Juan Somavía, director general OIT propone un modelo económico basado en abrir opciones de trabajo digno con crecimiento sostenible
Ciudad de México Sábado 06 de septiembre de 2008
17:04 Los altos niveles de pobreza que prevalecen en el mundo se han convertido en "una denuncia muy seria del fracaso del actual modelo de globalización", aseguró el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) , Juan Somavía. Al dar a conocer un posicionamiento que presentó en Oslo, Noruega, durante un congreso internacional sobre Trabajo con Dignidad, la oficina de la ONU en México destacó en un comunicado la denuncia sobre la injusticia en la distribución de la riqueza. El titular de la OIT sostuvo que la humanidad se dirige a un proceso de mundialización de la economía desequilibrado, injusto e insostenible, donde prevalecen grandes grupos de marginados y pobres. En ese sentido, hizo un llamado a los gobiernos del mundo, especialmente de los países más desarrollados, a aplicar políticas que apoyen la justicia social y deriven, en consecuencia, en una globalización más equilibrada.
Para elaborar esas políticas -que se requieren tanto a nivel nacional como internacional- hace falta el liderazgo y la concertación de sindicatos, empresas y políticos. Pero también es necesario comenzar con metas muy específicas en los temas económico, social y ambiental, pues de lo contrario, ninguna política laboral sería sostenible a largo plazo. "Necesitamos un nuevo modelo de crecimiento de calidad, basado en mayores oportunidades de trabajo decente. Una globalización políticamente sostenible debe generar trabajo decente". Recordó que de acuerdo con los parámetros de la OIT, internacionalmente aceptados, el llamado trabajo decente consiste en que el empleado tenga las garantías mínimas de seguridad en el trabajo, tanto física en su labor, como jurídica en su permanencia. También implica que el sueldo esté acorde a sus responsabilidades y que le permita mantener un cierto nivel de dignidad en su vida cotidiana, además de que goce de seguridad social y libertad de asociación. En ese sentido, la globalización debe de tender a que todos los trabajadores del mundo logren ese mínimo de condiciones, en lugar de que la riqueza se concentre en pocos países y la pobreza se extienda por muchas naciones.
- OIT: altos niveles de pobreza demuestran falla de globalización. La humanidad se dirige a un proceso de mundialización de la economía desequilibrado, dijo.
México, DF. Los altos niveles de pobreza que prevalecen en el mundo se han convertido en "una denuncia muy seria del fracaso del actual modelo de globalización", aseguró el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Juan Somavía. Al dar a conocer un posicionamiento que presentó en Oslo, Noruega, durante un congreso internacional sobre Trabajo con Dignidad, la oficina de la ONU en México destacó en un comunicado la denuncia sobre la injusticia en la distribución de la riqueza. El titular de la OIT sostuvo que la humanidad se dirige a un proceso de mundialización de la economía desequilibrado, injusto e insostenible, donde prevalecen grandes grupos de marginados y pobres. En ese sentido, hizo un llamado a los gobiernos del mundo, especialmente de los países más desarrollados, a aplicar políticas que apoyen la justicia social y deriven, en consecuencia, en una globalización más equilibrada. Para elaborar esas políticas -que se requieren tanto a nivel nacional como internacional- hace falta el liderazgo y la concertación de sindicatos, empresas y políticos. Pero también es necesario comenzar con metas muy específicas en los temas económico, social y ambiental, pues de lo contrario, ninguna política laboral sería sostenible a largo plazo. "Necesitamos un nuevo modelo de crecimiento de calidad, basado en mayores oportunidades de trabajo decente. Una globalización políticamente sostenible debe generar trabajo decente". Recordó que de acuerdo con los parámetros de la OIT internacionalmente aceptados, el llamado trabajo decente consiste en que el empleado tenga las garantías mínimas de seguridad en el trabajo, tanto física en su labor, como jurídica en su permanencia. También implica que el sueldo esté acorde a sus responsabilidades y que le permita mantener un cierto nivel de dignidad en su vida cotidiana, además de que goce de seguridad social y libertad de asociación. En ese sentido, la globalización debe de tender a que todos los trabajadores del mundo logren ese mínimo de condiciones, en lugar de que la riqueza se concentre en pocos países y la pobreza se extienda por muchas naciones.
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