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miércoles, 30 de enero de 2008

Sergio Aguayo Quezada : Los hebefrenicos

Los hebefrénicos
Está por llegar a México Louse Arbour, la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH); preparémonos para escuchar al presidente Felipe Calderón refrendar su compromiso con esos principios. ¿Romperá su hermetismo y dirá algo sobre los abusos cometidos por el Gobierno de su partido en Guanajuato?

El 2 de mayo de 2007 el secretario general del Gobierno de Guanajuato, Gerardo Mosqueda Martínez, exigió a los delegados del Gobierno Federal en el estado “fidelidad” hacia el gobernador Juan Manuel Oliva porque, gracias a él, Calderón había ganado en 2006. La información fue publicada por dos periódicos: el AM de León, y El Correo.

Gerardo Mosqueda enfureció y el 11 de mayo arremetió contra los directores del AM y de Correo (Enrique Gómez Orozco y Arnaldo Cuéllar). Los tildó de “esquizofrénicos”, de “escribir pendejada tras pendejada”, de “explotar a sus trabajadores y extorsionar a sus interlocutores” y de “faunos rastreros”. A Enrique Gómez le dedicó su adjetivo estrella: lo calificó de “hebefrénico” alardeando, así, de su formación (es licenciado en psicología industrial y maestro en lengua y literatura españolas).

La agresión era directa porque la hebefrenia es una esquizofrenia de mal pronóstico. Provoca una conducta tonta y desorganizada; risillas que parecen vacías y carentes de sentido; y gestos, posturas y amaneramientos que pueden desembocar en incoherencias. Un hebefrénico se encierra en un mundo interior de fantasías, en la evasión de la realidad.

Los directores de ambos medios se consideraron injuriados y difamados y consideraron que Mosqueda había agredido la libertad de expresión. La Procuraduría de los Derechos Humanos de Guanajuato se declaró incompetente y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) entró al quite atrayendo el caso. Bien pronto les dio la razón a los periodistas y buscó una conciliación que pasaba por una disculpa pública de Mosqueda, quien reaccionó convocando a una rueda de prensa en la cual, en palabras de la CNDH, se desbordó. Pidió excusas a “los comunicadores, a la opinión pública, a los directores de ‘todos los medios’, al gobernador del Estado, a los miembros del Gabinete, a los funcionarios que dependen de la estructura del secretario de Gobierno, a sus cinco hijas y a su esposa”. Después de eso informó a la CNDH: “cumplí puntual y con largueza, con generosidad”.

El director del AM, Enrique Gómez consideró insuficiente el modo (El Correo dejó el asunto por la paz) y ratificó su queja ante la CNDH. El 2 de junio, AM de León publicó un suplemento de ocho páginas sobre los métodos y la fuerza del Yunque una organización secreta de ultraderecha a la cual pertenecen docenas de funcionarios; entre ellos, según diversas fuentes, el gobernador y el secretario de Gobierno.

Mosqueda respondió publicando un libro (Libertad de expresión) en el cual excluye la visión de los contrarios o los textos producidos por la CNDH. Procedió luego a cancelar la publicidad del Gobierno Estatal en el AM pese a ser el diario más importante del estado (34 mil ejemplares) y presionó a los presidentes municipales para que hicieran lo mismo.

La CNDH siguió investigando y el 21 de diciembre de 2007 emitió una recomendación para el gobernador de Guanajuato en la cual le solicitaba una “disculpa pública inequívoca a Enrique Gómez Orozco y Arnoldo Cuéllar Ornelas”. El gobernador, Juan Manuel Oliva, respondió el 18 de enero que como “respetamos a la CNDH” con “todo respeto le hemos señalado que no aceptamos la recomendación” porque en “Guanajuato se respetan y se promueven los derechos humanos”.

Es difícil conciliar la libertad de expresión y de información con el derecho al honor y a la vida privada. En este asunto, el Programa Permanente de Agravios a Periodistas y la Quinta Visitaduría de la CNDH hicieron un excelente y equilibrado trabajo. Reconocen, por ejemplo, la posibilidad de que los dos diarios no hubieran informado objetivamente sobre las declaraciones de Mosqueda y registran su queja de que ambos periódicos pudieron haberlo difamado exhibiéndolo ante la sociedad como un malhablado. Sin embargo, le señalan que podía haber presentado una demanda por difamación. En lugar de hacerlo se erigió en juez y decidió que como sus derechos humanos habían sido violados, no pediría disculpas y castigaría al AM de León cancelando la publicidad. Como en los viejos tiempos el ejecutivo toma la justicia en su mano. A este paso cada entidad elaborará su propia versión de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Se confirma nuestra indefensión ante los abusos de autoridad y sorprende el silencio del Partido Acción Nacional. Sólo el dirigente estatal, Fernando Torres Graciano, ha declarado que el Gobierno Estatal debía disculparse. La dirección nacional y el presidente de la República han guardado un silencio hermético que, en el caso de Calderón puede deberse a que está conteniéndose para los sentidos discursos que dirá ante Louise Arbour, la funcionaria internacional más importante en la materia. Se nos viene otro alud de palabras en el que el Gobierno de la República dirá cuánto admira y respeta a los derechos humanos. Lástima que no le pongan contenido.

Situaciones como ésta explican las romerías al exterior de quienes buscan auxilio. El director del AM de León ya prepara los escritos que presentará ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y ante la representación en México de la OACNUDH.

Pero el choque entre AM de León y el Gobierno de Guanajuato trasciende la individualidad; es parte del viejísimo conflicto entre liberales y conservadores. En entrevista telefónica el director del AM da una explicación bastante lógica y directa sobre el enfrentamiento: “Quienes gobiernan Guanajuato son fanáticos religiosos y el peso de Mosqueda se origina en su jerarquía dentro del Yunque. Su inquina contra mí viene de que soy un liberal juarista que sin llegar al jacobinismo, rechaza la intromisión de la religión en la política”. El secretario de Gobierno no respondió a mi petición para una entrevista.

El lenguaje del maestro Mosqueda tiene un par de aciertos. Refrenda la vigencia de esas crónicas del absurdo pergeñadas por el guanajuatense Jorge Ibargüengoitia y sugiere la pertinencia de utilizar el concepto de hebefrenia para explicar las conductas tontas, las fantasías y las evasiones de la realidad que tanto abundan en la política mexicana.
e-mail: saguayo@colmex.mx


Kikka Roja

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