Nacionalismo culinario
Marco Buenrostro y Cristina Barros
Son muchos los temas pendientes en relación con la cocina mexicana y pocas las personas que se dedican a reflexionar e investigar acerca de este tema. Por ello la aparición del libro de José Luis Juárez López, Nacionalismo culinario, editado por el CNCA por conducto de la Dirección General de Culturas Populares, enriquece el debate.
El autor ha publicado antes en Diario de campo, revista que edita la Coordinación de Antropología del Instituto Nacional de Antropología e Historia, varios artículos en los que analiza etapas y representantes de la cocina mexicana, como Josefina Velásquez de León; otros han aparecido en Cuadernos de Nutrición.
La lenta emergencia de la comida mexicana: ambigüedades criollas 1750-1800 (Miguel Ángel Porrúa, 2000) antecede a Nacionalismo culinario. Ahí da cuenta de la manera en que se va forjando en parte la identidad mexicana. Los alimentos americanos y el modo de comer indígena se integran a otros temas que, en su concepto, forjan el orgullo por la tierra americana. Trabaja autores como Francisco Cervantes de Salazar, Bernardo de Balbuena, Francisco Javier Clavijero, José Antonio Alzate o Antonio León y Gama.
Ahora uno de sus propósitos es asumir la responsabilidad de formar una nueva historia que tome en cuenta temáticas como la cocina, al considerarla parte del devenir de los pueblos.
En la introducción precisa algunos conceptos como la palabra cocina que se ha asociado a la gastronomía, materia que si bien nació como el estudio de la correcta nutrición, luego se estableció como una fase superior de la cocina. El concepto ha tenido variantes, pero en general parte de una visión occidental de la comida y añade: En México esa inexactitud se manejó desde que se comenzó a usar el concepto. Un importante derivado del libro de Juárez López será devolverle dignidad a la palabra cocina.
Para el autor, la cocina es factor de identidad, como se hace obvio en un periodo clave para la historia contemporánea del país: la época posterior a la Revolución Mexicana, que es de donde parte su investigación. En esta larga etapa, la cocina deviene paradigma cultural importante para el país.
Con mirada de antropólogo hace un seguimiento del discurso que sobre la cocina mexicana se tejió a lo largo del siglo XX. La obra se divide en ocho capítulos que siguen un orden cronológico bien fundamentado.
Una amplia bibliografía corona este libro, ilustrado con portadas y cuadros de época que contribuyen a ubicar al lector en el tiempo. Será presentado este jueves en el Museo Nacional de Culturas Populares, a las 18 horas.
El autor ha publicado antes en Diario de campo, revista que edita la Coordinación de Antropología del Instituto Nacional de Antropología e Historia, varios artículos en los que analiza etapas y representantes de la cocina mexicana, como Josefina Velásquez de León; otros han aparecido en Cuadernos de Nutrición.
La lenta emergencia de la comida mexicana: ambigüedades criollas 1750-1800 (Miguel Ángel Porrúa, 2000) antecede a Nacionalismo culinario. Ahí da cuenta de la manera en que se va forjando en parte la identidad mexicana. Los alimentos americanos y el modo de comer indígena se integran a otros temas que, en su concepto, forjan el orgullo por la tierra americana. Trabaja autores como Francisco Cervantes de Salazar, Bernardo de Balbuena, Francisco Javier Clavijero, José Antonio Alzate o Antonio León y Gama.
Ahora uno de sus propósitos es asumir la responsabilidad de formar una nueva historia que tome en cuenta temáticas como la cocina, al considerarla parte del devenir de los pueblos.
En la introducción precisa algunos conceptos como la palabra cocina que se ha asociado a la gastronomía, materia que si bien nació como el estudio de la correcta nutrición, luego se estableció como una fase superior de la cocina. El concepto ha tenido variantes, pero en general parte de una visión occidental de la comida y añade: En México esa inexactitud se manejó desde que se comenzó a usar el concepto. Un importante derivado del libro de Juárez López será devolverle dignidad a la palabra cocina.
Para el autor, la cocina es factor de identidad, como se hace obvio en un periodo clave para la historia contemporánea del país: la época posterior a la Revolución Mexicana, que es de donde parte su investigación. En esta larga etapa, la cocina deviene paradigma cultural importante para el país.
Con mirada de antropólogo hace un seguimiento del discurso que sobre la cocina mexicana se tejió a lo largo del siglo XX. La obra se divide en ocho capítulos que siguen un orden cronológico bien fundamentado.
Una amplia bibliografía corona este libro, ilustrado con portadas y cuadros de época que contribuyen a ubicar al lector en el tiempo. Será presentado este jueves en el Museo Nacional de Culturas Populares, a las 18 horas.
marcri44@yahoo.com.mx
kikka-roja.blogspot.com/
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