Monosapiens

MARCIAL MACIEL, LEGIONARIOS (MILLONARIOS) DE CRISTO

MONO SAPIENS de Helguera y Hernández
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“La Legión de Cristo no resistirá como institución”.

La Legión de Cristo como institución a mediano plazo no resistirá “el medicamento” que el Vaticano les dio al solicitarle a su fundador Marcial Maciel retirarse a una vida de oración después de las múltiples acusaciones de abuso sexual, advirtió Fernando M. González, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México. El haber dejado la duda abierta sobre la responsabilidad de Maciel, permite que al interior de la Legión crezcan fisuras que la lleven a una refundación. Porque no se podrá sostener únicamente con la teoría del complot creada para defender a su fundador. Los legionarios se mueven en una institución del “silenciamiento”, donde no se puede criticar a sus superiores, porque todo lo reducen al “complot”. Y pese a esa dinámica será difícil que sobreviva como tal. El Investigador del Instituto de Ciencias Sociales de la UNAM, indicó que el juego utilizado por la Santa Sede para retirar la especie de “tumor” que representaba Maciel en la Legión, fue perfecto. Porque no sólo intentó dejar fuera de toda implicación y complicidad a dicha congregación. Sino al mismo tiempo permitió a los legionarios robustecer su teoría del complot y responder a los denunciantes. En entrevista con MILENIO Diario, previa a la presentación de su libro “Marcial Maciel. Los Legionarios de Cristo: testimonios y documentos inéditos” editorial Tusquets, el investigador asegura que la respuesta a los denunciantes de parte de la Santa Sede fue “les creemos, pero no lo suficiente” porque no se le siguió un proceso canónico. Y además, el comunicado oficial evita decir a qué denuncias se refiere sólo indica que éstas fueron recibidas en 1998, cuando tenía documentadas otras desde 1948, 1950, 1954,1956 y 1962 en diferentes instancias vaticanas. González indica que “no bastó con extirpar ese tumor, porque el cuerpo de la Legión se encuentra contaminado. Esto porque los actos de Maciel implicaron irremediablemente siempre a otros integrantes de su comunidad”.Ya que no sólo existen denuncias de abuso sexual en contra de Marcial Maciel, sino de otros sacerdotes, como el que fuera su primer Vicario General Luis Ferreira Correa. Al no procesar a Marcial Maciel, señaló el investigador la iglesia católica se blindó para evitar investigar la larga cadena de complicidades existentes en la Curia Romana, que van desde la Secretaría de Estado, la Congregación para los Religiosos y la Congregación para la Doctrina de la Fe, que permitieron a Maciel llegar a la edad actual y aducir que por su delicada salud y edad ahora ya no se podrá juzgar. Por eso consideró si en verdad se quisiera investigar en el caso de los Legionarios tendrían que abrirse los archivos donde están los documentos que contienen las diferentes denuncias a Marcial Maciel. En su libro, el investigador de la UNAM presenta documentos inéditos de los archivos del ex vicario general Luis Ferreira Correa, de Flora Barragán de Garza, una de las principales donantes de Maciel Degollado, así como de José Barba uno de los denunciantes.
Adicción a la dolantina.
Estos archivos contienen testimonios donde se afirma que la Santa Sede, por lo menos desde 1956 tenía conocimiento de que el padre Marcial Maciel era adicto a la dolantina (droga similar a la morfina). Detalla que en 1954 el arzobispado de México le solicitó al secretario particular de Maciel, Federico Domínguez un informe sobre las actividades de éste. Y en ese documento aparece por primera ocasión esa adicción y también se revela como el padre Maciel utiliza y abusa de la cuenta de conciencia, los secretos de confesión. Y permite que otros las conozcan para obtener beneficios de esa situación. Al tener conocimiento de la acusación por utilizar la confesión, el fundador de los Legionarios acusa a su seguidor de traidor ante Gregorio Lemercier (monje benedictino, fundador en 1950 del convento de Santa María de la Resurrección en Morelos). Luego éste se entrevista con el entonces vicario de la legión Luis Ferreira quien revela haber tenido conocimiento de los actos pederastas, e incluso reconoce que el también cometió abusos con menores y les dio la absolución al cómplice. Con esta información se envían a Roma tres cartas del obispo Sergio Méndez Arceo; del arzobispo primado de México Miguel Darío Miranda y de Gregorio Lemercier, lo que provoca la primera investigación del Vaticano y la suspensión temporal de Maciel, desde 1956 a finales de 1958. Después de las acusaciones en las cartas enviadas al Vaticano, en 1957 sale de la Legión Luis Ferreira y posteriormente Federico Domínguez, quienes fueron sus dos denunciantes. Otros documentos que obran en poder de los archivos vaticanos, publicado en el libro, está el enviado por el entonces presidente de los farmacéuticos de San Sebastián, España, quien durante el mes de marzo de 1962, le dio seguimiento al superior de los legionarios, porque en diferentes farmacias solicitó la dolantina y dio nombre y direcciones falsas. Además, se comprometía a entregar la receta en los días siguientes, por ser un requisito indispensable para su venta y nunca la entregó. En su libro, González, destaca que la investigación la centró en los años de 1935 a 1965, e indica: “no me considero auxiliar de la justicia, ni abanderado de la buena causa”. Y en esta historia que es dolorosa y que ha producido heridas profundas “no hay medias tintas, no hay zona gris entre ambas. De un lado se afirma que “Se trata de unos mentirosos, resentidos y complotistas”. Del otro: “La Legión ofrece un simulacro siniestro en una parte de su historia, ya que existe algo podrido y no explicitado en su reino”. Con la denuncia de los ex legionarios, Maciel Degollado fue exhibido: “Y con eso, se ve obligado a asistir a la representación de la destrucción de sí mismo por lo que tanto batalló: la de ser considerado santo en vida. Ahora ya lo sabe, ni en vida, ni en muerte. El simulacro de su profunda espiritualidad quedó al desnudo. Finalmente no era lo que parecía”, finalizó.
México • Eugenia Jiménez

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