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lunes, 18 de mayo de 2015

La crisis de Pemex: la verdadera reforma energética / Dolores Padierna

La crisis de Pemex: la verdadera reforma energética / Dolores Padierna
El Financiero

La crisis de Pemex: la verdadera reforma energética
Dolores Padierna

Los informes de Pemex correspondientes a 2014 y el primer trimestre de 2015 arrojan cifras y datos que confirman la gran mentira de la reforma energética como eje de un cambio para beneficiar a la principal empresa del país. Hacen evidente, como lo dijimos, que en realidad se trata de desmantelarla.

Pemex vive momentos muy difíciles por la disminución de los precios internacionales del petróleo y las duras restricciones del gobierno, factores que han afectado considerablemente su situación financiera y operativa.

Durante los sucesivos debates sobre el tema energético, el gobierno y su coro repitieron hasta el hartazgo la fórmula de que Pemex no contaba ni con los recursos tecnológicos ni con el dinero para explorar en aguas profundas. Sin embargo, ahora tienen prisa por entregar a los consorcios multinacionales campos en aguas someras y en tierra, en muchos de los cuales Pemex ya ha realizado costosas inversiones que prácticamente se regalarán a los privados.

La caída de los precios del petróleo le ha quitado el atractivo a las aguas profundas, pero eso no implica que el negocio se detenga. La sospecha pública, fundada en el comportamiento de las últimas administraciones de Pemex, avizora que se pretenden entregar incluso áreas de producción de crudo que se habían reservado a la paraestatal, y hacerlo rápido porque el negocio apremia.

El proceso de desmantelamiento de Pemex se ha acelerado, confirmando las tendencias más negativas en los últimos 15 años. Veamos algunas cifras:

1. En los últimos 15 años, el gobierno federal le ha quitado a Pemex cerca del 80 por ciento de sus remanentes operativos por concepto de impuestos, derechos y aprovechamientos. En 2015, la carga fiscal de Pemex no ha disminuido. Por el contrario, aumentó. Tan sólo en el primer trimestre Pemex pagó 89 por ciento de su remanente operativo, un porcentaje sumamente elevado; la evidencia fiel de un régimen fiscal discriminatorio, confiscatorio y anticompetitivo contra la empresa estatal, que tiene su contrapunto en el trato suave a las privadas.

2. En enero pasado, la Secretaría de Hacienda recortó el presupuesto de la empresa estatal en inversión 62 mil millones de pesos y le retiró recursos líquidos por 52 mil millones más.

3. Frente a esta sangría, Pemex ha tenido que incrementar su deuda. Al 31 de marzo de 2015, la deuda de la petrolera asciende a 1 billón 278 mil pesos. En 2014 la deuda se incrementó en 423 mil millones de pesos y las inversiones totales fueron de solamente 277 mil millones de pesos para operar algunos de los campos que ahora serán entregados a particulares. La diferencia se utilizó para cubrir el retiro de efectivo, el pago de intereses y para gasto corriente. Sólo el pago de intereses absorbe 50 mil millones de pesos anuales.

4. El gobierno federal prevé que en el caso de que Pemex caiga en una situación de insolvencia -o incluso frente a su eventual desaparición- sean los contribuyentes quienes asuman la deuda, tanto financiera como laboral. Esta deuda podría ser un quebranto mucho mayor que el Fobaproa, ya que asciende a 2 billones 772 mil millones de pesos.

5. Por si fuera poco, a partir del próximo año la Secretaría de Hacienda impondrá a Pemex una carga impositiva adicional, un dividendo estatal de 30 por ciento de los ingresos menos los impuestos y derechos pagados. Los privados, naturalmente, no tendrán dicha carga. Y prepara, además, un nuevo recorte en el presupuesto para 2016.

6. A pesar de que en años anteriores se había alcanzado la restitución de 100 por ciento de las reservas probadas 1P, en 2014 no cumplió con esta meta. En el año que corre y el venidero tampoco la alcanzará, ya que no dispondrá de recursos para invertir.

7. Mientras las empresas privadas podrán deducir el 100 por ciento de sus costos, gastos e inversiones, las deducciones de Pemex apenas alcanzarán un tope de 10 por ciento en 2015, y de 12.5 por ciento en años posteriores.

En la ruta de la competencia, a Pemex se le ahorca, mientras las petroleras privadas tendrán todas las condiciones y facilidades para apropiarse de nuestra renta petrolera.

8. La producción de petróleo cayó 7.7 por ciento durante el primer trimestre de 2015, pero las exportaciones aumentaron 6 por ciento. Ahí radica el verdadero objetivo de una reforma energética que pretende desmantelar nuestra principal empresa nacional: surtir de crudo a Estados Unidos aunque se deje sin materia prima a nuestras refinerías y mantener la importación de petrolíferos, que en este periodo creció 8 por ciento.

Las finanzas públicas ya han empezado a sufrir los efectos de la reforma energética. Durante el primer trimestre de 2015, los ingresos petroleros fueron 40.9 por ciento menores a los del mismo periodo del año pasado.

La disminución se explica por la caída del precio del petróleo y las restricciones a la inversión y no porque se haya disminuido la carga fiscal a Pemex como falsamente se afirma.

La Secretaría de Hacienda ha reconocido que los precios del petróleo podrían repuntar sólo hacia el ocaso del sexenio, lo que implica que la fragilidad de las finanzas públicas se mantendrá en lo que le queda a un gobierno que prometió, y promete aún, beneficios inmediatos derivados de la reforma.

Los informes de Pemex muestran con claridad que la reforma energética no conseguirá que los ingresos petroleros alcancen el 4.7 por ciento del PIB establecido en la Constitución. Mucho menos habrá recursos adicionales para el Fondo Mexicano del Petróleo que permitan financiar proyectos para al desarrollo nacional. En esa cifra inalcanzable es donde la reforma energética muestra su verdadero rostro.


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