El caballito de Troya
La intentona del PRI por hacerle el trabajo sucio a Calderón y a las trasnacionales para privatizar a Pemex está naufragando y ya pocos le creen al senador sonorense en su supuesto nacionalismo.
1. El triunfalismo que ha prevalecido en un sector del PRI tras la presentación del documento elaborado por Manlio Fabio Beltrones para sacar adelante la contrarreforma petrolera de Calderón, no logra ocultar que el Institucional se halla ante un momento crítico de su historia al haberse erigido como el actor fundamental de la entrega anticonstitucional que se pretende hacer de la industria petrolera mexicana a las trasnacionales y de lo que sería un despojo histórico a la nación.
2. Los cuadros priístas han festejado el fracaso de la iniciativa de Calderón y asumen con el pragmatismo miope que los está caracterizando que tras los triunfos obtenidos en 2007 y 2008 en elecciones locales y la “mano de gato” que le darán al partido en su vigésima asamblea nacional, prevista para el 23 de agosto, al hacer aprobar esta contrarreforma petrolera el PRI, que conserva 18 de las 32 gubernaturas, podrá obtener el triunfo en las legislativas de 2009, y que de ahí para el real. Y ya Beltrones se saborea, creyendo ilusamente que él será el candidato del tricolor en 2012 y que llegará a la silla presidencial tras este servicio prestado a las trasnacionales, sin ponderar que es una felonía: un acto de verdadera traición a México.
3. La iniciativa del PRI es como la de Calderón: un conjunto de modificaciones a diversas leyes que busca el mismo objetivo que aquélla: establecer en la legislación secundaria principios violatorios de la Constitución que permiten lo que los neoliberales llaman “la apertura”, es decir, la posibilidad de privatizar la industria petrolera nacional entregando funciones de Pemex a consorcios privados, lo que está prohibido por la Constitución. A diferencia de la propuesta de Calderón, la de Beltrones esconde, sin embargo, mañosamente en varios pasos los mecanismos privatizadores que conducen a lo mismo, por lo que de aprobarse este paquete legislativo se daría entrada en la industria petrolera mexicana a un verdadero “caballito de Troya”, pues las grandes corporaciones internacionales entrarían “legalmente” (aun y cuando esté ello prohibido por la Constitución) a formar parte del negocio petrolero.
4. La contrarreforma que propone el PRI es al igual que la de Calderón un intento por despojar a la nación de su principal recurso estratégico y, en consecuencia, por desmantelar al Estado mexicano, que en lo sucesivo quedaría a merced de las corporaciones extranjeras que explotarían en exclusividad grandes enclaves petroleros de México, como ya lo están haciendo en el caso del gas en la cuenca de Burgos, y es indefendible por mucho que insistan en su discurso Beltrones y compañía, que no es privatizadora ni entreguista, en especial al amenazar y someter a los priístas que se niegan a aceptar esta nueva legislación.
5. Los priístas se pasaron de linces al presentar su propuesta el 23 de julio, al concluir los foros sobre la reforma energética organizados por el Senado, y en los que fue derrotada la iniciativa de Calderón –evidenciada durante casi tres meses como un torpe intento para entregar la industria petrolera mexicana a las trasnacionales–, creyendo que al no ser ésta discutida por los expertos en dichas mesas la iniciativa Beltrones podría pasar como respetuosa del texto constitucional cuando es tanto o más entreguista que la de Calderón. A pesar de estar presentada en un burdo discurso seudo nacionalista, no logra ocultar sus verdaderas intenciones, y sus mecanismos encubiertos están ya siendo denunciados en todo el país.
6. El delirio de poder de muchos priístas es irrefrenable y la contrarreforma petrolera, ofrecida por Calderón y los panistas a la Repsol y a la Shell, es ahora un botín de los priístas que buscan que las comisiones unidas de Energía y Estudios Legislativos del Senado, reunidas ya el martes 5, dictaminen lo antes posible su propuesta, para que ésta no se discuta abiertamente como la de Calderón, y pueda ser presentada como un documento consensado con Los Pinos y con el sector más entreguista del PRD en el periodo legislativo ordinario del Congreso, en septiembre
7. La contrarreforma petrolera está siendo utilizada políticamente por el grupo de Salinas y Manlio como una oportunidad excepcional para reafirmar su autoridad personal en el interior del PRI, y en consecuencia para a) someter más a Calderón y al panismo, y sobre todo para b) intentar marginar a Andrés Manuel López Obrador, el político de mayor fuerza que existe en el país, y con él a la movilización popular en defensa del petróleo.
8. La realidad de las cosas es, sin embargo, que los expertos están ya denunciando los mecanismos privatizadores de la iniciativa del tricolor y advirtiendo que con ella se cancelaría por muchas décadas la posibilidad de que México pudiera tener un proyecto nacional, por lo que el problema que van a enfrentar Beltrones y sus amigos es muy grande, a pesar de haber logrado que los diputados y senadores del PRI firmaran su propuesta.
9. En la discusión sobre el futuro energético de México subyace una dispuesta por la nación, y en ella el gobierno de facto y sus aliados priístas saben que no tienen un respaldo social para hacer viable su proyecto entreguista y que sólo cuentan con el apoyo de los intereses extranjeros beneficiarios. De ahí las amenazas de Beltrones a los priístas disidentes que buscan suprimir de su propuesta los contratos privatizadores, y el burdo apoyo esta semana a “la apertura de Pemex” de María Teresa Fernandez, la torpe vicepresidenta del gobierno español, en una vulgar injerencia en nuestros asuntos que hubiese sido inadmisible hace unos cuantos años.
10. La alternativa de México es muy clara, pues o se impulsa por consenso una política energética patriótica que respete los derechos de la nación y beneficie a los mexicanos o, de prevalecer la intentona golpista de Beltrones y Calderón, México va a una confrontación, ya que de la resistencia civil que se prepara desde hace meses, el país iría a un escenario impredecible que no es el de los grandes negocios que imaginan quienes naufragan sin rumbo en el gobierno de facto.
2. Los cuadros priístas han festejado el fracaso de la iniciativa de Calderón y asumen con el pragmatismo miope que los está caracterizando que tras los triunfos obtenidos en 2007 y 2008 en elecciones locales y la “mano de gato” que le darán al partido en su vigésima asamblea nacional, prevista para el 23 de agosto, al hacer aprobar esta contrarreforma petrolera el PRI, que conserva 18 de las 32 gubernaturas, podrá obtener el triunfo en las legislativas de 2009, y que de ahí para el real. Y ya Beltrones se saborea, creyendo ilusamente que él será el candidato del tricolor en 2012 y que llegará a la silla presidencial tras este servicio prestado a las trasnacionales, sin ponderar que es una felonía: un acto de verdadera traición a México.
3. La iniciativa del PRI es como la de Calderón: un conjunto de modificaciones a diversas leyes que busca el mismo objetivo que aquélla: establecer en la legislación secundaria principios violatorios de la Constitución que permiten lo que los neoliberales llaman “la apertura”, es decir, la posibilidad de privatizar la industria petrolera nacional entregando funciones de Pemex a consorcios privados, lo que está prohibido por la Constitución. A diferencia de la propuesta de Calderón, la de Beltrones esconde, sin embargo, mañosamente en varios pasos los mecanismos privatizadores que conducen a lo mismo, por lo que de aprobarse este paquete legislativo se daría entrada en la industria petrolera mexicana a un verdadero “caballito de Troya”, pues las grandes corporaciones internacionales entrarían “legalmente” (aun y cuando esté ello prohibido por la Constitución) a formar parte del negocio petrolero.
4. La contrarreforma que propone el PRI es al igual que la de Calderón un intento por despojar a la nación de su principal recurso estratégico y, en consecuencia, por desmantelar al Estado mexicano, que en lo sucesivo quedaría a merced de las corporaciones extranjeras que explotarían en exclusividad grandes enclaves petroleros de México, como ya lo están haciendo en el caso del gas en la cuenca de Burgos, y es indefendible por mucho que insistan en su discurso Beltrones y compañía, que no es privatizadora ni entreguista, en especial al amenazar y someter a los priístas que se niegan a aceptar esta nueva legislación.
5. Los priístas se pasaron de linces al presentar su propuesta el 23 de julio, al concluir los foros sobre la reforma energética organizados por el Senado, y en los que fue derrotada la iniciativa de Calderón –evidenciada durante casi tres meses como un torpe intento para entregar la industria petrolera mexicana a las trasnacionales–, creyendo que al no ser ésta discutida por los expertos en dichas mesas la iniciativa Beltrones podría pasar como respetuosa del texto constitucional cuando es tanto o más entreguista que la de Calderón. A pesar de estar presentada en un burdo discurso seudo nacionalista, no logra ocultar sus verdaderas intenciones, y sus mecanismos encubiertos están ya siendo denunciados en todo el país.
6. El delirio de poder de muchos priístas es irrefrenable y la contrarreforma petrolera, ofrecida por Calderón y los panistas a la Repsol y a la Shell, es ahora un botín de los priístas que buscan que las comisiones unidas de Energía y Estudios Legislativos del Senado, reunidas ya el martes 5, dictaminen lo antes posible su propuesta, para que ésta no se discuta abiertamente como la de Calderón, y pueda ser presentada como un documento consensado con Los Pinos y con el sector más entreguista del PRD en el periodo legislativo ordinario del Congreso, en septiembre
7. La contrarreforma petrolera está siendo utilizada políticamente por el grupo de Salinas y Manlio como una oportunidad excepcional para reafirmar su autoridad personal en el interior del PRI, y en consecuencia para a) someter más a Calderón y al panismo, y sobre todo para b) intentar marginar a Andrés Manuel López Obrador, el político de mayor fuerza que existe en el país, y con él a la movilización popular en defensa del petróleo.
8. La realidad de las cosas es, sin embargo, que los expertos están ya denunciando los mecanismos privatizadores de la iniciativa del tricolor y advirtiendo que con ella se cancelaría por muchas décadas la posibilidad de que México pudiera tener un proyecto nacional, por lo que el problema que van a enfrentar Beltrones y sus amigos es muy grande, a pesar de haber logrado que los diputados y senadores del PRI firmaran su propuesta.
9. En la discusión sobre el futuro energético de México subyace una dispuesta por la nación, y en ella el gobierno de facto y sus aliados priístas saben que no tienen un respaldo social para hacer viable su proyecto entreguista y que sólo cuentan con el apoyo de los intereses extranjeros beneficiarios. De ahí las amenazas de Beltrones a los priístas disidentes que buscan suprimir de su propuesta los contratos privatizadores, y el burdo apoyo esta semana a “la apertura de Pemex” de María Teresa Fernandez, la torpe vicepresidenta del gobierno español, en una vulgar injerencia en nuestros asuntos que hubiese sido inadmisible hace unos cuantos años.
10. La alternativa de México es muy clara, pues o se impulsa por consenso una política energética patriótica que respete los derechos de la nación y beneficie a los mexicanos o, de prevalecer la intentona golpista de Beltrones y Calderón, México va a una confrontación, ya que de la resistencia civil que se prepara desde hace meses, el país iría a un escenario impredecible que no es el de los grandes negocios que imaginan quienes naufragan sin rumbo en el gobierno de facto.
Kikka Roja
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