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miércoles, 5 de septiembre de 2007

Sergio Aguayo Quesada

Los dinosaurios
sergioaguayo@infosel.net.mx
www.sergioaguayo.org

El domingo salieron a pasear los dinosaurios, se les vio por Palacio Nacional y en múltiples urnas veracruzanas. El espectáculo es una consecuencia natural de la ruptura en el entendimiento entre izquierda y derecha que hizo posible la transición.

Hasta en la construcción de la democracia hemos sido informales. El consenso entre izquierda y derecha nunca se formalizó en pacto o acuerdo escrito; se fue tejiendo en acciones concretas de rechazo a la violación del voto. Entre los episodios más recordados está la huelga de hambre de Luis H. Álvarez por el fraude en Chihuahua de 1986; las protestas conjuntas de Cuauhtémoc Cárdenas, Manuel Clouthier y Rosario Ibarra por el fraude en la elección presidencial de 1988; la movilización a favor de Salvador Nava por el fraude de 1991 en San Luis Potosí. En la protesta se forjó un acuerdo a favor de elecciones limpias y confiables entre partidos, organismos civiles, intelectuales y periodistas. Soplaban aires de una concordia que anticipaba la esperanza de un futuro mejor. El entendimiento estuvo muy cerca de formalizarse en el verano de 1999 cuando Cárdenas y Vicente Fox discutieron, con la mediación de un grupo de ciudadanos, la posibilidad de una candidatura común que hiciera posible sacar al PRI de Los Pinos. Es bien revelador que no hubo diferencias en torno a un programa común de Gobierno; los aparecieron con la interferencia de los poderes fácticos interesados en impedir una candidatura unitaria frustrándose, así, una solución a la chilena. En Chile, cuatro partidos ideológicamente diversos formaron la “Concertación” en 1988 y así derrotaron a la dictadura y así han creado una democracia confiable.

El acuerdo Cárdenas-Fox se malogró pero el PRI salió de Los Pinos al año siguiente porque a millones de votantes de izquierda nos convenció el razonamiento del voto útil y le dimos la victoria a Vicente Fox. Cuál sería la sorpresa cuando a los pocos meses Fox empezó a romper el espíritu de aquel pacto informal. Primero vino su claudicación en la promesa de marcar una raya frente a los represores del viejo régimen; después observamos cómo se lanzaba a promover a los suyos en elecciones locales y el intento de desafuero de Andrés Manuel López Obrador y la faena de 2006 en donde Fox fue artífice de la unidad de una derecha decidida a ganar a toda costa. Así fue como nos dimos cuenta que Tito Monterroso se había equivocado porque no es uno sino varios los dinosaurios que pastan en las praderas de la política nacional. Cuando el domingo pasado Felipe Calderón se sintió el dueño absoluto de la plaza se montó una escenografía y lanzó un discurso con penetrante olor a naftalina. Sonaba raro su estribillo final de que es “posible transformar a México” cuando él se había refugiado en ese formato arcaico que maquilla realidades incómodas y calla frente a las promesas incumplidas. Calderón perdió la oportunidad para demostrar en la práctica su compromiso con la renovación y enunciar sus objetivos en los diferentes temas para forzar, de esa manera, el debate que pide en abstracto.

Ese mismo día, pero en Veracruz, las elecciones nos regresaron a comicios pretéritos. Pese a las diferencias con otros tiempos, el gobernador Fidel Herrera demostró que en el México del siglo 21 los votos necesarios para la victoria los obtiene quien cuenta con más dinero, menos escrúpulos y más aparato político y que frente a ese ejercicio irrestricto del poder es muy poco, casi nada, lo que se puede hacer. A los estados fluyen ríos de dinero federal fortaleciendo a gobernadores que despliegan la discrecionalidad que distinguiera a los presidentes mexicanos. En los últimos seis años Veracruz recibió 241 mil millones de dinero federal buena parte de los cuales son manejados con total discrecionalidad. Es poco lo que se puede hacer porque los partidos que alguna vez estuvieron en la oposición ahora han incorporado, y hasta mejorado, la doctrina del “todo se vale”. El Partido Acción Nacional resultó ser un alumno ejemplar y ejecuta con enorme profesionalismo melodías antes rechazadas y en la elección presidencial, en Baja California y en Boca del Río, Veracruz encomendó su suerte a las huestes de Elba Esther Gordillo, la Maestra en la “operación” de elecciones. El PRD tampoco escapa a la tentación y a la menor provocación se embarca en métodos similares y recluta a mapaches tan ilustres como José Guadarrama y deja que sus tribus practiquen el corporativismo y la opacidad en la capital. Desde otro punto de vista, la proliferación de dinosaurios hace posible un cambio en las reglas. El sistema electoral ha perdido tanta funcionalidad que en las elecciones competidas el guión es idéntico salvo en la identidad de la víctima. En la elección presidencial fue el PRD; en Baja California el PRI; en Veracruz el PAN. Se abre entonces la posibilidad de un nuevo entendimiento que incluiría a los tres grandes partidos ya que a esa trinidad le convendría adoptar medidas para reducir los márgenes de la irregularidad. Falta ver si los acuerdos logrados para las elecciones federales se filtran a los estados en donde el atraso es bastante más evidente.

Así pues, la defensa de los intereses partidistas es lo que hace posible la reforma electoral que se aprobará esta semana y cuyas limitaciones se originan en que los partidos se olvidaron, hace ya bastante tiempo, del término “bien común”. Por ahora sus mejores esfuerzos los dedican a defender parcelas de poder bien delimitadas. Esos son los partidos que tenemos, esas las reformas posibles. La posibilidad de cambios más profundos deberá esperar al mediano plazo, cuando mejore la organización social que de manera muy lenta va renovando sus liderazgos y agendas. Por ahora, a lo más que podemos aspirar es a observar la operación de los monopolios económicos y la forma en que salen a pasear los dinosaurios.

La miscelánea

El menosprecio a la opinión ciudadana se hará evidente en esta semana de reformas. Destaca el nuevo impuesto a las gasolinas que nos afectará a todos y el respeto con el cual trataron los privilegios de los monopolios económicos y políticos. La reforma electoral deja casi intactos los ofensivos financiamientos a los partidos y a las Cámaras de Diputados y Senadores. Los interesados en mandarles un mensaje de rechazo por vía electrónica pueden unirse a la campaña de Alianza Cívica visitando la página: www.yabajenle.org.mx


Kikka Roja

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