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viernes, 24 de octubre de 2008

Politica cero: Jairo Calixto Albarrán: ¡Es un honor, estar con Obrador!

¡Es un honor, estar con Obrador!

Viernes, 24 Octubre, 2008

Así gritaban las masas embravecidas en las faldas de la Torre del Caballito cuando los senadores salían por la puerta de servicio para evitarse la pena de la increpación a sus respectivas progenitoras. Una cosa bonita. Digo, ni que fuera la primera vez que les cae sobre su árbol genealógico la suave y tierna melodía de esa música de viento que sabe todo sobre tu madre.

Algunos altos representantes de la senaduría para mayor seguridad se fueron en un helicóptero donde me pareció ver a un lindo Creelito. Ay, cómo me conmovió cuando en entrevista con Ciro Gómez Leyva en MILENIO Televisión agradeció infinitamente el espacio plural que se le ofrecía para demostrar que él sí era hombrecito, después de un año de estar vetado de la televisión. Casi llora. Y no era para menos pues, según se podía colegir de su invertebrado discurso, estaba más vetado de los medios que El Peje. Claro, y cuando le acercaban unos micrófonos sólo es para preguntarle por Constanza.

Lo que más divertido de aquellos tumultos de crispación profundamente petrolera, fueron las Adelitas. Acusadas, señaladas, criticadas, vilipendiadas y madreadas, tienen por la causa pejista una convicción y una entrega que ya quisiera Sven Goran Eriksson tuvieran los seleccionados a la hora del clásico pasesito a la red. Quizá el movimiento sea discutible, quizá no sea el más popular (¿no es increíble que sean los periodistas los más malhumorientos frente al lópezobradorismo cuando, ciertamente, da las notas que ni el PRI ni el PAN ofrecen en el aburrido y deschistado transcurrir de sus existencias apegadas a derecho?) y con toda probabilidad sea condenado por sus exegetas tiquismiquis, pero generan un espectáculo de intensidades que no se ve ya en estos días. No se diga en el dudoso show del narco que se vuelve cada vez más repetitivo y sin gracia. Bueno, lo más atractivo de los últimos apañones no fueron tanto que estuviera metido el hermano del Mayo Zambada ni que fuera protegido por una pléyade de policías, emepés y judiciales, sino que hubieran quedado desamparados un grupo de narcofelinos que, tristemente, acostumbrados a una vida de pachás, fueron condenados a vivir en un zoológico lleno de precariedades.

Por lo menos hay que darle un último paseo en una Hummer.

Sí, estas adelitas aguerridas que seguirán al Peje por tierra y por mar y uno que otro bar, le ponen emoción fuerte a los tedios de un país al que ya se ve, sospechosísticamente hablando, muy guanajuatizado.

jairo.calixto@milenio.com

Kikka Roja

1 comentario:

  1. como no te encuentro por ningún lado, Don Jairo; para hacer un comentario sobre lo que le sucedió a d. Josefina la candidata presidencial: sobre que la UNAM no había dado un sólo Premio Nobel: me pregunto ¿ya se olvidadaon de nuestro ínclito(u) Premio Nobel de Literatura, Octavio Paz

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