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lunes, 15 de enero de 2007

Estaba la kikka blogueando cuando... ¡el santos!

¡No que... ni madres! la última vez que saqué una historia de la kikka, se me pasó la mano de lépera... En los tiempos que se enfrentaban en buena lid, panocheros y perredistas en los foros, había verdaderas batallas campales, donde los guamazos sabían a gloria, ningún panista podía con el ingenio y el buen humor de hombres y mujeres de izquierda, todos eso se acabó con la polarización, televisa los empezó a atacar, el cisen espiaba o espia los foros (apenas me enteré que el cisen de Fox fue todo un fracaso) y mucha gente amargada y derrotada a golpes de albur, lanzaba amenazas, (para saber si eran gente con poder), de ahí mi repudio total a televisa. Espero contarles las historias, porque si que las tengo guardadas en el "discoco duro", y porqué no, hacer nuevas historias, lo malo es que la gente tardará mucho tiempo en volver a tomar confianza, todo aquello que fue virtual y con razón, se retorció, la verdad no peca pero incomoda, lo que nunca podré dejar de hacer es burlarme de las ocurrencias hipócritas de la derecha.
Un saludo bien cariñoso para mis amigos de aquellos tiempos, se que algunos siguen valientemente guerreando. les dejo parte de mis archivos favoritos y unos links nuevos, Con dedicatoria al nuevo secretario de Salud, José Ángel Córdova y su abstinencia sexual, que no le encuentren "al don", una maña, porque le va a llover en su milpita.

un blog por México
Espacio de reflexión, análisis y expresión de los aconteceres del México contemporáneo
Mucho más que dos
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esta imagen tiene dueño

CONDONES MARCA SANTOS

http://www.youtube.com/watch?v=1s3-FA5HdU4

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María Luisa Reséndiz y Evo Morales

Ella "es una respetable activista social" desdeñada en el libro Un tal Evo, señalan
Condenan intento por desvirtuar relación entre María Luisa Reséndiz y Evo Morales
LAURA POY SOLANO
Evo Morales y María Luisa Reséndiz, en imagen de archivo Foto: La Jornada Conocida como destacada activista social y férrea defensora de los derechos humanos de las mujeres otomíes, la labor de María Luisa Reséndiz no puede quedar reducida, como pretende un sector de la prensa internacional y la derecha boliviana, "a la historia de una más de las Evas de Evo", denunciaron intelectuales, luchadoras sociales e integrantes de la Unión de Mujeres Indígenas y Campesinas (UMIC) de Querétaro. La escritora Elena Poniatowska; Rosario Ibarra de Piedra, luchadora social y senadora perredista; las actrices Jesusa Rodríguez y Ofelia Medina, así como las activistas de la UMIC, señalan en una carta dirigida a la opinión pública que Reséndiz ­proyectada al escenario internacional por la relación sentimental que sostuvo a principios de los años noventa con el entonces líder cocalero Evo Morales, actual presidente de Bolivia­ "es una respetable activista social que ha sido calificada despectivamente como una Eva de Evo en el libro de reciente publicación Un tal Evo". Esa información "tergiversa la relación de dos luchadores sociales unidos por sus ideales políticos, conscientes del dolor y la pobreza de sus pueblos y la urgente necesidad de acabar con la opresión". Reconocida desde hace 19 años como importante activista en la región otomí de Querétaro, María, como la llaman sus compañeras de la UMIC, conoció a Morales en 1991, durante el Encuentro Intercontinental de 500 años de Resistencia Indígena, Negra y Popular, en Guatemala. En ese momento se inició una larga relación epistolar entre ambos, y en 1993 se concretó una visita del líder indígena a las 30 comunidades vinculadas a la UMIC.Se trataba de una relación limpia entre dos adultos que luchaban por la causa de los pueblos indios, aseguran activistas de la UMIC, pues María siempre ha sido una persona "seria, responsable y muy comprometida con la causa de las mujeres indígenas y la defensa de sus derechos". Destacada por su conocimiento de los problemas en las comunidades rurales marginadas, María, insistieron, promueve la organización como eje de lucha contra la pobreza de indígenas y campesinas.Una dedicatoria de Evo a María en mayo de 1995, con motivo de la publicación del libro La marcha histórica, aseguran, revela la estrecha vinculación que mantenían con las causas indígenas: "Con mucho cariño y afecto revolucionario, este libro para su información de nuestras luchas. Convencidos que hay que resistir para sobrevivir, aunque como seres humanos tenemos derecho a vivir. "Me remuerde muchísimo por no haberte escrito de manera permanente, pero eso no significa olvidarme de México, especialmente de ti, María, yo siempre recordándote desde las miles de concentraciones con nuestros compañeros, hasta de las celdas donde estuve nuevamente. "Gracias a la dura lucha de los compañeros, especialmente de las compañeras, y la solidaridad internacional puedo escribirte. Un saludo especial a tu organización. "Por ello, "la divulgación de un relato bien intencionado del vínculo entre María y Evo ha dado pie a que sectores de la derecha pretendan utilizar esta información para golpear al presidente Morales y desacreditar a María".
Evo, el muchacho. Martina de Miguel Ochoa, integrante de la UMIC, recuerda que, tras el primer encuentro en Guatemala, "invitamos a Evo a venir a México para recorrer las comunidades indígenas en las que trabajamos y conocer cuál era la lucha de los cocaleros". Su visita en 1993, agrega, fue muy importante porque conoció la labor que hacemos las indígenas "y en esa ocasión, concretó su amistad con María, una persona soltera, bien intencionada, seria, responsable, que lo vio como algo normal, porque era Evo, el muchacho, un luchador social como ella". Resaltaron: "no nos gusta que hablen de ella como se ha dicho en Internet. María Luisa no es la Eva de Evo". Su historia personal, insisten, le pertenece a María. Guadalupe Segovia, Adela Frías y Jesús Coca, de UMIC, insistieron: "desde la oligarquía boliviana y sectores de derecha se ha pretendido desvirtuar una relación de amistad entre dos luchadores sociales al difundir una historia mediática desde una visión terriblemente desinformada".



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Resistencia contra el alza a la tortilla

Expresiones de repudio al Presidente por sus políticas "neoliberales y erróneas"
Acciones de resistencia civil contra el alza a la tortilla e importación de maíz
Convocan a más movilizaciones en el DF y Monterrey
Exigirán que renuncie Sojo

EMIR OLIVARES ALONSO
Acción de resistencia civil, ayer sobre la avenida Juárez, contra el alza al precio de la tortilla y contra el gobierno federal panista Foto: Luis Humberto González "La tortilla es patria", fue el enunciado con el que ayer integrantes del movimiento de resistencia civil pacífica culminaron una serie de acciones para protestar contra el incremento en el costo de alimentos básicos, como la tortilla, y las medidas gubernamentales para resarcir el desabasto de maíz en la República, porque de esta forma, dijeron, "se pierde soberanía alimentaria".Mientras por la mañana al menos un centenar de mujeres, encabezadas por la actriz Jesusa Rodríguez, caminaron del Hemiciclo a Juárez al Zócalo capitalino a manera de protesta; por la tarde ciudadanos de diferentes puntos de la ciudad, como la Alameda Central, la Plaza de la Constitución y avenida Revolución, se manifestaron para tal efecto. "La importación empobrece al campesnino" Al grito de "¡Queremos tortillas, no queremos pan!", "¡Sin maíz, no hay país!", "¡No pan, tortilla sí!", "¡El maíz es mi raíz!", "¡Felipe (Calderón), pelele, te escondes en el Ejército y en la tele!", entre otras expresiones, los manifestantes se pronunciaron contra el incremento en la cantidad de toneladas que importará el gobierno federal para evitar el desabasto del grano en el país. "Porque la importación de maíz extranjero (sic) provoca el alza en los precios y más pobreza a los campesinos". Preparan cacerolazo y otras protestas Las actividades de la resistencia civil pacífica en protesta por esas medidas continuarán en el transcurso de esta semana: el próximo martes se citó a las 15:30 horas en el momunento a los Niños Héroes de Chapultepec para marchar hacia la Secretaría de Economía en exigencia de la renuncia del titular de esa dependencia, Eduardo Sojo Garza-Aldape.El próximo miércoles, en diferentes puntos de la capital de la República, como el Hemiciclo a Juárez y el cruce de las avenidas José María Izazaga y 20 de Noviembre ­en el centro de la ciudad­, se efectuará el llamado cacerolazo, en el que se invita a llevar trastos o algún otro instrumento de cocina que pueda hacer ruido.El viernes 19, en la Macroplaza de Monterrey, Nuevo León, se prevé la fabricación de la macrotortilla. Mientras que el miércoles 24 en el Zócalo capitalino se efectuará el Festival por la Tortilla.Integrantes de ese movimiento civil aseguraron que las acciones contra las políticas "neoliberales y erróneas" del presidente Felipe Calderón Hinojosa continuarán en diferentes plazas públicas, mercados y explanadas delegacionales, debido a que "se está permitiendo la pérdida de la soberanía alimentaria".

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sábado, 13 de enero de 2007

El pueblo unido jamás será vencido: Lyrics



Music: Lyrics: El pueblo unido jamás será vencido. MP3
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François Boucq : Dibujo : Ilustrador en México

Expone el francés François Boucq parte de su obra en el Museo de la Caricatura
El dibujo, arma para defender la nostalgia
ANGEL VARGAS
Pedagogie, obra de François Boucq
Para el francés François Boucq, uno de los más importantes ilustradores e historietistas en el panorama internacional, dibujar es una de las más bellas formas de recobrar y defender el derecho a la nostalgia. Ello, explica, porque "todos siendo niños dibujamos para apropiarnos del mundo y entenderlo mejor; sin embargo, al crecer, sólo unos cuantos deciden continuar por ese mismo camino". Abunda: "mi trabajo ha procurado ser siempre el vehículo con el que he buscado recuperar el ánimo, la fantasía y la realidad que rodeaban mi mundo cuando pequeño". De visita nuevamente en nuestro país, el creador francés ofreció anteayer una charla informal en el Museo de la Caricatura, en la ciudad de México, al término de la cual se inauguró allí la exposición Héroes de papel, integrada por una selección exclusiva de 10 de sus obras.Entrevistado, Boucq asume que, aunque injusto, a los dibujantes les conviene que esa disciplina continúe siendo considerada un género menor, como sucede con el cuento en la literatura: "El dibujo es un arte mayor, con todas las de la ley. ¿Pruebas? Sólo basta mencionar lo hecho en ese terreno por Da Vinci y Rembrandt. Que se le considere un arte menor es algo que nos ayuda a los ilustradores, porque nos da la posibilidad de desarrollarnos y tener nuestro espacio de libertad sin que nadie nos restrinja ni acote. "Reconocido principalmente por su creación de Jerome Mouncherot y por la serie de novelas gráficas de Bouncer, escritas por Alejandro Jodorowsky, el ilustrador considera al dibujo como una disciplina mágica, así como un espacio revolucionario. Héroes de papel permanecerá abierta hasta el 15 de febrero, en el mencionado recinto de Donceles 99, Centro Histórico.

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El Cisen : Raymundo Riva Palacio

Espías en conflicto
Guillermo Valdés, politólogo sin experiencia en el ámbito de la inteligencia, será ahora el vigilante civil mayor del Estado mexicano ¿Cuál era la fórmula perfecta para la parte civil de la seguridad del Estado mexicano? Si se necesitaba experiencia, confiabilidad y certidumbre, el dream team tropical lo integrarían Jorge Tello Peón en la Secretaría de Seguridad Pública, Eduardo Medina Mora en la Procuraduría General de la República y Genaro García Luna en el Cisen. Pero todo ese diseño institucional se derrumbó antes de concretarse cuando Tello Peón, ex director del Cisen, después de haber buscado insistentemente que el presidente electo, en ese entonces, lo designara titular de Seguridad Pública y presentara proyectos, reculó en la víspera del anuncio. Una rebelión familiar en casa provocó no sólo que rechazara el cargo que ya le había entregado Felipe Calderón, sino que se desmoronara todo lo que tenía pensado. El paso hacia atrás de Tello Peón provocó un reajuste apresurado.

Calderón y su equipo movieron piezas en uno de los tableros más delicados para la seguridad del Estado mexicano. Al final, el resultado fue totalmente inesperado. El Presidente optó por nombrar a Guillermo Valdés como director del Cisen, el servicio de inteligencia creado en 1989 en sustitución de la Dirección Federal de Seguridad. Su viejo amigo, confidente y coordinador de las encuestas más azuladas en el último proceso electoral, era también el responsable de las encuestas que en coordinación con Investigaciones Sociales Aplicadas (ISA) realizaba el Grupo de Economistas y Asociados -cuyos directores se encuentran ahora a la cabeza de Pemex-, y miembro importante del cuarto de guerra calderonista durante la campaña presidencial de donde salieron muchas de las ideas de la propaganda negativa, agresiva y efectiva en contra de Andrés Manuel López Obrador.

Valdés, quien en los últimos siete años había escrito un artículo periodístico semanal para rotativos de México y Guadalajara. La confianza personal de Calderón y su capacidad de análisis, que es la tarea fundamental del Cisen, deben haber sido las razones por las cuales se inclinó por él. Su trabajo es analítico, no operativo, por lo que del equipo de Calderón se impulsó como secretario general del Cisen a Edgardo Pérez Campbell, quien había sido el controlador de policías en Tlalnepantla cuando Rubén Mendoza -frustrado candidato a gobernador en el estado de México- era presidente municipal, y pasó a ser director general de Seguridad Pública del mismo municipio con el sucesor de Mendoza, Ulises Ramírez.

Valdés relevó a Jaime Domingo López, quien tampoco tenía experiencia en el área. Campbell, que tampoco conoce el campo, remplazará a Alejandro Rubido, un viejo conocedor de la inteligencia, y que trabajó con varios de sus directores. A Rubido le pidieron la renuncia desde antes que Calderón asumiera la Presidencia, y Valdés está solicitando las suyas a varios funcionarios que cumplían tareas estratégicas dentro del Cisen, como en el área de encuestas, que funcionaba bastante bien. En este rejuego, el Cisen está perdiendo más analistas de los que había ya prescindido cuando Medina Mora fue nombrado al frente del organismo al iniciar el gobierno de Vicente Fox.

La calidad de la inteligencia civil decayó durante el foxismo, en buena parte porque fueron eliminadas plazas importantes dentro del Cisen, con lo cual perdieron un volumen significativo de inteligencia humana. Aún así, habían permanecido cuadros con experiencia que en esta nueva fase del Cisen están siendo relegados o remplazados. El beneficiado directo, paradójicamente, es García Luna. Desde que fue nombrado secretario de Seguridad Pública, se llevó como jefe de la Policía Federal Preventiva y de la AFI, en lo que es el embrión del mando único de una policía nacional, a Ardelio Vargas, quien fue director de Investigaciones del Cisen. Rubido, que tiene una vieja relación mexiquense, será nombrado subsecretario en la misma dependencia. Otros cuadros importantes que tenía el organismo, se fueron a trabajar con Wilfrido Robledo, el máximo responsable de la seguridad dentro del gobierno del estado de México.

Estos movimientos por fuera del Cisen subrayan no sólo la incertidumbre sobre lo que sucederá dentro la agencia, sino la percepción implícita de los expertos en inteligencia acerca del derrotero que puede seguir la agencia civil. De hecho, de manera informal están creando un órgano de inteligencia informal fuera del Cisen frente a la duda sobre si quienes están llegando a dirigirla tendrán la capacidad para conducirla. No son buenas noticias para la seguridad del Estado mexicano, que ha ido viendo cómo se merma su capacidad en los últimos años. La sangría comenzó cuando Fox ganó la Presidencia e inició la duplicidad de documentos secretos, muchos de los cuales fueron enterrados por agentes en diversos lugares de Chiapas, aparentemente como protección política, y otros comenzaron a circular en diferentes sectores, apareciendo algunos comprometedores en los medios de comunicación. Expedientes completos fueron ofrecidos en venta, como uno de Fernando Gutiérrez Barrios que adquirió un empresario en 200 mil pesos.

La filtración de informes del Cisen se ha detenido, pero queda la duda si informes confidenciales que han circulado sobre propiedades de políticos o de su presunta vinculación con el narcotráfico, así como grabaciones telefónicas de políticos y empresarios, tuvieron como origen el Cisen y, como en un pasado que se creía rebasado, fueron utilizados con fines partidistas. La llegada de Valdés y Campbell no aporta en este contexto una mayor confianza sobre la confiabilidad de la agencia. Por el contrario, de acuerdo con personas en ese ámbito, se están generando temores. La dupla no permite dormir tranquilamente. Valdés, un hombre preparado e inteligente, no es un profesional de la inteligencia, entendida ésta como procesamiento y análisis de información, pero sí un politólogo con pasión y mentalidad táctica, lo cual fue aprovechado en el cuarto de guerra de Calderón. El relevo de Rubido por Campbell parece tener como destinatario al estado de México y un viejo diferendo que tiene la gente de Mendoza con el actual gobernador mexiquense, Enrique Peña Nieto.

Es decir, por un lado llegó al Cisen un golpeador de la izquierda, y por el otro alguien con sed de venganza contra el PRI. Para un área donde se necesita desapasionamiento y eliminación de rencores, el binomio calderonista genera tensión. ¿Usará el presidente Calderón al Cisen con fines aviesos? Él ha insistido en diferentes contextos que los tiempos de la campaña se han dejado atrás y que hoy son nuevas y diferentes las reglas del juego. Pero ahí están sus hombres, quienes tendrán que demostrar con trabajo profesional a lo largo de este sexenio que es la seguridad del Estado, y no el poder, lo que es el objetivo único de su responsabilidad.
rriva@eluniversal.com.mx
r_rivapalacio@yahoo.com



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viernes, 12 de enero de 2007

LA PURA IGNORANCIA : ABSTINENCIA SEXUAL

NO NECESITO MENTARLES LA MADRE, ELLOS SOLITOS SE LA VAN A PARTIR POR IDIOTAS... ¿y sus curas calientes? puras chorradas... ¿y sus putos azules mochos? qué chinga les acomodaron... ¿y sus pederastas violadores? a los panistas les gusta sentarse en un nopal... Chale!
Abstinencia, entre los planes de la SSa

Por: Lucía Irabien
12/01/2007

Como parte fundamental de su estrategia de prevención de enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados, la Secretaría de Salud difundirá entre los jóvenes información que incluya la abstinencia y fidelidad como los métodos más seguros para evitarlos. El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de la dependencia, Mauricio Hernández Ávila confirmó que no tienen contemplado promocionar ni distribuir masivamente preservativos porque consideran que esa estrategia no genera cambios en las actitudes de los jóvenes. Hernández aseguró que estudios realizados por el Instituto Nacional de Salud Pública, que dirigió antes de ser nombrado subsecretario, demuestran que las estrategias de promoción del condón, que la Organización Mundial de la Salud recomienda, simplemente no dan resultados. Ni para abatir las prácticas promiscuas, ni para disminuir las que implican riesgo. Por ello, la Secretaría de Salud tiene planeado que sus estrategias preventivas sean dos.
Por un lado, para evitar que el VIH sida siga propagándose en la población realizará campañas no para la población en general, sino focalizadas en los grupos que tienen prácticas sexuales de mayor riesgo: hombres que tienen sexo con hombres, trabajadores sexuales y usuarios de drogas inyectables. Para los jóvenes y adolescentes, diseñará campañas que promuevan que busquen y obtengan toda la información disponible en cuanto a métodos preventivos que existe, desde el correcto uso del condón hasta cómo mantenerse firmes en la decisión de no tener relaciones sexuales si así lo deciden. "(El uso del condón) es uno de los mejores métodos, pero hay muchos; si tú practicas la abstinencia es un buen método, el más seguro, ahí no hay pierde; si practicas la fidelidad es un buen métodos; los tres son buenos y ahí es donde entra la diversidad, la Secretaría va a buscar dar información plural", señaló el funcionario.
Hernández aseguró que la Secretaría de Salud no dará preferencia a ningún método en particular pero explicará por un lado cuáles son las prácticas sexuales más seguras y por otro mantendrá disponibles todos los métodos anticonceptivos, incluyendo el condón. Ayer este diario publicó una entrevista en la que el secretario de Salud, José Córdova Villalobos, reveló que habría cambios en las campañas de comunicación para prevenir enfermedades sexuales y embarazos. El funcionario declaró que los padres de familia deberían ser el núcleo de donde surgieran la mayor parte de las acciones preventivas dirigidas a los jóvenes.
Al respecto, Mauricio Hernández precisó que aunque buscarán involucrar a la familia, el secretario fue demasiado enfático en su declaración, pensando, dijo, en su propio papel como padre de familia. "Lo que el secretario quiso expresar en torno a que la educación va a jugar un papel muy importante se refiere a que cambiar el comportamiento sexual es extraordinariamente complejo, debe haber muchos factores que participen y ahí entra el concepto del secretario de que hay que vincular a la familia", precisó Mauricio Hernández. En la entrevista que concedió a Excélsior, el Secretario Córdova Villalobos criticó severamente las campañas de promoción del condón que se difundieron el sexenio pasado y aseguró que más que promover la prevención alentaba prácticas de mayor riesgo. El subsecretario Hernández no estuvo de acuerdo en que esas campañas hayan promovido la promiscuidad pero aseguró que la difusión del condón ha demostrado su ineficacia pues a pesar de las campañas los índices de uso del látex entre los mexicanos están por debajo de los esperado conforme a sus niveles de educación y desarrollo. También comentó que en materia de educación sexual los jóvenes tienen graves deficiencias pues de 22 millones de adolescentes y jóvenes sólo unos 800 mil han acudido alguna vez a recibir información sobre salud reproductiva. Aunque condones y demás métodos de planificación familiar permanecerán disponibles en las instituciones de salud para quienes lo soliciten, la publicidad en medios no está contemplada. Grupos civiles critican al secretario de Salud
LA COMUNIDAD GAY SE INDIGNA Como "sorprendentes" e "irresponsables" calificaron los integrantes de la comunidad gay en México, las declaraciones del secretario de Salud, José Córdova Villalobos, sobre la nueva política que seguirá el gobierno federal para prevenir enfermedades de transmisión sexual, como el sida, así como la idea de pretender privilegiar la educación desde la familia, por encima de cualquier otro método preventivo, anticonceptivo o de interrupción del embarazo. Joselo Castillo, presidente del Grupo Homosexual, Acción e Información y Amigos contra el Sida rechazaron que las políticas impulsadas por los anteriores gobiernos promovieran la homosexualidad y fomentaran las prácticas de mayor riesgo dentro de las relaciones sexuales.
CATÓLICAS POR EL DERECHO A DECIDIR, CONSTERNADAS. "Estamos muy preocupadas, nos preocupa escuchar de parte de un funcionario de esta envergadura pronunciamientos que le habíamos oído a la jerarquía católica, estamos viendo en el tipo de línea un reflejo certero de lo que son las normas de la iglesia en materia de moral sexual", dijo María Consuelo Mejía, directora del colectivo. "El plantear que no se debe seguir promoviendo el condón, sino la educación de los padres no está tomando en cuenta la gravedad de la expansión de la pandemia del sida, los jóvenes no hablan de sexualidad con los padres. Entonces habría que empezar por educar a los padres en su sexualidad". Con esa actitud, añadió, la Secretaría confunde ámbitos de competencia, el VIH Sida es un problema de salud pública, "no puede ser que el gobierno mexicano, hoy, después de todos los compromisos que ha adquirido a nivel internacional, vaya a cambiar las políticas de promoción del uso del condón". Y agregó: "Demandamos de la Secretaría de Salud que tome en cuenta las experiencias mundiales y a la sociedad civil, no puede ser que hoy escuchemos de una nueva estrategia que no las tome en cuenta. Nos sorprenden y nos entristecen además las declaraciones en relación con la homosexualidad, cuando hay tantos crímenes de odio por la orientación sexual y plantear que una de las acciones más responsables que hizo la secretaría de salud el sexenio pasado promueve la homosexualidad es una falta de respeto y sensibilidad".
¿QUIÉNES ASESORAN A CÓRDOVA?, PREGUNTAN ONG. En un comunicado, las organizaciones no gubernamentales Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad de Género; Ciudadanía, Trabajo y Familia; Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE); Ipas México, Modemmujer y Salud Integral para la Mujer (SIPAM) señalaron: "A partir de estas declaraciones nos preguntamos quiénes serán los asesores de esa dependencia, pues toda la evidencia científica y técnica apunta en otro sentido a lo manifestado por el secretario. Es muy conocido que la educación sexual a cargo de los padres no basta para evitar embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual, por lo que son fundamentales las campañas públicas de información y prevención, la política de salud no puede prescindir del acceso a métodos anticonceptivos, entre ellos el condón".
BASES CIENTÍFICAS, NO CREENCIAS.
José Méndez, vocal del Consejo Nacional para la Prevención del VIH/sida (Conasida) sostuvo que la promoción de la salud debe basarse en argumento científicos y no en creencias personasles, morales o religiosos. Por su parte, Víctor Manuel López, representante del Frente Nacional de Personas Afectadas con VIH/sida pidió explicaciones al secretario de Salud: "Qué nos explique si van a establecer escuelas para padres , con qué recursos. O piensan decirle a un chamaco de 18 años que se abstenga cuando está en plena efervescencia sexual. El condón es la barrera más efectiva para evitar el VIH/ sida y las creencias no previenen infecciones. Nos preocupa además el lenguaje despectivo con el que se refiere a las personas homosexuales. -Ernesto Méndez y Lucía Irabien

USA CONDONES ES BUENO PARA TU SALUD jaja pinches panistas... ridi-culos
Viva el onanismo18 Dec 2006 by Sparkster
O quizá el problema está en mí, que soy un romántico y opino que el niño debe ...
El sexo es como la cocina: si hay más tiempo siempre se puede preparar algo más
... es una de las técnicas preferidas entre los jóvenes y no tan jóvenes. ...


La abstinencia sexual justifica la anulación de un matrimonio en ...26 Dec 2006
Un tribunal brasileño ha decidido que la abstinencia sexual es motivo para
justificar la anulación de un matrimonio civil, en una sentencia dictada en favor
de un demandante contra su esposa aún virgen. ...
Si la vida te da la espalda...tócale el culo!!

Hombre que va de putas12 Nov 2006 by perubiano
Una de ellas es la abstinencia sexual y la soledad afectiva. La mayoría de los
clientes habituales y ocasionales explican su debilidad por las prostitutas en
función de su timidez, del temor a las mujeres o por otras inhibiciones. ...


Cuando la mojigatería cuesta vidas27 Dec 2006 by Gabriel Gasave
Camboya se ha convertido en una de las pocas historias de éxito en la lucha en
contra del sida, logrando ese éxito, en parte, a través de la promoción vigorosa
del condón. Esta estrategia ha salvado miles de vidas. ...


Condón Femenino, al Cuadro Básico de Medicamentos2 Nov 2006 by Mujeres.Net
A partir del 14 de septiembre, las instituciones de salud pública tienen 120 días
para la adquisición de condones femeninos y lubricantes para proporcionarlos de
manera gratuita a los usuarios. Hace tres años, publiqué un artículo donde ...
Mujeres.Net: Miscelánea


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PAN: asesinatos, pugnas, fraudes

DEL DERECHOSO Salvador García Soto PERRO NO COME PERRO Panista no critica Panista


Las pugnas y apetitos de poder, naturales en cualquier partido político, están fuera de control en el Partido Acción Nacional. No hay liderazgo nacional que las controle, las resuelva y las contenga. El partido en el poder adolece de una especie de "vacío de autoridad" que atienda y resuelva con efectividad y rapidez sus conflictos internos. En apenas unos días, los escándalos (denuncias de fraude en la elección interna en Yucatán), las rupturas (panistas de Aguascalientes que quieren echar al gobernador de sus filas), y ahora los asesinatos políticos (dirigentes estatales que planean y ejecutan el crimen de un diputado de su partido), están mostrando a un panismo nacional descontrolado y desbordado por reyertas internas que, ante la inacción del dirigente nacional, Manuel Espino, se resuelven con descalificaciones y denuncias en los medios o, de plano, con balas.
Tan sólo siete años después de haber conquistado la Presidencia de la República, el panismo ha mutado en un partido muy distinto a aquella oposición luchona y, a veces, hasta ingenua que fue por décadas. Hoy, el dulce aroma del poder hace enloquecer a panistas capaces de conspirar contra ellos mismos y mandarse matar por una curul. ¿Y ante todo eso qué hace el dirigente nacional, Manuel Espino? Nada. Hace más de dos semanas que estalló el conflicto en Aguascalientes y que la dirigencia estatal se reveló contra el gobernador Luis Armando Reynoso Femat. Espino estaba de vacaciones cuando panistas pedían públicamente la expulsión del mandatario, y no comenzó a atender el asunto hasta que volvió de su descanso. Al gobernador Femat lo tuvieron que llamar a Los Pinos donde, en un encuentro en el que estuvieron el presidente Felipe Calderón, Santiago Creel y Héctor Larios, además del mencionado Espino, se acordó no permitir la expulsión del mandatario "porque sería un grave precedente" y que el asunto se resuelva con una negociación. Hasta ayer, Espino no había podido sentar a la mesa a las partes en conflicto, que mantienen posiciones irreductibles.
Yucatán es otro ejemplo. Las denuncias de una militante de trayectoria como Ana Rosa Payán, que habla de fraude instrumentado por el gobernador Patricio Patrón para imponer a su candidato, Xavier Abreu, no han sido resueltas por el Comité Nacional. Tuvo que intervenir más bien un coordinador parlamentario que se reunió con Payán y, respetuosamente, le leyó la cartilla: "Mira Ana Rosa -le dijo-, tus denuncias son muy graves y pueden no sólo dañar al partido, sino costarnos la elección. Si tienes pruebas preséntalas, si no, cállate y acepta la derrota". Será hasta el 15 de enero cuando el CEN panista analice la queja de Payán y dé una respuesta definitiva.
Pero el problema que de veras debe preocupar al panismo -y por tratarse del partido oficial, al país- es lo ocurrido en Guerrero. El secretario general de PAN local, Ramiro Arteaga, es señalado como presunto coautor intelectual del crimen del diputado Jorge Bajos. Un ex diputado y actual funcionario de la Profeco, Ángel Pasta Muñúzuri, ya fue detenido y otros dos panistas, Aldy Manuel González y su esposa Jacqueline Orta, aparecen como los que contrataron a un matón para asesinar a Bajos, para ocupar su curul en el Congreso local. De los implicados en el asesinato, Ángel Pasta prestaba su residencia a Felipe Calderón en campaña, y Aldy Manuel fungió como coordinador del proselitismo en Guerrero del hoy Presidente, en la elección interna del panismo.
Notas indiscretas. En el PRI ya eran muchos y les parió la abuela . Ayer, como no queriendo, Enrique Martínez y Martínez , ex gobernador de Coahuila, levantó el dedito y se dejó mencionar como "candidato de conciliación". Entrevistado por un oficioso conductor radiofónico, Martínez aceptó que "muchos amigos, senadores, gobernadores y dirigentes me dicen que podría ser candidato, pero eso no está en mi proyecto". Aún así, dejó que varias veces el entrevistador le dijera que él era un prospecto que garantiza la unidad. O sea que Enrique ¿se sacrificaría "si las bases lo reclaman"?.. Fue jueves negro. Los dados mandaron Serpiente.

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AUDIO : Javier Solórzano : Noticias

Para seguir con el tema de la envidia, las mentiras y la gente retorcida amargada y ambiciosa, Calumnias...
El programa de hoy 12 de enero 2007, con Javier Solórzano, radio 13. 1 3 pm.
Que el gobierno propuso la abstinencia sexual para planificar la familia? jajaa ya con los violadores tenemos para rato, imaginense traer ganosa a la población entera!! es una reverenda estupidez, el sexo es igual al sueño, dormir, al instinto de hambre, desayuanr comer y cenar y de evacuar, vaya hacer pipi y popo, a ver que prohíban eso? el único que no caga es Carstens.
La tendencia de Javier Solórazano es de derecha. Se preguntarán porqué escucho a tanto derechoso, bueno pues son de derecha pero son bastante respetuosos de la izquierda, lo mocho se lo guardan para ellos mismos, Para formar un criterio, escuchemos lo que piensan, es conocimiento y el conocimiento es poder, ese es mi argumento. Cuando pueda les traigo un programa de Izquierdistas, nomás denme tiempo para encontrar la frecuencia y organizarme en casa para "pescarlo". Si quieren, avisenme qué programa ustedes escuchan.
  • Liberan a algunos Presos politicos APPO, falta Christian
  • El abogado de Rene Berajarano, discriminado, Agustin Acosta, Carrancá Acosta y abogados
  • Calderón pactó de antemano los precios del maíz, la derecha mata al pueblo de hambre
  • Nueva ley en Coahulia, ley gay, derechos humanos, ahí Solórzano se saca un diéz
  • Nuevas noticias del sindicato minero
  • Panistas asesinos del diputado panista Jorge Bajos









Solorzano12ene2007_1.html
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Cual es tu realidad : México : Dignidad

En México no hay educación para "cultivar" la dignidad, en todas las clases sociales, hasta en casa de los adinerados y richones encontramos los peores ejemplos. Me tocó ir al Mayan Palace de Acapulco (chékenle) porque se estaba grabando un promocional para una cantante esposa de un empresario, ella muy linda y simpática, lo digo muy deveras, ella muy amable... Entonces ya saben jalamos a la familia al trabajo donde cabe 1 caben 4, en el tiempo que se pudo estuve con los bebes en la alberca, no me lo crean, era la única mamá que cuidaba a sus hijos, los chiquitos eran vigilados por una muchachita que apenas metía sus pies al agua, había un grupito de niñas que ya habian hecho "clan" para decidir que niño nuevo podía entrar a la alberca. Mi niña que se habia adelantado regresó para decirme que no podía meterse al agua, en ese tiempo mi otro bebe tenía 11 meses de edad. pues áhy voy, con las 2 criaturas encaramadas, pal´agua, efectivamente, nos rodeo el grupito de escuinclas pecosas con miradas de puñal, jajaa, había que pasar la prueba de admisión, ya le habían dicho a mi criatura que le iban a pegar entre todas si se metía.
"Mamá, ellas no me dejan entrar" Vá y porqué (todo frente a ellas) ¡pa mis pulgas árabes guerreras! comencé a preguntarles sus nombres, cual era su color favorito, dónde estaba su mami, si se sabían juegos y si querían jugar conmigo... Toda la tarde hasta la noche, me la pasé con ellas porque ya no me dejaban salir. ¡¡Increible!! las madres ricachonas guapas y emperifolladas se perdieron un día super divertido lleno de carcajadas chiquitas, el sonido más lindo del mundo y no pude grabarlas, más que en mi memoria para platicarselas, buenos amigos hicimos y las doñas quedaron agradecidas. Nunca supieron de donde veníamos, ni trabajando 10 años podríamos pagar una noche en el hotelucho cuadrado y elegante. Qué soledad tan grande les espera a los niños... Mi nivel de vida no exige mucho dinero, siempre estamos sin un clavo porque todo lo dejamos en colegiaturas igualmente no costosas pero muy importantes, porque la escuela resulta muy buena, lo veo en la felicidad de mis crias...
No entiendo que pasa con la gente que habitamos en la internet, desahoga sus frustraciones, no opinan con razón, no ven que hay gente que ni en sueños puden estar virtualmente con nosotros aquí.
El periódico el Universal es un asco, apesta, es lo peor que hay, miente, tendencioso y para colmo a veces es lo único que tenemos, escojan, sean críticos y honestos con ustedes mismos, no podemos vivir sabiendo que hay gente que necesita lo básico para vivir, ya sea una tortilla o una sonrisa, o un mínimo tren de vida de mierda de 50 mil pesotes mensuales, y no por eso vamos a permitir que alguien muera por ambición, ¡no manchen! vean cómo la clase política se mata por pendejadas. Escojan que vida quieren llevar, hay de 2 sopas a la buena y a la mala, la que sea, será su gusto y su elección y eso nadie se los puede quitar porque será con dignidad, valoren ustedes mismos lo que hacen, esa es la primer justicia... y al que no le guste que le hagan cuchi cuchi por internet pos que salga a darse de mandarriazos, pero hagan algo por No envidiar, quítense sus miserias construyendo a su modo sus propias cosas...



NO SEAN CABRONES, ¡PAGUEN! cuando alguien se convierta en su trabajador, la gente trabaja duro, ¡NO CHINGUEN! no sean racistas, los mexicanos tenemos sangre indigena revuelta con árabe española, y la verdad, los más bonitos no son los güeritos, vean bien con esos ojotes de marranito pestañas güeras de aguasero. Y por favor mujeres, ¡¡los políticos guapos no se saben limpiar el rabo cuando van al baño!!
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jueves, 11 de enero de 2007

AUDIO : Economia mexicana : Noticias

ABRAHAM ZABLUDOVSKY de la A a la Z radio 13 1290 de am
  • Subió la bolsa 362 puntos, la bolsa mexicana de valores, no es de los mexicanos, es una asociación privada, su presidente Guillermo Prieto Treviño, el CCE de José Luis Barraza e industriales son los únicos que se benefician con las cotizaciones y sin pagar impuestos. Baja el petróleo y sube la bolsa de NY y jala a la mexicana, si Abraham Zabludovsky no entiende este comportamiento financiero, entonces nadie humanamente racional, entiende. Los políticos mexicanos pronosticaron mal el precio del petróleo que cayó 15% en el año, Carstens dijo que no harán ajustes al presupuesto, hay un hueco y técnicamente estamos en condiciones de acudir al fondo de estabilización petrolera a partir de hoy, ya faltan centavos por barril, el problema es la incompetencia de los políticos para resolver los problemas que además cobran por anticipado por resolverlos... El pelele FECAL quiso evadir los reclamos del pueblo pobre (le gritaron en Edomex y Veracruz) y no le quedó más remedio que improvisar un discurso demagogo: pidió a su gabinete que frene el alza en los precios... (no ma..meyes ¡en tiempos de papayas! Calderón suena realmente falso).
  • PEMEX no tiene una oficina eficaz de meteorología, para anticipar si el frío llega como de costumbre, en eso se basa la demanda del petróleo, en el hemisferio norte. El maíz subió de precio desde el año pasado, el gobierno de Fox nunca defendió el tema y a los mexicanos, la bomba le estalló en la cara al gobierno espurio porque el maíz nunca va a bajar de precio porque el resto del mundo lo usa para fabricar etanol, de modo qué (ya estoy hablando como panista) De modo queeé, los políticos tecnócratas neoliberales ya sabían que se nos venía un reverendo chingadazo... Me fui a chismear por las páginas de los panistas para ver que opinaban del tortillazo y el gazolinazo, para ellos la culpa la tiene el PRD, porqué son los únicos que tragan máiz, nomás fui hacer corajes, pero me di cuenta que no saben lo grave de la situación, no saben que Calderón con su discurso demagogo está demostrando una ineptitud fenomenal y brutal...
  • El canal de la ciudad de México es otro asunto de enormes proporciones, este tema nos va a dar grandes satisfacciones para aquellos que sabemos lo que es el espectro radioeléctrico, es más valioso que el paseo de la reforma en ambos sentidos, económica y comercialmente hablado.. El D.F. tiene derecho a tener su tele y su radio... ASI PUES estimados lectores, los panistas no nos van a durar ni para el arranque porque se van a dedicar a echarle la culpa a AMLO del mega desmadre que se viene y él no ha movido un dedo, todo es incompetencia panista...
  • Murió la esposa del gobernador del Estado de México, Peña Nieto.
Nos esperan días muy dificiles, con Calderón hay crisis económica, ahorren para lo indispensable y si pueden paguen su deuda con el banco, para los que tienen su negocio, avisen a sus empleados y desde ahora hagan compromisos, pero no los dejen en la calle y si los van a despedir, por favor paguen por el servicio que el trabajador brindó. Es lo justo. (Hay niños de por medio).










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Lorenzo Meyer

Mensaje
El uniforme militar

Lorenzo Meyer
Fuerza. Iniciar el gobierno de un presidente débil con un gran despliegue de las fuerzas armadas y de la Policía Federal en Michoacán y Baja California es un arma de doble filo. Por un lado, puede mandar un mensaje de “mano fuerte” tanto al narcotráfico como al resto de la sociedad, en particular a la oposición. Por el otro, si la situación no se maneja bien, la acción puede resultar contraproducente, pues el gobierno se ha obligado a que su éxito en la lucha contra los carteles de la droga sea tan espectacular y contundente como el mensaje mismo. Vale aquí el símil con un cuerpo infectado: si el antibiótico no es el apropiado o se usa en dosis o forma erróneas, las bacterias terminarán fortaleciéndose y el mal se agravará.

La razón última en que descansa el poder del Estado, de cualquier Estado, es la fuerza. Cuando un gobierno decide hacer de esa fuerza la parte central de su primer gran mensaje a la sociedad significa que se pone lo que debiera ser su razón última como primera. Una decisión de esa naturaleza —una inversión de prioridades— sólo se explica porque existe una situación de emergencia, porque en el centro del poder se vive una sensación de debilidad e inseguridad o por ambas razones. Y es que apenas habían transcurrido 35 días del nuevo gobierno y éste ya había acumulado 18 eventos públicos donde el jefe del gobierno aparecía relacionándose positivamente con el Ejército, la Armada o una Policía Federal cuyo origen está en esas dos instituciones, (Proceso, 7 de enero, 2007).

Uniforme. El uso de la fuerza física del Estado es una tarea de cuerpos especializados y que generalmente la ejercen portando un uniforme que los distingue. Desde tiempos remotos, particularmente desde la época de la Roma imperial, los ejércitos usan uniformes, entre otras razones, como forma de expresar públicamente la naturaleza de su función. En el caso de las monarquías o dictaduras militares, el mismo jefe de Estado viste ese uniforme, pero en el siglo XX y aunque no eran propiamente militares, Hitler, Stalin o Mao gustaban de atuendos con aire militar para remarcar la importancia de la fuerza en su proyecto. Sin embargo, en las repúblicas democráticas lo usual es que el Presidente no use atuendo militar, lo que no disminuye sino que da un mejor sentido a su papel de jefe de las fuerzas armadas.

Que en situaciones supuestamente normales el líder civil de una república democrática decida presentarse en público vistiendo partes de un uniforme militar es, por decir lo menos, una situación tan fuera de lo común que, de no explicarse como una mera excentricidad, implica un ambiguo mensaje político. En nuestro pasado, Venustiano Carranza, un civil que actuó como “Primer Jefe del Ejército Constitucionalista” que se enfrentaba a un gobierno de soldados golpistas, decidió portar un atuendo similar al militar, pero sin insignias. Esa decisión se justificó entonces porque el país vivía una situación de guerra civil. Sin embargo, tras el triunfo del carrancismo, los presidentes —hasta 1946 casi todos ellos militares—, optaron por aparecer en público como civiles, justamente para hacer gala de una legitimidad supuestamente ganada no con armas sino con votos.

Fotografía. El 4 de enero, y sin que mediara guerra civil o emergencia nacional alguna sino sólo la operación contra el narcotráfico, todos los medios de comunicación mexicanos difundieron la imagen de un Felipe Calderón portando una gorra y una chamarra verde olivo, aunque sobre una camisa, pantalón y calzado de civil. El conjunto daba la apariencia no de marcialidad, sino de lo que hoy se denomina “atuendo casual” y en una talla no apropiada. La indumentaria en cuestión tenía un águila rodeada de cinco estrellas: el símbolo que corresponde en México al jefe nato de las fuerzas armadas (“general de generales”), aunque para identificarlo había que prestar atención, pues águila y estrellas eran obscuras, justo para que pasen desapercibidas a ojos de un posible enemigo. En suma, la imagen se apartaba, con mucho, de lo que se supone que debe ser la “figura presidencial”.

Identificación. Como ya se advirtió, el esfuerzo de identificación de Calderón con las fuerzas armadas es, por ahora, uno de los rasgos más notorios del arranque de su gobierno. Desde el primer día y hasta culminar en la escena del “semi uniforme” —que tuvo lugar en la 43o. zona militar, en Apatzingán, a donde acudió a “rendir tributo” a las fuerzas armadas en lucha contra el narcotráfico—, Calderón se ha esforzado por hacer patente que el ejército está con él y él con el ejército, al punto que exentó a la dirección de las fuerzas armadas de ese modesto gesto de austeridad que fue la disminución en los sueldos de la alta burocracia del 10%.

El deseo de hacer notoria tanta cercanía con el sector militar ha producido varias explicaciones. De entrada, está la debilidad electoral. Formalmente y desde que se supone que en México se elige al Presidente por voto directo, ninguno había tenido que aceptar una victoria de apenas poco más de un tercio del total y con sólo medio por ciento por encima de su rival. Además, enfrenta una oposición que no lo acepta como legítimo porque la naturaleza de la campaña electoral y el conteo de los votos impidieron que la elección cumpliera los requisitos constitucionales de imparcialidad, equidad, legalidad y certidumbre. Está, además, el hecho de que las encuestas de opinión han dado por resultado que las fuerzas armadas, a ojos del ciudadano, es una institución más confiable que la Presidencia. En fin, que es casi inevitable concluir que la ostentosa cercanía del jefe del Ejecutivo con el ejército se origina en un sentimiento de inseguridad y en la decisión de mostrarse como un mandatario dispuesto a usar la fuerza para imponerse sobre quienes le desafíen, como fue ya el caso de las acciones de la Policía Federal contra la APPO en Oaxaca —acciones donde, por cierto, abundaron abusos e ilegalidades (El Universal y La Jornada, 9 de enero)— y son ahora las emprendidas contra el narcotráfico.

El instrumento y su historia. William Ralph Inge, escritor inglés del siglo pasado, advirtió lo obvio: “Alguien puede construirse un trono de bayonetas, pero no podrá sentarse en él”. Depender de manera abierta del ejército para mantener el orden institucional no es lo apropiado para democracia alguna en tiempos supuestamente normales, menos para una tan poco asentada y con una historia como la mexicana.

En 1810, la guerra de independencia catapultó de manera inesperada a un ejército de reciente creación al primer plano de la vida política mexicana. En 1813, el general Félix María Calleja pasó de salvador militar del orden colonial al derrotar a los insurgentes a desplazar a Francisco Javier Venegas como virrey. La independencia misma la llevó a cabo un militar criollo —Agustín de Iturbide— que también de improviso cambió de bando y se proclamó emperador. A partir de entonces y hasta pasado el medio siglo, la figura del general Antonio López de Santa Anna se constituyó en el eje de la política de un Estado fallido, como fue México en sus primeros decenios de vida independiente.

Benito Juárez, un civil, dependió siempre del ejército para mantenerse en el poder y empezar a dar forma a un Estado digno de tal nombre. Finalmente, el general Porfirio Díaz fue quien estabilizó la situación a cambio de una dictadura. Tanto Juárez como el propio Díaz, en cuanto pudieron, restaron efectivos y preeminencia a las fuerzas armadas. La Revolución de 1910 fue conducida inicialmente por dos civiles —Francisco I. Madero y Carranza—, pero ambos fueron asesinados por militares traidores y a partir de 1920 y hasta 1946 México fue gobernado por militares (salvo por las breves presidencias de De la Huerta y Portes Gil). Sin embargo, todavía después, la sombra política del ejército siguió pesando, como lo indica el número de generales que fueron presidentes del partido oficial o el papel que jugó el ejército en las crisis políticas del henriquismo, de 1968 y la “guerra sucia”.

Tras el fraude de 1988, Carlos Salinas también buscó, al inicio de su gobierno, aparecer repetidas veces arropado por el ejército y fueron militares los que le sirvieron de instrumento en el golpe espectacular que lo afianzó en el poder: el arresto del líder petrolero Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”.

En suma. La simbiosis Calderón-fuerzas armadas, más que un mensaje de firmeza, se puede interpretar como inseguridad. Más inquietante aún es el papel del ejército en la lucha contra el crimen: si falla será un desastre y si triunfa ¿volverá al discreto segundo plano político del que ha salido?

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miércoles, 10 de enero de 2007

Viste al chaparro : Monero Hernández

Amiguito: ayuda al muñequito a ponerse sus disfraces, a ver si así puede legitimarse.
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Otra Tele Jornada TV

Otratele fue premiada el miércoles 6 de diciembre 2006, por el club de Periodistas mejor televisión por internet.
Censura en la dictadura Calderón


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La censura calderonista


jenaro villamil México, D.F., 9 de enero (apro).-
Primero Felipe Calderón le prohibió explícitamente a las televisoras que suspendieran las “parodias” a la institución presidencial; después, mandó mensajes a conductores y empresarios radiofónicos como José Gutiérrez Vivó para que se “portara bien”, al tiempo que el acoso judicial en contra de la cabeza de la empresa Monitor y el boicot publicitario a “medios incómodos” se ha agravado en menos de un mes.

Ahora, la censura calderonista se dirige explícitamente contra su némesis: el excandidato presidencial de la coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, quien vuelve a ser noticia a partir de la emisión de su programa televisivo “La verdad sea dicha”. Ni aun pagando el espacio a una televisora como TV Azteca, de muy dudosa reputación como un medio polémico que gusta de utilizar la pantalla para litigar sus intereses particulares, el equipo de López Obrador pudo burlar la censura.

Informes del equipo de producción de “La verdad sea dicha” confirmaron que el programa, transmitido a la 1 de la mañana de hoy, no fue transmitido en ciudades fronterizas como Tijuana y Ciudad Juárez, ni en Monterrey ni en el estado de Tabasco, y sólo se transmitió parcialmente en Puebla, a pesar de que fue contratado como una transmisión nacional. La televisora atribuyó este hecho a “posibles problemas técnicos”, la misma justificación que ha utilizado Televisa y su subsidiaria Sky para mantener fuera de la televisión satelital desde hace más de dos meses los noticiarios radiofónicos de W Radio, en especial, el conducido por Carmen Aristegui, sin duda, la periodista con mayor credibilidad en el cuadrante.

Los extraños “problemas técnicos” de TV Azteca con el programa, que costará 11 millones de pesos en un año, coinciden con la reciente orden de la Secretaría de Gobernación para censurar previamente el programa correspondiente a la toma de posesión de López Obrador como “presidente legítimo”, el pasado 20 de noviembre. De acuerdo con Eduardo Garzón, nuevo director de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC), éste programa no se ajustó a lo estipulado en los artículos 36 y 41 del Cofipe. El señor Garzón se olvidó que la transmisión de éste programa corresponde a las prerrogativas que, por ley, tienen los partidos políticos. Curiosamente, el IFE también argumentó primero “fallas técnicas” para justificar la ausencia de la transmisión del programa el día que le correspondía al IFE.

Por supuesto, el equipo de Felipe Calderón se lava las manos y, desde la Secretaría de Gobernación, rechazan que se trate de censura. Simplemente, es una cuestión de “normatividad y legalidad”, el mismo argumento que, durante décadas, los regímenes priistas utilizaron para condicionar a los concesionarios y para cerrarle el espacio a quienes resultaran incómodos. Eso sí, al mismo tiempo, la Presidencia de la República ha anunciado que dispondrá de 701 mil 815 horas de “tiempos oficiales” en radio y televisión para que escuchemos los mensajes navideños, los de año nuevo, quizá los del 14 de febrero y hasta los del carnaval, del gobierno federal, y también para que el teleauditorio se entere de que existe “un nuevo presidente” desde el 1 de diciembre de 2006. Este exceso promocional puede constituir la forma menos elegante de autoparodiar a la presidencia de la República, que se convertirá, ahora en tiempos de Calderón, en un spot permanente.

Estos excesos de promoción mediática del calderonismo contrastan con el celo y la práctica autoritaria que busca cerrarle espacios a López Obrador, aun si para eso tienen que inventar “problemas técnicos”, utilizar los litigios judiciales para amedrentar a conductores radiofónicos que tuvieron la osadía de darle cobertura al excandidato de la izquierda o, simplemente, porque en lugar de noticiarios y medios impresos que defiendan el elemental derecho a la información, ahora buscan imponer el principio de la uniformidad informativa que es la peor forma de censura.

jenarovi@yahoo.com.mx



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El control de los medios de comunicación

Noam Chomsky

El papel de los medios de comunicación en la política contemporánea nos obliga a preguntar por el tipo de mundo y de sociedad en los que queremos vivir, y qué modelo de democracia queremos para esta sociedad. Permítaseme empezar contraponiendo dos conceptos distintos de democracia. Uno es el que nos lleva a afirmar que en una sociedad democrática, por un lado, la gente tiene a su alcance los recursos para participar de manera significativa en la gestión de sus asuntos particulares, y, por otro, los medios de información son libres e imparciales. Si se busca la palabra democracia en el diccionario se encuentra una definición bastante parecida a lo que acabo de formular. Una idea alternativa de democracia es la de que no debe permitirse que la gente se haga cargo de sus propios asuntos, a la vez que los medios de información deben estar fuerte y rígidamente controlados. Quizás esto suene como una concepción anticuada de democracia, pero es importante entender que, en todo caso, es la idea predominante. De hecho lo ha sido durante mucho tiempo, no sólo en la práctica sino incluso en el plano teórico. No olvidemos además que tenemos una larga historia, que se remonta a las revoluciones democráticas modernas de la Inglaterra del siglo XVII, que en su mayor parte expresa este punto de vista. En cualquier caso voy a ceñirme simplemente al período moderno y acerca de la forma en que se desarrolla la noción de democracia, y sobre el modo y el porqué el problema de los medios de comunicación y la desinformación se ubican en este contexto.

Primeros apuntes históricos de la propaganda

Empecemos con la primera operación moderna de propaganda llevada a cabo por un gobierno. Ocurrió bajo el mandato de Woodrow Wilson. Este fue elegido presidente en 1916 como líder de la plataforma electoral Paz sin victoria, cuando se cruzaba el ecuador de la Primera Guerra Mundial. La población era muy pacifista y no veía ninguna razón para involucrarse en una guerra europea; sin embargo, la administración Wilson había decidido que el país tomaría parte en el conflicto. Había por tanto que hacer algo para inducir en la sociedad la idea de la obligación de participar en la guerra. Y se creó una comisión de propaganda gubernamental, conocida con el nombre de Comisión Creel, que, en seis meses, logró convertir una población pacífica en otra histérica y belicista que quería ir a la guerra y destruir todo lo que oliera a alemán, despedazar a todos los alemanes, y salvar así al mundo. Se alcanzó un éxito extraordinario que conduciría a otro mayor todavía: precisamente en aquella época y después de la guerra se utilizaron las mismas técnicas para avivar lo que se conocía como Miedo rojo. Ello permitió la destrucción de sindicatos y la eliminación de problemas tan peligrosos como la libertad de prensa o de pensamiento político. El poder financiero y empresarial y los medios de comunicación fomentaron y prestaron un gran apoyo a esta operación, de la que, a su vez, obtuvieron todo tipo de provechos.

Entre los que participaron activa y entusiásticamente en la guerra de Wilson estaban los intelectuales progresistas, gente del círculo de John Dewey Estos se mostraban muy orgullosos, como se deduce al leer sus escritos de la época, por haber demostrado que lo que ellos llamaban los miembros más inteligentes de la comunidad, es decir, ellos mismos, eran capaces de convencer a una población reticente de que había que ir a una guerra mediante el sistema de aterrorizarla y suscitar en ella un fanatismo patriotero. Los medios utilizados fueron muy amplios. Por ejemplo, se fabricaron montones de atrocidades supuestamente cometidas por los alemanes, en las que se incluían niños belgas con los miembros arrancados y todo tipo de cosas horribles que todavía se pueden leer en los libros de historia, buena parte de lo cual fue inventado por el Ministerio británico de propaganda, cuyo auténtico propósito en aquel momento —tal como queda reflejado en sus deliberaciones secretas— era el de dirigir el pensamiento de la mayor parte del mundo. Pero la cuestión clave era la de controlar el pensamiento de los miembros más inteligentes de la sociedad americana, quienes, a su vez, diseminarían la propaganda que estaba siendo elaborada y llevarían al pacífico país a la histeria propia de los tiempos de guerra. Y funcionó muy bien, al tiempo que nos enseñaba algo importante: cuando la propaganda que dimana del estado recibe el apoyo de las clases de un nivel cultural elevado y no se permite ninguna desviación en su contenido, el efecto puede ser enorme. Fue una lección que ya había aprendido Hitler y muchos otros, y cuya influencia ha llegado a nuestros días.

La democracia del espectador

Otro grupo que quedó directamente marcado por estos éxitos fue el formado por teóricos liberales y figuras destacadas de los medios de comunicación, como Walter Lippmann, que era el decano de los periodistas americanos, un importante analista político —tanto de asuntos domésticos como internacionales— así como un extraordinario teórico de la democracia liberal. Si se echa un vistazo a sus ensayos, se observará que están subtitulados con algo así como Una teoría progresista sobre el pensamiento democrático liberal. Lippmann estuvo vinculado a estas comisiones de propaganda y admitió los logros alcanzados, al tiempo que sostenía que lo que él llamaba revolución en el arte de la democracia podía utilizarse para fabricar consenso, es decir, para producir en la población, mediante las nuevas técnicas de propaganda, la aceptación de algo inicialmente no deseado. También pensaba que ello era no solo una buena idea sino también necesaria, debido a que, tal como él mismo afirmó, los intereses comunes esquivan totalmente a la opinión pública y solo una clase especializada de hombres responsables lo bastante inteligentes puede comprenderlos y resolver los problemas que de ellos se derivan. Esta teoría sostiene que solo una élite reducida —la comunidad intelectual de que hablaban los seguidores de Dewey— puede entender cuáles son aquellos intereses comunes, qué es lo que nos conviene a todos, así como el hecho de que estas cosas escapan a la gente en general. En realidad, este enfoque se remonta a cientos de años atrás, es también un planteamiento típicamente leninista, de modo que existe una gran semejanza con la idea de que una vanguardia de intelectuales revolucionarios toma el poder mediante revoluciones populares que les proporcionan la fuerza necesaria para ello, para conducir después a las masas estúpidas a un futuro en el que estas son demasiado ineptas e incompetentes para imaginar y prever nada por sí mismas. Es así que la teoría democrática liberal y el marxismo-leninismo se encuentran muy cerca en sus supuestos ideológicos. En mi opinión, esta es una de las razones por las que los individuos, a lo largo del tiempo, han observado que era realmente fácil pasar de una posición a otra sin experimentar ninguna sensación específica de cambio. Solo es cuestión de ver dónde está el poder. Es posible que haya una revolución popular que nos lleve a todos a asumir el poder del Estado; o quizás no la haya, en cuyo caso simplemente apoyaremos a los que detentan el poder real: la comunidad de las finanzas. Pero estaremos haciendo lo mismo: conducir a las masas estúpidas hacia un mundo en el que van a ser incapaces de comprender nada por sí mismas.

Lippmann respaldó todo esto con una teoría bastante elaborada sobre la democracia progresiva, según la cual en una democracia con un funcionamiento adecuado hay distintas clases de ciudadanos. En primer lugar, los ciudadanos que asumen algún papel activo en cuestiones generales relativas al gobierno y la administración. Es la clase especializada, formada por personas que analizan, toman decisiones, ejecutan, controlan y dirigen los procesos que se dan en los sistemas ideológicos, económicos y políticos, y que constituyen, asimismo, un porcentaje pequeño de la población total. Por supuesto, todo aquel que ponga en circulación las ideas citadas es parte de este grupo selecto, en el cual se habla primordialmente acerca de qué hacer con aquellos otros, quienes, fuera del grupo pequeño y siendo la mayoría de la población, constituyen lo que Lippmann llamaba el rebaño desconcertado: hemos de protegemos de este rebaño desconcertado cuando brama y pisotea. Así pues, en una democracia se dan dos funciones: por un lado, la clase especializada, los hombres responsables, ejercen la función ejecutiva, lo que significa que piensan, entienden y planifican los intereses comunes; por otro, el rebaño desconcertado también con una función en la democracia, que, según Lippmann, consiste en ser espectadores en vez de miembros participantes de forma activa. Pero, dado que estamos hablando de una democracia, estos últimos llevan a término algo más que una función: de vez en cuando gozan del favor de liberarse de ciertas cargas en la persona de algún miembro de la clase especializada; en otras palabras, se les permite decir queremos que seas nuestro líder, o, mejor, queremos que tú seas nuestro líder, y todo ello porque estamos en una democracia y no en un estado totalitario. Pero una vez se han liberado de su carga y traspasado esta a algún miembro de la clase especializada, se espera de ellos que se apoltronen y se conviertan en espectadores de la acción, no en participantes. Esto es lo que ocurre en una democracia que funciona como Dios manda.

Y la verdad es que hay una lógica detrás de todo eso. Hay incluso un principio moral del todo convincente: la gente es simplemente demasiado estúpida para comprender las cosas. Si los individuos trataran de participar en la gestión de los asuntos que les afectan o interesan, lo único que harían sería solo provocar líos, por lo que resultaría impropio e inmoral permitir que lo hicieran. Hay que domesticar al rebaño desconcertado, y no dejarle que brame y pisotee y destruya las cosas, lo cual viene a encerrar la misma lógica que dice que sería incorrecto dejar que un niño de tres años cruzara solo la calle. No damos a los niños de tres años este tipo de libertad porque partimos de la base de que no saben cómo utilizarla. Por lo mismo, no se da ninguna facilidad para que los individuos del rebaño desconcertado participen en la acción; solo causarían problemas.

Por ello, necesitamos algo que sirva para domesticar al rebaño perplejo; algo que viene a ser la nueva revolución en el arte de la democracia: la fabricación del consenso. Los medios de comunicación, las escuelas y la cultura popular tienen que estar divididos. La clase política y los responsables de tomar decisiones tienen que brindar algún sentido tolerable de realidad, aunque también tengan que inculcar las opiniones adecuadas. Aquí la premisa no declarada de forma explícita —e incluso los hombres responsables tienen que darse cuenta de esto ellos solos— tiene que ver con la cuestión de cómo se llega a obtener la autoridad para tomar decisiones. Por supuesto, la forma de obtenerla es sirviendo a la gente que tiene el poder real, que no es otra que los dueños de la sociedad, es decir, un grupo bastante reducido. Si los miembros de la clase especializada pueden venir y decir Puedo ser útil a sus intereses, entonces pasan a formar parte del grupo ejecutivo. Y hay que quedarse callado y portarse bien, lo que significa que han de hacer lo posible para que penetren en ellos las creencias y doctrinas que servirán a los intereses de los dueños de la sociedad, de modo que, a menos que puedan ejercer con maestría esta autoformación, no formarán parte de la clase especializada. Así, tenemos un sistema educacional, de carácter privado, dirigido a los hombres responsables, a la clase especializada, que han de ser adoctrinados en profundidad acerca de los valores e intereses del poder real, y del nexo corporativo que este mantiene con el Estado y lo que ello representa. Si pueden conseguirlo, podrán pasar a formar parte de la clase especializada. Al resto del rebaño desconcertado básicamente habrá que distraerlo y hacer que dirija su atención a cualquier otra cosa. Que nadie se meta en líos. Habrá que asegurarse que permanecen todos en su función de espectadores de la acción, liberando su carga de vez en cuando en algún que otro líder de entre los que tienen a su disposición para elegir.

Muchos otros han desarrollado este punto de vista, que, de hecho, es bastante convencional. Por ejemplo, él destacado teólogo y crítico de política internacional Reinold Niebuhr, conocido a veces como el teólogo del sistema, gurú de George Kennan y de los intelectuales de Kennedy, afirmaba que la racionalidad es una técnica, una habilidad, al alcance de muy pocos: solo algunos la poseen, mientras que la mayoría de la gente se guía por las emociones y los impulsos. Aquellos que poseen la capacidad lógica tienen que crear ilusiones necesarias y simplificaciones acentuadas desde el punto de vista emocional, con objeto de que los bobalicones ingenuos vayan más o menos tirando. Este principio se ha convertido en un elemento sustancial de la ciencia política contemporánea. En la década de los años veinte y principios de la de los treinta, Harold Lasswell, fundador del moderno sector de las comunicaciones y uno de los analistas políticos americanos más destacados, explicaba que no deberíamos sucumbir a ciertos dogmatismos democráticos que dicen que los hombres son los mejores jueces de sus intereses particulares. Porque no lo son. Somos nosotros, decía, los mejores jueces de los intereses y asuntos públicos, por lo que, precisamente a partir de la moralidad más común, somos nosotros los que tenemos que asegurarnos de que ellos no van a gozar de la oportunidad de actuar basándose en sus juicios erróneos. En lo que hoy conocemos como estado totalitario, o estado militar, lo anterior resulta fácil. Es cuestión simplemente de blandir una porra sobre las cabezas de los individuos, y, si se apartan del camino trazado, golpearles sin piedad. Pero si la sociedad ha acabado siendo más libre y democrática, se pierde aquella capacidad, por lo que hay que dirigir la atención a las técnicas de propaganda. La lógica es clara y sencilla: la propaganda es a la democracia lo que la cachiporra al estado totalitario. Ello resulta acertado y conveniente dado que, de nuevo, los intereses públicos escapan a la capacidad de comprensión del rebaño desconcertado.

Relaciones públicas

Los Estados Unidos crearon los cimientos de la industria de las relaciones públicas. Tal como decían sus líderes, su compromiso consistía en controlar la opinión pública. Dado que aprendieron mucho de los éxitos de la Comisión Creel y del miedo rojo, y de las secuelas dejadas por ambos, las relaciones públicas experimentaron, a lo largo de la década de 1920, una enorme expansión, obteniéndose grandes resultados a la hora de conseguir una subordinación total de la gente a las directrices procedentes del mundo empresarial a lo largo de la década de 1920. La situación llegó a tal extremo que en la década siguiente los comités del Congreso empezaron a investigar el fenómeno. De estas pesquisas proviene buena parte de la información de que hoy día disponemos.

Las relaciones públicas constituyen una industria inmensa que mueve, en la actualidad, cantidades que oscilan en torno a un billón de dólares al año, y desde siempre su cometido ha sido el de controlar la opinión pública, que es el mayor peligro al que se enfrentan las corporaciones. Tal como ocurrió durante la Primera Guerra Mundial, en la década de 1930 surgieron de nuevo grandes problemas: una gran depresión unida a una cada vez más numerosa clase obrera en proceso de organización. En 1935, y gracias a la Ley Wagner, los trabajadores consiguieron su primera gran victoria legislativa, a saber, el derecho a organizarse de manera independiente, logro que planteaba dos graves problemas. En primer lugar, la democracia estaba funcionando bastante mal: el rebaño desconcertado estaba consiguiendo victorias en el terreno legislativo, y no era ese el modo en que se suponía que tenían que ir las cosas; el otro problema eran las posibilidades cada vez mayores del pueblo para organizarse. Los individuos tienen que estar atomizados, segregados y solos; no puede ser que pretendan organizarse, porque en ese caso podrían convertirse en algo más que simples espectadores pasivos.

Efectivamente, si hubiera muchos individuos de recursos limitados que se agruparan para intervenir en el ruedo político, podrían, de hecho, pasar a asumir el papel de participantes activos, lo cual sí sería una verdadera amenaza. Por ello, el poder empresarial tuvo una reacción contundente para asegurarse de que esa había sido la última victoria legislativa de las organizaciones obreras, y de que representaría también el principio del fin de esta desviación democrática de las organizaciones populares. Y funcionó. Fue la última victoria de los trabajadores en el terreno parlamentario, y, a partir de ese momento —aunque el número de afiliados a los sindicatos se incrementó durante la Segunda Guerra Mundial, acabada la cual empezó a bajar— la capacidad de actuar por la vía sindical fue cada vez menor. Y no por casualidad, ya que estamos hablando de la comunidad empresarial, que está gastando enormes sumas de dinero, a la vez que dedicando todo el tiempo y esfuerzo necesarios, en cómo afrontar y resolver estos problemas a través de la industria de las relaciones públicas y otras organizaciones, como la National Association of Manufacturers (Asociación nacional de fabricantes), la Business Roundtable (Mesa redonda de la actividad empresarial), etcétera. Y su principio es reaccionar en todo momento de forma inmediata para encontrar el modo de contrarrestar estas desviaciones democráticas.

La primera prueba se produjo un año más tarde, en 1937, cuando hubo una importante huelga del sector del acero en Johnstown, al oeste de Pensilvania. Los empresarios pusieron a prueba una nueva técnica de destrucción de las organizaciones obreras, que resultó ser muy eficaz. Y sin matones a sueldo que sembraran el terror entre los trabajadores, algo que ya no resultaba muy práctico, sino por medio de instrumentos más sutiles y eficientes de propaganda. La cuestión estribaba en la idea de que había que enfrentar a la gente contra los huelguistas, por los medios que fuera. Se presentó a estos como destructivos y perjudiciales para el conjunto de la sociedad, y contrarios a los intereses comunes, que eran los nuestros, los del empresario, el trabajador o el ama de casa, es decir, todos nosotros. Queremos estar unidos y tener cosas como la armonía y el orgullo de ser americanos, y trabajar juntos. Pero resulta que estos huelguistas malvados de ahí afuera son subversivos, arman jaleo, rompen la armonía y atenían contra el orgullo de América, y hemos de pararles los pies. El ejecutivo de una empresa y el chico que limpia los suelos tienen los mismos intereses. Hemos de trabajar todos juntos y hacerlo por el país y en armonía, con simpatía y cariño los unos por los otros. Este era, en esencia, el mensaje. Y se hizo un gran esfuerzo para hacerlo público; después de todo, estamos hablando del poder financiero y empresarial, es decir, el que controla los medios de información y dispone de recursos a gran escala, por lo cual funcionó, y de manera muy eficaz. Más adelante este método se conoció como la fórmula Mohawk VaIley, aunque se le denominaba también métodos científicos para impedir huelgas. Se aplicó una y otra vez para romper huelgas, y daba muy buenos resultados cuando se trataba de movilizar a la opinión pública a favor de conceptos vacíos de contenido, como el orgullo de ser americano. ¿Quién puede estar en contra de esto? O la armonía. ¿Quién puede estar en contra? O, como en la guerra del golfo Pérsico, apoyad a nuestras tropas. ¿Quién podía estar en contra? O los lacitos amarillos. ¿Hay alguien que esté en contra? Sólo alguien completamente necio.

De hecho, ¿qué pasa si alguien le pregunta si da usted su apoyo a la gente de lowa? Se puede contestar diciendo Sí, le doy mi apoyo, o No, no la apoyo. Pero ni siquiera es una pregunta: no significa nada. Esta es la cuestión La clave de los eslóganes de las relaciones públicas como Apoyad a nuestras tropas es que no significan nada, o, como mucho, lo mismo que apoyar a los habitantes de Iowa. Pero, por supuesto había una cuestión importante que se podía haber resuelto haciendo la pregunta: ¿Apoya usted nuestra política? Pero, claro, no se trata de que la gente se plantee cosas como esta. Esto es lo único que importa en la buena propaganda. Se trata de crear un eslogan que no pueda recibir ninguna oposición, bien al contrario, que todo el mundo esté a favor. Nadie sabe lo que significa porque no significa nada, y su importancia decisiva estriba en que distrae la atención de la gente respecto de preguntas que sí significan algo: ¿Apoya usted nuestra política? Pero sobre esto no se puede hablar. Así que tenemos a todo el mundo discutiendo sobre el apoyo a las tropas: Desde luego, no dejaré de apoyarles. Por tanto, ellos han ganado. Es como lo del orgullo americano y la armonía. Estamos todos juntos, en tomo a eslóganes vacíos, tomemos parte en ellos y asegurémonos de que no habrá gente mala en nuestro alrededor que destruya nuestra paz social con sus discursos acerca de la lucha de clases, los derechos civiles y todo este tipo de cosas.

Todo es muy eficaz y hasta hoy ha funcionado perfectamente. Desde luego consiste en algo razonado y elaborado con sumo cuidado: la gente que se dedica a las relaciones públicas no está ahí para divertirse; está haciendo un trabajo, es decir, intentando inculcar los valores correctos. De hecho, tienen una idea de lo que debería ser la democracia: un sistema en el que la clase especializada está entrenada para trabajar al servicio de los amos, de los dueños de la sociedad, mientras que al resto de la población se le priva de toda forma de organización para evitar así los problemas que pudiera causar. La mayoría de los individuos tendrían que sentarse frente al televisor y masticar religiosamente el mensaje, que no es otro que el que dice que lo único que tiene valor en la vida es poder consumir cada vez más y mejor y vivir igual que esta familia de clase media que aparece en la pantalla y exhibir valores como la armonía y el orgullo americano. La vida consiste en esto. Puede que usted piense que ha de haber algo más, pero en el momento en que se da cuenta que está solo, viendo la televisión, da por sentado que esto es todo lo que existe ahí afuera, y que es una locura pensar en que haya otra cosa. Y desde el momento en que está prohibido organizarse, lo que es totalmente decisivo, nunca se está en condiciones de averiguar si realmente está uno loco o simplemente se da todo por bueno, que es lo más lógico que se puede hacer.

Así pues, este es el ideal, para alcanzar el cual se han desplegado grandes esfuerzos. Y es evidente que detrás de él hay una cierta concepción: la de democracia, tal como ya se ha dicho. El rebaño desconcertado es un problema. Hay que evitar que brame y pisotee, y para ello habrá que distraerlo. Será cuestión de conseguir que los sujetos que lo forman se queden en casa viendo partidos de fútbol, culebrones o películas violentas, aunque de vez en cuando se les saque del sopor y se les convoque a corear eslóganes sin sentido, como Apoyad a. nuestras tropas. Hay que hacer que conserven un miedo permanente, porque a menos que estén debidamente atemorizados por todos los posibles males que pueden destruirles, desde dentro o desde fuera, podrían empezar a pensar por sí mismos, lo cual es muy peligroso ya que no tienen la capacidad de hacerlo. Por ello es importante distraerles y marginarles.

Esta es una idea de democracia. De hecho, si nos re montamos al pasado, la última victoria legal de los trabajadores fue realmente en 1935, con la Ley Wagner. Después tras el inicio de la Primera Guerra Mundial, los sindicatos entraron en un declive, al igual que lo hizo una rica y fértil cultura obrera vinculada directamente con aquellos. Todo quedó destruido y nos vimos trasladados a una sociedad dominada de manera singular por los criterios empresariales. Era esta la única sociedad industrial, dentro de un sistema capitalista de Estado, en la que ni siquiera se producía el pacto social habitual que se podía dar en latitudes comparables. Era la única sociedad industrial —aparte de Sudáfrica, supongo— que no tenía un servicio nacional de asistencia sanitaria. No existía ningún compromiso para elevar los estándares mínimos de supervivencia de los segmentos de la población que no podían seguir las normas y directrices imperantes ni conseguir nada por sí mismos en el plano individual. Por otra parte, los sindicatos prácticamente no existían, al igual que ocurría con otras formas de asociación en la esfera popular. No había organizaciones políticas ni partidos: muy lejos se estaba, por tanto, del ideal, al menos en el plano estructural. Los medios de información constituían un monopolio corporativizado; todos expresaban los mismos puntos de vista. Los dos partidos eran dos facciones del partido del poder financiero y empresarial. Y así la mayor parte de la población ni tan solo se molestaba en ir a votar ya que ello carecía totalmente de sentido, quedando, por ello, debidamente marginada. Al menos este era el objetivo. La verdad es que el personaje más destacado de la industria de las relaciones públicas, Edward Bernays, procedía de la Comisión Creel. Formó parte de ella, aprendió bien la lección y se puso manos a la obra a desarrollar lo que él mismo llamó la ingeniería del consenso, que describió como la esencia de la democracia.

Los individuos capaces de fabricar consenso son los que tienen los recursos y el poder de hacerlo —la comunidad financiera y empresarial— y para ellos trabajamos.

Fabricación de la opinión

También es necesario recabar el apoyo de la población a las aventuras exteriores. Normalmente la gente es pacifista, tal como sucedía durante la Primera Guerra Mundial, ya que no ve razones que justifiquen la actividad bélica, la muerte y la tortura. Por ello, para procurarse este apoyo hay que aplicar ciertos estímulos; y para estimularles hay que asustarles. El mismo Bernays tenía en su haber un importante logro a este respecto, ya que fue el encargado de dirigir la campaña de relaciones públicas de la United Fruit Company en 1954, cuando los Estados Unidos intervinieron militarmente para derribar al gobierno democrático-capitalista de Guatemala e instalaron en su lugar un régimen sanguinario de escuadrones de la muerte, que se ha mantenido hasta nuestros días a base de repetidas infusiones de ayuda norteamericana que tienen por objeto evitar algo más que desviaciones democráticas vacías de contenido. En estos casos, es necesario hacer tragar por la fuerza una y otra vez programas domésticos hacia los que la gente se muestra contraria, ya que no tiene ningún sentido que el público esté a favor de programas que le son perjudiciales. Y esto, también, exige una propaganda amplia y general, que hemos tenido oportunidad de ver en muchas ocasiones durante los últimos diez años. Los programas de la era Reagan eran abrumadoramente impopulares. Los votantes de la victoria arrolladora de Reagan en 1984 esperaban, en una proporción de tres a dos, que no se promulgaran las medidas legales anunciadas. Si tomamos programas concretos, como el gasto en armamento, o la reducción de recursos en materia de gasto social, etc., prácticamente todos ellos recibían una oposición frontal por parte de la gente. Pero en la medida en que se marginaba y apartaba a los individuos de la cosa pública y estos no encontraban el modo de organizar y articular sus sentimientos, o incluso de saber que había otros que compartían dichos sentimientos, los que decían que preferían el gasto social al gasto militar —y lo expresaban en los sondeos, tal como sucedía de manera generalizada— daban por supuesto que eran los únicos con tales ideas disparatadas en la cabeza. Nunca habían oído estas cosas de nadie más, ya que había que suponer que nadie pensaba así; y si lo había, y era sincero en las encuestas, era lógico pensar que se trataba de un bicho raro. Desde el momento en que un individuo no encuentra la manera de unirse a otros que comparten o refuerzan este parecer y que le pueden transmitir la ayuda necesaria para articularlo, acaso llegue a sentir que es alguien excéntrico, una rareza en un mar de normalidad. De modo que acaba permaneciendo al margen, sin prestar atención a lo que ocurre, mirando hacia, otro lado, como por ejemplo la final de Copa.

Así pues, hasta cierto punto se alcanzó el ideal, aunque nunca de forma completa, ya que hay instituciones que hasta ahora ha sido imposible destruir: por ejemplo, las iglesias. Buena parte de la actividad disidente de los Estados Unidos se producía en las iglesias por la sencilla razón de que estas existían. Por ello, cuando había que dar una conferencia de carácter político en un país europeo era muy probable que se celebrara en los locales de algún sindicato, cosa harto difícil en América ya que, en primer lugar, estos apenas existían o, en el mejor de los casos, no eran organizaciones políticas. Pero las iglesias sí existían, de manera que las charlas y conferencias se hacían con frecuencia en ellas: la solidaridad con Centroamérica se originó en su mayor parte en las iglesias, sobre todo porque existían.

El rebaño desconcertado nunca acaba de estar debidamente domesticado: es una batalla permanente. En la década de 1930 surgió otra vez, pero se pudo sofocar el movimiento. En los años sesenta apareció una nueva ola de disidencia, a la cual la clase especializada le puso el nombre de crisis de la democracia. Se consideraba que la democracia estaba entrando en una crisis porque amplios segmentos de la población se estaban organizando de manera activa y estaban intentando participar en la arena política. El conjunto de élites coincidían en que había que aplastar el renacimiento democrático de los sesenta y poner en marcha un sistema social en el que los recursos se canalizaran hacia las clases acaudaladas privilegiadas. Y aquí hemos de volver a las dos concepciones de democracia que hemos mencionado en párrafos anteriores. Según la definición del diccionario, lo anterior constituye un avance en democracia; según el criterio predominante, es un problema, una crisis que ha de ser vencida. Había que obligar a la población a que retrocediera y volviera a la apatía, la obediencia y la pasividad, que conforman su estado natural, para lo cual se hicieron grandes esfuerzos, si bien no funcionó. Afortunadamente, la crisis de la democracia todavía está vivita y coleando, aunque no ha resultado muy eficaz a la hora de conseguir un cambio político. Pero, contrariamente a lo que mucha gente cree, sí ha dado resultados en lo que se refiere al cambio de la opinión pública.

Después de la década de 1960 se hizo todo lo posible para que la enfermedad diera marcha atrás. La verdad es que uno de los aspectos centrales de dicho mal tenía un nombre técnico: el síndrome de Vietnam, término que surgió en torno a 1970 y que de vez en cuando encuentra nuevas definiciones. El intelectual reaganista Norman Podhoretz habló de élcomo las inhibiciones enfermizas respecto al uso de la fuerza militar. Pero resulta que era la mayoría de la gente la que experimentaba dichas inhibiciones contra la violencia, ya que simplemente no entendía por qué había que ir por el mundo torturando, matando o lanzando bombardeos intensivos. Como ya supo Goebbels en su día, es muy peligroso que la población se rinda ante estas inhibiciones enfermizas, ya que en ese caso habría un límite a las veleidades aventureras de un país fuera de sus fronteras. Tal como decía con orgullo el Washington Post durante la histeria colectiva que se produjo durante la guerra del golfo Pérsico, es necesario infundir en la gente respeto por los valores marciales. Y eso sí es importante. Si se quiere tener una sociedad violenta que avale la utilización de la fuerza en todo el mundo para alcanzar los fines de su propia élite doméstica, es necesario valorar debidamente las virtudes guerreras y no esas inhibiciones achacosas acerca del uso de la violencia. Esto es el síndrome de Vietnam: hay que vencerlo.

La representación como realidad

También es preciso falsificar totalmente la historia. Ello constituye otra manera de vencer esas inhibiciones enfermizas, para simular que cuando atacamos y destruimos a alguien lo que estamos haciendo en realidad es proteger y defendernos a nosotros mismos de los peores monstruos y agresores, y cosas por el estilo. Desde la guerra del Vietnam se ha realizado un enorme esfuerzo por reconstruir la historia. Demasiada gente, incluidos gran número de soldados y muchos jóvenes que estuvieron involucrados en movimientos por la paz o antibelicistas, comprendía lo que estaba pasando. Y eso no era bueno. De nuevo había que poner orden en aquellos malos pensamientos y recuperar alguna forma de cordura, es decir, la aceptación de que sea lo que fuere lo que hagamos, ello es noble y correcto. Si bombardeábamos Vietnam del Sur, se debía a que estábamos defendiendo el país de alguien, esto es, de los sudvietnamitas, ya que allí no había nadie más. Es lo que los intelectuales kenedianos denominaban defensa contra la agresión interna en Vietnam del Sur, expresión acuñada por Adiai Stevenson, entre otros. Así pues, era necesario que esta fuera la imagen oficial e inequívoca; y ha funcionado muy bien, ya que si se tiene el control absoluto de los medios de comunicación y el sistema educativo y la intelectualidad son conformistas, puede surtir efecto cualquier política. Un indicio de ello se puso de manifiesto en un estudio llevado a cabo en la Universidad de Massachusetts sobre las diferentes actitudes ante la crisis del Golfo Pérsico, y que se centraba en las opiniones que se manifestaban mientras se veía la televisión. Una de las preguntas de dicho estudio era: ¿Cuantas víctimas vietnamitas calcula usted que hubo durante la guerra del Vietnam? La respuesta promedio que se daba era en torno a 100.000, mientras que las cifras oficiales hablan de dos millones, y las reales probablemente sean de tres o cuatro millones. Los responsables del estudio formulaban a continuación una pregunta muy oportuna: ¿Qué pensaríamos de la cultura política alemana si cuando se le preguntara a la gente cuantos judíos murieron en el Holocausto la respuesta fuera unos 300.000? La pregunta quedaba sin respuesta, pero podemos tratar de encontrarla. ¿Qué nos dice todo esto sobre nuestra cultura? Pues bastante: es preciso vencer las inhibiciones enfermizas respecto al uso de la fuerza militar y a otras desviaciones democráticas. Y en este caso dio resultados satisfactorios y demostró ser cierto en todos los terrenos posibles: tanto si elegimos Próximo Oriente, el terrorismo internacional o Centroamérica. El cuadro del mundo que se presenta a la gente no tiene la más mínima relación con la realidad, ya que la verdad sobre cada asunto queda enterrada bajo montañas de mentiras. Se ha alcanzado un éxito extraordinario en el sentido de disuadir las amenazas democráticas, y lo realmente interesante es que ello se ha producido en condiciones de libertad. No es como en un estado totalitario, donde todo se hace por la fuerza. Esos logros son un fruto conseguido sin violar la libertad. Por ello, si queremos entender y conocer nuestra sociedad, tenemos que pensar en todo esto, en estos hechos que son importantes para todos aquellos que se interesan y preocupan por el tipo de sociedad en el que viven.

La cultura disidente

A pesar de todo, la cultura disidente sobrevivió, y ha experimentado un gran crecimiento desde la década de los sesenta. Al principio su desarrollo era sumamente lento, ya que, por ejemplo, no hubo protestas contra la guerra de Indochina hasta algunos años después de que los Estados Unidos empezaran a bombardear Vietnam del Sur. En los inicios de su andadura era un reducido movimiento contestatario, formado en su mayor parte por estudiantes y jóvenes en general, pero hacia principios de los setenta ya había cambiado de forma notable. Habían surgido movimientos populares importantes: los ecologistas, las feministas, los antinucleares, etcétera. Por otro lado, en la década de 1980 se produjo una expansión incluso mayor y que afectó a todos los movimientos de solidaridad, algo realmente nuevo e importante al menos en la historia de América y quizás en toda la disidencia mundial. La verdad es que estos eran movimientos que no solo protestaban sino que se implicaban a fondo en las vidas de todos aquellos que sufrían por alguna razón en cualquier parte del mundo. Y sacaron tan buenas lecciones de todo ello, que ejercieron un enorme efecto civilizador sobre las tendencias predominantes en la opinión pública americana. Y a partir de ahí se marcaron diferencias, de modo que cualquiera que haya estado involucrado es este tipo de actividades durante algunos años ha de saberlo perfectamente. Yo mismo soy consciente de que el tipo de conferencias que doy en la actualidad en las regiones más reaccionarias del país —la Georgia central, el Kentucky rural— no las podría haber pronunciado, en el momento culminante del movimiento pacifista, ante una audiencia formada por los elementos más activos de dicho movimiento. Ahora, en cambio, en ninguna parte hay ningún problema. La gente puede estar o no de acuerdo, pero al menos comprende de qué estás hablando y hay una especie de terreno común en el que es posible cuando menos entenderse.

A pesar de toda la propaganda y de todos los intentos por controlar el pensamiento y fabricar el consenso, lo anterior constituye un conjunto de signos de efecto civilizador. Se está adquiriendo una capacidad y una buena disposición para pensar las cosas con el máximo detenimiento. Ha crecido el escepticismo acerca del poder.

Han cambiado muchas actitudes hacia un buen número de cuestiones, lo que ha convertido todo este asunto en algo lento, quizá incluso frío, pero perceptible e importante, al margen de si acaba siendo o no lo bastante rápido como para influir de manera significativa en los aconteceres del mundo. Tomemos otro ejemplo: la brecha que se ha abierto en relación al género. A principios de la década de 1960 las actitudes de hombres y mujeres eran aproximadamente las mismas en asuntos como las virtudes castrenses, igual que lo eran las inhibiciones enfermizas respecto al uso de la fuerza militar. Por entonces, nadie, ni hombres ni mujeres, se resentía a causa de dichas posturas, dado que las respuestas coincidían: todo el mundo pensaba que la utilización de la violencia para reprimir a la gente de por ahí estaba justificada. Pero con el tiempo las cosas han cambiado. Aquellas inhibiciones han experimentado un crecimiento lineal, aunque al mismo tiempo ha aparecido un desajuste que poco a poco ha llegado a ser sensiblemente importante y que según los sondeos ha alcanzado el 20%. ¿Qué ha pasado? Pues que las mujeres han formado un tipo de movimiento popular semiorganizado, el movimiento feminista, que ha ejercido una influencia decisiva, ya que, por un lado, ha hecho que muchas mujeres se dieran cuenta de que no estaban solas, de que había otras con quienes compartir las mismas ideas, y, por otro, en la organización se pueden apuntalar los pensamientos propios y aprender más acerca de las opiniones e ideas que cada uno tiene. Si bien estos movimientos son en cierto modo informales, sin carácter militante, basados más bien en una disposición del ánimo en favor de las interacciones personales, sus efectos sociales han sido evidentes. Y este es el peligro de la democracia: si se pueden crear organizaciones, si la gente no permanece simplemente pegada al televisor, pueden aparecer estas ideas extravagantes, como las inhibiciones enfermizas respecto al uso de la fuerza militar. Hay que vencer estas tentaciones, pero no ha sido todavía posible.

Desfile de enemigos

En vez de hablar de la guerra pasada, hablemos de la guerra que viene, porque a veces es más útil estar preparado para lo que puede venir que simplemente reaccionar ante lo que ocurre. En la actualidad se está produciendo en los Estados Unidos —y no es el primer país en que esto sucede— un proceso muy característico. En el ámbito interno, hay problemas económicos y sociales crecientes que pueden devenir en catástrofes, y no parece haber nadie, de entre los que detentan el poder, que tenga intención alguna de prestarles atención. Si se echa una ojeada a los programas de las distintas administraciones durante los últimos diez años no se observa ninguna propuesta seria sobre lo que hay que hacer para resolver los importantes problemas relativos a la salud, la educación, los que no tienen hogar, los parados, el índice de criminalidad, la delincuencia creciente que afecta a amplias capas de la población, las cárceles, el deterioro de los barrios periféricos, es decir, la colección completa de problemas conocidos. Todos conocemos la situación, y sabemos que está empeorando. Solo en los dos años que George Bush estuvo en el poder hubo tres millones más de niños que cruzaron el umbral de la pobreza, la deuda externa creció progresivamente, los estándares educativos experimentaron un declive, los salarios reales retrocedieron al nivel de finales de los años cincuenta para la gran mayoría de la población, y nadie hizo absolutamente nada para remediarlo. En estas circunstancias hay que desviar la atención del rebaño desconcertado ya que si empezara a darse cuenta de lo que ocurre podría no gustarle, porque es quien recibe directamente las consecuencias de lo anterior. Acaso entretenerles simplemente con la final de Copa o los culebrones no sea suficiente y haya que avivar en él el miedo a los enemigos. En los años treinta Hitler difundió entre los alemanes el miedo a los judíos y a los gitanos: había que machacarles como forma de autodefensa. Pero nosotros también tenemos nuestros métodos. A lo largo de la última década, cada año o a lo sumo cada dos, se fabrica algún monstruo de primera línea del que hay que defenderse. Antes los que estaban más a mano eran los rusos, de modo que había que estar siempre a punto de protegerse de ellos. Pero, por desgracia, han perdido atractivo como enemigo, y cada vez resulta más difícil utilizarles como tal, de modo que hay que hacer que aparezcan otros de nueva estampa. De hecho, la gente fue bastante injusta al criticar a George Bush por haber sido incapaz de expresar con claridad hacia dónde estábamos siendo impulsados, ya que hasta mediados de los años ochenta, cuando andábamos despistados se nos ponía constantemente el mismo disco: que vienen los rusos. Pero al perderlos como encamación del lobo feroz hubo que fabricar otros, al igual que hizo el aparato de relaciones públicas reaganiano en su momento. Y así, precisamente con Bush, se empezó a utilizar a los terroristas internacionales, a los narcotraficantes, a los locos caudillos árabes o a Sadam Husein, el nuevo Hitler que iba a conquistar el mundo. Han tenido que hacerles aparecer a uno tras otro, asustando a la población, aterrorizándola, de forma que ha acabado muerta de miedo y apoyando cualquier iniciativa del poder. Así se han podido alcanzar extraordinarias victorias sobre Granada, Panamá, o algún otro ejército del Tercer Mundo al que se puede pulverizar antes siquiera de tomarse la molestia de mirar cuántos son. Esto da un gran alivio, ya que nos hemos salvado en el último momento.

Tenemos así, pues, uno de los métodos con el cual se puede evitar que el rebaño desconcertado preste atención a lo que está sucediendo a su alrededor, y permanezca distraído y controlado. Recordemos que la operación terrorista internacional más importante llevada a cabo hasta la fecha ha sido la operación Mongoose, a cargo de la administración Kennedy, a partir de la cual este tipo de actividades prosiguieron contra Cuba. Parece que no ha habido nada que se le pueda comparar ni de lejos, a excepción quizás de la guerra contra Nicaragua, si convenimos en denominar aquello también terrorismo. El Tribunal de La Haya consideró que aquello era algo más que una agresión.

Cuando se trata de construir un monstruo fantástico siempre se produce una ofensiva ideológica, seguida de campañas para aniquilarlo. No se puede atacar si el adversario es capaz de defenderse: sería demasiado peligroso. Pero si se tiene la seguridad de que se le puede vencer, quizá se le consiga despachar rápido y lanzar así otro suspiro de alivio.

Percepción selectiva

Esto ha venido sucediendo desde hace tiempo. En mayo de 1986 se publicaron las memorias del preso cubano liberado Armando Valladares, que causaron rápidamente sensación en los medios de comunicación. Voy a brindarles algunas citas textuales. Los medios informativos describieron sus revelaciones como «el relato definitivo del inmenso sistema de prisión y tortura con el que Castro castiga y elimina a la oposición política». Era «una descripción evocadora e inolvidable» de las «cárceles bestiales, la tortura inhumana [y] el historial de violencia de estado [bajo] todavía uno de los asesinos de masas de este siglo», del que nos enteramos, por fin, gracias a este libro, que «ha creado un nuevo despotismo que ha institucionalizado la tortura como mecanismo de control social» en el «infierno que era la Cuba en la que [Valladares] vivió». Esto es lo que apareció en el Washington Post y el New York Times en sucesivas reseñas. Las atrocidades de Castro —descrito como un «matón dictador»— se revelaron en este libro de manera tan concluyente que «solo los intelectuales occidentales fríos e insensatos saldrán en defensa del tirano», según el primero de los diarios citados. Recordemos que estamos hablando de lo que le ocurrió a un hombre. Y supongamos que todo lo que se dice en el libro es verdad. No le hagamos demasiadas preguntas al protagonista de la historia. En una ceremonia celebrada en la Casa Blanca con motivo del Día de los Derechos Humanos, Ronald Reagan destacó a Armando Valladares e hizo mención especial de su coraje al soportar el sadismo del sangriento dictador cubano. A continuación, se le designó representante de los Estados Unidos en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Allí tuvo la oportunidad de prestar notables servicios en la defensa de los gobiernos de El Salvador y Guatemala en el momento en que estaban recibiendo acusaciones de cometer atrocidades a tan gran escala que cualquier vejación que Valladares pudiera haber sufrido tenía que considerarse forzosamente de mucha menor entidad. Así es como están las cosas.

La historia que viene ahora también ocurría en mayo de 1986, y nos dice mucho acerca de la fabricación del consenso. Por entonces, los supervivientes del Grupo de Derechos Humanos de El Salvador —sus líderes habían sido asesinados— fueron detenidos y torturados, incluyendo al director, Herbert Anaya. Se les encarceló en una prisión llamada La Esperanza, pero mientras estuvieron en ella continuaron su actividad de defensa de los derechos humanos, y, dado que eran abogados, siguieron tomando declaraciones juradas. Había en aquella cárcel 432 presos, de los cuales 430 declararon y relataron bajo juramento las torturas que habían recibido: aparte de la picana y otras atrocidades, se incluía el caso de un interrogatorio, y la tortura consiguiente, dirigido por un oficial del ejército de los Estados Unidos de uniforme, al cual se describía con todo detalle. Ese informe —160 páginas de declaraciones juradas de los presos— constituye un testimonio extraordinariamente explícito y exhaustivo, acaso único en lo referente a los pormenores de lo que ocurre en una cámara de tortura. No sin dificultades se consiguió sacarlo al exterior, junto con una cinta de vídeo que mostraba a la gente mientras testificaba sobre las torturas, y la Marin County Interfaith Task Force (Grupo de trabajo multiconfesional Marin County) se encargó de distribuirlo. Pero la prensa nacional se negó a hacer su cobertura informativa y las emisoras de televisión rechazaron la emisión del vídeo. Creo que como mucho apareció un artículo en el periódico local de Marin County, el San Francisco Examiner. Nadie iba a tener interés en aquello. Porque estábamos en la época en que no eran pocos los intelectuales insensatos y ligeros de cascos que estaban cantando alabanzas a José Napoleón Duarte y Ronald Reagan.

Anaya no fue objeto de ningún homenaje. No hubo lugar para él en el Día de los Derechos Humanos. No fue elegido para ningún cargo importante. En vez de ello fue liberado en un intercambio de prisioneros y posteriormente asesinado, al parecer por las fuerzas de seguridad siempre apoyadas militar y económicamente por los Estados Unidos. Nunca se tuvo mucha información sobre aquellos hechos: los medios de comunicación no llegaron en ningún momento a preguntarse si la revelación de las atrocidades que se denunciaban —en vez de mantenerlas en secreto y silenciarlas— podía haber salvado su vida.

Todo lo anterior nos enseña mucho acerca del modo de funcionamiento de un sistema de fabricación de consenso. En comparación con las revelaciones de Herbert Anaya en El Salvador, las memorias de Valladares son como una pulga al lado de un elefante. Pero no podemos ocuparnos de pequeñeces, lo cual nos conduce hacia la próxima guerra. Creo que cada vez tendremos más noticias sobre todo esto, hasta que tenga lugar la operación siguiente.

Solo algunas consideraciones sobre lo último que se ha dicho, si bien al final volveremos sobre ello. Empecemos recordando el estudio de la Universidad de Massachusetts ya mencionado, ya que llega a conclusiones interesantes. En él se preguntaba a la gente si creía que los Estados Unidos debía intervenir por la fuerza para impedir la invasión ilegal de un país soberano o para atajar los abusos cometidos contra los derechos humanos. En una proporción de dos a uno la respuesta del público americano era afirmativa. Había que utilizar la fuerza militar para que se diera marcha atrás en cualquier caso de invasión o para que se respetaran los derechos humanos. Pero si los Estados Unidos tuvieran que seguir al pie de la letra el consejo que se deriva de la citada encuesta, habría que bombardear El Salvador, Guatemala, Indonesia, Damasco, Tel Aviv, Ciudad del Cabo, Washington, y una lista interminable de países, ya que todos ellos representan casos manifiestos, bien de invasión ilegal, bien de violación de derechos humanos. Si uno conoce los hechos vinculados a estos ejemplos, comprenderá perfectamente que la agresión y las atrocidades de Sadam Husein —que tampoco son de carácter extremo— se incluyen claramente dentro de este abanico de casos. ¿Por qué, entonces, nadie llega a esta conclusión? La respuesta es que nadie sabe lo suficiente. En un sistema de propaganda bien engrasado nadie sabrá de qué hablo cuando hago una lista como la anterior. Pero si alguien se molesta en examinarla con cuidado, verá que los ejemplos son totalmente apropiados.

Tomemos uno que, de forma amenazadora, estuvo a punto de ser percibido durante la guerra del Golfo. En febrero, justo en la mitad de la campaña de bombardeos, el gobierno del Líbano solicitó a Israel que observara la resolución 425 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, de marzo de 1978, por la que se le exigía que se retirara inmediata e incondicionalmente del Líbano. Después de aquella fecha ha habido otras resoluciones posteriores redactadas en los mismos términos, pero desde luego Israel no ha acatado ninguna de ellas porque los Estados Unidos dan su apoyo al mantenimiento de la ocupación. Al mismo tiempo, el sur del Líbano recibe las embestidas del terrorismo del estado judío, y no solo brinda espacio para la ubicación de campos de tortura y aniquilamiento sino que también se utiliza como base para atacar a otras partes del país. Desde 1978, fecha de la resolución citada, el Líbano fue invadido, la ciudad de Beirut sufrió continuos bombardeos, unas 20.000 personas murieron —en torno al 80% eran civiles—, se destruyeron hospitales, y la población tuvo que soportar todo el daño imaginable, incluyendo el robo y el saqueo. Excelente... los Estados Unidos lo apoyaban. Es solo un ejemplo. La cuestión está en que no vimos ni oímos nada en los medios de información acerca de todo ello, ni siquiera una discusión sobre si Israel y los Estados Unidos deberían cumplir la resolución 425 del Consejo de Seguridad, o cualquiera de las otras posteriores, del mismo modo que nadie solicitó el bombardeo de Tel Aviv, a pesar de los principios defendidos por dos tercios de la población. Porque, después de todo, aquello es una ocupación ilegal de un territorio en el que se violan los derechos humanos. Solo es un ejemplo, pero los hay incluso peores. Cuando el ejército de Indonesia invadió Timor Oriental dejó un rastro de 200.000 cadáveres, cifra que no parece tener importancia al lado de otros ejemplos. El caso es que aquella invasión también recibió el apoyo claro y explícito de los Estados Unidos, que todavía prestan al gobierno indonesio ayuda diplomática y militar. Y podríamos seguir indefinidamente.

La guerra del Golfo

Veamos otro ejemplo mas reciente. Vamos viendo cómo funciona un sistema de propaganda bien engrasado. Puede que la gente crea que el uso de la fuerza contra Iraq se debe a que América observa realmente el principio de que hay que hacer frente a las invasiones de países extranjeros o a las transgresiones de los derechos humanos por la vía militar, y que no vea, por el contrario, qué pasaría si estos principios fueran también aplicables a la conducta política de los Estados Unidos. Estamos antes un éxito espectacular de la propaganda.

Tomemos otro caso. Si se analiza detenidamente la cobertura periodística de la guerra desde el mes de agosto (1990), se ve, sorprendentemente, que faltan algunas opiniones de cierta relevancia. Por ejemplo, existe una oposición democrática iraquí de cierto prestigio, que, por supuesto, permanece en el exilio dada la quimera de sobrevivir en Iraq. En su mayor parte están en Europa y son banqueros, ingenieros, arquitectos, gente así, es decir, con cierta elocuencia, opiniones propias y capacidad y disposición para expresarlas. Pues bien, cuando Sadam Husein era todavía el amigo favorito de Bush y un socio comercial privilegiado, aquellos miembros de la oposición acudieron a Washington, según las fuentes iraquíes en el exilio, a solicitar algún tipo de apoyo a sus demandas de constitución de un parlamento democrático en Iraq. Y claro, se les rechazó de plano, ya que los Estados Unidos no estaban en absoluto interesados en lo mismo. En los archivos no consta que hubiera ninguna reacción ante aquello.

A partir de agosto fue un poco más difícil ignorar la existencia de dicha oposición, ya que cuando de repente se inició el enfrentamiento con Sadam Husein después de haber sido su más firme apoyo durante años, se adquirió también conciencia de que existía un grupo de demócratas iraquíes que seguramente tenían algo que decir sobre el asunto. Por lo pronto, los opositores se sentirían muy felices si pudieran ver al dictador derrocado y encarcelado, ya que había matado a sus hermanos, torturado a sus hermanas y les había mandado a ellos mismos al exilio. Habían estado luchando contra aquella tiranía que Ronald Reagan y George Bush habían estado protegiendo. ¿Por qué no se tenía en cuenta, pues, su opinión? Echemos un vistazo a los medios de información de ámbito nacional y tratemos de encontrar algo acerca de la oposición democrática iraquí desde agosto de 1990 hasta marzo de 1991: ni una línea. Y no es a causa de que dichos resistentes en el exilio no tengan facilidad de palabra, ya que hacen repetidamente declaraciones, propuestas, llamamientos y solicitudes, y, si se les observa, se hace difícil distinguirles de los componentes del movimiento pacifista americano. Están contra Sadam Husein y contra la intervención bélica en Iraq. No quieren ver cómo su país acaba siendo destruido, desean y son perfectamente conscientes de que es posible una solución pacífica del conflicto. Pero parece que esto no es políticamente correcto, por lo que se les ignora por completo. Así que no oímos ni una palabra acerca de la oposición democrática iraquí, y si alguien está interesado en saber algo de ellos puede comprar la prensa alemana o la británica. Tampoco es que allí se les haga mucho caso, pero los medios de comunicación están menos controlados que los americanos, de modo que, cuando menos, no se les silencia por completo.

Lo descrito en los párrafos anteriores ha constituido un logro espectacular de la propaganda. En primer lugar, se ha conseguido excluir totalmente las voces de los demócratas iraquíes del escenario político, y, segundo, nadie se ha dado cuenta, lo cual es todavía más interesante. Hace falta que la población esté profundamente adoctrinada para que no haya reparado en que no se está dando cancha a las opiniones de la oposición iraquí, aunque, caso de haber observado el hecho, si se hubiera formulado la pregunta ¿por qué?, la respuesta habría sido evidente: porque los demócratas iraquíes piensan por sí mismos; están de acuerdo con los presupuestos del movimiento pacifista internacional, y ello les coloca en fuera de juego.

Veamos ahora las razones que justificaban la guerra. Los agresores no podían ser recompensados por su acción, sino que había que detener la agresión mediante el recurso inmediato a la violencia: esto lo explicaba todo. En esencia, no se expuso ningún otro motivo. Pero, ¿es posible que sea esta una explicación admisible? ¿Defienden en verdad los Estados Unidos estos principios: que los agresores no pueden obtener ningún premio por su agresión y que esta debe ser abortada mediante el uso de la violencia? No quiero poner a prueba la inteligencia de quien me lea al repasar los hechos, pero el caso es que un adolescente que simplemente supiera leer y escribir podría rebatir estos argumentos en dos minutos. Pero nunca nadie lo hizo. Fijémonos en los medios de comunicación, en los comentaristas y críticos liberales, en aquellos que declaraban ante el Congreso, y veamos si había alguien que pusiera en entredicho la suposición de que los Estados Unidos era fiel de verdad a esos principios. ¿Se han opuesto los Estados Unidos a su propia agresión a Panamá, y se ha insistido, por ello, en bombardear Washington? Cuando se declaró ilegal la invasión de Namibia por parte de Sudáfrica, ¿impusieron los Estados Unidos sanciones y embargos de alimentos y medicinas? ¿Declararon la guerra? ¿Bombardearon Ciudad del Cabo? No, transcurrió un período de veinte años de diplomacia discreta. Y la verdad es que no fue muy divertido lo que ocurrió durante estos años, dominados por las administraciones de Reagan y Bush, en los que aproximadamente un millón y medio de personas fueron muertas a manos de Sudáfrica en los países limítrofes. Pero olvidemos lo que ocurrió en Sudáfrica y Namibia: aquello fue algo que no lastimó nuestros espíritus sensibles. Proseguimos con nuestra diplomacia discreta para acabar concediendo una generosa recompensa a los agresores. Se les concedió el puerto más importante de Namibia y numerosas ventajas que tenían que ver con su propia seguridad nacional. ¿Dónde está aquel famoso principio que defendemos? De nuevo, es un juego de niños el demostrar que aquellas no podían ser de ningún modo las razones para ir a la guerra, precisamente porque nosotros mismos no somos fieles a estos principios.

Pero nadie lo hizo; esto es lo importante. Del mismo modo que nadie se molestó en señalar la conclusión que se seguía de todo ello: que no había razón alguna para la guerra. Ninguna, al menos, que un adolescente no analfabeto no pudiera refutar en dos minutos. Y de nuevo estamos ante el sello característico de una cultura totalitaria. Algo sobre lo que deberíamos reflexionar ya que es alarmante que nuestro país sea tan dictatorial que nos pueda llevar a una guerra sin dar ninguna razón de ello y sin que nadie se entere de los llamamientos del Líbano. Es realmente chocante.

Justo antes de que empezara el bombardeo, a mediados de enero, un sondeo llevado a cabo por el Washington Post y la cadena abc revelaba un dato interesante. La pregunta formulada era: si Iraq aceptara retirarse de Kuwait a cambio de que el Consejo de Seguridad estudiara la resolución del conflicto árabe-israelí, ¿estaría de acuerdo? Y el resultado nos decía que, en una proporción de dos a uno, la población estaba a favor. Lo mismo sucedía en el mundo entero, incluyendo a la oposición iraquí, de forma que en el informe final se reflejaba el dato de que dos tercios de los americanos daban un sí como respuesta a la pregunta referida. Cabe presumir que cada uno de estos individuos pensaba que era el único en el mundo en pensar así, ya que desde luego en la prensa nadie había dicho en ningún momento que aquello pudiera ser una buena idea. Las órdenes de Washington habían sido muy claras, es decir, hemos de estar en contra de cualquier conexión, es decir, de cualquier relación diplomática, por lo que todo el mundo debía marcar el paso y oponerse a las soluciones pacíficas que pudieran evitar la guerra. Si intentamos encontrar en la prensa comentarios o reportajes al respecto, solo descubriremos una columna de Alex Cockbum en Los Angeles Times, en la que este se mostraba favorable a la respuesta mayoritaria de la encuesta.

Seguramente, los que contestaron la pregunta pensaban estoy solo, pero esto es lo que pienso. De todos modos, supongamos que hubieran sabido que no estaban solos, que había otros, como la oposición democrática iraquí, que pensaban igual. Y supongamos también que sabían que la pregunta no era una mera hipótesis, sino que, de hecho, Iraq había hecho precisamente la oferta señalada, y que esta había sido dada a conocer por el alto mando del ejército americano justo ocho días antes: el día 2 de enero. Se había difundido la oferta iraquí de retirada total de Kuwait a cambio de que el Consejo de Seguridad discutiera y resolviera el conflicto árabe-israelí y el de las armas de destrucción masiva. (Recordemos que los Estados Unidos habían estado rechazando esta negociación desde mucho antes de la invasión de Kuwait). Supongamos, asimismo, que la gente sabía que la propuesta estaba realmente encima de la mesa, que recibía un apoyo generalizado, y que, de hecho, era algo que cualquier persona racional haría si quisiera la paz, al igual que hacemos en otros casos, más esporádicos, en que precisamos de verdad repeler la agresión. Si suponemos que se sabía todo esto, cada uno puede hacer sus propias conjeturas. Personalmente doy por sentado que los dos tercios mencionados se habrían convertido, casi con toda probabilidad, en el 98% de la población. Y aquí tenemos otro éxito de la propaganda. Es casi seguro que no había ni una sola persona, de las que contestaron la pregunta, que supiera algo de lo referido en este párrafo porque seguramente pensaba que estaba sola. Por ello, fue posible seguir adelante con la política belicista sin ninguna oposición. Hubo mucha discusión, protagonizada por el director de la CIA, entre otros, acerca de si las sanciones serían eficaces o no. Sin embargo no se discutía la cuestión más simple: ¿habían funcionado las sanciones hasta aquel momento? Y la respuesta era que sí, que por lo visto habían dado resultados, seguramente hacia finales de agosto, y con más probabilidad hacia finales de diciembre. Es muy difícil pensar en otras razones que justifiquen las propuestas iraquíes de retirada, autentificadas o, en algunos casos, difundidas por el Estado Mayor estadounidense, que las consideraba serias y negociables. Así la pregunta que hay que hacer es: ¿Habían sido eficaces las sanciones? ¿Suponían una salida a la crisis? ¿Se vislumbraba una solución aceptable para la población en general, la oposición democrática iraquí y el mundo en su conjunto? Estos temas no se analizaron ya que para un sistema de propaganda eficaz era decisivo que no aparecieran como elementos de discusión, lo cual permitió al presidente del Comité Nacional Republicano decir que si hubiera habido un demócrata en el poder, Kuwait todavía no habría sido liberado. Puede decir esto y ningún demócrata se levantará y dirá que si hubiera sido presidente habría liberado Kuwait seis meses antes. Hubo entonces oportunidades que se podían haber aprovechado para hacer que la liberación se produjera sin que fuera necesaria la muerte de decenas de miles de personas ni ninguna catástrofe ecológica. Ningún demócrata dirá esto porque no hubo ningún demócrata que adoptara esta postura, si acaso con la excepción de Henry González y Barbara Boxer, es decir, algo tan marginal que se puede considerar prácticamente inexistente.

Cuando los misiles Scud cayeron sobre Israel no hubo ningún editorial de prensa que mostrara su satisfacción por ello. Y otra vez estamos ante un hecho interesante que nos indica cómo funciona un buen sistema de propaganda, ya que podríamos preguntar ¿y por qué no? Después de todo, los argumentos de Sadam Husein eran tan válidos como los de George Bush: ¿cuáles eran, al fin y al cabo? Tomemos el ejemplo del Líbano. Sadam Husein dice que rechaza que Israel se anexione el sur del país, de la misma forma que reprueba la ocupación israelí de los Altos del Golán sirios y de Jerusalén Este, tal como ha declarado repetidamente por unanimidad el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Pero para el dirigente iraquí son inadmisibles la anexión y la agresión. Israel ha ocupado el sur del Líbano desde 1978 en clara violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad, que se niega a aceptar, y desde entonces hasta el día de hoy ha invadido todo el país y todavía lo bombardea a voluntad. Es inaceptable. Es posible que Sadam Husein haya leído los informes de Amnistía Internacional sobre las atrocidades cometidas por el ejército israelí en la Cisjordania ocupada y en la franja de Gaza. Por ello, su corazón sufre. No puede soportarlo. Por otro lado, las sanciones no pueden mostrar su eficacia porque los Estados Unidos vetan su aplicación, y las negociaciones siguen bloqueadas. ¿Qué queda, aparte de la fuerza? Ha estado esperando durante años: trece en el caso del Líbano; veinte en el de los territorios ocupados.

Este argumento nos suena. La única diferencia entre este y el que hemos oído en alguna otra ocasión está en que Sadam Husein podía decir, sin temor a equivocarse, que las sanciones y las negociaciones no se pueden poner en práctica porque los Estados Unidos lo impiden. George Bush no podía decir lo mismo, dado que, en su caso, las sanciones parece que sí funcionaron, por lo que cabía pensar que las negociaciones también darían resultado: en vez de ello, el presidente americano las rechazó de plano, diciendo de manera explícita que en ningún momento iba a haber negociación alguna. ¿Alguien vio que en la prensa hubiera comentarios que señalaran la importancia de todo esto? No, ¿por qué?, es una trivialidad. Es algo que, de nuevo, un adolescente que sepa las cuatro reglas puede resolver en un minuto. Pero nadie, ni comentaristas ni editorialistas, llamaron la atención sobre ello. Nuevamente se pone de relieve, los signos de una cultura totalitaria bien llevada, y demuestra que la fabricación del consenso sí funciona.

Solo otro comentario sobre esto último. Podríamos poner muchos ejemplos a medida que fuéramos hablando. Admitamos, de momento, que efectivamente Sadam Husein es un monstruo que quiere conquistar el mundo —creencia ampliamente generalizada en los Estados Unidos—. No es de extrañar, ya que la gente experimentó cómo una y otra vez le martilleaban el cerebro con lo mismo: está a punto de quedarse con todo; ahora es el momento de pararle los pies. Pero, ¿cómo pudo Sadam Husein llegar a ser tan poderoso? Iraq es un país del Tercer Mundo, pequeño, sin infraestructura industrial. Libró durante ocho años una guerra terrible contra Irán, país que en la fase posrevolucionaria había visto diezmado su cuerpo de oficiales y la mayor parte de su fuerza militar. Iraq, por su lado, había recibido una pequeña ayuda en esa guerra, al ser apoyado por la Unión Soviética, los Estados Unidos, Europa, los países árabes más importantes y las monarquías petroleras del Golfo. Y, aun así, no pudo derrotar a Irán. Pero, de repente, es un país preparado para conquistar el mundo. ¿Hubo alguien que destacara este hecho? La clave del asunto está en que era un país del Tercer Mundo y su ejército estaba formado por campesinos, y en que —como ahora se reconoce— hubo una enorme desinformación acerca de las fortificaciones, de las armas químicas, etc.; ¿hubo alguien que hiciera mención de todo aquello? No, no hubo nadie. Típico.

Fíjense que todo ocurrió exactamente un año después de que se hiciera lo mismo con Manuel Noriega. Este, si vamos a eso, era un gángster de tres al cuarto, comparado con los amigos de Bush, sean Sadam Husein o los dirigentes chinos, o con Bush mismo. Un desalmado de baja estofa que no alcanzaba los estándares internacionales que a otros colegas les daban una aureola de atracción. Aun así, se le convirtió en una bestia de exageradas proporciones que en su calidad de líder de los narcotraficantes nos iba a destruir a todos. Había que actuar con rapidez y aplastarle, matando a un par de cientos, quizás a un par de miles, de personas. Devolver el poder a la minúscula oligarquía blanca —en torno al 8% de la población— y hacer que el ejército estadounidense controlara todos los niveles del sistema político. Y había que hacer todo esto porque, después de todo, o nos protegíamos a nosotros mismos, o el monstruo nos iba a devorar. Pues bien, un año después se hizo lo mismo con Sadam Husein. ¿Alguien dijo algo? ¿Alguien escribió algo respecto a lo que pasaba y por qué? Habrá que buscar y mirar con mucha atención para encontrar alguna palabra al respecto.

Démonos cuenta de que todo esto no es tan distinto de lo que hacía la Comisión Creel cuando convirtió a una población pacífica en una masa histérica y delirante que quería matar a todos los alemanes para protegerse a sí misma de aquellos bárbaros que descuartizaban a los niños belgas. Quizás en la actualidad las técnicas son más sofisticadas, por la televisión y las grandes inversiones económicas, pero en el fondo viene a ser lo mismo de siempre.

Creo que la cuestión central, volviendo a mi comentario original, no es simplemente la manipulación informativa, sino algo de dimensiones mucho mayores. Se trata de si queremos vivir en una sociedad libre o bajo lo que viene a ser una forma de totalitarismo autoimpuesto, en el que el rebaño desconcertado se encuentra, además, marginado, dirigido, amedrentado, sometido a la repetición inconsciente de eslóganes patrióticos, e imbuido de un temor reverencial hacia el líder que le salva de la destrucción, mientras que las masas que han alcanzado un nivel cultural superior marchan a toque de corneta repitiendo aquellos mismos eslóganes que, dentro del propio país, acaban degradados. Parece que la única alternativa esté en servir a un estado mercenario ejecutor, con la esperanza añadida de que otros vayan a pagamos el favor de que les estemos destrozando el mundo. Estas son las opciones a las que hay que hacer frente. Y la respuesta a estas cuestiones está en gran medida en manos de gente como ustedes y yo.
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