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jueves, 11 de septiembre de 2008

Lorenzo Meyer: El Informe que aún falta

El Informe que aún falta

“El informe de los que verdaderamente mandan es el que necesitamos, pero es el que no se dará.

Lorenzo Meyer
AGENDA CIUDADANA
www.lorenzomeyer.com
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¿Y Qué Tal Marcha el Proyecto? El tiempo del segundo informe presidencial del sexenio es una buena ocasión para pedir a “los que mandan”, a la derecha mexicana, un informe sobre el estado que guarda su gran proyecto, ése echado a andar a fines del siglo pasado y reafirmado en 2006.

Es una lástima que esa derecha que hoy por hoy lleva las riendas del poder económico y político –en la medida en que este último existe- y que mayor beneficio obtiene del status quo prevaleciente, no tenga una cabeza evidente a la que se pueda pedir cuentas. Felipe Calderón (FC) y su grupo ocupan los puestos formales del mando político, pero no es claro que efectivamente sean ellos quienes toman las decisiones que cuentan. FC fue el eje de la compleja negociación que logró mantener la Presidencia del país en manos del PAN pese al rotundo fracaso del Gobierno anterior, pero el michoacano mismo no tenía las bases políticas, sociales o económicas para comandar los enormes recursos que se pusieron en juego hace dos años para lograr ese 35.89% de los votos que se supone que le dieron la victoria en las urnas. Esos recursos los reunieron y manejaron otros: la cúpula de la derecha militante.

La Derecha. La derecha mexicana es todo un arco iris que lo mismo abarca a las pequeñas, pero poderosas clases altas, que a las “buenas conciencias” de la clase media, así como a un buen número de miembros de las clases populares que desde generaciones atrás han asumido como propias algunas de las fórmulas que han servido a los grupos conservadores para interpretar el mundo.

Sin embargo, la derecha a la que realmente se le deben hacer las preguntas pertinentes y pedirle cuentas es esa minoría activa formada, entre otros, por las cúpulas empresariales (Consejo Coordinador Empresarial, Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, etcétera), la jerarquía católica, los dueños de los grandes medios masivos de información, la alta burocracia, los dirigentes de los grandes sindicatos, esa parte del PRI que negoció su apoyo a FC, las dirigencias de los partidos creados ex profeso para restar votos a la izquierda e incluso esa parte formalmente de izquierda, pero que, en la práctica, se conforma con unirse “a los que mandan”.

Las Cuestiones. Una vez que en 2005 falló la maniobra para eliminar a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) como el candidato presidencial del PRD mediante su desafuero, la siguiente línea de ataque de la derecha fue presentar a AMLO como el gran “peligro para México”. Pues bien, entonces hoy la primera cuestión que deberían responder los arquitectos de la derrota del tabasqueño “haiga sido como haiga sido” es ¿por qué la derrota del “Chávez mexicano” y la casi segura derrota del PRD en las elecciones por venir (examínense al respecto los resultados de la encuesta de julio pasado de la empresa Mitofsky), no ha sido seguida por una sensación generalizada de euforia, tranquilidad y liberación del presente y el futuro? Las encuestas sobre la confianza del consumidor mexicano, por ejemplo, señalan que ésta va a la baja, y que aumenta el déficit de seguridad en torno al porvenir ¿cómo explican esto los que ganaron?

Con el predominio político indiscutible de los intereses de la gran empresa combinados con los extraordinariamente altos precios del petróleo ¿cómo explicar que la economía siga teniendo un comportamiento tan infame? En estos días, y desde el Gobierno, se pronostica que el crecimiento esperado del PIB este año apenas será de un mísero 2.4%, la tasa más baja de crecimiento en los últimos cinco años. Y es que en realidad seguimos tan empantanados como lo hemos estado en el último cuarto de siglo. Desde los cuarteles de la derecha tiene que explicarse cómo es que pese, a nuestra unión económica con Estados Unidos y a que acabamos de tener con Vicente Fox un Gobierno que se definió “de empresarios y para empresarios”, no logramos avances como los de Corea, India, Brasil o Chile y seguimos perdiendo el tiempo. ¿Acaso todo se debe a que aún no se privatiza Pemex?

FC se definió como un “presidente del empleo”, pero ¿cual? En México sigue dominando el empleo informal. Santiago Levy, que de esto sabe, da cifras: de los 44.5 millones de mexicanos que forman la población económicamente activa, 25.7 millones se encuentran en la economía informal, es decir, ¡el 57.7%! La emigración a Estados Unidos sigue jugando el papel de solución para los mexicanos sin oportunidades, sólo que hoy la economía norteamericana se encuentra en dificultades serias al punto que el desempleo es ya uno de los temas centrales de su contienda presidencial y unas de las primeras víctimas están siendo ya los trabajadores indocumentados. En esas condiciones ¿cuál es la respuesta de la derecha? ¿Y la pobreza misma? ¿Qué respuesta le están dando “los que mandan” más allá de emplear parte de la renta petrolera en administrarla por la vía de los programas sociales, pero sin combatirla?

Corea del Sur, entre otros, ha mostrado que una forma de acabar con la maldición de la pobreza es un crecimiento material basado en la inversión en una educación de calidad. Sin embargo, ¿qué calidad se puede esperar de un sistema de educación pública cuya dirección no está en manos de auténticos educadores? En el México de hoy los hilos de ese sistema educativo ni siquiera se encuentran en la Secretaría de Educación Pública sino en el Sindicato de Maestros. En manos de un SNTE que de tiempo atrás no tiene como función primordial educar, sino servir de pilar político del Gobierno y régimen en turno. Las pruebas internacionales aplicadas a los estudiantes así lo demuestran. ¿Qué ha hecho la derecha al respecto? Nada, seguir dependiendo de su alianza política con esa corporación dirigida por Elba Esther Gordillo.

Desde luego el problema del crimen organizado es uno que hoy tiene, literalmente, secuestrada a toda la sociedad mexicana. FC encontró oportuno enfrentar ese problema con una espectacular movilización militar y últimamente con una alianza con el Gobierno norteamericano vía la llamada “Iniciativa Mérida”. Sin embargo, ¿cuál ha sido hasta ahora el resultado? Este año aún no termina y ya acumuló más de 3,100 asesinatos atribuidos al narcotráfico ¿Y qué decir de la industria del secuestro donde México tiene la deshonrosa distinción de estar entre los primeros lugares mundiales de tal actividad? Al Gobierno y a la derecha no se les ha ocurrido otra solución que proponer el aumento de las penas y del presupuesto -39% para el año próximo- en los ramos de seguridad y justicia. Pero ¿a qué instituciones de seguridad y justicia se le va a dar más dinero? Por lo menos desde la época del “general de policía” Arturo Durazo Moreno las instituciones policiacas están penetradas hasta la médula por el crimen organizado y se han vuelto el crimen organizado mismo. Y ¿qué decir del Ministerio Público y del conjunto de las instituciones judiciales? Asignar más dinero a policías, MPs o jueces sin antes proceder a reformarlos de raíz es dar un subsidio a los enemigos de la sociedad. ¿Qué ha hecho la derecha para efectivamente revertir las tendencias de fenómenos como los enunciados y que son, ésos sí, el auténtico peligro para México?

Y es que ¿cómo se puede combatir de manera seria y efectiva al crimen en la base de la sociedad si la impunidad y la corrupción persisten como los rasgos dominantes en las cúpulas del poder? El supuesto cambio de régimen no logró, porque no quiso, llamar a cuentas a ningún “pez gordo”. Nadie ha sido castigado como responsable de los crímenes y corrupción en el México de arriba: ningún ex presidente, secretario o subsecretario responsable de tráfico de influencias o enriquecimiento inexplicable esta en la cárcel, apenas un ex gobernador; ningún ministro responsable de corromper a la justicia o un gran empresario defraudador ha sido puesto delante de un juez y castigado. La cúpula sigue impermeable al llamado a cuentas. ¿Quién realmente tiene voluntad y capacidad para fincar responsabilidades a quién dentro del sistema de complicidades mutuas que es la estructura de poder en México? ¿Quién puede limpiar ese establo del rey que es la estructura policiaca mexicana?

En Fin. A las preguntas enumeradas se pueden agregar otras más: ¿por qué no se ha hecho una verdadera reforma fiscal como las circunstancias han demandado desde los 1960? ¿Cómo reparar el enorme daño que se hizo en 2006 al IFE y al TEPJF? Pero no hay quién las responda –desde luego no el segundo informe de FC- pues los que realmente mandan han mostrado un sorprendente sentido de irresponsabilidad social e histórica… y es ahí donde desde hace mucho anida el verdadero peligro para México.

Kikka Roja

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