El Canicón, regalo insuficiente para Hillary JORGE CARRASCO ARAIZAGA MÉXICO, DF, 20 de marzo (apro).- Cuando el próximo miércoles llegue a México en una visita de dos días la secretaria de Estado estadunidense Hillary Clinton, Felipe Calderón insistirá en que su estrategia de represión militar contra el narcotráfico funciona, y que Estados Unidos no ha hecho su parte, sobre todo por ser el gran consumidor y surtidor de armas para los cárteles mexicanos de la droga. Mostrará como trofeos las capturas de Vicente Zambada Niebla, El Vicentillo, hijo de Ismael El Mayo Zambada, uno de los principales jefes del cártel de Sinaloa, y la de Sigifrido Nájera Talamantes, El Canicón, operador del cártel del Golfo acusado del ataque armado al consulado de Estados Unidos en Monterrey, en octubre pasado. El Canicón es responsabilizado además del ataque con granadas a Televisa y el acuchillamiento de nueve militares, también en Monterrey. De acuerdo con el Ejército, en esas ejecuciones tuvo el apoyo de Octavio Almanza Morales, El Gori 4, señalado como uno de los autores intelectuales de la tortura y ejecución, en Cancún, Quintana Roo, del general retirado Mauro Enrique Tello Quiñones. Más allá de la diplomacia, que se traducirá en declaraciones públicas de respaldo a Calderón, Clinton trae en su agenda la reestructuración de la estrategia de Estados Unidos contra el narcotráfico en México, en lo que según se ha adelantado en Washington podría ser la versión del Plan Colombia para México. Por más que el propio secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, haya ido la semana pasada a Washington a decirle a sus contrapartes que den "tiros de precisión" contra el narcotráfico antes que incrementar la presencia de efectivos armados en la frontera con México, es claro que la administración de Barack Obama considera insuficiente lo que hace Calderón contra los cárteles de la droga. En su visita de los 16 y 17 de abril próximos a México, Obama hará del tema el eje de su vista, pues en distintos tonos y foros su administración ha señalado que la violencia de los narcotraficantes mexicanos en la frontera estadunidense se convirtió ya en un asunto de seguridad nacional. Sin duda que el componente militar está en consideración en la nueva estrategia, con lo que el Plan Mérida concebido por la administración Bush estaría ya rebasado. A diferencia de Colombia, la presencia de "asesores" militares estadunidenses en territorio mexicano tiene una fuerte resistencia dentro del Ejército. Consciente de ello, Washington busca una mayor presencia de militares mexicanos, incluso de unidades completas, para recibir entrenamiento por parte del Comando Norte. Otro elemento es lo que hasta ahora no ha ocurrido en México: negociar la entrega de narcotraficantes a la justicia estadunidense a cambio de reducción de penas. La medida es muy cuestionada pues sólo va en beneficio de los narcotraficantes y de las agencias antidrogas estadunidenses. Eso ocurrió de manera extensa en Colombia y algunos narcotraficantes purgaron penas mínimas en cárceles estadunidenses a cambio de la información que dieron sobre el funcionamiento y estructura de la organización, incluidos los nombres de los oficiales del Ejército, la policía y el gobierno que les dieron protección. Aunque Calderón se enoje porque se lo dicen los estadunidenses, la corrupción es un impedimento para un ataque efectivo al narcotráfico, cuyo control sobre distintos territorios del país es evidente en varios estados del país. Las investigaciones sobre la narcocorrupción es una de las grandes deficiencias del calderonismo. Su actuación se ha concentrado en algunos líderes, sus lugartenientes y gatilleros, así como a la sospechosa Operación Limpieza. A pesar de las muchas evidencias que se pueden encontrar en todo el país, no se ha actuado en contra de los políticos o funcionarios gubernamentales que están en colusión con el narcotráfico. Otro gran pendiente es la confiscación de las riquezas. El tema va más allá de la ley de extinción de dominio que ha originado un ficticio y oportunista enfrentamiento entre el PAN y el PRI de cara a las elecciones del 5 de julio próximo. No hay una sola operación de envergadura, que se conozca, que haya ido en contra de las actividades empresariales del narcotráfico en la economía legal. El tema del lavado de activos o no es noticia o Calderón no tiene nada que decir y mucho menos que presumir. Menos, sobre la reducción de la demanda de drogas en México. Acusa a los estadunidenses de consumir toneladas de droga y nada hace ante el número creciente de consumidores en el país. Comentarios: jcarrasco@proceso.com.mx |
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