El pasado en un instante
¿Qué tendrá la cámara de Bernardo Aja que con tan solo un click se infiltra en lo más recóndito del alma de sus personajes? Los sujetos retratados ya sea en España, Perú, Portugal o México, por lo general son personas que pertenecen a la alta burguesía, y que tienen muchos recuerdos acumulados y acomodados a su gusto; porque a veces las nostalgias duelen, especialmente aquellas que tienen que ver con los asuntos del corazón. Y si la pregunta anterior se la hiciéramos directamente a Bernardo, seguramente nos diría que en primer lugar el fotógrafo es un "Voyeur" por naturaleza. En su caso, el voyerismo, que practica entre este pequeño sector de la sociedad, tiene que ver con el arraigo de su pasado que determina por encima de todo un modus vivendi. Una idiosincrasia que desemboca en una extrema melancolía de un otrora glorioso pasado lleno de recuerdos y vivencias insuperables por sus vidas cotidianas. Esto es lo que más me llama la atención, el inconformismo hacia lo que el presente les ofrece, son en realidad unos rebeldes maravillosos, por ello la inquietud".
Para Bernardo Aja, de 39 años, lo más importante es captar a sus personajes, siempre elegantes y con un actitud aristócrata, en su ámbito familiar; no importa si la casa se está cayendo, si tiene humedad o si el mobiliario se ve desgastado, lo fundamental es lo que nos transmite ese ambiente atiborrado de antigüedades, de cristos de marfil y de tibores poblanos del siglo XVIII. A través de estas colecciones, descubrimos sus obsesiones, aspiraciones y gustos. Los personajes vieron a sus bisabuelos acumular objetos, la misma manía la tuvieron sus abuelos y sus padres. Ahora son los herederos de ese México porfirista que ya a nadie interesa. ¿Por qué entonces le interesaría a un fotógrafo profesional, nacido en Santander y quien estudiara en la universidad de Santa Mónica, California y Nueva York? ¿Por qué se sentirá tan intrigado un joven tan moderno y exitoso en España, por un universo tan reducido, en un mundo cada vez más global como el que vivimos actualmente?
Lo anterior se lo pregunté la primera vez que nos vimos y me contó de su proyecto semejante al que hiciera en España y en Perú. Me mostró sus fotos, siempre en blanco y negro y en formato de 1.35x1.35. La primera impresión que me dieron esos hombres y mujeres de rostros melancólicos es que estaban atrapados; era como si una varita mágica los hubiera encantado para siempre. Parecían fantasmas, pero de carne y hueso. Fantasmas entrañables cuyas vidas seguramente guardaban muchos secretos. Al verlos tan lejanos y cercanos a la vez, una tiene ganas de introducirse en la fotografía y sugerirles que nos cuenten su vida, que nos muestren sus antigüedades y sus viejas fotos de familia. Muchos me parecieron como protagonistas de las películas de Buñuel o como personajes de novelas de Francois Mauriac. ¡De cuántas cosas nos enteraríamos, si nos instaláramos entre los muros de sus casas o departamentos!
Finalmente tiene razón Bernardo Aja, cuando dice, que en realidad la gente que retrata son unos "rebeldes", porque están condenados a la muerte y a la extinción. De allí que en las fotografías aparezcan como agarrados a sus antigüedades, a sus tradiciones e historia personal: "Esa identidad se refleja en sus casas, si no hay casa no hay historia, mientras haya palacete en la Av. Reforma o una mesa Pani en un departamento de la colonia Polanco hay blasón", dice el fotógrafo.
En mayo del 2011, Bernardo Aja llegó a México por intuición. Se dijo que en este país había mucha inspiración, pero sobre todo, un mundo de castas que siempre lo ha intrigado, empezando por sus tías mexicanas por parte de su padre. De allí que haya decidido incluir a México en su proyecto de EntreMuros, que consiste en trasmitir un estado de melancolía, anclado a un lejano pasado, con un sentimiento más fuerte que la propia cotidianidad. Para Bernardo, el personaje, el tiempo y su espacio son piezas esenciales para la estructura conceptual del proyecto. Los sujetos son fotografiados en su propio hábitat, el cual, es heredado de generación a generación. Esa característica es esencial. Después de haber trabajado arduamente durante ocho meses retratando un estrato social que tiene reminiscencias de época estival de Biarritz o del Real Club Marítimo de Santander, por fin terminó su colección que consiste en 28 fotografías. Todas son espléndidas, incluyendo la que me tomó junto con Elena Poniatowska. Se diría que las dos estamos pensando en lo mismo, que hay una simbiosis, que solamente pudo captar el lente de un fotógrafo como Bernardo Aja, quien en diciembre pasado recibió la medalla de Lorenzo el Magnífico por su trabajo de EntreMuros, pero el realizado en España y Portugal. Las demás fotografías resultan igualmente "misteriosas" y sofocantes. Mirar estas fotografías es como mirar a través de la ventana del tiempo, donde el maestro Aja sorprende en situaciones plenamente decimonónicas como en esa fotografía que nos muestra a una familia de 25 personas sentadas en la misma sala de estilo totalmente porfiriano.
Ayer jueves fue inaugurada la colección EntreMuros en el museo de Tlaltelolco, por su director, el doctor Sergio Raúl Arroyo.
gloaeza@yahoo.com
.
. . . kikka-roja.blogspot.com/
¿Qué tendrá la cámara de Bernardo Aja que con tan solo un click se infiltra en lo más recóndito del alma de sus personajes? Los sujetos retratados ya sea en España, Perú, Portugal o México, por lo general son personas que pertenecen a la alta burguesía, y que tienen muchos recuerdos acumulados y acomodados a su gusto; porque a veces las nostalgias duelen, especialmente aquellas que tienen que ver con los asuntos del corazón. Y si la pregunta anterior se la hiciéramos directamente a Bernardo, seguramente nos diría que en primer lugar el fotógrafo es un "Voyeur" por naturaleza. En su caso, el voyerismo, que practica entre este pequeño sector de la sociedad, tiene que ver con el arraigo de su pasado que determina por encima de todo un modus vivendi. Una idiosincrasia que desemboca en una extrema melancolía de un otrora glorioso pasado lleno de recuerdos y vivencias insuperables por sus vidas cotidianas. Esto es lo que más me llama la atención, el inconformismo hacia lo que el presente les ofrece, son en realidad unos rebeldes maravillosos, por ello la inquietud".
Para Bernardo Aja, de 39 años, lo más importante es captar a sus personajes, siempre elegantes y con un actitud aristócrata, en su ámbito familiar; no importa si la casa se está cayendo, si tiene humedad o si el mobiliario se ve desgastado, lo fundamental es lo que nos transmite ese ambiente atiborrado de antigüedades, de cristos de marfil y de tibores poblanos del siglo XVIII. A través de estas colecciones, descubrimos sus obsesiones, aspiraciones y gustos. Los personajes vieron a sus bisabuelos acumular objetos, la misma manía la tuvieron sus abuelos y sus padres. Ahora son los herederos de ese México porfirista que ya a nadie interesa. ¿Por qué entonces le interesaría a un fotógrafo profesional, nacido en Santander y quien estudiara en la universidad de Santa Mónica, California y Nueva York? ¿Por qué se sentirá tan intrigado un joven tan moderno y exitoso en España, por un universo tan reducido, en un mundo cada vez más global como el que vivimos actualmente?
Lo anterior se lo pregunté la primera vez que nos vimos y me contó de su proyecto semejante al que hiciera en España y en Perú. Me mostró sus fotos, siempre en blanco y negro y en formato de 1.35x1.35. La primera impresión que me dieron esos hombres y mujeres de rostros melancólicos es que estaban atrapados; era como si una varita mágica los hubiera encantado para siempre. Parecían fantasmas, pero de carne y hueso. Fantasmas entrañables cuyas vidas seguramente guardaban muchos secretos. Al verlos tan lejanos y cercanos a la vez, una tiene ganas de introducirse en la fotografía y sugerirles que nos cuenten su vida, que nos muestren sus antigüedades y sus viejas fotos de familia. Muchos me parecieron como protagonistas de las películas de Buñuel o como personajes de novelas de Francois Mauriac. ¡De cuántas cosas nos enteraríamos, si nos instaláramos entre los muros de sus casas o departamentos!
Finalmente tiene razón Bernardo Aja, cuando dice, que en realidad la gente que retrata son unos "rebeldes", porque están condenados a la muerte y a la extinción. De allí que en las fotografías aparezcan como agarrados a sus antigüedades, a sus tradiciones e historia personal: "Esa identidad se refleja en sus casas, si no hay casa no hay historia, mientras haya palacete en la Av. Reforma o una mesa Pani en un departamento de la colonia Polanco hay blasón", dice el fotógrafo.
En mayo del 2011, Bernardo Aja llegó a México por intuición. Se dijo que en este país había mucha inspiración, pero sobre todo, un mundo de castas que siempre lo ha intrigado, empezando por sus tías mexicanas por parte de su padre. De allí que haya decidido incluir a México en su proyecto de EntreMuros, que consiste en trasmitir un estado de melancolía, anclado a un lejano pasado, con un sentimiento más fuerte que la propia cotidianidad. Para Bernardo, el personaje, el tiempo y su espacio son piezas esenciales para la estructura conceptual del proyecto. Los sujetos son fotografiados en su propio hábitat, el cual, es heredado de generación a generación. Esa característica es esencial. Después de haber trabajado arduamente durante ocho meses retratando un estrato social que tiene reminiscencias de época estival de Biarritz o del Real Club Marítimo de Santander, por fin terminó su colección que consiste en 28 fotografías. Todas son espléndidas, incluyendo la que me tomó junto con Elena Poniatowska. Se diría que las dos estamos pensando en lo mismo, que hay una simbiosis, que solamente pudo captar el lente de un fotógrafo como Bernardo Aja, quien en diciembre pasado recibió la medalla de Lorenzo el Magnífico por su trabajo de EntreMuros, pero el realizado en España y Portugal. Las demás fotografías resultan igualmente "misteriosas" y sofocantes. Mirar estas fotografías es como mirar a través de la ventana del tiempo, donde el maestro Aja sorprende en situaciones plenamente decimonónicas como en esa fotografía que nos muestra a una familia de 25 personas sentadas en la misma sala de estilo totalmente porfiriano.
Ayer jueves fue inaugurada la colección EntreMuros en el museo de Tlaltelolco, por su director, el doctor Sergio Raúl Arroyo.
gloaeza@yahoo.com
.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Comentarios. HOLA! deja tu mensaje ...