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miércoles, 30 de septiembre de 2009

FOTO: RELOJ BICENTENARIO: FELIPE CALDERON GASTA 60 MILLONES DE DOLARES DIARIOS: Despilfarro, la fiesta del Bicentenario: edición de lujo

Crean edición de reloj de lujo bicentenario
royal oak
La edición del Royal Oak Offshore Pride of Mexico se limitará a 300 piezas, de las cuales 100 serán de oro rosa y 200 de acero-titanio.
Foto: Francisco Barrón

Aunque el precio de la edición mexicana aún no se define, el reloj conmemorativo Pride of Russia se cotiza en 50 mil 220 dólares

Karla Rodríguez REFORMA.COM

Ciudad de México (30 septiembre 2009).- Una de las más antiguas firmas de alta relojería del mundo, Audemars Piguet, creó el reloj Royal Oak Offshore Pride of Mexico, para conmemorar el 200 aniversario de la Independencia.

En el País, que hoy es su principal mercado en Latinoamérica, la edición estará disponible a partir de julio de 2010.

Se limitará a 300 piezas, de las cuales 100 serán de oro rosa y 200 de acero-titanio, informó Pilippe Merck, presidente ejecutivo de Audemars Piguet.

El precio aún no se ha definido, pues su costo dependerá de los pedidos de la pieza, que ya despertó buena demanda por su carácter conmemorativo, exclusivo y limitado, explicó Antonio Seward, director en América Latina y el Caribe de la firma.

Como referencia, el reloj conmemorativo Pride of Russia, hoy se cotiza en 50 mil 220 dólares en el mercado.

En sus 134 años de historia, la firma suiza sólo ha creado tres ediciones especiales, aunque el Pride of Argentina todavía no se presenta al mercado.

Hasta ahora, la edición mexicana es la más grande.

La edición del Pride Of Russia fue de 200 piezas y el de Argentina sólo será de 150, confirmó Seward.

Merck aseguró que el diseño y la manufactura del Pride of México le tomó cerca de 2 años a Audemars Piguet, a pesar de que la edición conmemorativa se adaptó al reloj tradicional y emblemático de la firma: el Royal Oak.

En 2007, relató, la empresa suiza invitó a los fotógrafos Enrique Covarrubias, Edgar Ladrón de Guevara y Alan Fis para realizar un portafolio de imágenes que evocaran el orgullo de México.

A la par, el diseñador artístico de la compañía francesa, Octavio García, se encargó de elaborar el reloj conmemorativo, que se distingue por tener grabado al reverso el Ángel de la Independencia y la inscripción 1810-2010 Pride Of México.

Las manecillas blancas cuentan las horas; las rojo vivo marcan los segundos, mientras que los números son verde olivo, en alusión a los colores de la bandera mexicana.

El ensamble manual de las piezas puede tomar casi 4 meses en promedio, según el directivo.

La firma de alta relojería, relató Merck, consideró importante celebrar el 200 aniversario de la Independencia por la importancia del consumidor mexicano para la empresa.

"Sabemos que México ocupará una posición económica importante en la región en el futuro, junto con Brasil, el potencial de México como comprador ya es importante", añadió Merck.

El Pride of Mexico se exhibirá en el Salón Internacional de Alta Relojería en el Hotel Four Seasons de la Ciudad de México, del 29 de septiembre al 1 de octubre.
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  • Despilfarro, la fiesta del Bicentenario
JUDITH AMADOR TELLO
Adjetivos de rechazo expresan varios especialistas ligados de una u otra manera a las celebraciones del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución, al comentar las declaraciones de los empresarios estadunidenses de Autonomy, que prepara el festejo en el Zócalo para el 15 de septiembre de 2010, el cual costará 60 millones de dólares. La comisión federal prefirió mantenerse en silencio.

La contratación de la empresa estadunidense Autonomy para organizar la fiesta del Bicentenario de la Independencia, dada a conocer por Proceso la semana pasada, parece un contrasentido. Pero más sorpresa, y hasta incredulidad, causa el anunció hecho por su fundador, Phil Green, con Adam Burke, de que cobrarán 60 millones de dólares por un espectáculo para el cual contratarán “al menos 20 mil artistas”:
“¡Es una barbaridad!”, “es ridículo”, “¡qué despilfarro!”, “qué falta de sensibilidad en estos tiempos”, “es una bofetada a la pobreza”, “está fuera de lugar”, expresan la historiadora Patricia Galeana, el sociólogo Héctor Castillo Berthier, el politólogo José Antonio Crespo y el historiador Enrique Márquez al conocer el gasto planeado para el 15 de septiembre de 2010, revelado por Green al corresponsal en Los Ángeles, J. Jesús Esquivel.
Y coinciden en que valdría más invertir en la reflexión que gastar en fuegos artificiales y parafernalia.
Pan y circo
Secretaria técnica ad honorem de la Comisión del Senado de la República para los Festejos del Bicentenario y Centenario, Galeana no concibe que sean extranjeros quienes “vayan a interpretar nuestra historia”, pues si se celebran 200 años de México, debieran ser mexicanos los organizadores. Le parece que, en momentos de crisis, hacer “espectáculos tan caros, suena a aquello de que a falta de pan, circo”.
Tras señalar que en la comisión del Senado han reducido programas por falta de recursos y se centrarán básicamente en publicaciones, propone gastar en asuntos que sí son fundamentales, como volver a enseñar la historia que se eliminó del primer grado de secundaria; construir un edificio para albergar el Archivo General de la Nación, acorde a las normas internacionales de preservación de documentos; y crear el Museo Nacional de las Mujeres, impulsado por ella, para reconocer la aportación de las mujeres a la construcción del país.
Grito de dolor
Cuando Castillo Berthier escucha la cifra de 60 millones de dólares, se le escapa un “¡órale!”. Por su mente pasan los proyectos que podría hacer en la Unidad de Estudios sobre la Juventud, que coordina en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, en el cual es investigador, o en el Circo Volador, desde donde impulsa proyectos juveniles para la Comisión del Bicentenario del Gobierno de la Ciudad de México, presidida por Enrique Márquez:
“Con 60 millones de dólares se puede hacer la primera universidad de cultura alternativa en la República, generar empleos, incorporar a los chavos que tienen tantas ganas, tanta creatividad y que literalmente están a la búsqueda de espacios. Entonces me parece absolutamente ridículo, es despilfarrar el dinero, tirarlo a la basura.”
Recuerda que cuando el propio Márquez le llamó para incorporar a los jóvenes a las celebraciones, acababa de suceder la tragedia en la discoteca News Divine, y él de plano le preguntó:
“¿Qué demonios crees que tienen para celebrar?”
La respuesta del funcionario capitalino fue: “Hay que preguntarles”. A decir de Castillo Berthier, deberían abrirse concursos de pintura, grafiti, música, diseño, dj’s y video, para darles voz a los chavos y “digan qué celebrar”. Él ha realizado una serie de videos con la participación de jóvenes, el más reciente titulado Grito de dolor... ¡eh!:
“Por supuesto que salen muchas críticas, muchas voces disidentes de gente inconforme que reclama y grita de enojo, ¿no? Pero si estás celebrando 200 años y tienes 60% de la población menor de 29 años, me parece una falta de raciocinio elemental no preguntarles qué vamos a celebrar juntos. Entonces, contratar una empresa extranjera para pagarle 60 millones de dólares en una noche de juegos pirotécnicos en un Zócalo que, me imagino, va a estar igual de blindado, ¡ya estamos en Mad Max!”
La comisión federal para el Bicentenario también hace una pregunta en un video que se abre en su página web: “¿De qué te sientes orgulloso?”, y concluye: “De ser mexicanos”. La frase “200 años orgullosamente mexicanos” ilustra su programación. Por ello la pregunta es: si están orgullosos de lo mexicano, ¿por qué contratar extranjeros para los festejos?
Para Castillo Berthier, se trata de falta de sensibilidad, y evidencia que al gobierno de derecha no le importa realmente la celebración, pues “no es de ellos”. Y enfatiza que el gasto planeado es “una bofetada a la pobreza”.
Injustificable
A reserva, dice, de que la información del monto se confirme oficialmente, el politólogo e historiador José Antonio Crespo, del Centro de Investigación y Docencia Económicas, considera que no se corresponde “con la situación que estamos viviendo”.
Y es que si se establece en 13 pesos la equivalencia del dólar (aunque fluctúa con centavos más en estos días), 60 millones de dólares serían 780 millones de pesos, casi los 800 millones que se le están recortando a la educación superior para 2010. A la UNAM le reducen 200 millones de pesos de su presupuesto.
“Esa comparación es impresionante. Yo creo que se puede sacrificar una fiesta de esa magnitud por una como la de hace unos días. No estuvo nada mal, con los juegos de luces. No sé cuánto gastaron, pero seguramente menos. No se justifica un gasto así para la celebración de una noche, por muy espectacular que vaya a ser.”
Propone que, en lugar de gastos suntuosos, se propicie la reflexión mediante programas en los medios, como la televisión. Programas que tengan un sentido educativo, “no tanto de confirmación de la historia oficial o de los mitos históricos”, sino hacer “un corte de caja” y evaluar qué se ha conseguido de los ideales de la Revolución y de la Independencia, qué ha pasado, qué funcionó mal y qué se debe cambiar.
El investigador considera a José Manuel Villalpando, coordinador ejecutivo de la Comisión para los Festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, como un “buen divulgador de la historia”, por tanto cree que lograría darle ese giro a los festejos a los cuales –añade– tendría que invitarse no sólo a especialistas, intelectuales o historiadores, sino a los ciudadanos en general.
Y no es que piense que la fecha no amerita una gran celebración, no: se debe celebrar, pero sin “demasiada pompa o demasiado boato”. Reprueba más el gasto que el hecho de contratar a una empresa extranjera, pues aclara que aunque se contratara a una mexicana o de mexicanos, el presupuesto tampoco se justificaría.
–¿Cuál tendría que ser el significado del festejo? Se ha comentado que al gobierno de derecha le cuesta trabajo darle contenido a la celebración de dos revoluciones orientadas a la lucha social.
–No podría decirlo tal cual. En todo caso, la Independencia es de todos y tiene dos momentos, uno radical y otro menos radical, pero al final de cuentas se trata del surgimiento de la nación. Y no creo que la derecha estuviera en contra, sería como querer volver a la Colonia.
“En la Revolución podría ser un poco más, porque el PAN justamente surgió un poco como respuesta al régimen revolucionario, no necesariamente en contra de los ideales de la Revolución, porque tanto Gómez Morín como José Vasconcelos, cercano al panismo, eran maderistas. Se puede decir que el PAN quiso respetar el aspecto democrático de la Revolución en el discurso, aunque en los hechos ya vimos que no, era una buena parte de su razón de ser, pero también es cierto que estaba en contra de los programas más radicales de Lázaro Cárdenas.”
Añade que no debería afirmarse que, por ser contrario a la Revolución, el PAN no festeja los centenarios, pues el gobierno panista podría argumentar que tanto le interesa que “está dispuesto a pagar 60 millones de dólares”:
“Si no hiciera un festejo muy grande, como creo que no debe hacerlo, a lo mejor estaríamos diciendo: ‘Claro, es que no le dan importancia’.”
Escuetamente, el titular de la Comisión para los Festejos en el Gobierno de la Ciudad de México, Enrique Márquez, califica de “una barbaridad” el gasto y la contratación de la empresa extranjera para un “espectáculo mediático que oculte en el Zócalo al presidente”.
–¿Cómo deberíamos festejar entonces?
–Muy cerca de la gente, con proyectos ciudadanos como los que estamos haciendo, y propiciar el desarrollo cultural y social. ¿Para qué parafernalia? Eso pienso.
Sin éxito, Proceso buscó también a la historiadora Alicia Mayer, quien encabeza la Comisión del Bicentenario en la UNAM; a Javier Garciadiego, presidente de El Colegio de México; Arturo Soberón, titular de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia; y a Enrique Florescano, quien encabezó la Coordinación de Festejos en el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes del V Centenario del Encuentro de Dos Mundos. Por su parte, el historiador Álvaro Matute declinó dar una opinión sobre los hechos:
“No tengo noticia ni ninguna confirmación de que sea verídico. Prefiero abstenerme de opinar cualquier cosa.”
Sino todo lo contrario
Se solicitó una entrevista al abogado José Manuel Villalpando para que informara cuándo se haría oficial lo publicado en este semanario (Proceso 1715). Responde el responsable de Comunicación Social, Arturo Zepeda Rojas, quien omite precisar fechas y ni confirma ni desmiente la información:
“Lo que te sé decir es que en este momento se está en el proceso de recepción de varias propuestas. Desconozco el nombre de las empresas, yo no tengo el control, pero puedo comentar que una vez que lleguen todas las propuestas se va a hacer la evaluación técnica, financiera y administrativa para ver si son realizables. Una vez que se tenga eso, se va a salir a decir: ésta... Es decir, nosotros no vamos a salir a decir que es una empresa, vamos a decir cuál es el concepto que se va a manejar y a adelantar un poco en qué consistirán, y un adelanto de si en algún momento hay una definición presupuestal. Sabes que estas cuestiones se manejan un poco en reserva por la misma expectativa que se le necesita crear a la gente.”
Se le insiste en que, en la entrevista con el corresponsal de Proceso, Green da por hecho la contratación de su empresa e informa del presupuesto de 60 millones de dólares. Cuenta además que vendrá a la Ciudad de México a hacer el anunció junto con la comisión encabezada por Villalpando.
“Sí, efectivamente –agrega Zepeda–, yo tuve oportunidad de leer el reportaje, conozco bien el texto. Lo que te puedo decir, independientemente de lo que hayan declarado y asegurado ellos, es que se está en ese proceso y pudiera ser que a finales de este mes o a principios del siguiente, ya se pudiera dar a conocer alguna parte muy general del plan de festejos para el siguiente año.”
–¿Diría, entonces, que esas personas están en un error al afirmar que ya fueron contratados?
–No, no, no. De ninguna manera. Ni tantito quiero decirte eso, ¿eh? Yo estoy diciendo la información que tenemos de parte nuestra; si ellos tienen otra información, no la conocemos nosotros hasta el momento. Que quede claro: Yo no te estoy diciendo que lo que dijeron ellos es un error, que están equivocados y que no va a suceder así.
Se le pide precisar si Autonomy tiene o no un contrato para organizar los festejos:
“Yo no conozco algún contrato con esa empresa.”
–¿No existe un contrato?
–No, yo no te puedo afirmar eso...
–Vamos a precisar ese punto para no enredarnos...
–Yo no pretendo enredarte ni desmentir lo que dijeron ellos ni decir que están en un error. No, mi único planteamiento que por el momento te puedo decir es que desconozco si están contratados o no.
Se le recordó que la solicitud de entrevista con Villalpando era justo porque el abogado debe estar al tanto del asunto:
“Ok, déjame planteárselo y si tiene alguna respuesta favorable de la entrevista, con mucho gusto me comunico contigo.”
Y no se comunicó.

Este reportaje se publicó en la edición 1716 de la revista Proceso que empezó a circular el domingo 20 de septiembre.



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