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jueves, 4 de marzo de 2010

El tiburón y las sardinas: Lorenzo Meyer

AGENDA CIUDADANA
El tiburón y las sardinas
Lorenzo Meyer
4 Mar. 10

La creación de un espacio exclusivo y relevante para América Latina y el Caribe es una posibilidad remota pero no imposible

Realismo político

Fábula del tiburón y las sardinas. América Latina estrangulada (México, América Nueva, 1956) es el título del libro del ex presidente de Guatemala Juan José Arévalo que inspira el encabezado de esta columna. La fábula es el pretexto para abordar la historia de la relación entre Estados Unidos y Centroamérica. La obra apareció después del derrocamiento orquestado por la CIA del gobierno nacionalista, y moderadamente izquierdista, de Jacobo Arbenz, sucesor de Arévalo. La obra sostiene una tesis del realismo político: en una relación de poder tan asimétrica como la que hay entre el gran tiburón norteamericano y las pequeñas sardinas centroamericanas, el primero tiende a no respetar las reglas e institución de un sistema que supuestamente regula su convivencia pacífica con las débiles sardinas. Obviamente esta generalización se puede extender a las relaciones de Estados Unidos con el resto de América Latina y que, en realidad, es el marco en que casi desde sus inicios se ha desarrollado la política exterior mexicana.

Arévalo empezó su historia con el caso de Nicaragua para concluirla con la destrucción del intento nacionalista de reforma agraria y social en la Guatemala que entre 1944-1954, libre ya de la dictadura de Jorge Ubico, intentó zafarse de otra de base económica: la construida por la United Fruit Company. Desde luego que algunos intentos anteriores o posteriores de Washington para controlar los procesos políticos de ciertos países latinoamericanos por la vía de la invasión, del apoyo a la oposición o de asesoría militar -las revoluciones de México y Cuba, la Nicaragua sandinista, Chile en la época de Allende, El Salvador en guerra civil o la "Operación Colombia"- le requirieron a Estados Unidos un esfuerzo mayor y su éxito no resultó tan contundente como el que tuvo en Guatemala o después en Dominicana, Granada, Panamá o Haití, pero en todos los casos la naturaleza de la relación entre la gran potencia y el resto del hemisferio siempre ha sido una relación de poder desigual en extremo.

¿Unión de las sardinas?

En la reunión de la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe celebrada en Cancún, México, se abrió la posibilidad de crear una Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELC). La iniciativa obliga a reflexionar en torno a un proyecto viejo en la coyuntura actual: dar forma a un instrumento político regional sin la presencia del gobierno norteamericano.

En México algunos ven la propuesta con simpatía mientras otros, más escépticos, simplemente se alzan de hombros y dicen que esa iniciativa nació muerta y que la historia así lo sugiere. Para los primeros es una idea que vale la pena explorar, para los otros no es más que una idea que ganó las ocho columnas por un día para luego engrosar el archivo muerto de las buenas intenciones. Idealmente, el CELC podría ser un espacio, modesto, sin duda, donde las sardinas se podrían reunir para encontrar la mejor manera de lograr, juntas, cambiar su estatus de sardinas por uno superior para convivir en mejores condiciones con el inevitable escualo.

El inicio de la historia

El esfuerzo por dar forma a algún tipo de concertación política entre las naciones americanas recién independizadas tiene un doble origen. Por un lado, el impulso norteamericano resumido en el mensaje del presidente James Monroe de 1823 -la "Doctrina Monroe"- que asumía la existencia de un sistema propio de los países del Hemisferio Occidental ya independientes, y que no toleraría ningún intento de reconquista europea. Por otro, la propuesta hecha por Simón Bolívar para convocar a un congreso latinoamericano en Panamá en 1826. En principio, Bolívar no deseaba ahí la presencia de Estados Unidos y sí, en cambio, buscaba un acuerdo con Inglaterra, cuyo interés económico le empujaba a apoyar la independencia latinoamericana amenazada por los planes de reconquista del rey de España, Fernando VII, con ayuda del conjunto de monarquías reaccionarias agrupadas en la Santa Alianza.

La enorme debilidad institucional, política y económica aunada a los conflictos sociales de las ex colonias españolas en América impidieron por decenios la conversión de éstas en auténticos Estados nacionales. Por ello, el intento de Bolívar, lo mismo que los de 1847 y 1864 en Lima o el de 1856 en Santiago, no dio resultado. No fue sino hasta que la mayor potencia del continente, Estados Unidos, se decidió a ser la fuerza organizadora, que tuvo lugar en 1890 la Primera Conferencia Internacional de Estados Americanos y de la cual nació la Unión Internacional de las Repúblicas Americanas con una oficina comercial en Washington: la Unión Panamericana.

La organización regional tuvo un momento cumbre cuando Estados Unidos, ante la amenaza que representaban los nacionalismos agresivos de Alemania, Japón e Italia, debió generar una auténtica solidaridad hemisférica a cambio de aceptar como principio interamericano el de la no intervención (Conferencia de Buenos Aires de 1936). El tiburón americano, en pugna con otros más voraces, unió tras de sí a sus sardinas porque se comprometió a aceptar un principio disfuncional para cualquier imperio -el de la no intervención-, pero que durante la Segunda Guerra Mundial le resultó muy conveniente.

La Guerra Fría

Para 1945, y salvo por el caso de Argentina y sus simpatías por El Eje, la relación Estados Unidos-América Latina pareció ir por un buen camino. Sin embargo, la Guerra Fría que se inició entonces entre Estados Unidos y la URSS volvió a hacer evidente la diferencia de intereses entre el grande y los chicos del continente. Estos últimos estaban interesados en que la columna vertebral del sistema interamericano futuro fuera la cooperación económica en el marco de la no intervención. Sin embargo, para cuando surgió en 1948 la Organización de Estados Americanos (OEA) estaba claro que a Washington sólo le interesaba la organización regional en tanto instrumento en su lucha con el comunismo. México perdió entonces su entusiasmo por lo interamericano y se marginó de la OEA. Sin embargo, sería con los acontecimientos de 1954, cuando activamente la CIA organizó a los mercenarios de Carlos Castillo Armas para invadir Guatemala y los proveyó de cobertura aérea, cuando quedó en claro que el principio interamericano de no intervención había muerto -su vigencia fue de sólo 18 años- y el tiburón y las sardinas volvieron a su relación original: a la política del poder, donde el pez grande devora al chico.

Para la OEA, los años sesenta se centraron en el conflicto Estados Unidos-Cuba. Toda América Latina se alineó en contra de Cuba, tal y como Washington demandaba, y aunque México no desafió el contenido de esa política anticubana, tampoco se plegó, como el resto, a sus formas (aunque Zedillo y Fox casi lo hicieron). En los años setenta, el papel de Washington fue determinante en la destrucción del intento de socialismo democrático encabezado por Salvador Allende en Chile. Y en los años ochenta la política hacia Nicaragua y las guerras civiles de El Salvador y Guatemala fueron procesos abordados por Estados Unidos desde la óptica del intervencionismo en la lucha anticomunista y nunca juzgados por sus propios méritos. Los esfuerzos de México por mediar en ese conflicto -el grupo Contadora- fueron mal vistos por Washington y fracasaron. La brutalidad de esas luchas, auténtico genocidio en el caso guatemalteco, aún requiere de los archivos norteamericanos para documentarse plenamente. Finalmente, con el fin de la Guerra Fría el panorama cambió.



Siglo XXI

La propuesta de Cancún de dar forma a la CELC tiene tras de sí muchos intentos fallidos de los países latinoamericanos por organizarse económica y políticamente, pero la idea misma mantiene su atractivo, aunque debe superar la diversidad y egoísmos de los países de la región. Sin embargo, hay al menos tres elementos en su favor. Primero, que la política latinoamericana de Estados Unidos -siempre un tema menor en la agenda de Washington- ya no está guiada por el anticomunismo y tolera la diversidad de sistemas y actitudes en el hemisferio en tanto no interfieran con su política antiterrorista. Segundo, que Estados Unidos está hoy consciente de los límites de su poder imperial. Tercero, que países como Brasil, con un proyecto independiente y una dinámica económica exitosa, pueden generar la energía necesaria para que América Latina y el Caribe puedan diseñar un espacio propio y empezar a comportarse ya no como sardinas, sino como criaturas con menos temores en el ámbito externo y en función de ellos mismos. En fin, se trata de apenas una posibilidad, pero vale la pena explorarla.

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6 MILLONES DE MEXICANOS EN LA POBREZA 2010

el golpe inflacionario golpeó más a los que menos ganan: CIEN
Entre 5 y 6 millones de mexicanos caerán en la pobreza este año
Juan Carlos Miranda

Periódico La Jornada
Jueves 4 de marzo de 2010, p. 29

La crisis económica, el deterioro en la calidad del empleo y la inflación (provocada por el aumento en los impuestos y en el costo de los combustibles) provocarán que entre 5 y 6 millones de mexicanos se sumen a las filas de la pobreza este año, aseguró el director del Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN), del Tecnológico de Monterrey, José Luis de La Cruz.

Sostuvo que de acuerdo con las estadísticas oficiales, las personas de menores ingresos destinan más de 40 por ciento de su gasto a alimentos, bebidas y tabaco, lo que permite afirmar que el golpe inflacionario arremetió contra los más pobres.

Explicó que durante enero pasado la inflación en los alimentos fue de 6.4 por ciento para quienes perciben menos de un salario mínimo, y de 5.7 por ciento para los que se encuentran en un rango de entre uno y tres salarios mínimos.

Dado que en general los incrementos salariales fueron inferiores a la inflación reportada en enero y la primera quincena de febrero, expuso, es posible estimar que se deterioró el consumo de los bienes que no cubren las necesidades más básicas de la población como vivienda, ropa, equipo electrónico y esparcimiento.

"Los mexicanos comenzaron a consumir lo estrictamente necesario", señaló.

Agregó que en 2009 la población que percibe hasta un salario mínimo aumentó en 833 mil personas, y la que recibe entre uno y dos salarios en 1.4 millones.

De la Cruz recordó que el año pasado el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) cambió su metodología para medir la pobreza, y bajó la línea a partir de la cual se considera que una persona es pobre.

De acuerdo con los nuevos lineamientos de la Coneval, una persona que habite en una zona urbana puede alimentarse tres veces al día con 29.15 pesos, y una del campo con 20.46, debido a que según el organismo la canasta alimentaria básica urbana tiene un costo de 874.63 pesos por persona al mes, y de 613.80 pesos mensuales en el medio rural.

El cambio en el método, expuso De la Cruz, permitió que, al menos en las estadísticas, el número de mexicanos en situación de pobreza alimentaria bajara de 50.5 millones a 47.1; mientras los individuos en pobreza alimentaria pasaron de 19.4 a 11.2 millones.

El académico alertó que tal situación podría ser perjudicial para aquellas personas que, de acuerdo con los nuevos lineamientos, ya no se consideran pobres, debido a que ello les impediría tener acceso a los programas de asistencia social como Oportunidades.


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Marcial Maciel abusó de 2 de sus hijos mexicanos: ahora si, MARCIAL MACIEL CHINGÓ SU MADRE: mamá maurita encubridora

Desmontando a Marcial Maciel MAURA DEGOLLADO GUIZAR MADRE ENCUBRIDORA

http://www.maurita.org/

CUANDO EL SENDERO DEL PEJE BLOG DE VICTOR HERNANDEZ, DIJO: "MARCIAL MACIEL CHINGÓ SU MADRE" ( o sea se murió, el día que murió, estiró la pata, colgó la sotana) NO LE FALTABA RAZÓN, PARADOJA O PLUTÓN EN CAPRICORNIO
(saturno en libra: se hará justicia, plutón en capricornio destrucción de estructura)
LOS MILLONARIOS DE CRISTO UNA MAFIA DE LO MAS HORRIBLE EN DECADENCIA
LA IGLESIA ES LA PUTA DE BABILONIA

http://www.youtube.com/watch?v=iWQwLJTI4tc

Fue gran mentiroso y usurpador de personalidades: la familia
Marcial Maciel abusó de 2 de sus hijos mexicanos
Los procreó con una joven mujer de Tijuana y utilizaba otros nombres
Manifiestan que el alto clero se niega a reconocerlos como vástagos
Salen pormenores sobre el sacerdote en entrevista con Carmen Aristegui



Periódico La Jornada
Jueves 4 de marzo de 2010, p. 3

La familia que formó el sacerdote Marcial Maciel en México reveló ayer los excesos y abusos sexuales cometidos por el fundador de la Legión de Cristo. Tres de sus hijos: Omar, José Raúl y Christian González Lara, junto con su madre Blanca Estela Lara Gutiérrez, lo retrataron como un gran mentiroso, usurpador de personalidades, manipulador y un hombre que cometió actos de pedofilia con dos de sus vástagos.

En la primera entrevista que conceden a un medio de comunicación, en la radio con Carmen Aristegui, dieron cuenta de cómo la alta jerarquía eclesiástica se ha negado a reconocerlos como hijos de Maciel, aunque Álvaro Corcuera, actual superior de los legionarios de Cristo, ha tenido comunicación con ellos, y exigieron al Vaticano resarcir del daño a todas las víctimas de abuso sexual cometidos por integrantes de esa orden religiosa.

Blanca Estela conoció a Maciel en Tijuana, Baja California, cuando ella tenía 19 años de edad y un hijo, y él 56. Le dijo que era viudo y buscaba una muchacha para casarse. Nunca cumplió esa promesa, pero mantuvieron una relación de 25 años durante los cuales prevalecieron los engaños y las perversiones del sacerdote.

Primero le dijo que se llamaba José Rivas, que era detective privado, luego que era de la CIA, "y puras mentiras: así me llevó todo el tiempo, y yo le creí".

Blanca narró los problemas que enfrentó cuando tenía que viajar con sus hijos, "porque yo les ponía nada más mis apellidos". Pasó el tiempo y uno de ellos primero se llamó "Raúl Lara Gutiérrez; después fue Raúl Rivas Lara", y en otro viaje en Relaciones Exteriores le advirtieron que hasta podrían meterla a la cárcel por esos cambios. “Yo dije la verdad: ‘lo que pasa es que mi esposo está fuera y me dio estos apellidos’. Ignoranrte totalmente (me dijo) ‘ya van a ser González Lara’”.

Poder en el Vaticano

En 1997, Blanca descubrió –cuando la revista Contenido publicó un reportaje sobre Marcial Maciel– con quién estaba relacionada. “En la noche, él me llama por teléfono. Le dije: ‘¿qué pasa? Hay una revista (donde) sales tú y dice cosas de abusos sexuales’. Él lo negó.”

En ese tiempo el prelado ya era considerado uno de los religiosos más influyentes en el Vaticano, aunque acumulaba acusaciones de pederastia en su contra.

Paralelamente ya había reconocido con los apellidos de González Lara a los dos hijos que tuvo con Blanca Estela, y al medio hermano de éstos.

A Omar y José Raúl los hizo víctimas de abuso sexual durante ocho años. "Mi primer abuso sucedió en Colombia, cuando yo tenía 7 años de edad. Yo estaba acostado con él, como cualquier niño, como cualquier hijo de familia con su padre a esa edad. Me baja el calzoncillo y me intenta violar. Por instinto humano reacciono y me muevo. Se da cuenta; no me fuerza, pero fue tan fuerte el impacto que hasta el día de hoy recuerdo qué desayuné ese día".

Ese fue el primer abuso contra José Raúl. "Hacía que lo masturbáramos, que le sacáramos fotos masturbándolo; él se quedaba con las fotografías. Se hacía el dormido y nos decía que su tío le hacía lo mismo, que ensayáramos con él."

A Omar, el medio hermano, lo vejó por primera vez en Madrid. “En el (hotel) Holiday Inn, me acuerdo. En ese entonces le dice a Raúl: ‘oye, vamos a masturbarlo’ y, niños pequeños, sin malicia, estamos juntos. Me acuerdo que se hacía el dormido y empezábamos a masturbarlo.

“Siempre nos decía que a él le dolía mucho la pierna, que durmiéramos al menos uno de los dos siempre con él, con el afán de que –nos decía– cuando tienes un dolor en los huesos, ‘caliéntenme la pierna porque me duele mucho…’ en Barcelona, de momento nos decía: ‘dense un beso’, pero por qué…”.

En 1999 los muchachos platicaron a su madre lo que les hacía Maciel. José Raúl empezó a sentirse "muy confundido" y expresó su deseo de acudir con una sicóloga en Cuernavaca, pero su padre lo envió con el doctor Francisco López Ibor, "a una clínica muy prestigiosa en Madrid", y lo hospedó en casa de Norma (otra mujer con la que procreó una hija), a la cual le presentó como su tía.

A los 19 años, después de ser atendido en la clínica López Ibor, en Madrid, José Raúl comenzó un tratamiento a base de neurolíticos y ansiolíticos para combatir rasgos obsesivos y humor subdepresivos.

Tomó esos medicamentos durante año y medio; lo tenían permanentemente dopado. "Él no podía hablar, siempre echando saliva por un lado, quejándose", recordó ayer la madre.

Cuando reportó esos síntomas a Maciel y le dijo que lo llevaría al médico, el sacerdote le respondió: “‘no, no, sigue dándole el medicamento, lo va a componer, eso lo relaja. Está tranquilo, no pasa nada…’ creo que este señor lo quería tener atontado para que dijera ‘pues sí, lo voy a volver loco para que este muchacho no pueda hablar, no diga nada’”, señaló Blanca.

El hijo de Maciel descubriría después que los medicamentos prescritos por el siquiatra López Ibor eran para enfermos de esquizofrenia, hiperactivos o que no podían dormir, además de que una de las pastillas que su propio padre les suministraba a ellos cuando adolescentes (Darvocet T 100 mg) era un derivado de morfina.

Al respecto, Blanca narró que el legionario cargaba siempre un maletín de médico del cual sacaba "un montón de pastillas" que ingería antes o después de los alimentos; "decía que eran vitaminas", aunque ella sospechó que se trataba de drogas.

Comunicación frecuente

Con Omar, el sacerdote Maciel siguió la estrategia de enviarlo a trabajar a Denver, Colorado. "Ahí nos está desvinculando a nosotros como familia, separándonos", contó él.

Al menor de los hijos no lo agredió, pero al parecer sí figuraba en sus planes hacerlo. De hecho, se lo pidió prestado a su mamá. Le dijo: "Nena, a ver si cuando Christian tenga unos 8 añitos me lo prestas o me lo das para que me lo lleve a Irlanda para que también se prepare como Raúl".

Blanca dijo que le respondió: “Sí, no te preocupes, yo te lo voy a prestar. Después de todo lo que les hiciste a mis hijos, ¡todavía quieres que te preste a Christian! ‘¿Qué les hice?’ ¡Tú sabes qué les hiciste! Cómo crees que te voy a dar a mi hijo, si a Raúl se lo llevó sin mi consentimiento a Irlanda”, contó acerca de un viaje vacacional a España, programado para 15 días, con los dos mayores, pero del cual Raúl regresaría dos años después.

Los hijos de Maciel mostraron a Aristegui cartas y postales para demostrar que tenían comunicación frecuente con su padre.

La familia de Maciel ha buscado ser reconocida por la Legión de Cristo como tal. Para ello se acercaron, primero, al rector de la Universidad Anáhuac, Jesús Quirce, a quien le mostraron una boleta de calificaciones con la firma de su padre

(como Jaime Alberto González Rodríguez) para que constatara que se trataba de la misma letra de Maciel.

También hablaron con el obispo de Tepic, Ricardo Watty, uno de los encargados de auditar a los legionarios por indicaciones de Benedicto XVI.

Además, le entregaron a Quirce una carta donde el superior de los legionarios les dice que abrió un fideicomiso para sus hijos, información que –narraron– fue confirmada meses después por Jaime Durán (consejero financiero de la Anáhuac), en presencia del rector.

Pese a que su padre les aseguró que a su muerte los buscarían Álvaro Corcuera (actual superior de la orden) y Marcelino de Andrés para entregarles ese fondo financiero, "nos han dado la espalda", señaló Omar.

Los descendientes de Maciel exigieron al Vaticano que reconozca que a lo largo de décadas diversos legionarios de Cristo abusaron sexualmente de seminaristas y de otras personas, pues se trata de actos criminales.

Dieron cuenta que hace unos meses el sacerdote Carlos Carcheri, supuesto procurador de los Legionarios de Cristo ante la Santa Sede, en nombre de Álvaro Corcuera los invitó a dialogar mediante una carta en la cual los acusa de querer dinero a cambio de callar los abusos de su padre.

“Si bien valoramos todo el sufrimiento que nos has relatado –le escribió a Raúl– y deploramos el mal que pueda seguirse del escándalo, como comprenderás no podemos recoger peticiones de este género, que además son ilícitas. Preferimos buscar y afrontar la verdad por dolorosa que sea”, dice Carcheri.

Blanca Estela sólo hizo una petición a Benedicto XVI: "no nos desampare".

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La arquidiócesis califica al sacerdote de enfermo mental y podría "catalogarlo de criminal"
La CEM se deslinda del caso; la legión calla
Carolina Gómez Mena
http://www.jornada.unam.mx/2010/03/04/index.php?section=politica&article=006n1pol
Periódico La Jornada
Jueves 4 de marzo de 2010, p. 6

Las revelaciones que hicieron ayer hijos de Marcial Maciel, fundador de la Legión de Cristo, provocaron silencio en esa congregación religiosa. Sólo señaló que, por lo "delicado" del asunto, este mediodía ofrecerá una postura oficial al respecto.

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) se deslindó del caso. Argumentó que es un asunto de la orden mencionada, y la arquidiócesis de México condenó los hechos.

José de Jesús Aguilar, subdirector de radio y televisión de la arquidiócesis de México, precisó que la información produjo no sólo "admiración" en la Iglesia católica sino "vergüenza". Precisó que ante lo revelado, queda claro que el sacerdote (Maciel) "no estaba sano de sus facultades mentales" y que su comportamiento podría ser catalogado de "criminal".

Aguilar reconoció que estas situaciones "ensombrecen las acciones positivas de la Iglesia católica" y dan motivo para que "muchos piensen que toda ella está igual".

Descartó que ocurra así e hizo un llamado a los fieles y a quienes colaboran con la Iglesia a "esforzarse para hacer cada día mejor su labor".

Fuentes de la CEM indicaron que aunque no dudan de la veracidad de lo dicho por los hijos de Maciel, es probable que debido a que en breve se darán a conocer los resultados de la auditoría realizada por el Vaticano a esa congregación se "quiera colgar más milagros" al fundador de la legión para buscar algún acuerdo. Resaltaron que por lo delicado de lo que se reveló, las víctimas estarían en todo su derecho de entablar denuncias ante la justicia e insistieron en que sólo cuando haya una postura oficial de la legión podría haber reacción de la CEM.

Fuentes de la Legión de Cristo destacaron que en Roma la secretaría general, a cargo del sacerdote Álvaro Corcuera, analizó la situación y los directivos de la orden reconocieron que lo dicho por los hijos de Maciel causó gran "sorpresa" pues no se conocían tantos detalles. Debido a que el tema es "complicado", insistieron en que el pronunciamiento de la legión saldrá hoy.

Aguilar señaló que este episodio deja claro que "Dios escribe derecho en renglones chuecos, pues una cosa es la vida del señor Maciel y otra su obra de apoyo a la fe educativa; sin embargo, la vida íntima de esta persona nos hace ver que se trata de alguien no sana de sus facultades mentales e incluso se puede catalogar de criminal".
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Benedicto XVI ya no tiene excusas para aplicar mano firme, sostiene Bernardo Barranco
Las denuncias de sus hijos revelan que la Iglesia protegió a Maciel: expertos

El estigma del ex líder legionario enloda al Papa y al propio sacerdote, dice una víctima
Foto
El 11 de septiembre de 2007, representantes de grupos civiles dieron a conocer parte de las acusaciones por abusos sexuales contra integrantes de los legionarios de CristoFoto Guillermo Sologuren
Alma E. Muñoz

Periódico La Jornada
Jueves 4 de marzo de 2010, p. 5

Especialistas en religión y ex víctimas de abuso sexual de Marcial Maciel coincidieron en señalar que lo relatado por los hijos del sacerdote mexicano revela el encubrimiento que las altas esferas católicas le otorgaron al fundador de la Legión de Cristo.

Bernardo Barranco consideró que el Vaticano ya no tiene excusa alguna para aplicar mano firme en este caso; esto "significa refundar o desaparecer la orden" religiosa. En entrevista, manifestó que en el caso Maciel "hay una dimensión patológica que va más allá de todo lo que habíamos imaginado. Del abuso sexual a menores, de dimensión pedófila, a un personaje que permanentemente vive en la mentira y eso los siquiatras podrán caracterizarlo como personaje absolutamente enfermo y peligroso".

Pero la peligrosidad de esta persona, apuntó el sociólogo, “deja ver que su estructura inmediata (la Legión de Cristo) a todas luces tolera, solapa delitos gravísimos y finalmente se convierte en cómplice. Es un grupo que debería rendir cuentas ante Dios, la Iglesia y la justicia. Las autoridades deben intervenir.

"No sólo hay cuestión de sanción moral o conducta de complicidad, sino que desde el punto de vista jurídico hay complicidad, y se hacen copartícipes de los delitos cometidos por Maciel a lo largo de décadas."

Incluyó al director general de la Legión de Cristo, Álvaro Corcuera, y al Vaticano. "No puede hacer oídos sordos a lo que este nuevo caso nos abre. Benedicto XVI no puede fingir demencia o desconocimiento, porque él, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sabía y tiene completo el expediente de los legionarios."

Por tanto, agregó Barranco, si hay una persona que conoce a fondo las denuncias y los alegatos de defensa "es el actual pontífice, y no tiene excusa para no actuar de manera firme en el caso".

Significa, sostuvo, refundar o desaparecer ese grupo. "Me inclino por la primera (opción). Cambiar la mesa directiva y llamar a una especie de concilio interno de los legionarios, donde se establezcan nuevas bases", teniendo como soporte el informe que elabore el grupo de visitadores encargados de auditar a la orden.

"La gravedad de los abusos internos, de las historias dramáticas que existen en la vida religiosa de los legionarios va a plantear la magnitud de las medidas que adopte el Papa."

En consecuencia, advirtió, probablemente la suerte de la actual directiva de la orden está prácticamente sentenciada. "Lo percibí cuando semanas atrás hubo arrepentimiento y solicitud de personajes pidiendo perdón a las víctimas, como tratando de suavizar que el problema estaba en Marcial Maciel y no alrededor de ellos mismos".

Carlos Martínez García sostuvo que la entrevista de Carmen Aristegui con la familia que formó Maciel en México confirmó que hubo ocultamiento del sacerdote, de quienes lo rodeaban y de las altas esferas católicas sobre la doble vida que llevó el prelado y los excesos que cometió.

"Decidieron encubrirlo para hacer un control de daños, pero todo se salió (justamente) de control desde hace mucho y cada vez aparece más información."

Consideró que cuando concluya la auditoría ordenada por el Vaticano a la orden, "institucionalmente se va a seguir protegiendo un proyecto tan cercano. Yo no espero mucho, sólo una apariencia de estar preocupados y querer hacer algo".

José Barba, uno de los primeros ex legionarios en denunciar abusos sexuales cometidos por Maciel, habló de "pecado estructural en la visión de Cristo, que está dispuesta a continuar tratando de dar la impresión de pedir perdón, acompañar a víctimas. Un esquema que para nosotros es muy transparente, la verdad no crece porque se diga a muchos. En cambio, el engaño sí, porque se ve la intención de hacia dónde se dirigen". Afirmó que no espera de la jerarquía católica una "decisión tajante" sobre el caso. "Hablan de reparación como si fuera perdón y se comportan con suma irresponsabilidad".

Alejandro Espinosa, otra víctimas del sacerdote mexicano, afirmó que Benedicto XVI es cómplice de Maciel. "Lo veo como traidor e hipócrita", porque no hizo nada con las denuncias que conoció. A la investigación que ordenó "no le veo más sentido que indagar los alcances económicos de la legión... Aparte de lavarse la cara, este estigma de Maciel los enmierda a los dos (al Pontífice y al fallecido religioso) y a muchísima gente".
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Hipocresía e impunidad
LAJORNADA
Las declaraciones hechas ayer a la periodista Carmen Aristegui por dos de los hijos del fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, en el sentido de que durante su niñez fueron víctimas de abuso sexual por parte de su propio padre, constituyen un nuevo golpe a la maltrecha imagen de esa poderosa e influyente orden religiosa y, por extensión, a la de la Iglesia católica, de por sí hundida en un vasto descrédito a escala mundial por la proliferación de casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes.

Por principio de cuentas, las acusaciones revelan la hipocresía proverbial de una jerarquía eclesiástica que se empeña sistemáticamente en vulnerar la libertad de los individuos para decidir sobre sus propios cuerpos y sus relaciones afectivas –muestra de ello son la campaña de las autoridades católicas de nuestro país en contra del aborto y del uso de anticonceptivos, y su empeño por descalificar, sin objetividad científica alguna, como "antinaturales", las uniones de personas del mismo sexo–, y mantiene vigente, en cambio, una directiva insensata y de enorme potencial nocivo, como es el celibato, pese a que dicha restricción no forma parte de los principios históricos fundamentales del catolicismo: fue establecida como una obligación del sacerdocio hasta el siglo XVI, en el contexto del Concilio de Trento, como respuesta a las reformas protestantes que permitían el matrimonio de los clérigos.

Significativamente, la propia Iglesia católica ha sido, por tradición, mucho más tolerante hacia los curas violadores y pederastas que hacia quienes incumplen abiertamente el voto de celibato, y con ello, además de establecer la doble moral como regla de conducta tácitamente aceptada en sus filas, se ha convertido en encubridora de prácticas que afectan a las sociedades en sus entornos fundamentales y provocan un daño irreparable en las víctimas.

Más allá de la pertinencia y la necesidad de que las autoridades vaticanas abandonen una prohibición manifiestamente insostenible y antinatural –ésta sí merece el calificativo, dado que promueve la supresión de una dimensión humana ineludible, como es la sexualidad–, el episodio comentado arroja signos preocupantes sobre las instancias de procuración e impartición de justicia del país, las cuales han exhibido una escandalosa renuencia a investigar las agresiones sexuales cometidas por sacerdotes –como pudo observarse con las acusaciones en contra del arzobispo primado de México, Norberto Rivera, por presunto encubrimiento del cura pederasta Nicolás Aguilar– y han evitado ejercer sus facultades para procurar e impartir justicia. La impunidad de los curas agresores no es, por tanto, responsabilidad exclusiva del clero, sino parece obedecer, en buena medida, a un pacto tácito que involucra a autoridades religiosas y seculares, y que ha extendido la percepción de que en nuestro país el poder político, económico y religioso otorga cobertura legal a quienes se valen de su ascendiente moral sobre la población para cometer agresiones sexuales.

En el caso concreto de Maciel, resulta particularmente necesaria la intervención de las autoridades civiles, habida cuenta de la opacidad y la voluntad de encubrimiento con que los integrantes de la jerarquía vaticana, empezando por el desaparecido Karol Wojtyla y Joseph Ratzinger, se han conducido frente a las acusaciones –graves, verosímiles y por ellos conocidas– que pesan sobre el sacerdote michoacano: cabe recordar que en 2004 el propio Ratzinger tuvo la oportunidad de reabrir, cuando aún presidía la Congregación para la Doctrina de la Fe, el expediente del fundador de los Legionarios; la autoridad católica, sin embargo, rehusó someter a Maciel a un proceso canónico, y selló con ello la impresión de que el Vaticano prefería preservar la impunidad del religioso que desatar un escándalo y una confrontación con una orden que, cabe recordarlo, aporta a la Iglesia católica grandes cuotas de poder político y económico en diversos países, entre ellos México.

Sería particularmente desastroso para la imagen y credibilidad de la institucionalidad de nuestro país, de por sí erosionadas, que las denuncias formuladas ayer por los hijos de Maciel terminen, como ha ocurrido con tantos otros casos similares, en un carpetazo: ante estos testimonios, las autoridades deben emprender acciones concretas para investigar estos crímenes y sancionar a posibles responsables vivos: y es que el hoy difunto Maciel, difícilmente pudo haber llevado una doble vida durante décadas sin el encubrimiento de miembros de su propia congregación y de las autoridades eclesiásticas. La jerarquía católica, por su parte, deberá mostrar, en estas pesquisas, una voluntad de colaboración decidida y autocrítica, y evitar los baños de pureza con que suele reaccionar ante acusaciones de este tipo, si lo que quiere es restañar en alguna medida su dañada imagen pública.



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