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sábado, 20 de septiembre de 2008

¿Colombianización?

Jesús González Schmal

A finales de los 80 México se jactaba de que su economía nunca se petrolizaría como la de Venezuela porque, como decía López Portillo, nuestro desarrollo es equilibrado y sostenido y el petróleo es marginal en su contribución fiscal, aunque central en su condición de detonador de la economía, generador de empleos, trabajo de proveedores, contratistas, prestadores de servicio, etcétera, y sobre todo, garante del ejercicio de nuestra soberanía y autosuficiencia energética.

Muy pronto cambió el cuadro. López Portillo enloqueció con la riqueza petrolera y endeudó al país a extremos inconcebibles. De la Madrid inició ya entonces la etapa de autodestrucción del desarrollo estabilizador que había dado impresionante infraestructura básica al país: carreteras, Seguro Social, presas, Ciudad Universitaria, Instituto Politécnico, exportación agropecuaria. De pronto, los tecnócratas gobernaron al país y apareció la debacle con inflación, emigración y dependencia de Washington. La petrolización tan despreciada se apoderó de nuestras finanzas públicas al grado de la dependencia que hoy constituye el porcentaje de más de 40% de los ingresos tributarios del país.

Del mismo modo, todavía en el 2000, cuando ganó las elecciones Fox por la postración que se vivía a raíz del arribo de los tecnócratas al poder, la “colombianización” del país con el narcotráfico, los secuestros, la inseguridad pública, no alcanzaban la gravedad ni con mucho de la que a ocho años de distancia ha cobrado con los gobiernos neopanistas, que a la petrolización venezolana de la economía han agregado ya la narcodependencia e inseguridad generalizada que tenían los colombianos.

Lo cierto es que, por lo pronto, Venezuela ha empezado a remontar su petrolización y al menos, a mediano plazo, su desarrollo se incrementa a más del doble del mexicano como lo hemos visto y la industrialización con otros giros productivos registra alto impulso con la garantía de que con las inversiones en la actividad petrolera su futuro a largo plazo está asegurado.

Colombia también, con la actuación de sus órganos de representación que están llamando a cuentas al propio presidente Uribe y a sus allegados, logra ya no sólo crecimiento, sino desarrollo uniforme y un futuro más seguro liberado gradualmente de la dependencia del narcotráfico y con un próximo acuerdo de pacificación.

Debe destacarse principalmente que, a diferencia de México, Colombia nunca sufrió ni en sus peores épocas de inseguridad, la implicación de sus policías que, pese a su debilidad ante las fuerzas paramilitares de la derecha y de la guerrilla, siempre estuvieron al lado del pueblo y no fueron presas de la corrupción y complicidad como ha ocurrido en nuestra patria.

Por ello el Plan Colombia, al trasladarse al Plan Mérida, va a fracasar con el saldo de mayor dependencia, costos de vidas y atraso, por lo que Calderón va a tener que responder. De la forma más ligera accedió a la extradición de capos tipo Colombia creyendo que era la solución mágica, que al final de cuentas tuvo resultados contraproducentes.

*Profesor en la Facultad de Derecho de la UNAM

Kikka Roja

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