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miércoles, 11 de junio de 2008

Banxico: ¿cambio de reglas?: Rogelio Ramírez de la O

Si el gobierno quiere que el Banco de México baje el interés cuando su mandato indica que debería subirlo, debería promover un cambio en la ley para que la institución se ocupe tanto de la inflación como del crecimiento. Cualquier otra interferencia sería ir en contra de lo que él mismo pregona, que es el respeto a la ley y a las instituciones.

El salto de la inflación es incontrovertible, aun con masivos subsidios, habiendo llegado a casi 5%. Hay un problema, pero también una oportunidad, si el gobierno quiere aprovecharla para promover el cambio legal y evitar el error de dar recomendaciones en público.

Esto podría ser oportuno porque la meta del banco de 3% de inflación siempre fue ambiciosa, dado el alto grado de monopolio en México. Por eso sólo la logró en breves periodos recesivos. Sin embargo, como el gobierno nunca la cuestionó, hoy es inoportuno hacerlo, cuando va a rebasar 5%. La ironía es que está impulsada por mayores costos, y tasas de interés más altas no la bajarán. Pero sí hay una contaminación de costos y sería un error que el banco no hiciera nada.

Hoy la gran mayoría de empresas aumentan precios, aun cuando sus ventas pudieran bajar. La razón es que su capacidad de absorber más costos con sus márgenes de utilidad está agotada, excepto en los monopolios.

Una presión así generalizada puede ir pronto hacia los salarios, más aún cuando trabajadores y empresas son escépticos de que las cifras del banco reflejen suficientemente la carestía.

Por lo demás, este proceso inflacionario era de esperarse, después de la masiva expansión de crédito inducida por la Reserva Federal entre 2001 y 2006 y el desplome del dólar.

Y aunque muchos creen que el debilitamiento de la economía mundial, el cual es un hecho, pronto bajará los precios, en muchos casos no será así, pues el empuje no viene de la demanda, sino de los costos.

Un ejemplo fue el anuncio reciente de la empresa Dow Chemical de aumentar 20% sus precios en infinidad de productos que son insumos de industrias químicas, de plásticos, de empaques, y automotrices. En México la electricidad para la industria aumentó 30% y se ha hecho acompañar de aumentos en acero, cemento, alimentos procesados y papel, entre otros.

Además, las tasas de largo plazo, que el banco no controla, están subiendo por la inflación y van a subir más, debido a un deterioro en varias condiciones fundamentales de la economía:

—el aumento de los subsidios y de la nómina de la burocracia;

—la expansión de los programas sociales y su mayor costo presupuestal;

—el menor volumen de producción petrolera, aun con precios altos; y

—la menor actividad económica, y el riesgo de pago de créditos al consumo y a la vivienda.

No es que los subsidios y programas sociales sean injustificados o que causen déficit, sino que, al surgir aparentemente de reacciones políticas de corto plazo, tienen improvisación y eso puede llevarlos fuera de control. No parten de un plan coherente de mediano plazo. Una prueba es que el subsidio a la gasolina ya consumió, según el gobierno, el grueso de los ingresos petroleros excedentes para sorpresa del mismo Congreso, quien aprobó el Presupuesto.

Yo nunca he favorecido un aumento del interés cuando la economía se debilita, porque ello hace al peso más fuerte y perjudica aún más a la industria. Pero hay que admitir que un cambio en la operación de la política monetaria que se construye a lo largo de años con un objetivo de inflación correcto o incorrecto no se puede hacer con declaraciones ni de la noche a la mañana.

El Ejecutivo debería seguir el camino institucional para lograr las menores tasas que desea. Pero no debería tardarse, porque, si el sentimiento del mercado crece sobre fundamentos económicos más débiles y la inflación mundial sigue al alza, una iniciativa de cambio de mandato al banco causaría un salto del interés a largo plazo y pérdidas en muchas carteras, incluyendo de las afores. Si eso no le gustaría al Ejecutivo, lo mejor es dejar en paz al banco.

rograo@gmail.com

Analista económico


Kikka Roja

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