Para hechos
Roberto Zamarripa
25 May. 09
El 8 de mayo, el rotativo Daily Telegraph destapó el escándalo de los gastos excesivos y discrecionales de los diputados británicos que ha provocado la caída del presidente de la Cámara de los Comunes, Michael Martin.
A Martin le cuestionan un gasto equivalente a 30 mil pesos por el pago de un chofer escocés que en 12 ocasiones lo llevó a Glasgow, el distrito que representa, e incluyó un viaje al Celtic Park, el estadio del equipo de futbol local. Pero la causa de su dimisión tiene que ver más con su infructuosa decisión de bloquear la difusión de los gastos personales de los parlamentarios.
El escándalo conmociona a Gran Bretaña y no hay parlamentario que se salve. Están documentados gastos para arreglar la alberca, cambiar de tubería, comprarse sillones con masaje o diversos enseres.
El conservador Sir Peter Viggers pagó 35 mil pesos de dinero público en la construcción de una casa para patos montada en una pequeña isla artificial que instaló en su residencia de campo y cargó al erario 10 mil pesos más por concepto de 28 toneladas de estiércol para el jardín donde graznarían las aves. Sus electores no se lo perdonan.
El 27 de febrero, Reforma publicó que el presidente de la Cámara de Diputados, el priista chihuahuense César Duarte, disponía de 144 mil pesos mensuales para gasolina, que alcanzaría para 50 viajes con el chofer escocés del defenestrado Martin o para cuatro casas de patos. El 10 mayo, cuando el escándalo parlamentario crecía en Gran Bretaña, Reforma publicó que los diputados de la Mesa Directiva acumularon 109 viajes, la mayoría al extranjero, con viáticos de 1 millón 852 mil pesos. Duarte viajó ocho veces en ocho meses y tuvo viáticos por 154 mil pesos. ¿Le trajo algo a sus electores? ¿Un llaverito?
Martin renunció y desató una crisis política. Todo por no conocer a Duarte. Ante las revelaciones de sus gastos excesivos, el chihuahuense lanzó una campaña de imagen personal a cargo del dinero de los ciudadanos con un costo de 27 millones de pesos.
Para qué renunciar si podemos pachanguear. Duarte invitó una carne asada y cervezas a reporteros como parte de su campaña de relaciones públicas. Mandil al abdomen atendió en los jardines de la Cámara a los comensales, como si fuera el patio de su casa.
Los británicos no tienen tiempo para fiestas en algún jardín del Palacio de Westminster. Al contrario, piensan en regresar el dinero. El ministro de Asuntos Sociales, Phil Hope, regresará 900 mil pesos que gastó en cuatro años en una cocina nueva, piso de madera, siete puertas, una máquina lavatrastes, una cafetera y -como Duarte- un asador de barbecue y equipo de jardín.
Un parlamentario británico gana en promedio mensual 120 mil pesos, más los abundantes gastos personales que ahora están siendo cuestionados. Un diputado federal mexicano gana 152 mil 446 pesos mensuales integrado por su dieta, más un monto por asistencia legislativa y otro por atención ciudadana (Reforma, 02/02/09). Más lo que se acumule de dinero para gasolina, viáticos y otras prestaciones.
Los diputados locales del estado de México no se quedan atrás, ya que sus ingresos mensuales son de 148 mil pesos aproximadamente con sueldo y pagos de oficinas, celulares y combustible (Reforma, 19/03/09). Además tienen un bono anual de 260 mil pesos para "apoyo vehicular".
El panista Miguel Ángel Ordóñez usó ese bono para regalarle a su esposa una camioneta Mazda 2009. Luego de ese detallito, Miguel Ángel botó su cargo de legislador para hacerse candidato a alcalde en Tlalnepantla.
Pero como Londres no es Toluca, al parlamentario laborista Khalid Mahmood, un musulmán de 47 años, lo investigan por justificar como gastos de su segunda residencia -rubro al que tienen derecho los parlamentarios que no viven en Londres- la estancia de nueve noches con su novia y asistente parlamentaria Elaina Cohen, en el lujoso hotel The Bentley por un valor equivalente a los 30 mil pesos.
John Prescott, ex viceprimer ministro en la época de Tony Blair, quien en abril pasado confesó padecer bulimia, es investigado por gastos de 100 mil pesos en comidas. Pero lo que más indignó a la opinión pública fue que en el 2006 Prescott tomó del erario unos 2 mil 500 pesos para reponer dos asientos acojinados de su taza de baño.
Acá, los intocados legisladores sólo dirían: para hechos.
A Martin le cuestionan un gasto equivalente a 30 mil pesos por el pago de un chofer escocés que en 12 ocasiones lo llevó a Glasgow, el distrito que representa, e incluyó un viaje al Celtic Park, el estadio del equipo de futbol local. Pero la causa de su dimisión tiene que ver más con su infructuosa decisión de bloquear la difusión de los gastos personales de los parlamentarios.
El escándalo conmociona a Gran Bretaña y no hay parlamentario que se salve. Están documentados gastos para arreglar la alberca, cambiar de tubería, comprarse sillones con masaje o diversos enseres.
El conservador Sir Peter Viggers pagó 35 mil pesos de dinero público en la construcción de una casa para patos montada en una pequeña isla artificial que instaló en su residencia de campo y cargó al erario 10 mil pesos más por concepto de 28 toneladas de estiércol para el jardín donde graznarían las aves. Sus electores no se lo perdonan.
El 27 de febrero, Reforma publicó que el presidente de la Cámara de Diputados, el priista chihuahuense César Duarte, disponía de 144 mil pesos mensuales para gasolina, que alcanzaría para 50 viajes con el chofer escocés del defenestrado Martin o para cuatro casas de patos. El 10 mayo, cuando el escándalo parlamentario crecía en Gran Bretaña, Reforma publicó que los diputados de la Mesa Directiva acumularon 109 viajes, la mayoría al extranjero, con viáticos de 1 millón 852 mil pesos. Duarte viajó ocho veces en ocho meses y tuvo viáticos por 154 mil pesos. ¿Le trajo algo a sus electores? ¿Un llaverito?
Martin renunció y desató una crisis política. Todo por no conocer a Duarte. Ante las revelaciones de sus gastos excesivos, el chihuahuense lanzó una campaña de imagen personal a cargo del dinero de los ciudadanos con un costo de 27 millones de pesos.
Para qué renunciar si podemos pachanguear. Duarte invitó una carne asada y cervezas a reporteros como parte de su campaña de relaciones públicas. Mandil al abdomen atendió en los jardines de la Cámara a los comensales, como si fuera el patio de su casa.
Los británicos no tienen tiempo para fiestas en algún jardín del Palacio de Westminster. Al contrario, piensan en regresar el dinero. El ministro de Asuntos Sociales, Phil Hope, regresará 900 mil pesos que gastó en cuatro años en una cocina nueva, piso de madera, siete puertas, una máquina lavatrastes, una cafetera y -como Duarte- un asador de barbecue y equipo de jardín.
Un parlamentario británico gana en promedio mensual 120 mil pesos, más los abundantes gastos personales que ahora están siendo cuestionados. Un diputado federal mexicano gana 152 mil 446 pesos mensuales integrado por su dieta, más un monto por asistencia legislativa y otro por atención ciudadana (Reforma, 02/02/09). Más lo que se acumule de dinero para gasolina, viáticos y otras prestaciones.
Los diputados locales del estado de México no se quedan atrás, ya que sus ingresos mensuales son de 148 mil pesos aproximadamente con sueldo y pagos de oficinas, celulares y combustible (Reforma, 19/03/09). Además tienen un bono anual de 260 mil pesos para "apoyo vehicular".
El panista Miguel Ángel Ordóñez usó ese bono para regalarle a su esposa una camioneta Mazda 2009. Luego de ese detallito, Miguel Ángel botó su cargo de legislador para hacerse candidato a alcalde en Tlalnepantla.
Pero como Londres no es Toluca, al parlamentario laborista Khalid Mahmood, un musulmán de 47 años, lo investigan por justificar como gastos de su segunda residencia -rubro al que tienen derecho los parlamentarios que no viven en Londres- la estancia de nueve noches con su novia y asistente parlamentaria Elaina Cohen, en el lujoso hotel The Bentley por un valor equivalente a los 30 mil pesos.
John Prescott, ex viceprimer ministro en la época de Tony Blair, quien en abril pasado confesó padecer bulimia, es investigado por gastos de 100 mil pesos en comidas. Pero lo que más indignó a la opinión pública fue que en el 2006 Prescott tomó del erario unos 2 mil 500 pesos para reponer dos asientos acojinados de su taza de baño.
Acá, los intocados legisladores sólo dirían: para hechos.
Correo electrónico: tolvanera06@yahoo.com.mx
kikka-roja.blogspot.com/
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