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sábado, 21 de noviembre de 2009

¿El pasado por destino?: René Delgado

SOBREAVISO
¿El pasado por destino?
René Delgado
21 Nov. 09

La impresión de lo ocurrido con el paquete económico 2010 no es tan grave como parece, pero lo sucedido es más grave de lo que aparenta. El Poder Legislativo se irguió frente al Poder Ejecutivo, echando abajo los restos del régimen presidencialista... En hora buena, podría pensarse. Hay, sin embargo, un problema: de ese derrumbe no surgió un nuevo régimen, cualquiera que éste fuera.

Cayeron estruendosamente los referentes del ejercicio del poder sin construir otros y, en un absurdo, el país se remonta a aquel estadio posrevolucionario donde pesaban más los caudillos que las instituciones, las facciones que los partidos, donde cada actor defendía por sí y para sí sus intereses particulares sin mirar por el Estado y la República.

Causa pesadumbre advertir que la desembocadura de la lenta y accidentada transición a la mexicana ofrezca el pasado por futuro.

* * *

Sólo los ilusos ven en la conducta de los legisladores el fin del presidencialismo, con un nuevo contrapeso. No es así: el Poder Legislativo no se irguió como tal, nada más cambió de dueño.

Es duro decirlo, los diputados cambiaron de collar sin zafarse la cadena. La idea de que encarnan la mismísima representación popular quedó hecha añicos, representan a su gobernador, padrino político o patrocinador privado y, así, en vez de reivindicar al Congreso como un Poder de la Unión lo sometieron a otra servidumbre, donde el electorado es un apéndice prescindible.

Hoy los gobernadores, los caudillos, los patrocinadores privados son los dueños del Poder Legislativo y, lo peor, actúan a partir de muchas divisas, tantas como diversos son los intereses y las ambiciones que animan su respectiva gana de poder político o económico. Y obviamente así no se construyen una democracia, un Estado de derecho ni una República, más bien se destruyen.

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Lo grave de lo ocurrido con la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos es que, más allá de su insensatez, marca el descuadramiento de un régimen que, herido de muerte desde el salinismo, agoniza con el calderonismo... sin diseñar, construir y realizar el régimen sustituto.

La única diferencia entre Carlos Salinas de Gortari y Felipe Calderón, en relación con la caída del presidencialismo, es una: el primero la disfrutó y se benefició de ella, el segundo la sufre y lo hunde. No es lo mismo repartir que quitar. Salinas repartió a ricos y pobres (el sector paraestatal a los primeros; "solidaridad" a los segundos); Calderón le quitó a ambos, así de sencillo. Cuanto más se fortalecía Carlos Salinas más se debilitaba la Presidencia de la República; cuanto más se debilita Felipe Calderón más frágil se advierte el gobierno de la República. Se desfiguró el poder político.

Una peculiaridad de la actual Presidencia de la República es su incapacidad siquiera para integrar y coordinar la triada gobierno-partido-parlamento. A tres años de su inicio, no ha podido armar un equipo de colaboradores capaz en ninguna de las tres instancias. Son tres, pero no es un trípode. En el colmo, la ruina de la administración ha despertado el apetito sucesorio dentro del mismo panismo sin reconocer su encallamiento.

El panismo practica, según la circunstancia, un priismo o un perredismo involuntarios. El rebaño parlamentario no acaba de someterse a la línea de Los Pinos y, cuando se somete, carece de operadores para cumplir la instrucción recibida. Muy grande les quedó el escaño y la curul a Gustavo Madero y Josefina Vázquez. Luego, aflora el perredismo involuntario: cada actor trae una postura distinta sobre un mismo asunto.

Así la administración se pierde en su laberinto.

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Grave que la administración no se constituyera en gobierno, las oposiciones no son un salvavidas. Tampoco son un referente. No actúan respectivamente como partidos.

Hablar del priismo o del perredismo es un decir. En los hechos -como partidos-, ambas fuerzas han perdido cohesión, disciplina y sentido. Hacen de ellas un amasijo, las prerrogativas, las prebendas, las plazas, los puestos, los recursos. Se trata de tribus más o menos caníbales, dependientes de distintos y variados caudillos.

Andrés Manuel López Obrador se lleva la vida sin resolver su eterna duda: movimiento o partido, dentro o fuera de las instituciones, presidente legítimo o dirigente social. Jesús Ortega está feliz, realizó uno de sus anhelos, hacerse de la presidencia del partido... nomás le falta el partido. Encarnan los polos de un partido que se desmadeja, pero la fragmentación del conjunto de la izquierda es indescriptible. La izquierda ha regresado a la idea testimonial de su participación política, practica la corrupción derivada de su crecimiento en los gobiernos. Está por verse si la historia la absolverá.

El priismo más hecho en las formas y los protocolos no deja ver, por ahora, cuán bárbaros pueden ser en la búsqueda del poder. Pero hablar del priismo es voltear a ver a Beatriz Paredes, a Manlio Fabio Beltrones, a Enrique Peña y, desde luego, a los gobernadores que también tienen su corazoncito. Cuanto más cerca sientan la posibilidad de regresar a Los Pinos, más fuertes serán sus divisiones. Hoy no jalan parejo, pero avanzan en la idea de recuperar la Presidencia... donde sólo cabe uno.

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Sin gobierno, partidos, instituciones sólidas, ni liderazgos con autoridad política y moral, gobernadores, padrinos políticos y patrocinadores privados no dudan en soltar a sus ahijados o representantes políticos en la caza de privilegios y en defensa de sus intereses. Sueltan a los legisladores, que han hecho del mandato popular un convenio entre particulares.

Del ejercicio del poder fragmentado y sin perspectiva, de inmediato tomó nota el conjunto de la élite dirigente. Servidores públicos, gestores privados, líderes sindicales y hasta prelados de la Iglesia. Son pescadores en el río revuelto. Sin presidencialismo, sin parlamentarismo, sin régimen de gobierno, cada actor y factor político se mueven al ritmo de su ambición e interés personal o grupal. Ministros, magistrados, cardenales y obispos, grandes empresarios, comisionados, consejeros, dirigentes se lanzan a recoger el relleno de la piñata quebrada a palos. Son contadísimas las excepciones.

Esa élite no ve por el Estado de derecho ni la República, advierte un botín sobre el cual hay que arrojarse antes que el primero. No ven por qué rendir cuentas, quieren hacer rendir las cuentas... las concesiones, las prerrogativas, las exenciones, los privilegios.

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Es paradójico, casi al conmemorarse el Centenario de la Revolución se perfila el pasado como futuro. No hay nada que celebrar.


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Presos por hambre: Ana Laura Magaloni Kerpel: ROBAN COMIDA: CONEVAL 19.5 millones de mexicanos no tienen para comer

Presos por hambre
Ana Laura Magaloni Kerpel
21 Nov. 09

Un país con un sistema democrático no puede llevar a la cárcel a una persona que roba dos pescados por hambre, los sistemas de justicia no pueden distraer sus recursos en asuntos menores

"Me llegó la desesperación", afirma Rosa María al explicar por qué se había robado dos pescados del supermercado. Según publicó Reforma el pasado martes, justo al momento de estar haciendo la cola en la caja para pagar unos bolillos y dos litros de leche, la hija de Rosa María le preguntó: "¿qué vamos a cenar?". La desesperación la invadió y tomó un paquete de plástico con dos pescados y se los metió a la bolsa. Rosa María es madre soltera con tres hijos. Se dedica a la venta de dulces en la calle. Una de sus hijas ya no pudo seguir estudiando, pues no le alcanza el dinero. La Procuraduría del DF actuó sin consideraciones. El MP consignó el caso ante el juez, quien le impuso una fianza de 13 mil pesos. Gracias a la Fundación Telmex-Reintegra, Rosa María pudo pagar la fianza después de un mes de estar en la cárcel. Hoy sigue su proceso en libertad. ¿Cuántas Rosa Marías más habitan hoy las prisiones? ¿Cuántas no habrán tenido la fortuna de que alguien les ayudara a pagar la fianza? ¿Qué se pretende lograr con una política criminal de esta naturaleza?

Ante una contracción de 7% del PIB, evitar el desempleo y la angustia económica de una gran parte de la población es prácticamente imposible. Criminalizar la pobreza, en cambio, sí es una elección de las autoridades y, como tal, es completamente evitable. La política de perseguir penalmente robos menores ha sido una de las notas distintivas de la Procuraduría del DF por los últimos nueve años. Primero, durante la administración de López Obrador, en la Procuraduría se estableció la política de "cuotas de consignación", es decir, los ministerios públicos tenían que consignar un número determinado de asuntos al mes. ¿Qué se logró con ello? Pues que el MP se dedicara a consignar los casos más sencillos. La tasa de eficacia de la Procuraduría capitalina fue a la alza, pero no por aumentar las consignaciones en delitos violentos y complejos, sino por perseguir robos menores. Según la Encuesta a Población en Reclusión del CIDE, en 2005, 47% de los internos en el DF estaban cumpliendo una condena por robo simple sin violencia y 43% de éstos habían robado menos de 500 pesos. Es decir, la mitad de los recursos humanos y materiales del sistema de procuración y administración de justicia estaban destinados a criminalizar la pobreza.

En la administración de Marcelo Ebrad se abandonó la política de cuotas de consignación del MP. Dicha política la sustituyó lo que se denomina el sistema de semaforización. Dicho sistema estima que, tratándose de los MP dedicados a consignar casos en flagrancia, su desempeño se mide por el porcentaje de asuntos que se consignaron con detenido. Las consignaciones sin detenido no se evalúan positivamente. ¿Qué significa que ello sea así? Que, cuando se trata de delitos no graves en donde el acusado tiene derecho a no pisar el reclusorio y seguir su proceso en libertad con el pago de una fianza, el MP tenga incentivos para que ello no suceda, pues si la consignación fuese sin detenido, ello disminuiría su "productividad". Con este propósito, en 2007, la Procuraduría emitió un acuerdo para fijar los criterios de los montos de las fianzas y asegurar que la mayoría de las veces estos montos fuesen impagables.

En ninguna parte del mundo en donde exista un régimen democrático y un sistema de procuración y administración de justicia medianamente eficaz, una persona como Rosa María pisaría un minuto la cárcel. Tampoco requeriría el pago de fianza y, lo más probable, es que el MP no hubiese intentado siquiera llevar el caso a tribunales. Ello es así por dos razones: 1) porque casos como los de Rosa María no tienen nada que ver con las funciones centrales del aparato de persecución criminal de un régimen democrático y 2) porque el sistema de procuración de justicia sólo puede atender un número determinado de asuntos; distraer recursos humanos y materiales a casos como los de Rosa María, le resta capacidad al sistema para resolver casos de homicidio o de robo de coches.

No sé en qué otra entidad federativa se sigue el mismo tipo de políticas de consignación que existe en el DF. Lo que sí sé es que tales políticas están motivadas por dos factores: 1) una ciudadanía que demanda mayor seguridad y 2) un sistema de persecución criminal con tales problemas de gestión y de diseño que simplemente es impotente para resolver casos de delitos complejos y relevantes. Estos dos factores sí son generalizables en el país.

En el contexto económico actual es sumamente delicado contar con un sistema de persecución criminal tan obsoleto como el nuestro. El robo de comida, según los datos que publicó Reforma en la misma nota antes mencionada, ha aumentado 36% este año. Según Coneval, 19.5 millones de mexicanos no tienen recursos suficientes para adquirir la canasta básica de alimentos, de estos 7.2 millones viven en ciudades. ¿Cuántos presos por hambre tendremos el próximo año? Mientras que no se reforme a fondo el sistema de procuración e impartición de justicia mexicano, el riesgo de criminalizar la pobreza es muy alto. Lo más preocupante es que no se ve que haya indignación por el tema. Es más, el problema es invisible para la élite. Miopía política, hambre e injusticia, sin querer sonar alarmista, pueden ser una combinación bastante explosiva.
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Nuevo discurso-Fisgón / CARICATURA NUEVO DISCURSO DEL HIPOCRITA TRAIDOR FELIPE CALDERON USURPADOR

CARICATURA

Nuevo discurso-Fisgón
ESTO DEMUESTRA QUE LA CLASE POLITCA MEXICANA PRI PAN Y CHICHOS, YA PERDIERON TODO,
HASTA LOS CALZONES DE FINA SEDA CAGOTEADOS.

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John Womack: Medalla 1808: apoyo al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME)

  • El historiador recibe la Medalla 1808 y la cede al SME, organización valiente
  • México exige una reorganización política profunda y responsable: John Womack
Ángel Bolaños

Periódico La Jornada
Sábado 21 de noviembre de 2009, p. 7

La ceremonia de entrega de la Medalla 1808 a los historiadores John Womack y Eric Van Young, en el antiguo Palacio del Ayuntamiento del Gobierno del Distrito Federal (GDF), devino acto de apoyo al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).

Womack cedió el galardón al gremio, y en un texto leído por la investigadora de El Colegio de México Alicia Hérnández Chávez señaló que es la organización más importante, más valiente que se formó en esta ciudad durante las guerras revolucionarias de principios del siglo pasado.

Deploró el oscurantismo del gobierno federal. Advirtió que sería de ciegos ocultar lo obvio: que el México contemporáneo exige una reorganización política profunda y responsable, con una limpia de todos los extremos del nudo, y no de uno solo.

A su vez, Marcelo Ebrard, jefe del GDF, convino con lo expresado por Womack. Aseveró que no se requiere ser historiador para coincidir, y advirtió que es una señal preocupante, ominosa, la desaparición forzosa, arbitraria, o al menos eso se busca, de una organización sindical formada al inicio del siglo pasado, al calor de las luchas revolucionarias de entonces. La liquidación otra vez da cuenta de la ignorancia de la historia y el desprecio a los movimientos sociales que explican al México de hoy.

Van Young, autor de La otra rebelión. La lucha por la Independencia de México, 1810-1821, compartió algunas anécdotas de sus prolongadas estancias en el país, donde sus colegas mexicanos le han significado apoyo, inspiración, crítica constructiva y un número no insignificante de crudas serias.

A continuación, el texto completo de John Womack:

Estimados miembros del Comité de Premiación de Historia.

Estimado jefe de Gobierno, licenciado Marcelo Ebrard.

Estimado doctor Enrique Márquez.

Colegas y amigos:

Agradezco el honor del premio, Medalla 1808, que el comité me otorga. Acepto la distinción, no por pensar que mi trabajo me hiciera merecedor de un premio, sino por el amor que siento para esta gran ciudad, la mayor y más tremenda que yo conozca. Mayor por su grandeza cuando en 1808, preso el rey español en Francia, el Cabildo Metropolitano asumió la representación política de toda la Nueva España en defensa de su soberanía.

Tremenda capital de la nación por la eclosión y crisol de sus profundas e inaceptables contradicciones. Recibo la Medalla 1808 en nombre de tantos personajes y eventos históricos por los cuales siento un profundo e inagotable respeto.

Recuerdo el año de 1973. Una organización, con la cual mantengo una deuda especial, me abrió su archivo histórico para fundar mi investigación del movimiento obrero: me refiero al Sindicato Mexicano de Electricistas, el SME.

Tengo siempre presente su característica esencial: ser el SME, el sindicato más estratégico, autónomo y responsable del país y siempre actual como fuerza y símbolo de la colectividad de la ciudad de México y de la gran área metropolitana del país.

Incluso su fecha de fundación es simbólica, 1914-1915, bajo la neutralidad del gobierno de la Convención y custodiado por el Ejército Libertador del Sur. Con los revolucionarios del sur mantuvieron una relación de respeto y de apoyo mutuo para garantizar el buen funcionamiento de la capital.

Singular porque de 1915 al presente año, 2009, se mantiene autónomo de los compromisos contraídos por otras organizaciones con las fuerzas políticas y económicas en el poder. Sería de ciegos ocultar lo obvio: que el México contemporáneo exige una reorganización política, profunda y responsable; reorganización que comporta una limpia de todos los extremos del nudo, y no de uno solo.

Los ciudadanos, no sólo de México, sino del mundo entero, clamaron por gobiernos eficaces, no dispendiosos, y más justos; clamamos por transparencia de las directivas de empresas paraestatales y empresas de capital privado-mixto. Transparencia y calidad de estas cúpulas con miembros o camarillas de la representación política y económica, en los partidos y entre los empresarios.

Celebramos bicentenarios y centenarios que cambiaron a México e impulsaron su ingreso a la sociedad de naciones. Mi respeto infinito por la capacidad de los mexicanos para trasformar en beneficio de la mayoría sus momentos de crisis. Tal convicción me mueve a rendir honor y hacer entrega de esta medalla a la organización más importante, más valiente que se formó en esta ciudad durante las guerras revolucionarias a principios del siglo pasado, el SME, que desde sus primeras luchas se distinguió de todos los sindicatos entonces activos, por su ayuda decidida al Ejército Libertador del Sur y que en casos críticos de emplazamiento a huelga siempre actuó con gran sentido de responsabilidad hacia la clase obrera y con la sociedad mexicana.

Confío en estar presente y celebrar personalmente el cambio que arroje luz en torno al oscurantismo que rige la praxis actual del estatismo de tiempos pasados.

Muchas gracias a todos.

John Womack, Jr.

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