pueblo y de la nación. Propone una nueva averiguación desde cero en donde estén presentes peritos de distintas áreas, distintas organizaciones, dándose así un proceso abierto. “La procuradora Areli Gómez dice que van a tomar en cuenta los elementos aportados por el grupo de especialistas, todavía se duda de tomarlos en cuenta cuando está en juicio la manera en que trabajo la PGR, además se encarga al acusado que averigüe si el acusado entregó una averiguación cierta lo cual es totalmente improcedente e inaceptable; además las declaraciones que hizo Peña Nieto recientemente sobre que está interesado en conocer la verdad, demuestran que está admitiendo implícitamente que toda la averiguación de la PGR es falsa”.

Sobre este punto, Couso, también integrante de la comisión parlamentaria europea que lleva y analiza el caso de Ayotzinapa, declara que en estos momentos ellos también están pidiendo la verdad, reparación y justicia, que es con lo que debe cumplir; “ya que México presume de ser un Estado moderno debe hacerlo ya, porque luego de hacer las pesquisas y que los informes internacionales de todas las organizaciones, (porque no es sólo una de las que son utilizadas para desestabilizar países), es una verdad generalizada que apoyan a los expertos quienes están diciendo que no se pudieron quemar los cuerpos. Entonces, ¿qué está pasando? Hay un encubrimiento por parte de este señor (Peña Nieto). Lo único que debe de hacer es dar la verdad, todas las garantías e instrumentos a los profesionales y científicos de México. Pero, es evidente que no existe una decisión política para generar resultados. y es por eso que nosotros tendremos que sospechar que si no hay intención que se sepa lo que pasó en Ayotzinapa, es porque las implicaciones deben de ser gravísimas incluso a instancias gubernamentales”.

Por su parte el Doctor Jorge Montemayor visualiza una posición del gobierno en la que podría no aceptar los dictámenes del grupo de especialistas, afirmando nuevamente la intervención de los militares en el caso. Asevera que “Gobernación ya lo ha dicho en distintas ocasiones, que no va a aceptar que se interrogue a todos los militares del 27 batallón, cuando no sólo a ellos se debe interrogar, sino a todos los mandos superiores hasta llegar al General Cienfuegos y más arriba, a quien corresponda. No parece que esto sea posible y opte solamente por cumplir por mera apariencia; va a seguir abriendo la brecha de un gobierno traidor a la patria. Sin embargo, el pueblo va seguir insistiendo, porque esto es mucho más fuerte que el 68 y eso no lo entiende el gobierno mexicano, lamentablemente. Porque las represiones con este gobierno van a seguir. Como muestra tenemos la compra de armamento 40 veces más que en años anteriores, si eso nos dice que se está preparando para reprimir a nuestro pueblo, qué otra cosa podemos pensar”.

El eurodiputado asegura que el hecho que México mantenga a su ejército en las calles, es una situación “gravísima”, ya que éste debe limitarse a cuidar las fronteras y ser una contención hacia el exterior, nunca al interior. Pero, con esa desestabilización que está sufriendo en México desde hace muchos años, comenta Couso, en la cual se ha incorporado el Ejército en una lucha, en teoría, contra las drogas (debido a los aspectos con que se maneja la situación), nos hace suponer que una parte de estas operaciones se dirigen también a la contrainsurgencia, pero no a la insurgencia armada, sino a los insurgentes civiles, es decir, contra los movimientos sociales.

En ese apartado, los normalistas coinciden en que los policías de las patrullas llevaban mejor equipo que el habitual de la policía municipal; llevaban casco, pasamontañas, ropa de manga larga, codera, rodillera, chalecos y guantes. Según otros testigos, los disparos, si bien se concentraron en algunos momentos, duraron bastante tiempo.

“Mientras escuchaba gritos en la parte de afuera, quienes les decían que no dispararan, que eran estudiantes y demás palabras obscenas, durando el ataque como un minuto aproximadamente. Después, en cuanto escuché que ya no había disparos, lo que hice fue bajarme del autobús para esconderme en la parte de abajo del mismo y de nueva cuenta como al minuto se empezaron a escuchar disparos y gritos por parte de los estudiantes, pero ya en esta ocasión los disparos se escuchaban a lo lejos y algunos se escuchaban como pegaban sobre alguna pared y ya no sobre el autobús, durando esto aproximadamente una hora”, declaró HBCS, chofer Costa Line 2012.

Couso afirma: “a mí lo que me preocupa al ver revisado los informes y las últimas declaraciones, es que el Ejército no hubiera acudido en ayuda de sus ciudadanos sabiendo lo que sucedía, de acuerdo a la inteligencia militar. Además, saber que la policía municipal estaba totalmente integrada o penetrada por el narcotráfico. Eso ya sólo por sí mismo tendría que ser depuradas las responsabilidades. Qué pena da un ejército que permite que se asesine a sus nacionales. Es por ello que la comunidad internacional espera respuestas y por supuesto que va exigirlas, porque esos militares no actuaron en el cumplimiento de su deber de salvaguardar la vida de los ciudadanos mexicanos”.

Beristain explica que “aunque el gobierno insiste en que se busque nuevamente en el basurero de Cocula, consideramos que ya no hay nada que buscar. Toda la evidencia fue recogida y trasladada la PGR. Lo hemos probado todo de forma científica. Considero que la confesión que dieron los inculpados no tiene ningún sustento frente a nuestra investigación. Las autoridades deben buscar otras hipótesis del destino de los normalistas porque eso va reorientar la investigación. El interrogatorio a los militares sigue siendo una pieza clave; ellos tienen tres participaciones aquella noche: vigilaron a los normalistas, los siguieron y tenían información de lo que estaba sucediendo. Sabían que solamente estaban boteando. Antes de llegar a Iguala, los militares estuvieron presentes y transmitieron toda la información a sus superiores en los otros escenarios donde se encontraban los buses, porque ahí también había militares presentes como supuesta “vigilancia”, observando todo lo que pasaba. Después estuvieron presentes en determinados lugares resguardándolos (esto de manera posterior cuando se habían terminado los ataques). También fueron los primeros que llegaron al lugar del camino del Andariego, donde apareció el cuerpo de Julio César Mondragón. Por todo ello consideramos que los testimonios de estos militares son tremendamente relevantes para la investigación. Por eso hicimos numerosas peticiones para completar y empatar estos datos, pero no se quieren testimonios escritos, porque de esa forma no aportan nada”.

El eurodipuado, coincide con Montemayor asegurando que se debe presionar. No sólo las instancias internacionales, sino también el pueblo de México, quien debe de exigir a Peña Nieto resultados tan contundentes como los aportados por los científicos porque; “si un presidente cree más en la declaración de un narcotraficante, que en los expertos internacionales y nacionales, nos damos cuenta de una actitud dudosa; el presidente mexicano tiene la posibilidad de demostrarnos verdad, entonces que se ponga a trabajar, porque si no lo hace tendremos que pensaba que está ocultando algo”.

El testimonio de los jóvenes sobrevivientes demuestra que en los distintos ataques en los diversos puntos de la ciudad todos tenían las mismas características; los policías enfocaban con linternas, los patearon, golpearon, los tiraron al piso, diciéndoles: no saben dónde se vinieron a meter, muy machitos para hacer eso, aguántese. Quien aporta la declaración refirió que recibió un disparo en la huida y se puso su propia camiseta en la herida para contener la hemorragia.

Cuando le dieron el balazo yo marqué al 066. Oye, necesitamos una ambulancia en Iguala, en Bodega Aurrera, por Juan N. Álvarez, cerca del cuartel de los militares. Me dice la operadora seguramente está jugando, ¿cómo cree?, no, señorita, acaban de balacear a mi compañero. No le creemos, se escucha que están en una fiesta, pero se escuchaban los balazos. Y me colgó. Le marqué a mi prima, una de Iguala, oye nos balacearon en Iguala, ayúdame, mándame a la ambulancia”, dice en su testimonio ante el GIEI el normalista G.

“En ese transcurso no llegó ni un perito, no llegó ni un agente del ministerio público, ni gente de otro cuerpo policíaco, ni el Ejército mexicano estuvo presente en ese momento. Nada. Y a poca distancia está el cuartel de los militares. Obvio que debe de haber reacción para ver qué situación se está enfrentando, o de qué se trata, ellos como militares tienen que ver por… para eso están, para resguardar la seguridad. Ninguna presencia de ellos, de hecho nos dejaron completamente solos”, dice el normalista TC en testimonio ante el GIEI.

Couso asegura que él y millones más en el mundo siguen transmitiendo apoyo a los padres, asegura que por su parte siempre que se reúne la delegación parlamentaria que tiene relaciones con México, se le da puntual seguimiento porque “se trata de no perder las fuerzas y seguir presionando a nivel internacional, porque esto nada más es la punta del iceberg de una situación de criminalidad y sobre todo, de impunidad legalizada de un gran país como México. Yo sé que por desgracia, estas personas han sido torturadas y desaparecidas y posiblemente asesinadas. Los estudiantes deben ser el símbolo que retuerza la conciencia de la sociedad mexicana, para que encuentren una senda de la verdadera democracia, porque está solamente cuando el Estado no está penetrado por el narcotráfico y cuando el Estado es garante de su población que realmente existe la democracia, porque sin justicia y con impunidad nunca podrá existir la democracia”.

El vocero de los padres de los 43, Felipe de la Cruz, asegura que para ellos es muy importante que los científicos sigan trabajando hasta encontrar a los jóvenes o la realidad de lo que pasó ese 26 de septiembre; “Como la mentira del gobierno quedó exhibida ahora busca justificarla, pero sus estudios han quedado en entredicho. Hoy ya no hay marcha atrás, la verdad está escrita en ese informe y haga lo que haga gobierno de México no contará para nosotros a menos que esté fundamentado científicamente. Desde que estuvimos con Enrique Peña Nieto en la presidencia le manifestamos que el gobierno de México ha encubierto y resguardado las puertas del batallón por temor a que se descubran otras cosas, porque de antemano sabemos que el Ejército ha sido el brazo ejecutor de todos los mandatarios que han dirigido México y hoy con los resultados sabemos que no nada más fueron los militares y la policía municipal, hoy se da cuenta que la federal, la estatal y la ministerial participaron en toda esta acción. Por eso fue un crimen de Estado y de lesa humanidad”.

Describir a Guerrero, es hacerlo desde una división entre dos tipos de historias radicalmente reñidas: la primera es la de las ideas (la oficial), la que crean y cuentan los caciques, la que pertenece a los capitales nacionales y extranjeros, que construyen megaproyectos, mineras, hidroeléctricas, complejos turísticos. La segunda ha sido (como la primera desde antes de Lucio Cabañas), la historia de las mentalidades, la escondida, la de los de abajo, aquella que ha ido más allá de lo político, social o económico y que está más cerca de los sistemas culturales, de los sistemas de creencias y de los sistemas de valores y de lucha.

Una que existe en la clandestinidad, que ha sabido hacerse de un sitio para ser reconocida por medio de la resistencia social, la desobediencia civil, la disidencia política reprimida por el Estado mexicano y, en las últimas décadas, con mayor presión de los grupos delincuenciales que han hecho de Guerrero un territorio de ruta exclusiva para todo tipo de drogas.

Los estudiantes de las normales rurales son la amalgama que une a estas dos historias; así por medio del desconocimiento hacia los poderes públicos represores que han masacrado al pueblo, así por medio de las constantes protestas y voces cada vez más fuertes y con impacto más allá de sus límites geográficos. Esta historia clandestina escala hacia la superficie y reta a la oficial, a la opresora y la pone en evidencia.

La Normal Isidro Burgos persiste como una representación de esas normales rurales que sobreviven como importantes instituciones que han sido abandonadas, y con frecuencia atacadas por el gobierno. Sin embargo, su terquedad posee aires épicos, que al mismo tiempo sostienen la voluntad de persistir reflejada en las dramáticas acciones de sus alumnos que se han comprometidos con la preservación de estas instituciones. Las constantes luchas estudiantiles no son de hoy o de ayer, tienen orígenes de varias décadas atrás que al mismo tiempo surgen y forman parte de un proyecto revolucionario.

¡Gobierno fascista que matas normalistas! Los enterraron sin saber que eran semillas que germinarían en toda la nación.

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