Carlos Fernández-Vega
cfvmx@yahoo.com.mx • cfv@prodigy.net.mx
- Mentiras públicas de ayer y hoy
- Hace 13 años Ortiz Martínez aseguraba que los extranjeros no se iban a quedar con bancos
Con los mismos eufemismos utilizados para reprivatizar (al inicio de los 90) y extranjerizar (a partir de la segunda mitad de esa década) la banca, oficialmente ha sido bautizado el nuevo embate privatizador en contra del sector energético mexicano, fundamentalmente el petróleo: “capitalización complementaria” y “alianzas estratégicas”, que redondearán la “democratización del capital”.
Y bajo esa premisa, a la vuelta de 25 años el Estado se quedó prácticamente sin un tornillo, salvo el petróleo y una parte cada vez más pequeña de la generación eléctrica. Hasta el momento, ésta, por medio de “alianzas estratégicas”, ha sido “capitalizada” (léase privatizada) al 30 por ciento. Comienza la nueva intentona para hacer lo propio, y mediante iguales mecanismos, con el petróleo.
Así, para justificar la “capitalización” de la industria petrolera nacional, de forma por demás reiterada escuchamos el término de moda: “alianzas estratégicas”. Lo utiliza el inquilino de Los Pinos, su desmentida secretaria de Energía, su director de Pemex y el desmentidor gallego de Bucareli. También, los “líderes” priístas y panistas en San Lázaro y Xicoténcatl (mediante “alianzas estratégicas, seamos complementarios con todos aquellos que tengan alta tecnología, pero la paraestatal no se vende”, Beltrones dixit), y, obvio es, los jilgueros electrónicos.
Pues bien, “capitalización” y “alianzas estratégicas” fueron las respuestas inmediatas (Zedillo y Fox) a la quiebra de la muy salinista “democratización del capital” bancario. Ambas terminaron en lo que hoy todos conocen y padecen: 90 por ciento del sistema “nacional” de pagos está en manos del capital financiero trasnacional, el cual, según la versión oficial, a partir de 1995, tras las pertinentes modificaciones legales, sólo llegó a “complementar”, mediante “alianzas estratégicas”, la “capitalización” bancaria.
El planeado ataque en contra del petróleo nacional es prácticamente idéntico a la táctica que en su momento se utilizó para reprivatizar y luego extranjerizar la banca, otrora propiedad del Estado. Por eso, a 13 años de distancia, recordemos cómo las “alianzas estratégicas” con el capital financiero trasnacional “complementaron” la “capitalización” del sistema nacional de pagos, o lo que es igual el mismo truco que ahora pretende utilizarse para privatizar el petróleo nacional.
En el marco de su comparecencia ante los diputados, en enero de 1995, el entonces secretario de Hacienda, Guillermo Ortiz, explicó en qué consistía la propuesta zedillista para “mejorar la capitalización de los intermediarios financieros”, iniciativa que “muy enfáticamente no propone, desde luego, entregar el sistema de pagos o la banca nacional a los extranjeros”, como aseguró el hoy gobernador del Banco de México. Hoy, 13 años después de tal “compromiso”, el 90 por ciento de la banca que opera en el país “enfáticamente” está en manos del capital extranjero.
Decía Ortiz en aquella ocasión (para actualizar, sólo cambie la palabra banca, bancos o instituciones financieras por petróleo, generación eléctrica o sector energético): “es fundamental el propiciar la capitalización de las instituciones. Yo creo que debemos ser cuidadosos y distinguir entre los intereses de los dueños de las instituciones, los intereses de los banqueros y los intereses del país en mantener un sistema financiero sano y capitalizado. Pensamos que una mayor participación de la banca extranjera en nuestro país va a ser útil no solamente para fomentar, repito, una mayor competencia y una reducción de márgenes, sino para proveer en estas circunstancias difíciles en que muchos bancos, sobre todo, los bancos de tamaño más reducido tienen problemas para reconocer sus problemas de cartera vencida, estas iniciativas van a propiciar una capitalización mayor de estas instituciones.
“Yo quisiera mencionar muy enfáticamente que en estas iniciativas no se está proponiendo, desde luego, entregar el sistema de pagos o la banca nacional a los extranjeros. Hoy en día la participación del conjunto de la banca extranjera en el mercado financiero nacional, es de alrededor de 8 por ciento, con las autorizaciones que se les dieron recientemente a los bancos extranjeros para operar en nuestro país. En otros países de América Latina como Chile, Argentina, Brasil, en Canadá y en muchos de los países europeos, la participación de la banca extranjera en el mercado crediticio total es muy superior, es del orden del 20 a 30 por ciento. Nosotros pensamos que aun con esta facilidad que se le estaría dando a la banca extranjera para participar en la capitalización de los bancos mexicanos, estaríamos muy lejos de llegar a los porcentajes de participación y de penetración que hay en otros países; repito, creo que es fundamental y es, digamos, en el interés nacional de tener un sistema bancario sólido.
“¿Cómo evitar que el sistema financiero quede en manos de extranjeros? Creo que ésta es una pregunta importante y yo la respondería de dos maneras. La primera, que habría un compromiso específico de que el sistema de pagos, desde luego, éste es un compromiso, quede en manos de mexicanos. En segundo lugar, lo que se pretende con esta iniciativa es que los extranjeros vengan a apoyar sobre todo a algunas instituciones pequeñas que están teniendo problemas y que justamente por esos problemas de capitalización no pueden atender a sus clientes… Los nacionales tienen obviamente el derecho exclusivo de participar en las acciones serie A, que son las que corresponden al capital mayoritario de las instituciones… (se trata de) evitar que pudiera darse el caso que el sistema de pagos, que está constituido por los bancos más importantes del país (Banamex y Bancomer, hoy propiedad estadunidense y española, respectivamente), pudiera caer en manos de extranjeros… De esta manera estaríamos previendo que el espíritu de la ley se ajuste a la intención de que la inversión extranjera pudiera capitalizar únicamente aquellos bancos que están teniendo dificultades, sobre los más pequeños”.
Y bajo esa premisa, a la vuelta de 25 años el Estado se quedó prácticamente sin un tornillo, salvo el petróleo y una parte cada vez más pequeña de la generación eléctrica. Hasta el momento, ésta, por medio de “alianzas estratégicas”, ha sido “capitalizada” (léase privatizada) al 30 por ciento. Comienza la nueva intentona para hacer lo propio, y mediante iguales mecanismos, con el petróleo.
Así, para justificar la “capitalización” de la industria petrolera nacional, de forma por demás reiterada escuchamos el término de moda: “alianzas estratégicas”. Lo utiliza el inquilino de Los Pinos, su desmentida secretaria de Energía, su director de Pemex y el desmentidor gallego de Bucareli. También, los “líderes” priístas y panistas en San Lázaro y Xicoténcatl (mediante “alianzas estratégicas, seamos complementarios con todos aquellos que tengan alta tecnología, pero la paraestatal no se vende”, Beltrones dixit), y, obvio es, los jilgueros electrónicos.
Pues bien, “capitalización” y “alianzas estratégicas” fueron las respuestas inmediatas (Zedillo y Fox) a la quiebra de la muy salinista “democratización del capital” bancario. Ambas terminaron en lo que hoy todos conocen y padecen: 90 por ciento del sistema “nacional” de pagos está en manos del capital financiero trasnacional, el cual, según la versión oficial, a partir de 1995, tras las pertinentes modificaciones legales, sólo llegó a “complementar”, mediante “alianzas estratégicas”, la “capitalización” bancaria.
El planeado ataque en contra del petróleo nacional es prácticamente idéntico a la táctica que en su momento se utilizó para reprivatizar y luego extranjerizar la banca, otrora propiedad del Estado. Por eso, a 13 años de distancia, recordemos cómo las “alianzas estratégicas” con el capital financiero trasnacional “complementaron” la “capitalización” del sistema nacional de pagos, o lo que es igual el mismo truco que ahora pretende utilizarse para privatizar el petróleo nacional.
En el marco de su comparecencia ante los diputados, en enero de 1995, el entonces secretario de Hacienda, Guillermo Ortiz, explicó en qué consistía la propuesta zedillista para “mejorar la capitalización de los intermediarios financieros”, iniciativa que “muy enfáticamente no propone, desde luego, entregar el sistema de pagos o la banca nacional a los extranjeros”, como aseguró el hoy gobernador del Banco de México. Hoy, 13 años después de tal “compromiso”, el 90 por ciento de la banca que opera en el país “enfáticamente” está en manos del capital extranjero.
Decía Ortiz en aquella ocasión (para actualizar, sólo cambie la palabra banca, bancos o instituciones financieras por petróleo, generación eléctrica o sector energético): “es fundamental el propiciar la capitalización de las instituciones. Yo creo que debemos ser cuidadosos y distinguir entre los intereses de los dueños de las instituciones, los intereses de los banqueros y los intereses del país en mantener un sistema financiero sano y capitalizado. Pensamos que una mayor participación de la banca extranjera en nuestro país va a ser útil no solamente para fomentar, repito, una mayor competencia y una reducción de márgenes, sino para proveer en estas circunstancias difíciles en que muchos bancos, sobre todo, los bancos de tamaño más reducido tienen problemas para reconocer sus problemas de cartera vencida, estas iniciativas van a propiciar una capitalización mayor de estas instituciones.
“Yo quisiera mencionar muy enfáticamente que en estas iniciativas no se está proponiendo, desde luego, entregar el sistema de pagos o la banca nacional a los extranjeros. Hoy en día la participación del conjunto de la banca extranjera en el mercado financiero nacional, es de alrededor de 8 por ciento, con las autorizaciones que se les dieron recientemente a los bancos extranjeros para operar en nuestro país. En otros países de América Latina como Chile, Argentina, Brasil, en Canadá y en muchos de los países europeos, la participación de la banca extranjera en el mercado crediticio total es muy superior, es del orden del 20 a 30 por ciento. Nosotros pensamos que aun con esta facilidad que se le estaría dando a la banca extranjera para participar en la capitalización de los bancos mexicanos, estaríamos muy lejos de llegar a los porcentajes de participación y de penetración que hay en otros países; repito, creo que es fundamental y es, digamos, en el interés nacional de tener un sistema bancario sólido.
“¿Cómo evitar que el sistema financiero quede en manos de extranjeros? Creo que ésta es una pregunta importante y yo la respondería de dos maneras. La primera, que habría un compromiso específico de que el sistema de pagos, desde luego, éste es un compromiso, quede en manos de mexicanos. En segundo lugar, lo que se pretende con esta iniciativa es que los extranjeros vengan a apoyar sobre todo a algunas instituciones pequeñas que están teniendo problemas y que justamente por esos problemas de capitalización no pueden atender a sus clientes… Los nacionales tienen obviamente el derecho exclusivo de participar en las acciones serie A, que son las que corresponden al capital mayoritario de las instituciones… (se trata de) evitar que pudiera darse el caso que el sistema de pagos, que está constituido por los bancos más importantes del país (Banamex y Bancomer, hoy propiedad estadunidense y española, respectivamente), pudiera caer en manos de extranjeros… De esta manera estaríamos previendo que el espíritu de la ley se ajuste a la intención de que la inversión extranjera pudiera capitalizar únicamente aquellos bancos que están teniendo dificultades, sobre los más pequeños”.
Las rebanadas del pastel
Cualquier parecido con la intentona privatizadora del petróleo no es coincidencia.
Kikka Roja
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Comentarios. HOLA! deja tu mensaje ...