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miércoles, 24 de enero de 2007

Renuncia crónica : Pablo Hiriart : Marco Levario

Nota Proporcionada por Javier Solórzano, radio 13, 1290 am, para la persona que preguntó por la tendencia de Solórzano, es de derecha por su formación académica, pero su pensamiento como buen "taquero" que és, lo lleva a ser plural, en su programa de radio (1 pm) tiene una sección los martes para comentar el programa de AMLO la verdad sea dicha. Ahora el chisme político del periódico la crónica

Por: Marco Levario Turcott
Miercoles 24 de Enero de 2007 | Hora de publicación: 01:19

Desde hace casi diez años, aquí, en la revista que dirijo y en otros espacios, he expuesto mis diferencias con los excesos en los que, a mi juicio, incurría La Crónica; incluso por desencuentros al respecto, y por errores míos al no considerar la opinión de sus editores, por una nota de etcétera fui despedido como colaborador del diario (esto no es demagogia: naturalmente no defiendo la justeza de esa decisión, pero no la critico, incluso al paso de los años tiendo a comprenderla).

Hablé de esos excesos, incluso todavía lo hice la semana pasada, porque en lo sustancial coincido con la visión y el ejercicio periodístico de Pablo Hiriart y, como nunca he creído que los amigos son cómplices, siempre decía más mis diferencias que mis coincidencias; éstas son implícitas, sencillamente porque, de otro modo, jamás le hubiera pedido a él regresar a esta casa y creo que por eso mismo, generoso, Pablo aceptó.

Varios de mis desencuentros con el periódico se debieron a que noté un trato condescendiente con algunos actores políticos, como con Elba Esther Gordillo, y al mismo tiempo implacables con otros, sobra citar casos. De un tiempo a la fecha, sin embargo, vi que el diario cada vez tenía más equilibrio, con ese y con otros protagonistas de la cosa pública; incluso el entonces director de este diario criticó la designación de un familiar de la profesora Gordillo dentro de la SEP.

Ahora, sin embargo no quiero expresar diferencias con Pablo Hiriart, sino coincidencias, cariño y gratitud. Disiento, como pocas veces, de lo que aquí hace unos días dijo mi maestro José Carreño Carlón sobre el carácter excepcionalmente transparente con que informó el periódico de la separación de su hasta entonces director. Creo que se trata de una nota eufemística, quizá políticamente correcta pero, sobre todo, sin sustancia, no deja claro cuáles son las diferencias de criterio entre los dueños de este periódico y su director, menos aún dice cuáles son las líneas editoriales a futuro.

Renuncio a Crónica como suelo hacerlo de los medios en los que lo he hecho: con un portazo (y sólo a ese diario he tocado la puerta para regresar). Lo hago para expresar mi desacuerdo con la forma en la que sale su director. No me apantallan las buenas maneras ni la aparente civilidad de lo que, en realidad, es una forma desastrosa de deshacerse de una línea editorial sólida y exitosa —Pablo hizo al periódico con muy pocos insumos—. Creo que no me engaña la forma en como salió el director, le dieron las gracias anteponiéndole intereses no ideas, sin discutir una línea editorial alternativa y eso, para mí, es inaceptable. Lo dije la semana pasada, estamos asistiendo al triunfo de los cínicos: nunca creí tener un ejemplo tan cerca.

Admiro la actitud gallarda con la que sale del periódico Pablo Hiriart con quien no he hablado nada de esto; crece mi respeto por él y salgo con él, pero más allá de esa definición personal, me voy por una definición profesional: un periodista no puede ni debe ser cercenado así. Pontifico, claro, y creo que en situaciones como esas no queda de otra: señalar el deber ser (aunque eso signifique permanecer marginal). Pero hacerlo como recomendó alguna vez Fernando Savater, con el resguardo de la ética frente al pragmatismo: con una gran carcajada (más sonora aún frente a los que hacen cualquier cosa con tal de mantener un espacio). Con humor también: esta es la tercera vez que renunció al diario y la tercera es la vencida.

De un tiempo a la fecha mis artículos se difunden en otros medios, en Durango, Colima, Jalisco y Oaxaca. Pretendo continuar escribiendo para ellos y, claro, escucho otras ofertas para hacerlo en el Distrito Federal. Advierto que sé bien que los medios son empresas y, como tales, hacen negocio; también comprendo que son actores políticos de primer orden. No hay fundamentalismo en la actitud de este articulista. Sólo creo que cuando estos parámetros se colocan por encima del periodismo, a la credibilidad se la lleva la chingada. Y ahí sí, no voy, al menos no por mi voluntad.

Agradezco a los lectores, en especial a los mil 345 que se tomaron la molestia de escribir a mi correo; ustedes son testigos, a todos les contesté. Ahí están los medios que ya conocen donde escribo, ahí está la revista etcétera y junto con ello un mecanismo para continuar en comunicación. Y si Pablo se despidió con “Gracias a la vida...”, yo lo hago con Lennon: “The dream is over...”

mlevario@etcetera.com.mx

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