El monopolio
Luis Javier GarridoLa elección fraudulenta de Felipe Calderón en 2006 ha traído múltiples consecuencias regresivas al sistema político de México, y la más importante es la de estar conduciendo a un fortalecimiento del autoritarismo.
1. La llegada de Calderón a Los Pinos por la vía del fraude lo condujo a tratar de superar su debilidad política disfrazándose de militar y ordenando una escalada de la violencia represiva en contra de los movimientos sociales sin importarle los derechos fundamentales de los mexicanos. El fracaso de su gobierno de facto en unos cuantos meses, en los que no ha hecho más que pisotear las garantías sociales a fin de cumplir con el mandato que tiene de los poderes trasnacionales, está llevando, sin embargo, al grupo de Los Pinos a una escalada de la violencia represiva y a reformular el esquema autoritario.
2. La historia muestra que todos los gobiernos espurios tienden inexorablemente al autoritarismo a consecuencia de su carencia de un respaldo popular y del hecho de que no cuentan más que con el apoyo (no siempre incondicional) de las fuerzas golpistas que propiciaron y avalaron la usurpación, lo que los lleva a prevalecer por la fuerza y no por el consenso, como se ve en el México actual.
3. La afirmación delirante de Calderón de que él tiene el “monopolio del poder”, hecha en el aniversario del 2 de octubre, es preocupante no sólo por la ignorancia constitucional y jurídica de éste y de sus asesores, que desconocen de hecho el régimen constitucional de México, sino por la amenaza que entraña viniendo de un individuo desquiciado como Díaz Ordaz, carente de ascendencia moral y política y sin dignidad alguna para gobernar, ni siquiera como espurio.
4. El conflicto latente con el Vaticano es un ejemplo de ello, pues las afirmaciones del obispo Dominique-Joseph Mamberti (secretario para Relaciones con los Estados) exigiendo nuevos cambios constitucionales (2 de octubre) son abiertamente intervencionistas y transgreden las prácticas diplomáticas, pero no merecieron rechazo alguno de Los Pinos ni de Relaciones, asumiéndose que Calderón debe pagar la factura por la participación de la jerarquía católica en el fraude.
5. La descabellada afirmación de Calderón se sitúa en la línea de los tres anteriores titulares del Ejecutivo –Salinas, Zedillo y Fox–, que auspiciaron a su vez una permanente campaña para denigrar al Poder Legislativo, conforme al proyecto neoliberal definido por los organismos financieros internacionales, para los cuales en cada Estado nacional debe prevalecer un poder central sometido a sus dictados, las políticas públicas las deben instrumentar oscuros funcionarios dependientes de ellos (la tecnocracia) que las negocian con la “clase política”, dejando la mayor parte de las antiguas funciones estatales en manos del capital privado. La señora Josefina Vásquez Mota (titular de la SEP), quien estos días aparece en los medios anunciando Pepsi-Cola, sería el mejor ejemplo del “buen funcionario neoliberal”.
6. La actual campaña negra contra el Congreso y el sistema representativo no extraña por lo mismo, pues existe desde hace 20 años tras de que las Cámaras alcanzaron mayor pluralidad, aunque ninguna había alcanzado los niveles de los reclamos publicitarios de denostación que Tv Azteca empezó a difundir el día 3, que no van dirigidos contra los legisladores, sino contra el Poder Legislativo en su conjunto, con la lógica obvia de que si no hay (aun con todos sus vicios y defectos) un órgano de representación popular medianamente legítimo, sólo quedan el gobernante usurpador y los poderes de facto.
7. Las modificaciones constitucionales en materia político-electoral, que entre otros aspectos prohíben a los partidos contratar directamente propaganda con los medios, así como la propaganda negra, podrían por consiguiente no hacer perder multimillonarias sumas a televisoras y radiodifusoras, como muchos suponen, de alinearse éstas en el esquema de la ultraderecha mexicana, que les permitiría recuperar esas pérdidas con la propaganda de Los Pinos. Los partidos tendrán menos propaganda luego del cambio constitucional, pero el usurpador del Ejecutivo no tendrá límites y por esa vía podrá además controlar mejor a los medios: tendrá de hecho el monopolio de “la propaganda institucional”.
8. Los medios, al parecer, lo han entendido, pues el miércoles 26 al ser convocados a Los Pinos para transmitir el mensaje por el que Calderón buscaba desresponsabilizarse del aumento a los precios de la gasolina y el diesel, que él decidió y promovió, posponiendo su entrada en vigor unas semanas, no lo hicieron, por lo que se preparó el comercial pagado, que ha sido transmitido miles de veces, por el que Calderón miente una vez más a los mexicanos negando su responsabilidad en el alza y tratando de culpar de ella a los legisladores que la votaron, y que sólo fueron sus cómplices.
9. La reforma que urge en el país en esta materia es, como se ve, muy amplia, pero muy difícilmente la harán los legisladores al rediscutir la legislación de medios, pues supondría al menos dos cuestiones urgentes: a) prohibir a las concesionarias seguir usando sus espacios, y en especial los de noticias, antes o durante las campañas electorales, para hacer propaganda política, y b) prohibir toda propaganda oficial, y en particular la del Ejecutivo, salvo aquella que sirva para transmitir información útil y urgente.
10. Los avances que se pretende tienen las leyes no logran ocultar la realidad de los retrocesos que se están produciendo en el país y que están llevando a consolidar otra forma de monopolio del poder político, ahora en manos de unos cuantos, pues lo ejerce en apariencia un titular de facto del Ejecutivo, pero éste no es como lo establecen las leyes un servidor de la nación, sino un simple sirviente de los poderes fácticos.
Kikka Roja