JENARO VILLAMIL
MÉXICO, D.F., 12 de mayo (apro).- En el código de honor siciliano, la omertá es la prohibición expresa de informar sobre los delitos cometidos de manera grupal y que involucran a varias de las personas implicadas. El silencio es la clave para que los grupos mafiosos puedan continuar cohesionados. Cuando alguien rompe la omertá comienza una serie de venganzas y de investigaciones, siempre y cuando el sistema judicial de un país no forme parte de este entramado de encubrimiento.
El libro Derecho de Réplica, de Carlos Ahumada, es el caso típico de la ruptura de la omertá en relación con uno de los pasajes más escabrosos de la vida política reciente del país.
Personaje menor en comparación con sus padrinos, promotores y promovidos, Ahumada decide dar su versión, ofrece pistas, anécdotas, datos corruptores para acreditar lo que desde un principio Andrés Manuel López Obrador lo caracterizó como un "complot".
Ahumada conserva algo del sentido bufonesco que lo inspiró a grabar como si fuera videoasta compulsivo a todos aquellos con los que estuvo en contacto. En su libro se queja de que los medios de comunicación se hayan fijado más en los videoescándalos y no en los delitos que estos videos pretendían documentar para hundir al representante de la "honestidad valiente".
La omertá en la trama de los videoescándalos y de muchos de sus otros enjuagues –la compra del periódico El Independiente, su transformación en empresario futbolero, el pago de las deudas adquiridas por el PRD en tiempos de Rosario Robles, sus "donaciones" a las candidaturas del mismo partido y hasta el episodio no descrito sobre el presunto tráfico de armas con el exdelegado de Alvaro Obregón-- tenía un objetivo esencial: encubrir la trama criminal en la cual Ahumada era simplemente una pieza.
El "ingenuo e idealista" constructor de obra pública en las delegaciones del Distrito Federal muy pronto aprendió que si no lavaba su imagen tampoco iba a poder seguir lavando dinero.
Por eso resulta creíble su versión. Se trata de alguien con asociaciones mafiosas que decide contar parte de una historia. Juzgar la moralidad de sus afirmaciones es algo tan inútil como ridículo. No se trata de un concurso para ganar el cielo, sino de una descarnada descripción de cómo funciona el infierno de la política mexicana.
El Ahumadagate no ha terminado. Su versión abre varios capítulos que convenientemente han sido minimizados en la mayoría de las reacciones de quienes han sido mencionados.
Algunos de estos capítulos del fin de la omertá que merecen una investigación más profunda son los siguientes:
1. El papel especialísimo de los ejecutivos de Televisa, sobre todo de su vicepresidente Bernardo Gómez, en la trama de las venganzas y conspiraciones de Carlos Salinas de Gortari. ¿Fueron los videoescándalos el único delito compartido entre el expresidente y los ejecutivos de Televisa? ¿Por qué la principal empresa de comunicación del país decidió cancelar sus investigaciones sobre el caso Arturo Montiel después de que ellos mismos lo destaparon el 10 de octubre de 2005 en el programa El Cristal con que se Mira? ¿Cuánto vale el silencio de Televisa para los políticos mexicanos?
2. El papel de Vicente Fox y de buena parte de su gabinete de gobierno y de seguridad nacional en las aventuras del señor Ahumada y en los consejos del expresidente Carlos Salinas de Gortari. Parece ser que no sólo fueron los videos de Ahumada los que orillaron a un "acuerdo político" entre el salinismo y el foxismo.
Difícilmente el señor Eduardo Medina Mora, actual procurador general de la República, se investigará a sí mismo y el papel que jugó el Cisen en esta trama, cuando él fue su director. ¿No es tiempo de que el Congreso decida investigar, en uso de sus atribuciones, hasta dónde y a quiénes se involucró en este espionaje con uso faccioso? No lo dice en su libro Ahumada, pero Derecho de Réplica puede ser una pista tan compleja y delicada como la del Watergate que destronó a Richard Nixon.
3. El gobierno de Cuba tiene elementos incómodos e indispensables en esta trama. La estancia de Ahumada en la isla, relatada en su libro como si fueran escenas de Expreso de Medianoche ocultan lo esencial: ¿qué les dijo a los representantes del Estado cubano, por qué se produjo la traición de Salinas, qué otros actores se involucraron en este proceso? Tal vez el señor Juan Molinar Horcasitas tenga algo qué decir al respecto antes que La Habana diga cosas más incómodas para el gobierno de Felipe Calderón.
El libro de Ahumada es apenas un asomo a la cañería de nuestra frustrada transición a la democracia. El comportamiento mafioso que él relata se ha observado en otros casos tan complicados, cuyas historias no han llegado a su fin.
Tan sólo por mencionar dos ejemplos:
1. El caso Medina-Abraham en Yucatán trascendió de un pleito judicial en torno a un presunto homicidio hasta convertirse en una lucha de dinastías y de poder, que involucró a una televisora nacional, a la exprimera dama Marta Sahagún, generales del Ejército y hasta un archimandrita.
2. El escándalo de las redes de pederastia documentado en Los Demonios del Edén, escrito por Lydia Cacho. Es claro que esta red criminal trasciende al Rey de la Mezclilla, al góber precioso de Puebla y otros personajes mencionados en el libro.
La omertá se mantiene en estos y otros muchos casos.
Ahumada incomoda porque es el primero en romper con este código mafioso. El efecto que puede generar su testimonio es muy delicado para otros expedientes abiertos.
Cuando Luis Spota escribió Casi el Paraíso, inspirado en un personaje real que corrompió a la pedestre clase política mexicana en los años cincuenta, no se imaginó que se estaba adelantando a lo que décadas después se convertiría en un método típico de la clase política finisecular. Derecho de Réplica confirma lo que Spota apenas vislumbró.
El libro Derecho de Réplica, de Carlos Ahumada, es el caso típico de la ruptura de la omertá en relación con uno de los pasajes más escabrosos de la vida política reciente del país.
Personaje menor en comparación con sus padrinos, promotores y promovidos, Ahumada decide dar su versión, ofrece pistas, anécdotas, datos corruptores para acreditar lo que desde un principio Andrés Manuel López Obrador lo caracterizó como un "complot".
Ahumada conserva algo del sentido bufonesco que lo inspiró a grabar como si fuera videoasta compulsivo a todos aquellos con los que estuvo en contacto. En su libro se queja de que los medios de comunicación se hayan fijado más en los videoescándalos y no en los delitos que estos videos pretendían documentar para hundir al representante de la "honestidad valiente".
La omertá en la trama de los videoescándalos y de muchos de sus otros enjuagues –la compra del periódico El Independiente, su transformación en empresario futbolero, el pago de las deudas adquiridas por el PRD en tiempos de Rosario Robles, sus "donaciones" a las candidaturas del mismo partido y hasta el episodio no descrito sobre el presunto tráfico de armas con el exdelegado de Alvaro Obregón-- tenía un objetivo esencial: encubrir la trama criminal en la cual Ahumada era simplemente una pieza.
El "ingenuo e idealista" constructor de obra pública en las delegaciones del Distrito Federal muy pronto aprendió que si no lavaba su imagen tampoco iba a poder seguir lavando dinero.
Por eso resulta creíble su versión. Se trata de alguien con asociaciones mafiosas que decide contar parte de una historia. Juzgar la moralidad de sus afirmaciones es algo tan inútil como ridículo. No se trata de un concurso para ganar el cielo, sino de una descarnada descripción de cómo funciona el infierno de la política mexicana.
El Ahumadagate no ha terminado. Su versión abre varios capítulos que convenientemente han sido minimizados en la mayoría de las reacciones de quienes han sido mencionados.
Algunos de estos capítulos del fin de la omertá que merecen una investigación más profunda son los siguientes:
1. El papel especialísimo de los ejecutivos de Televisa, sobre todo de su vicepresidente Bernardo Gómez, en la trama de las venganzas y conspiraciones de Carlos Salinas de Gortari. ¿Fueron los videoescándalos el único delito compartido entre el expresidente y los ejecutivos de Televisa? ¿Por qué la principal empresa de comunicación del país decidió cancelar sus investigaciones sobre el caso Arturo Montiel después de que ellos mismos lo destaparon el 10 de octubre de 2005 en el programa El Cristal con que se Mira? ¿Cuánto vale el silencio de Televisa para los políticos mexicanos?
2. El papel de Vicente Fox y de buena parte de su gabinete de gobierno y de seguridad nacional en las aventuras del señor Ahumada y en los consejos del expresidente Carlos Salinas de Gortari. Parece ser que no sólo fueron los videos de Ahumada los que orillaron a un "acuerdo político" entre el salinismo y el foxismo.
Difícilmente el señor Eduardo Medina Mora, actual procurador general de la República, se investigará a sí mismo y el papel que jugó el Cisen en esta trama, cuando él fue su director. ¿No es tiempo de que el Congreso decida investigar, en uso de sus atribuciones, hasta dónde y a quiénes se involucró en este espionaje con uso faccioso? No lo dice en su libro Ahumada, pero Derecho de Réplica puede ser una pista tan compleja y delicada como la del Watergate que destronó a Richard Nixon.
3. El gobierno de Cuba tiene elementos incómodos e indispensables en esta trama. La estancia de Ahumada en la isla, relatada en su libro como si fueran escenas de Expreso de Medianoche ocultan lo esencial: ¿qué les dijo a los representantes del Estado cubano, por qué se produjo la traición de Salinas, qué otros actores se involucraron en este proceso? Tal vez el señor Juan Molinar Horcasitas tenga algo qué decir al respecto antes que La Habana diga cosas más incómodas para el gobierno de Felipe Calderón.
El libro de Ahumada es apenas un asomo a la cañería de nuestra frustrada transición a la democracia. El comportamiento mafioso que él relata se ha observado en otros casos tan complicados, cuyas historias no han llegado a su fin.
Tan sólo por mencionar dos ejemplos:
1. El caso Medina-Abraham en Yucatán trascendió de un pleito judicial en torno a un presunto homicidio hasta convertirse en una lucha de dinastías y de poder, que involucró a una televisora nacional, a la exprimera dama Marta Sahagún, generales del Ejército y hasta un archimandrita.
2. El escándalo de las redes de pederastia documentado en Los Demonios del Edén, escrito por Lydia Cacho. Es claro que esta red criminal trasciende al Rey de la Mezclilla, al góber precioso de Puebla y otros personajes mencionados en el libro.
La omertá se mantiene en estos y otros muchos casos.
Ahumada incomoda porque es el primero en romper con este código mafioso. El efecto que puede generar su testimonio es muy delicado para otros expedientes abiertos.
Cuando Luis Spota escribió Casi el Paraíso, inspirado en un personaje real que corrompió a la pedestre clase política mexicana en los años cincuenta, no se imaginó que se estaba adelantando a lo que décadas después se convertiría en un método típico de la clase política finisecular. Derecho de Réplica confirma lo que Spota apenas vislumbró.
Email: jenarovi@yahoo.com.mx
kikka-roja.blogspot.com/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Comentarios. HOLA! deja tu mensaje ...