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viernes, 10 de octubre de 2008

Agustín Basave: EU necesita un Gorbachov

EU necesita un Gorbachov
Agustín Basave
06-Oct-2008
Pregunto a aquellos que insisten en convertir al mundo en un gran casino: ¿genera acaso progreso sustentable?

Agustín Basave

Para Miguel Ángel Granados Chapa, porque merece colgarse la medalla.

El desastre financiero de Estados Unidos está cerca de alcanzar dimensiones catastróficas. Lo que empezó como un problema de préstamos a la vivienda es hoy una crisis de todo su sistema financiero. El crédito excesivo y la especulación ilimitada gestaron una economía ficción, un término que hoy se vuelve contra sus acuñadores. Fue la inacción del gobierno y la irresponsabilidad de los propietarios y altos ejecutivos de hipotecarias, bancos, aseguradoras, calificadoras y similares la que llevó a apostar sin fichas y a prestar lo que no existía. Pero todo parece indicar que, como suele suceder, no serán ellos quienes paguen los platos rotos.

La mayor parte del “rescate” se dedicará, en efecto, a “salvar” a las empresas. Los tenedores de hipotecas que perdieron o perderán sus casas y los ahorradores que verán mermado o desaparecido su patrimonio en buena medida se tendrán que rascar con sus propias uñas. Y es que es a ellos a quienes se les aplican los dictados del mercado, que dicen que al que toma riesgos —negocios, inversiones, préstamos— le corresponde asumir las ganancias o las pérdidas. Porque los fundamentalistas del laissez faire, que son inflexibles con las clases media y baja, son bastante más comprensivos con los magnates. Tratándose de ellos permiten que el ogro se vuelva filantrópico y los “rescate” cuando pierden. Y si para “salvarlos” el Estado ha de erogar más de 700 mil millones de dólares de los impuestos de todos, ni hablar. Total, cuando de socializar pérdidas se trata, ¿qué tanto es tantito?

Me confieso amateur en esa suerte de nigromancia moderna que es la economía. Por eso pregunto a quienes sí saben y, particularmente, a aquellos economistas que insisten en minimizar la regulación de los mercados: ¿de veras seguirán defendiendo el principio del Estado salvavidas después de esta debacle?; ¿no fue la falta de supervisión estatal sobre los nuevos instrumentos financieros una de las causantes del hundimiento, y no habría sido mejor una intervención preventiva y no correctiva?; ¿no fueron decisiones de los directivos de los bancos las que llevaron al sobreendeudamiento? Y lo más importante: ¿todavía creen que hay que privilegiar la especulación?; ¿piensan que el éxito de la globalización es convertir al mundo en un gran casino donde anárquica y fugazmente se ganan y pierden fortunas? Olvidémonos por un momento del hecho de que la economía especulativa provoca mayor desigualdad social y regional y su concomitante inestabilidad política; ¿genera acaso progreso sustentable?

A los servidores públicos, afortunadamente, cada vez se les exige más. Manejan las arcas públicas y están obligados a rendir cuentas y a ser castigados si hacen un mal uso de ellas. ¿Pero qué pasa con los dueños y los ejecutivos de las corporaciones financieras privadas, quienes también administran dinero ajeno y toman decisiones que afectan a la sociedad? Para los políticos o los burócratas que malversan fondos o cometen errores que dañan a otros ciudadanos hay multas y cárcel; ¿y para los empresarios y los empleados que provocan que otros ciudadanos pierdan sus casas o sus ahorros? ¿Qué va a pasar con los genios de las finanzas que construyeron este castillo de naipes, con los banqueros y los C.E.O. que llevaron al abismo a miles de norteamericanos —por no hablar de los damnificados de otros países— otorgándoles préstamos insostenibles? ¿Alguno de ellos perderá su mansión y se convertirá en un homeless atenido a sus cupones de comida? ¿Cuántos de ellos irán a prisión?

Es cuestión de prioridades. El margen de maniobra es estrecho, pero hay otras maneras de invertir ese casi billón de dólares que se va a gastar en Estados Unidos, sobre todo preventivamente. No, no estoy diciendo que sea innecesario inyectar recursos al sistema financiero, porque estoy consciente de que su derrumbe perjudicaría a ricos y pobres. Digo que es muy poco lo que se va a dedicar a los pequeños ahorradores que están viviendo en la angustia de quedarse, ellos sí, en la calle, y es demasiado lo que se les va a otorgar a los principales culpables del desastre. Una cosa es preservar empleos y otra tutelar privilegios, premiando a los que deberían ser castigados con un rescate que proviene del dinero de muchas de las víctimas. Es una película que los mexicanos ya vimos. Yo no sé si el Fobaproa fue evitable o ilegal, pero sí sé que fue inmoral. Se necesitaba la mano del Estado para recoger el tiradero que dejó la mano invisible del mercado gracias a su mal de Parkinson, a no dudarlo, pero ésa no era la mejor alternativa, y la suciedad que envolvió a su instrumentación la hizo aun más deleznable.

A buen entendedor, pocas señales. Una crisis económica demostró el fracaso del sistema soviético y llevó a Gorbachov a transformarlo radicalmente. Los liberales aplaudieron entonces la visión y el pragmatismo del líder ruso, quien superó los dogmas socialistas. Es hora de que otro estadista con conciencia histórica deje atrás el nuevo dogmatismo y cambie sustancialmente el sistema financiero norteamericano. Ojalá que Obama sea ese estadista y que, de paso, ayude a domesticar esta globalidad salvaje que nos amenaza con más desigualdad e inestabilidad.

abasave@prodigy.net.mx

Una crisis económica demostró el fracaso del sistema soviético y llevó a Gorbachov a transformarlo radicalmente. Es hora de que otro estadista deje atrás el nuevo dogmatismo y cambie sustancialmente el sistema financiero norteamericano.



Kikka Roja

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