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domingo, 15 de enero de 2012

CABEZALCUBO: Del Yahoo! que no vemos acá : CUENTOS INFERNALES : JORGE MOCH

Del Yahoo! que no vemos acá
Jorge Moch
tumbaburros@yahoo.com

En plenas vísperas, el veinticuatro de diciembre, una mala noticia más se sumó al caudal atroz de las muchas que desde hace demasiado tiempo se generan en México. Un grupo de pistoleros atacó autobuses de pasajeros que cubrían rutas en la región de la Huasteca veracruzana y las colindancias de los estados de Veracruz, Tamaulipas y San Luis Potosí, en el tramo carretero que une las poblaciones de Pánuco y Tantoyuca. En los ataques fallecieron once civiles (algunas autoridades locales mencionaron hasta veinte víctimas) y fueron abatidos cinco agresores por elementos del ejército. Poco después se explicó escuetamente que el motivo de los ataques habría sido el robo. No se supo con certeza si efectivamente eran cinco solamente los asesinos u once las víctimas; suele pasar que en estos convulsos tiempos los detalles, vidas más, vidas menos, cuentan poco, sobre todo cuando suman al desprestigio del régimen.


El mismo día 24, Yahoo! Estados Unidos publicó la noticia según un despacho de la agencia Reuters firmado por Patrick Rucker. En la nota se destacaba no el asesinato de once inocentes, sino que tres de ellos eran estadunidenses. Yahoo! es mucho más que un simple portal de búsqueda e información; un portal interactivo de sus dimensiones es todo un conglomerado. Y en esa afluencia de información que nos llega de Estados Unidos, parece que no pueden quedar fuera ciertas manifestaciones de odio, intolerancia o burda ignorancia que cualquiera creería superadas en este todavía incipiente siglo XXI. La actitud hacia México –hacia Latinoamérica y de hecho hacia cualquier cosa que no pertenezca al ámbito de lo cotidiano allá– de buena parte de la población estadunidense es de suficiencia, de desprecio, de una resabiosa noción supremacista que enraíza en lamentables estereotipos creados por el cine, la televisión y el racismo histórico imperante en Estados Unidos.


La nota de Reuters/Rucker omitió (¿deliberadamente?) las identidades de las víctimas estadunidenses. Una mujer de treinta y nueve años y sus dos hijas, de diecinueve y trece, residentes legales de Estados Unidos, pero originarias de la Huasteca que venían a México a pasar las fiestas con su familia. Al parecer, el simple hecho de presentar a tres de las víctimas como estadunidenses y callar que las tres eran de origen mexicano no fue malintencionado: un modo escueto de dar una noticia. Pero sin tomar en cuenta a las ocho víctimas restantes. Quizá porque eran ocho mexicanos, y a quién en Estados Unidos le pueden interesar ocho mexicanos…

La reacción del público estadunidense en los foros de comentarios de Yahoo! a partir de la publicación de la nota fue un nutrido rosario de odio, de desprecio, de atropellados juicios sobre nuestro país y sobre esa fenomenología del crimen organizado que tiene buena parte de su origen precisamente en los vicios de la sociedad estadunidense, aunque esto desde luego ninguno de los foristas lo trajo a colación. Proliferaron en cambio los patrioteros berrinches, los histéricos pedidos de invasión, las indignadas preguntas de por qué si sus fuerzas armadas son capaces de aprestar cañones en cualquier rincón del mundo, no se decidían a enviar 250 mil marines al sur de la frontera para enseñarnos cómo se hace eso de portarse bien. Qué fácil les resulta a algunos ciudadanos de aquel país pedir una guerra que mate a miles de civiles inermes porque tres de sus connacionales fueron asesinados.

2 mil 530 opiniones en las que el consenso era que México está habitado en su totalidad por delincuentes, haraganes y apáticos enemigos de la decencia. Y para cada mensaje de odio soterrado o descarado, un promedio de diecisiete respuestas de apoyo, sumándose todos, con dos rarezas de excepción (que hablaban, precisamente, de que el origen del narcotráfico está en la demanda y no en la oferta) al discurso de una incursión armada. Alguno más estúpido todavía que el resto afirmaba que el gobierno y el pueblo mexicanos agradeceríamos la invasión. 2 mil 530 individuos es una muestra estadística considerable. Puesto así, es aterradora la facilidad con la que los vecinos bien miran remachar con bombas la masacre que su avidez drogadicta engendra. Y uno no puede dejar de preguntarse si la inflamada reacción de los foristas de Yahoo! (que por cierto no hizo nada para atemperar los mensajes de odio) habría sido de la misma intensidad si desde un principio se hubiera hecho público que las tres ciudadanas estadunidenses eran, de hecho, mexicanas.

kikka-roja.blogspot.com/

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