Tu país
Lo peor de todo es que sientes que la violencia que reina en tu país te está pisando los talones.¡Cuántas cosas extrañas suceden últimamente en tu país! Acontecen en tan corto lapso y son tantas, que no tienes tiempo ni capacidad para procesarlas todas. No hay día en que tu país no amanezca con una noticia aterradora, o aparecen decapitados muy cerca del aeropuerto o la PGR encuentra arsenales con armas de alto poder y granadas de fragmentación, no nada más en la Portales , sino en casas de estilo colonial de zonas residenciales como San Ángel, Pedregal y Coyoacán. Lo peor de todo es que sientes que la violencia que reina en tu país (Tijuana, Tamaulipas, Michoacán, etcétera, etcétera) te está pisando los talones. Así de cerquita la sentiste el viernes pasado; era un poco antes de las 3:00 de la tarde cuando de pronto escuchaste un estallido. Por un momento pensaste que aquel ruido tan ensordecedor lo había provocado, una vez más, una paloma que se había posado ingenuamente en el transformador de la luz que se encuentra justo enfrente de tu departamento, tal como había sucedido hacía dos semanas. “Pobrecita, otra que estalla como una vil paloma, de ésas que están llenas de pólvora”, pensaste instalada ante tu computadora. En seguida te pusiste de pie y te asomaste por los grandes ventanales para ver si desde de allí (tercer piso) descubrías el cuerpo de la paloma toda desplumada, como aquella que yacía, apenas hace unos días, al pie del poste. No viste nada más que un par de enamorados que no dejaban de besarse, bajo un Sol espléndido, en una de las bancas de la Plaza Río de Janeiro. No obstante, lo que más te llamó la atención fue que no se hubiera ido la luz. Feliz por contar con el fluido eléctrico, retomaste tu trabajo, como si nada hubiera ocurrido. Veinte minutos después, sonó el teléfono: “¿Ya te enteraste que estalló un bomba muy cerca de la casa?”, te preguntó tu marido que en todo está. Te quedaste helada. Con la boca seca y la mirada perdida, preguntaste:
- ¿Cuál bomba?
- La que estalló en Monterrey esquina con Chapultepec, a cinco cuadras de la casa.
- ¿Y quién la puso?
- Todavía no se sabe. O fueron los narcos grandotes o fueron los narcos chiquitos. El caso es que fue muy cerca de la sede de la Secretaría de Seguridad Pública del DF.
No supiste qué decirle más. De hecho, los dos se quedaron callados y fue él el que interrumpió el silencio.
- ¿Ya comiste?
– Sí, un “puchero” con pollo y muchas verduras.
- Bueno, nos vemos en la noche. Cuídate...
Colgaste el teléfono con el alma en un hilo. “¿Qué le pasa a mi país?”, te preguntaste. “¿Por qué no lo sabrán gobernar?, ¿por qué lo han deteriorado a ese grado?, ¿por qué no existirá trabajo de inteligencia?, ¿por qué nadie tiene idea de lo que pueda acontecer?, ¿por qué nunca se resuelven ni los casos simples de violencia ni mucho menos los complejos?, ¿por qué últimamente los ciudadanos nos sentimos tan vulnerables?, ¿qué más faltaría para que pongan una bomba en algunos de los vagones del Metro a las 3:00 de la tarde y en un día de quincena?, ¿sabrá, el flamante secretario de Gobernación, dónde se encuentran las calles de Monterrey?, ¿se llegará aclarar este bombazo antes de que suceda el próximo?, ¿terminarán poniendo una bomba en Saks, en uno de los colegios de los Legionarios de Cristo, en el cine platino de Antara o en el hoyo 18 del campo de golf del Club Chapultepec? Si el estruendo de este bombazo fue tan fuerte, ¿cómo es posible que los novios de la Plaza Río de Janeiro no se hubieran ni siquiera inmutado? Con tanta violencia e inseguridad, ¿querrán todavía las parejas de enamorados encontrarse en los parques de la ciudad?, ¿y las palomas...?, ¿y las palomas...?”, te preguntabas angustiada.
Lo que más te aterra respecto a tu país es que ya no entiendes nada. A pesar de todas tus lecturas que hablan del tema de la violencia, continúas haciéndote bolas con los nombres de los cárteles, con los apodos de los narcos y con los nombres de las armas. No sabes si el “cuerno de chivo” es el nombre de un narco o de un arma de fuego. No sabes si una bomba casera se hace con una receta o con unas instrucciones que se encuentran en internet. No sabes qué hacer, si tomarte un Valium o un Losec. Si ir con el sicoanalista o con una cartomanciana. No sabes nada. Estás en el limbo y además ya no existe. Estás en la nada, igual que el secretario de Marina, Francisco Saynez Mendoza, quien a raíz de la bomba aseguró que todo el mundo se acostumbra a las bombas, se pierde la capacidad de asombro. Así es que ya sabes, vete acostumbrando a los bombazos de la ciudad, incluso, aquellos que estallan en la colonia Roma, muy cerquita de tu casa. Ya no tengas capacidad de asombro. En otras palabras... que lo que suceda en tu país en materia de violencia te valga madres, que no te importe, que te tenga sin cuidado, que se te resbale, que ni te acuerdes, que ni te asombres y mandes todo por un tubo... A partir de ahora, los ciudadanos de tu país deberán conjugar, en todos los tiempos, el verbo acostumbrarse: yo me acostumbro, tú te acostumbras, nosotros nos acostumbramos y ustedes se acostumbran a que estallen bombas...
Consignas aparte, temes que tu país ya no pueda más. Que se rompa el hilo por lo más delgado. Cuántas veces no te has dicho lo mismo. Desde hace más de 20 años recurres a las mismas conclusiones y parece que nada cambia... La misma corrupción, la misma impunidad, la misma mediocridad, la misma falta de credibilidad en las instituciones, la misma falta de esperanzas, el mismo pesimismo, los mismos políticos, los mismos conflictos electorales, los mismos “carros completos del PRI”, los mismos fraudes, los mismos problemas de Pemex, las mismas promesas incumplidas, las mismas declaraciones huecas, los mismos líderes sindicales, los mismos ricos, la misma pobreza, la misma injusticia, el mismo pobre campo mexicano, el mismo problema de desempleo, el mismo conflicto con los inmigrantes, si a todo esto le sumamos el nuevo crimen organizado y los nuevos cárteles, cuál es el resultado: ¡bombas en la ciudad que supuestamente debieron de haber sido colocadas en el Metro de Insurgentes!
Pero no te preocupes... Al fin que te falta poquito para que te vayas acostumbrando de más en más a la violencia de tu país. Olvídate de los enamorados de la Plaza Río de Janeiro, de las palomas, de las campanas de la Sagrada Familia y de tu tranquilidad que se respira en tu maravilloso loft, cuyos intereses de tu hipoteca también te quitan el sueño.
Hasta el próximo bombazo...
gloaeza@yahoo.com
- ¿Cuál bomba?
- La que estalló en Monterrey esquina con Chapultepec, a cinco cuadras de la casa.
- ¿Y quién la puso?
- Todavía no se sabe. O fueron los narcos grandotes o fueron los narcos chiquitos. El caso es que fue muy cerca de la sede de la Secretaría de Seguridad Pública del DF.
No supiste qué decirle más. De hecho, los dos se quedaron callados y fue él el que interrumpió el silencio.
- ¿Ya comiste?
– Sí, un “puchero” con pollo y muchas verduras.
- Bueno, nos vemos en la noche. Cuídate...
Colgaste el teléfono con el alma en un hilo. “¿Qué le pasa a mi país?”, te preguntaste. “¿Por qué no lo sabrán gobernar?, ¿por qué lo han deteriorado a ese grado?, ¿por qué no existirá trabajo de inteligencia?, ¿por qué nadie tiene idea de lo que pueda acontecer?, ¿por qué nunca se resuelven ni los casos simples de violencia ni mucho menos los complejos?, ¿por qué últimamente los ciudadanos nos sentimos tan vulnerables?, ¿qué más faltaría para que pongan una bomba en algunos de los vagones del Metro a las 3:00 de la tarde y en un día de quincena?, ¿sabrá, el flamante secretario de Gobernación, dónde se encuentran las calles de Monterrey?, ¿se llegará aclarar este bombazo antes de que suceda el próximo?, ¿terminarán poniendo una bomba en Saks, en uno de los colegios de los Legionarios de Cristo, en el cine platino de Antara o en el hoyo 18 del campo de golf del Club Chapultepec? Si el estruendo de este bombazo fue tan fuerte, ¿cómo es posible que los novios de la Plaza Río de Janeiro no se hubieran ni siquiera inmutado? Con tanta violencia e inseguridad, ¿querrán todavía las parejas de enamorados encontrarse en los parques de la ciudad?, ¿y las palomas...?, ¿y las palomas...?”, te preguntabas angustiada.
Lo que más te aterra respecto a tu país es que ya no entiendes nada. A pesar de todas tus lecturas que hablan del tema de la violencia, continúas haciéndote bolas con los nombres de los cárteles, con los apodos de los narcos y con los nombres de las armas. No sabes si el “cuerno de chivo” es el nombre de un narco o de un arma de fuego. No sabes si una bomba casera se hace con una receta o con unas instrucciones que se encuentran en internet. No sabes qué hacer, si tomarte un Valium o un Losec. Si ir con el sicoanalista o con una cartomanciana. No sabes nada. Estás en el limbo y además ya no existe. Estás en la nada, igual que el secretario de Marina, Francisco Saynez Mendoza, quien a raíz de la bomba aseguró que todo el mundo se acostumbra a las bombas, se pierde la capacidad de asombro. Así es que ya sabes, vete acostumbrando a los bombazos de la ciudad, incluso, aquellos que estallan en la colonia Roma, muy cerquita de tu casa. Ya no tengas capacidad de asombro. En otras palabras... que lo que suceda en tu país en materia de violencia te valga madres, que no te importe, que te tenga sin cuidado, que se te resbale, que ni te acuerdes, que ni te asombres y mandes todo por un tubo... A partir de ahora, los ciudadanos de tu país deberán conjugar, en todos los tiempos, el verbo acostumbrarse: yo me acostumbro, tú te acostumbras, nosotros nos acostumbramos y ustedes se acostumbran a que estallen bombas...
Consignas aparte, temes que tu país ya no pueda más. Que se rompa el hilo por lo más delgado. Cuántas veces no te has dicho lo mismo. Desde hace más de 20 años recurres a las mismas conclusiones y parece que nada cambia... La misma corrupción, la misma impunidad, la misma mediocridad, la misma falta de credibilidad en las instituciones, la misma falta de esperanzas, el mismo pesimismo, los mismos políticos, los mismos conflictos electorales, los mismos “carros completos del PRI”, los mismos fraudes, los mismos problemas de Pemex, las mismas promesas incumplidas, las mismas declaraciones huecas, los mismos líderes sindicales, los mismos ricos, la misma pobreza, la misma injusticia, el mismo pobre campo mexicano, el mismo problema de desempleo, el mismo conflicto con los inmigrantes, si a todo esto le sumamos el nuevo crimen organizado y los nuevos cárteles, cuál es el resultado: ¡bombas en la ciudad que supuestamente debieron de haber sido colocadas en el Metro de Insurgentes!
Pero no te preocupes... Al fin que te falta poquito para que te vayas acostumbrando de más en más a la violencia de tu país. Olvídate de los enamorados de la Plaza Río de Janeiro, de las palomas, de las campanas de la Sagrada Familia y de tu tranquilidad que se respira en tu maravilloso loft, cuyos intereses de tu hipoteca también te quitan el sueño.
Hasta el próximo bombazo...
gloaeza@yahoo.com
Piden arraigo para Tania Vázquez
CIUDAD DE MÉXICO.- La Procuraduría Justicia del Distrito Federal solicitó este miércoles ante un juez penal en turno del Reclusorio Oriente, 30 días de arraigo para investigar a Tania Vázquez Muñoz, presunta cómplice de Juan Manuel Meza Campos, alias "El Pipen". Tania Vázquez es la mujer que de acuerdo con información de la PJDF aparece en una grabación acompañando a Juan Manuel Meza, momentos antes de que le estallara un artefacto, de fabricación casera, que le produjo la muerte el pasado viernes en la Avenida Chapultepec frente al número 364. De ser concedido el arraigo judicial por 30 días, para el inicio de una Averiguación Previa en su contra, Tania Vázquez lo cumpliría en el Hospital Rubén Leñero de la Ciudad de México, lugar en donde se recupera de las lesiones recibidas durante la explosión.
SI LOS POLITICOS NO FUERAN TAN DESGRACIADOS, LA GENTE NO NECESITARÍA VIVIR DEL NARCO
¡Qué dura lección! Utilizar gente de pocos recurso para llenar sus bolsillos..
ésta muchacha puede morir, ojalá que NO...
La cárcel ya sería ganacia para Tania.
Dicen que todo se paga,
la ignorancia de la población es culpa de los gobiernos conservadores, se sienten dueños del conocimiento.
¿Cómo la van a pagar los gobernantes?
Kikka Roja