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martes, 12 de febrero de 2008

IFE: Repudio al mercadeo: PRD Chuchos Traidores

IFE: Repudio al mercadeo
Álvaro delgado

México, D.F., 11 de febrero (apro).- ¿Después que la Cámara de Diputados eligió, el jueves 7, al presidente y a dos consejeros del Instituto Federal Electoral (IFE) ya se puede confiar en esa institución? Por supuesto que no.

¿Qué cambió con la salida de Alejandra Latapí, Rodrigo Morales y Luis Carlos Ugalde y el ingreso de Leonardo Valdés, Marco Antonio Baños y Benito Nacif? Nada en lo sustantivo, salvo que en el mercadeo cupular --la única política admisible en México-- se incorporó el Partido de la Revolución Democrática (PRD) controlado por la facción hegemónica: Nueva Izquierda (NI). Con el relevo de esas tres personas, ¿cambió también la correlación de fuerzas en el Consejo General? No: en realidad se mantiene, en lo sustantivo, la misma integración bipartidista de octubre del 2003, cuando Elba Esther Gordillo, mediante Roberto Campa –entonces priistas--, y Felipe Calderón, a través de Germán Martínez, eligieron a ese órgano presidido por Ugalde.

Y aquí hemos citado lo que el propio Martínez, entonces diputado federal y actual presidente del PAN, confesó al reportero: “Yo puse a los consejeros electorales. Entre Roberto Campa y yo los amarramos.” Los amnésicos a conveniencia se rasgaron las vestiduras, como el desplegado de opinócratas del 5 de septiembre del año pasado, y se desgañitaron advirtiendo que se inauguraba la partidización del IFE con la renovación que siguió a la reforma constitucional. Ahora, esos mismos aplauden la decisión por mayoría de la Cámara de Diputados de nombrar a Valdés, Baños y Nacif, y la razón es que prevalece la misma integración, aunque también la misma mediocridad.

El PAN mantiene cuatro posiciones: el recién llegado Benito Nacif Hernández, consultor panista y amigo íntimo de Ugalde; María Teresa González Luna Corvera, hermana de Irma Pía, directora de Radio, Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación; Arturo Sánchez Gutiérrez, compadre de Juan Molinar Horcasitas, director del IMSS, y Andrés Albo Márquez, amigo íntimo de Calderón Hinojosa. Por parte del PRI, además de Marco Antonio Baños, allegado a Felipe Solís Acero, exsecretario ejecutivo del IFE, y al senador Manlio Fabio Beltrones, se mantienen en su cargo Lourdes López Flores, exconsejera electoral de Coahuila; Marco Antonio Gómez Alcántar y Virgilio Andrade Martínez.

¿Y el PRD tiene la presidencia del Consejo General IFE, como dice Nueva Izquierda? Por supuesto que no, y hasta podría calificarse de disparate de no ser porque este partido --o quienes lo controlan-- convalidó el mercadeo de las cúpulas convertido en virtuosismo político, validado por la opinocracia.

Obviamente la “izquierda moderna”, la que en el PRD encarnan Jesús Ortega y Jesús Zambrano –los “Chuchos”--, tendrá ganancias por sumarse al único “consenso” que era posible: la liquidación ya no del ministro Genaro Góngora Pimentel ni de Jaime Cárdenas, sino de cualquier ciudadano honrado, independiente, lúcido y liberal que sea capaz de enfrentar, con base en la Constitución y la ley electoral, la intervención de los poderes en los procesos electorales.

Y esas ganancias para los Chuchos pronto se conocerán: la primera de ellas es que, antes que concluya este periodo ordinario de sesiones, en la Cámara de Diputados se elegirá a otros tres consejeros electorales y dos de ellos, conforme al pacto con Calderón y Beltrones, serán para el PRD, en realidad para Nueva Izquierda. Salvo que uno se asuma cínico, este arreglo es de plano deleznable: ¿de veras creen los chuchistas que les van a cumplir? Y si así es, ¿honra a la izquierda obtener migajas de poder y no darle un sentido ético a la política? Pero, además, el IFE se concibió como institución ciudadana y está desprovista ya de esta cualidad.

Y la segunda ganancia, entre otras que forman parte también del paquete de negociación cupular y subrepticio, será el apoyo decidido de los aparatos gubernamentales federal y estatales --priistas y panistas-- a Jesús Ortega para imponerse en la contienda interna ante Alejandro Encinas, una disputa que se perfila para convertirse en una reproducción de lo acontecido en las elecciones del 2006.

Ya el caminito --como en el 2006-- es sabido: por ejemplo, ya se habla de un “empate técnico” entre Encinas y Ortega, quien proclama además que él reconocerá los resultados de la elección del 16 marzo, pero también exige que sus adversarios hagan lo propio.

En el Distrito Federal, Jesús Zambrano una y otra vez acusa al gobierno de Marcelo Ebrard de apoyar con el aparato oficial a Alejandra Barrales, que hace mancuerna con Encinas.

Llegado el momento, Zambrano reconocerá, “a pesar de todas las irregularidades”, a Barrales, pero exigirá a Encinas hacer lo mismo con Ortega, porque “en la democracia se gana con un voto de diferencia”.

Lo veremos.

Apuntes

Bien: el ministro Fernando Franco, quien fue subsecretario del Trabajo con Carlos Abascal y magistrado del Tribunal Electoral controlado por Carlos Salinas, propuso a sus compañeros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) analizar los amparos promovidos por la patronal y un puñado de opinócratas. Qué bueno, porque van volver a quedar exhibidos los delincuentes del 2006 encabezados por José Luis Barraza, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), que ganó Aeromexico por los servicios prestados, y Luis Enrique Terrazas Seyffert, presidente de ese órgano en Chihuahua y presidente del Centro de Liderazgo y Desarrollo Humano (Celiderh), el de los spots que comparaban a Andrés Manuel López Obrador con Hugo Chávez… Así como aceptó ser empleado de Vicente Fox, Cuauhtémoc Cárdenas le busca empleo a su hijo Lázaro, quien ya logró ser colmado de parabienes y recibido en Los Pinos en audición de hora y media. Felicidades.

Comentarios: delgado@proceso.com.mx


Kikka Roja

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