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lunes, 11 de mayo de 2009

República enferma: Roberto Zamarripa

TOLVANERA
República enferma
Roberto Zamarripa
11 May. 09

"No es la imagen del médico bonito; no es güero, es sumamente oscuro en su piel; no es alto, es de complexión más bien baja; no es delgado, digamos que hasta se pasa de robusto. No, no es de los médicos que aparecen en Doctor House, pero es un médico que sabe y es un médico eficiente" (Mural, 20/12/08).

¿A quién describía así el gobernador de Jalisco, Emilio González?

a) Su chofer.

b) El secretario de Salud estatal.

c) Su mejor amigo.

Si seleccionó a, acertó; si tachó b, igualmente, felicidades; si optó por c, muy bien, le atinó.

Se trata del secretario de Salud de Jalisco, Alfonso Gutiérrez Carranza, despedido de su cargo de director de Servicios Municipales de Salud en Guadalajara por escándalos de malversación de fondos y acoso sexual; chofer durante varios años de Emilio antes de ser gobernador y quien se ufana de ser "muy buen amigo" del gobernante jalisciense, razón más que de sobra para haber sido designado desde el 2007, titular estatal de Salud.

Al robusto Gutiérrez -quien en una comparecencia ante diputados locales confundió un equipo de mastografía con un cunero de terapia intensiva (Mural, 30/01/09)- le brincaron de la noche a la mañana los casos de virus A H1N1 en todo Jalisco a pesar de que el gobernador decía que no pasaba nada en la entidad.

Según el director de Servicios Médicos de Guadalajara, José Luis López, la Secretaría de Salud estatal acumuló desde el inicio de la contingencia nacional, el 24 de abril, muestras de 29 casos sospechosos de influenza atípica, pero no reveló los resultados de su análisis. El secretario de Salud, José Angel Córdova, estuvo en Guadalajara este sábado para confirmar que la epidemia en Jalisco era previsible. Miguel Ángel Lezana, director del Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades (Cenavece), confirmó el rezago en la revisión de muestras en Guadalajara como una de las causas del descontrol actual. (La Jornada, 10/05/09). Ahora hay tres muertes y medidas extremas de control.

Con la epidemia encima, el señor Gutiérrez -empresario bicicletero y cuya única experiencia médica ha sido dar consultas en una parroquia- recomendó "comprar películas" y "no ver a los amigos porque quién sabe qué contactos tengan". Cuando le preguntaron si se podía comer carne de puerco, respondió: "si está bien cuecida, no hay problema".

El ocultamiento de cifras de epidemia no es nuevo para él. Ocurrió también con el dengue donde crecían los enfermos pero en el reporte oficial era inexistente el mal, hasta que una ex funcionaria reveló que el gobierno jalisciense maquillaba las cifras.

La República se enferma de éste y otros virus. El sistema descentralizado de salud no ha profesionalizado ni ha hecho eficiente una política que ya da muestras preocupantes de rezago. No hay eficiencia sino ignorancia; no hay calidad ni calidez en la atención sino incompetencia y desdén; no hay compromiso de los gobernadores sino caprichos y revanchas.

Juan Sabines, el gobernador de Chiapas, removió en diciembre del 2007 al doctor Javier Castellanos Coutiño, ex subsecretario de Salud federal y quien ocupara distintos cargos en el ISSSTE, porque sospechó que estaba involucrado en una intentona de "golpe político" en su contra. Colocó en su lugar a Adrián Pérez Vargas, súbdito antes que médico, leal antes que profesional.

Sabines publicó desplegados donde presumía que la entidad estaba "libre de influenza". Con el costo de alguno de esos desplegados bastaba y sobraba para sufragar el sepelio, en el ejido de Quijá, de Leandro García, un obrero que trabajaba en el Distrito Federal y que había retornado a Comitán con un catarro que se convirtió en mortal. La epidemia llegó a Chiapas con una cadena de fallecidos aún no aclarada. Por orden superior, los casos se callaron en los hospitales chiapanecos.

Es la República enferma, donde las recetas las dicta el gobernador; donde el chofer puede ser secretario, el galeno puede ser diputado, el amigo oculta las cifras de las enfermedades, el pariente infla la compra de medicamentos, y si se mueren los pacientes no anotan como causa un estornudo, sino el desacatamiento de medidas: el paciente murió por no comprar películas para ver en casa mientras pasaba la epidemia.


Correo electrónico: tolvanera06@yahoo.com.mx

kikka-roja.blogspot.com/

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