El presidente al mando de la economía
El Observador
Samuel García
2009-12-10•Negocios
Ayer el presidente Felipe Calderón se colocó al timón de la economía del país con el nombramiento de su amigo Ernesto Cordero como nuevo secretario de Hacienda.
Podría decirse que no es ninguna novedad. Era ampliamente conocido que el presidente Ernesto Zedillo se involucraba en los detalles de las decisiones económicas que se tomaron durante buena parte de su gobierno en un momento crítico para la economía. El propio Carlos Salinas de Gortari había seguido un patrón similar con las reformas económicas que impulsó. En todo caso, se puede argumentar que el Presidente como jefe del Ejecutivo puede y debe involucrarse en cada una de las decisiones del ámbito económico del país.
Sin embargo este es un caso distinto. El presidente Felipe Calderón puso por encima del mejor perfil que exige el puesto en un momento complejo como el actual, a la amistad y la confianza de los amigos; un rasgo ya característico de las decisiones en su gobierno.
Mas allá de la virtud de ser amigo del Presidente, Ernesto Cordero es un hombre inteligente, con formación técnica y profesional suficiente para enfrentar los retos que exige un cargo de alta responsabilidad. Pero la secretaría de Hacienda requiere no solo de conocimientos y confianza presidencial, sino también de una probada experiencia y de un elevado prestigio profesional en momentos como los que vive la economía del país.
El titular de Hacienda debe tener luz propia para cumplir su encargo y aunque es subordinado del Presidente, se espera de él capacidad de conducción, temperamento y personalidad incluso para convencer al Presidente y modificar sus decisiones cuando éstas afectarán la marcha de la economía.
Sin embargo la decisión del presidente Calderón no buscó ese perfil que se requiere en Hacienda. Por el contrario, colocó a un amigo fiel que ha transitado con él desde el PAN, pasando por Banobras, por la secretaría de Energía, por la campaña electoral y por la subsecretaría de Egresos de Hacienda. Siempre recibiendo indicaciones de su mentor.
Es probable que el Presidente y sus asesores no hayan leído bien el estado de cosas por las que transita la economía mundial y los potenciales riesgos que se tienen enfrente que podrían generar desequilibrios en los mercados financieros. Posiblemente el Presidente no tiene en su radar analítico la posibilidad de que un aterrizaje forzoso provocado por las burbujas financieras globales cause estragos en México y requieran de un piloto experimentado. Tampoco el Presidente ha sopesado que la llegada de Cordero a Hacienda podría provocar la salida de experimentados funcionarios como Alejandro Werner o José Antonio González Anaya e, incluso, de José Meade, que ha vivido un largo desgaste en los últimos dos años. También es probable que el Presidente no haya meditado lo suficiente en que Cordero requiere -para enfrentar los retos de la discusión fiscal y hacendaria que se avecina- de funcionarios altamente experimentados en cuestiones fiscales y tributarias de las que, por cierto, el nuevo secretario no es un conocedor.
Probablemente el Presidente no sopesó todo ello, sino solo que necesitaba allí un amigo en este último tramo de su gobierno para decir y hacer con la economía lo que bien le parece con miras a intentar salvarle el pellejo a su partido en las elecciones del 2012.
sgarcia@elsemanario.com.mx
kikka-roja.blogspot.com/
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