- - . KIKKA: Carmen Aristegui Flores: Evaluación crítica

Páginas

viernes, 15 de febrero de 2008

Carmen Aristegui Flores: Evaluación crítica

Evaluación crítica

La evaluación crítica que hizo la organización internacional Human Rights Watch a la Comisión Nacional de Derechos Humanos y presentada el miércoles pasado es, por decir lo menos, demoledora. Calificada en su tarea como decepcionante, la CNDH ha sido exhibida como una institución con uno de los presupuestos más altos del mundo -73 millones de dólares anuales y aproximadamente mil funcionarios en su estructura- y que pese a ello su impacto a favor de los derechos humanos resulta limitado.

Este informe deja varias cosas en claro. La primera: que el Estado mexicano destina muchos recursos para investigar y documentar casos de violaciones a derechos humanos y que lo hace de forma razonablemente eficiente, pero que la manera en que la CNDH se entiende a sí misma limita seriamente el impacto para sancionar o frenar los abusos y excesos de las autoridades. Se trata desde esta visión de una tarea inacabada y por lo tanto ineficaz. “Ladra, pero no muerde”, dicen sus críticos.

Es una CNDH conservadora, no sólo en el perfil ideológico de su titular sino por las definiciones en políticas y prácticas que -a partir de ese perfil- limitan y achatan su actuación. Si bien exhibe prácticas abusivas a través de sus informes y recomendaciones, no se mete en mayores honduras, salvo cuando ese mismo perfil la lleva a impugnar hasta la Corte asuntos como el de la despenalización del aborto en algo que resulta insólito tratándose de un organismo de esa naturaleza.

HRW considera que la CNDH realiza una tarea importante en la documentación y levantamiento de quejas (aunque no analizó -por ahora- el caso Zongolica), sin embargo, no les da continuidad ni seguimiento, por lo tanto queda trunco su objetivo fundamental. Adolece también de opacidad en la entrega de informes, especialmente en los casos de conciliación con los que resuelve la mayoría de los asuntos, con la particularidad de llegar a ellos, en la mayoría de las ocasiones, sin considerar el parecer de la víctima. Así como lo lee. ¿Qué es lo que no hace y sí debería hacer la CNDH , según HRW, para hacer valer a cabalidad su existencia? Básicamente cinco cosas: impulsar a las instituciones del Estado a que se aseguren que los abusadores respondan por sus actos; promover leyes para prevenir abusos; objetar todo aquello que sea contrario a los estándares internacionales de derechos humanos; divulgar información con transparencia e involucrarse constructivamente con funcionarios y defensores de derechos humanos para avanzar en la materia.

Tenemos, pues, una CNDH subutilizada y reacia a adoptar medidas que serían fundamentales para cambiar el estado de las cosas en materia de derechos humanos. Dice HRW que la CNDH tiene a la mano un montón de herramientas, mandatos y facultades legales que debería usar ampliamente, entre otras cosas, para convertirse en “el principal impulsor de los cambios que México requiere con urgencia para prevenir que se cometan violaciones de los derechos humanos en el futuro”. Bajo esta idea, cabe perfectamente que en el informe se le recrimine a la CNDH por su ausencia y omisión en un tema tan relevante como la legislación sobre telecomunicaciones, radio y televisión.

“En el 2006, la CNDH no objetó públicamente cuando el Congreso mexicano aprobó un decreto (sic) por el cual se otorgaba a las principales compañías de telecomunicaciones el control del espectro radioeléctrico del país y que socavaba los esfuerzos por promover la libertad de expresión en México”. ¿Por qué no se pronunció al respecto? Buena pregunta. ¿Se pronunciará ahora ante lo que se supone es la inminencia de una nueva ley de medios para favorecerla o para impugnarla según sea el caso? Esto será, espero, parte de la discusión que viene en los próximos días cuando la CNDH dé respuesta a este informe que la coloca como una giganta, autolimitada, ineficaz y timorata. Ya se adivina la respuesta, en su comunicado de prensa, cuando dice que tanto su competencia, funciones y atribuciones están delimitadas por las leyes y normas vigentes.

A reserva de abundar, la CNDH adelanta que rechaza este informe, porque proponen acciones y conductas que exceden el ámbito legal de esta institución. Venga el debate. La CNDH dice que hace hasta donde se lo permite la ley. Más no se puede. HRW dice que más bien ha renunciado a las posibilidades que le otorga la ley y que sus facultades alcanzan para mucho más. Un desperdicio, pues, de facultades.

En este informe de 136 páginas analiza el trabajo de la comisión en 40 casos. Ahí están los abusos de soldados metidos a la seguridad pública, la represión de Guadalajara y San Salvador Atenco, los asesinatos de Ciudad Juárez, crímenes de Guerra Sucia, militares y VIH, tortura, detención de niñas y niños y jurisdicción militar, entre otros asuntos.

El informe habla de profesionales comprometidos y de una tarea valiosa al documentar violaciones de derechos humanos y obstáculos, progreso en esta materia. “Sin embargo, cuando se trata de impulsar medidas para mejorar... a través de asegurar un recurso efectivo a las víctimas y de promover reformas estructurales, la actuación de la CNDH ha sido decepcionante”. La evaluación crítica parece decir que el problema no está, necesariamente, en el cuerpo sino en la cabeza de la CNDH.

Kikka Roja

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Comentarios. HOLA! deja tu mensaje ...