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domingo, 21 de diciembre de 2008

MUSEO DE LA PAPA FRITA BELGA

Buscan belgas rescatar papas fritas
y que dijeron ya los alburie.. pos ¡NO!
En la ciudad belga de Brujas se ha creado el primer Museo de las Papas Fritas, que explica el origen de este platillo.
Foto: Tomada de www.frietmuseum.be

Afirman que atribución del platillo a los galos puede remontarse a Primera Guerra Mundial
(Francia)
Inder Bugarin / Enviado

Brujas, Bélgica (21 de diciembre de 2008).- Para un belga, no puede haber mayor aberración que se le llame a las papas fritas, "papas a la francesa".

En un intento por rescatar un platillo que les fue arrebatado por los franceses durante la Primera Guerra Mundial y demostrar que en Bélgica se degustan las frituras más deliciosas, en la ciudad medieval de Brujas se ha creado el Museo de las Papas Fritas. "Es el primer museo del mundo dedicado a las papas fritas y está diseñado para reivindicar el platillo belga por excelencia", dice a REFORMA Cédric Van Belle, fundador del Friet Museum. "Incluso me atrevería a decir, que las papas fritas son más belgas que los chocolates y las pondría en empate con la cerveza que por siglos han producido nuestros monjes, ¡Y esas ya son palabras mayores!", abunda.

El museo rinde homenaje a la papa, desde sus orígenes en Perú, hace unos 10 mil años, hasta su llegada al aceite. Aunque no hay evidencias científicas sobre los orígenes de las papas fritas, en Bélgica se sabe de su existencia desde hace 250 años y su nacimiento se adjudica a la región belga situada a lo largo del cauce del río Mosa, concretamente a la zona de Dinant, al sur del país. Supuestamente por el año 1750, los habitantes de la región, acostumbrados a vivir de la pesca, enfrentaron un cruel invierno que terminó por congelar el río. Desesperados por la falta de alimentos, cortaron papas en tiras como si fueran pequeños pescados, y las echaron al aceite, creando así las "frieten".

Otra teoría habla de que nacieron en un monasterio de Sevilla, España, durante el siglo 16. Pese a las divergencias, los conocedores coinciden en que no son francesas, y que la culpa de la confusión la tienen los estadounidenses, explica Van Belle. Los documentos citados en el museo señalan que en la Primera Guerra Mundial, soldados belgas ofrecieron a los estadounidenses "frites", pero como los belgas hablaban francés, los estadounidenses pensaron que eran galos y terminaron bautizando el platillo como "papas a la francesa".

"De esta manera se creó una confusión que hasta la fecha existe, pues no son a la francesa, sino a la belga", insiste Van Belle.

Pero el museo no sólo trata de aclarar al visitante el origen de las "frites", "frieten", "frietjes" o "patatten", como se les llama dependiendo la región del país y el tipo de establecimiento donde se consumen; también descifra el secreto de la exquisita receta belga: una elección cuidadosa de la papa; un aceite renovado con frecuencia y el proceso de cocción en dos etapas.

kikka-roja.blogspot.com/

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