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viernes, 3 de octubre de 2008

Coca-Cola como espermicida gana premio Ig Nobel

Capacidad espermicida de la Coca-Cola, ganadora de premio Ig Nobel

El nombre de Ig Nobel es un juego de palabras con la expresión inglesa "ignoble", que equivale a algo vergonzoso o ridículo. Los premios son sin embargo, todo menos vergonzosos.

Vie, 03/10/2008 - 07:13

Cambridge.- El estudio de los efectos de la Coca-Cola como espermicida, de la ovulación en los ingresos de las "strippers" y de los armadillos en el curso de la historia fueron algunos de los proyectos premiados por los Ig Nobel, una parodia de los Nobel tradicionales. Otorgados por la revista estadounidense "Anales de la Investigación Improbable" desde hace 18 años, los galardones premian investigaciones rigurosamente científicas pero dedicadas a temas que "hacen reír y después pensar". El jurado anunció el jueves por la noche en la Universidad de Harvard en Cambridge (Massachusetts) los galardones sin dotación, en diez categorías.

El de economía fue entregado este año a los resultados obtenidos por Geoffrey Miller y Brent Jordan, científicos de la Universidad de Nuevo Mexico en Albuquerque (EU), que descubrieron que las bailarinas de "striptease" tienen más éxito y ganan más dinero cuando están ovulando.

Por su parte, Astolfo G. Mello Araujo y José Carlos Marcelino, de la Universidad de Sao Paulo, fueron reconocidos en el apartado de arqueología por su estudio acerca de la forma en que los armadillos pueden cambiar de lugar objetos en los sitios de excavación y confundir así las investigaciones. Ambos reaccionaron con humor y enviaron un mail en el que se alegran del Ig Nobel, ya que no existe el Nobel "oficial" en arqueología.

Cansada de escuchar las leyendas urbanas acerca del poder espermicida de la Coca-Cola, Deborah J. Anderson se hizo acreedora del premio de química por mostrar los efectos como espermicida de la bebida, en especial en su versión "diet". Sin embargo, compartió el reconocimiento con otro equipo de Taiwan, que llegó a la conclusión opuesta.

El de biología quedó en manos de Marie-Christine Cadiergues y sus colaboradores de la Ecole Nationale Veterinaire de Toulouse, Francia, por comprobar que las pulgas de los perros saltan más lejos que las de los gatos; y el de física fue para Dorian Raymer de la Scripps Institution of Oceanology en San Diego (EEUU), que tranquilizó a todos aquellos que hayan lidiado con cables o cuerdas enredadas: con un modelo matemático, dejó claro que todo aquello que sea lo suficientemente largo y delgado se enredará de forma inexorable.

Útil en la vida cotidiana es asimismo el premio de medicina. Dan Ariely, de la Universidad de Duke, comparó los efectos de diferentes placebos y descubrió que los caros funcionan mucho mejor que los baratos.

El galardón de nutrición fue para Massimiliano Zampini de la Universidad de Trento, Italia, por su estudio acerca de la forma de modificar el sonido de las patatas fritas para que sigan crujientes incluso al no ser frescas. El de la paz correspondió a su vez al Comité Federal de Ética de Biotecnología No Humana de Suiza, "y a los ciudadanos de Suiza", por adoptar el principio de que las plantas tienen dignidad. El apartado más novedoso fue este año el de ciencia cognitiva, otorgado a un grupo de investigadores japoneses de Hokkaido, por su análisis de cuán inteligentes pueden ser los hongos más simples en la resolución de laberintos.

El nombre de Ig Nobel es un juego de palabras con la expresión inglesa "ignoble", que equivale a algo vergonzoso o ridículo. Los premios son sin embargo todo menos vergonzosos, ya que todos los años su presentación se convierte en un acto muy popular al que acuden muchos de los premiados, destacados científicos e incluso "Nobel" auténticos. Este año por ejemplo el matemático Benoit Mandelbrot pronunció una conferencia de 24 segundos sobre fractales.


Kikka Roja

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