AMLO confirma el respaldo a la lucha en defensa del petróleo “Ya estamos listos, señor presidente, ya estamos listos” “Asistimos a los funerales del neoliberalismo”, afirma el tabasqueño Jaime Avilés Ampliar la imagen "Allá arriba ya se dieron cuenta del tamaño de este movimiento", señalaron los defensores del petróleo ante López Obrador “Allá arriba ya se dieron cuenta del tamaño de este movimiento”, señalaron los defensores del petróleo ante López Obrador Foto: Carlos Ramos Mamahua Tras proclamar que “estamos asistiendo a los funerales del neoliberalismo en todo el mundo”, Andrés Manuel López Obrador preguntó a los integrantes de las brigadas mixtas defensoras del petróleo, reunidas ayer por la tarde frente al Monumento a la Revolución: “¿están de acuerdo y preparados para actuar en bien del pueblo y de la patria?” Y miles y miles de hombres y mujeres le respondieron a coro: “¡estamos listos, señor presidente!” Todo parecía distinto en la Plaza de la República respecto de la mañana del día anterior: el clima era más benigno, el cielo estaba lleno de luz y en los rostros de los dirigentes del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, comenzando por el de López Obrador, había expresiones más relajadas; incluso, por momentos, sonrisas. ¿Era verdad lo que decían las noticias de la mañana? ¿En serio, lo que se llama en serio, los senadores del PRI y del PAN habían aceptado renunciar a todos los elementos privatizadores de la reforma petrolera? ¿Realmente la política nacional había dado en menos de 24 horas un giro tan rotundo? Las preguntas iban de boca en boca, entre los coordinadores de las brigadas, formados en doble fila sobre el templete detrás del podio y del micrófono ante los cuales leía su discurso e intercalaba amplias improvisaciones el orador principal. Las respuestas, siempre al son de los murmullos, regresaban llenas de especulaciones cautelosas. “Allá arriba ya se dieron cuenta del tamaño de este movimiento y vieron que si se les junta con el de los maestros, no van a poder; por eso cedieron”, opinaban algunos. Otros, sin desestimar lo anterior, añadían con énfasis: “De todos modos no nos podemos confiar, a esa gente no hay por qué creerle media palabra, hoy dicen una cosa y mañana pueden salir con otra; hay que fijarse en las cláusulas de letra chiquita, ahí puede estar la trampa…” López Obrador, mientras tanto, hablaba del derrumbe mundial del neoliberalismo, con obvia dedicatoria a sus exponentes locales. “Hoy que la realidad se está imponiendo y nos está dando la razón, debemos hacer valer nuestro proyecto alternativo”, decía, para agregar, párrafos más adelante; “sin embargo, tendremos todavía que enfrentar un complicado proceso de transición. Nos va a tocar encarar a quienes guiados por la inercia, el fundamentalismo y la codicia, se van a seguir resistiendo ante cualquier cambio”. Como el día anterior, las brigadas defensoras de la industria petrolera nacional se distinguían por los colores de sus banderas, sus paliacates, sus cachuchas, y por la mezcla de rostros de hombres y mujeres de todas las edades, entre los cuales había sin embargo más jóvenes que en otras ocasiones. En el sector de los círculos de estudio, un cartel había decodificado así las iniciales de AMLO: “Adelante Mexicanos Libres Organizados”. Aunque los teléfonos celulares, los correos electrónicos, los blogs y otras posmodernas líneas de transmisión demostraron en fechas recientes que la información dentro de este movimiento fluye con eficacia, muchos de los asistentes al mitin de ayer reaccionaron, se diría, con sorpresa al enterarse por López Obrador de que hoy, a partir de las 11 de la mañana, las 22 brigadas de adelitas estarán presentes en el Hemiciclo a Juárez para dirigirse al Senado de la República en cuanto surja el peligro de que sea sometida a votación una iniciativa privatizadora del petróleo. Tampoco ocultaron su asombro, o no quisieron disimular su alegría, al oír que los defensores del petróleo que viven “en las diferentes regiones del país” vendrán al Distrito Federal a reforzar a las adelitas y los legisladores en sus protestas. Pero el verdadero clímax de la tarde les llegó cuando López Obrador les preguntó si estaban de acuerdo en sumarse hoy, desde temprano, a la concentración del Hemiciclo a Juárez. En ese momento surgió, y nadie se había percatado de ello, una nueva consigna. Así como el 8 de julio de 2006 en el Zócalo nació de repente la demanda de “voto por voto, casilla por casilla”; así como a partir de la primera semana de septiembre de ese año, cuando el voto por voto perdió todo sentido, alguien, también de repente, inventó el “es un honor estar con Obrador”, que mantiene su vigencia a la fecha, así ayer, de buenas a primeras, la plaza entera rompió a gritar: “¡Ya estamos listos, señor presidente; ya estamos listos, señor presidente!” ¿Cuál será el desenlace de lo que López Obrador describió como “la etapa definitiva de esta lucha”? ¿Prevalecerán los acuerdos alcanzados, únicamente con saliva, entre los senadores la madrugada de ayer lunes? ¿Estamos en vísperas de ver una reforma no privatizadora que recoja sobre todo las propuestas del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo? Ésas eran las preguntas que zumbaban anoche entre las pisadas de los caminantes y las bocinas de los coches, cuando la muchedumbre se dispersó con sus banderas enrolladas, diciéndose que a la mejor lo que ahora sigue, con carácter de urgencia, será la lucha por un efectivo programa anticrisis que congele los precios de la comida, el combustible, la luz, el gas y las medicinas, para que por primera vez se produzca un insólito rescate económico, en este caso en favor del pueblo. |
Kikka Roja
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