- Calderón y senadores del PAN dialogarán sobre Informe
El presidente Felipe Calderón dialogará hoy por la noche con los senadores de su partido, en el marco de la reunión plenaria de la fracción parlamentaria del Partido Acción Nacional (PAN) que se realiza en Nuevo Vallarta, Jalisco. La ceremonia del 1 de septiembre en el recinto legislativo de San Lázaro y la reforma hacendaria son dos de los temas que platicará el mandatario con los legisladores. En un principio se había dicho que el encuentro estaría abierto a los medios de comunicación, pero finalmente se decidió hacerlo privado. Santiago Creel Miranda, coordinador de los panistas, confirmó que el diálogo con el Presidente se llevará a cabo sin testigos.
Según Creel, se platicaría sobre el 1 de septiembre, pero sin llegar a una posición definitiva. Durante el día, también en privado, los senadores analizarán y afinarán su agenda legislativa para el próximo periodo ordinario de sesiones. Discutirán la posición que deberán de asumir el 1 de septiembre en la apertura del periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Unión, en la que el presidente Calderón deberá entregar su informe por escrito, tal como lo establece la Constitución. El senador Santiago Creel comentó que no está descartado ningún escenario. Incluso, según sus palabras, aunque se espera que no se llegue a ningún extremo, estarían preparados para una toma de tribuna en San Lázaro, como ocurrió el 1 de diciembre del año pasado. Creel confía en que prevalezca el respeto a la investidura presidencial y al propio Congreso de la Unión. Los senadores, en su reunión plenaria a puerta cerrada en este centro turístico, también escucharán conferencias de los politólogos Denise Dresser y Federico Reyes Heroles.
Para mañana, los senadores panistas tienen previsto revisar su propuesta en materia de seguridad.
Una de las realidades que más lastiman a nuestro pueblo es la desigualdad social que cada día se hace más profunda; los gobiernos de las últimas décadas han aplicado políticas económicas que sólo benefician a los grandes capitales nacionales y extranjeros, y a sus socios en el poder; por eso, la reforma fiscal promovida por el gobierno usurpador busca mantener los privilegios fiscales de las grandes empresas y cobrar más impuestos a los trabajadores, a los empleados por su cuenta y a las pequeñas y medianas empresas. Así inició el martes pasado el programa de televisión “La verdad sea dicha”, que volvió a poner en el centro el análisis de la también conocida como “reforma fecal”. Esta vez, la emisión televisiva del gobierno legítimo de México contó con la participación de Rogelio Ramírez de la O —asesor en materia económica del gabinete lopezobradorista— para abundar en el tema.
¿Cómo afecta esta reforma fiscal a la gente común y corriente?, se preguntó el economista, y explicó:
Es una propuesta que crea un nuevo impuesto; este nuevo impuesto se llama CETU, Contribución Empresarial a Tasa Única, que consiste en aplicarle una tasa de 19% a las ventas de las empresas y de las personas con algunas deducciones mínimas. Como esta reforma va a golpear a las empresas medianas y pequeñas, principalmente, que son las que mayor número de trabajadores emplean, entonces el CETU va a resultar que es un impuesto en contra del empleo. Lógicamente, también va a castigar al crecimiento de la economía. Acompañando a esta propuesta del CETU —abundó Ramírez de la O—, el gobierno ha propuesto que los gobiernos estatales cobren impuestos sobre gasolina, diesel, refrescos, cerveza y tabaco; ésta es una propuesta para pasarle a los estados el costo político de contribuir a un incremento de precios. Los conductores del programa “La verdad sea dicha” expresaron que el CETU permitirá a las empresas deducir sus impuestos si hacen inversiones, es decir, compran maquinaria, inventarios y bienes inmuebles, lo que sólo beneficia a los grandes capitales que pueden hacer esas compras. El CETU le carga la mano a los contribuyentes cautivos y va contra el salario de los trabajadores; con este nuevo gravamen los salarios y prestaciones de los trabajadores dejarán de ser deducibles de impuestos y se convierten en costos de producción para los empresarios.
Con su tono pausado y didáctico en la voz, Rogelio Ramírez de la O explicó desde las pantallas televisivas que el nuevo impuesto “no elimina los privilegios fiscales que existen para las grandes empresas. El CETU elimina el crédito al salario y en su lugar crea el subsidio al empleo, pero cuando hacemos la suma del crédito al salario y la resta del subsidio al salario, nos encontramos que el trabajador de todas maneras va a pagar más porque el subsidio al salario, que es el que propone el gobierno, no compensa la pérdida por el crédito al salario”. “Por el otro lado —agregó el asesor lopezobradorista— el trabajador también va a resultar golpeado; la empresa no va a poder deducir como un gasto legítimo el costo de la seguridad social para sus trabajadores. Lo que en realidad el proyecto está buscando es que la empresa elimine la seguridad social, y elimine las prestaciones, o bien, les dé un valor en términos de salario. Va a ser una invitación a las empresas para que dejen de pagar prestaciones en especie”. Los gobiernos neoliberales han destinado el gasto público a pagar la deuda externa y a solventar los onerosos gastos de la alta burocracia. Hoy de cada peso del erario 70 centavos se usan para pagar el funcionamiento del gobierno y a subsidiar los negocios de unos cuantos empresarios, mientras han abandonado la inversión en el campo, en el sector productivo, en la salud, la educación y la cultura.
A esto también se refirió Ramírez de la O, al enorme peso que representa para cualquier país el tener un gobierno rico, es decir, con un elevado gasto público: “No es posible mantener el ritmo de gasto que hizo la administración de Vicente Fox y que esta administración ha continuado. Durante la administración de Vicente Fox, el gasto total creció de ciento treinta y dos mil millones de dólares a doscientos siete mil millones de dólares, es decir, aumentó setenta y cinco mil millones de dólares. De este gasto, lo que aumentó la inversión, obra pública física, solamente fueron mil millones de dólares; setenta y cuatro mil millones fueron gastos que no se dedicaron a inversión física. Por lo que finalizó diciendo: “Sabemos que el gasto corriente en salarios aumentó quince mil millones de dólares, la papelería, la electricidad, los automóviles, la gasolina, que gasta la burocracia, aumentaron veinte mil millones de dólares. Este gasto no es sostenible y no se va a poder sostener, no importa cuántos impuestos aumentemos”.
En resumen, concluyó “La verdad sea dicha”: la propuesta de Calderón no responde a las necesidades de México.
Según Creel, se platicaría sobre el 1 de septiembre, pero sin llegar a una posición definitiva. Durante el día, también en privado, los senadores analizarán y afinarán su agenda legislativa para el próximo periodo ordinario de sesiones. Discutirán la posición que deberán de asumir el 1 de septiembre en la apertura del periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Unión, en la que el presidente Calderón deberá entregar su informe por escrito, tal como lo establece la Constitución. El senador Santiago Creel comentó que no está descartado ningún escenario. Incluso, según sus palabras, aunque se espera que no se llegue a ningún extremo, estarían preparados para una toma de tribuna en San Lázaro, como ocurrió el 1 de diciembre del año pasado. Creel confía en que prevalezca el respeto a la investidura presidencial y al propio Congreso de la Unión. Los senadores, en su reunión plenaria a puerta cerrada en este centro turístico, también escucharán conferencias de los politólogos Denise Dresser y Federico Reyes Heroles.
Para mañana, los senadores panistas tienen previsto revisar su propuesta en materia de seguridad.
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Una de las realidades que más lastiman a nuestro pueblo es la desigualdad social que cada día se hace más profunda; los gobiernos de las últimas décadas han aplicado políticas económicas que sólo benefician a los grandes capitales nacionales y extranjeros, y a sus socios en el poder; por eso, la reforma fiscal promovida por el gobierno usurpador busca mantener los privilegios fiscales de las grandes empresas y cobrar más impuestos a los trabajadores, a los empleados por su cuenta y a las pequeñas y medianas empresas. Así inició el martes pasado el programa de televisión “La verdad sea dicha”, que volvió a poner en el centro el análisis de la también conocida como “reforma fecal”. Esta vez, la emisión televisiva del gobierno legítimo de México contó con la participación de Rogelio Ramírez de la O —asesor en materia económica del gabinete lopezobradorista— para abundar en el tema.
¿Cómo afecta esta reforma fiscal a la gente común y corriente?, se preguntó el economista, y explicó:
Es una propuesta que crea un nuevo impuesto; este nuevo impuesto se llama CETU, Contribución Empresarial a Tasa Única, que consiste en aplicarle una tasa de 19% a las ventas de las empresas y de las personas con algunas deducciones mínimas. Como esta reforma va a golpear a las empresas medianas y pequeñas, principalmente, que son las que mayor número de trabajadores emplean, entonces el CETU va a resultar que es un impuesto en contra del empleo. Lógicamente, también va a castigar al crecimiento de la economía. Acompañando a esta propuesta del CETU —abundó Ramírez de la O—, el gobierno ha propuesto que los gobiernos estatales cobren impuestos sobre gasolina, diesel, refrescos, cerveza y tabaco; ésta es una propuesta para pasarle a los estados el costo político de contribuir a un incremento de precios. Los conductores del programa “La verdad sea dicha” expresaron que el CETU permitirá a las empresas deducir sus impuestos si hacen inversiones, es decir, compran maquinaria, inventarios y bienes inmuebles, lo que sólo beneficia a los grandes capitales que pueden hacer esas compras. El CETU le carga la mano a los contribuyentes cautivos y va contra el salario de los trabajadores; con este nuevo gravamen los salarios y prestaciones de los trabajadores dejarán de ser deducibles de impuestos y se convierten en costos de producción para los empresarios.
Con su tono pausado y didáctico en la voz, Rogelio Ramírez de la O explicó desde las pantallas televisivas que el nuevo impuesto “no elimina los privilegios fiscales que existen para las grandes empresas. El CETU elimina el crédito al salario y en su lugar crea el subsidio al empleo, pero cuando hacemos la suma del crédito al salario y la resta del subsidio al salario, nos encontramos que el trabajador de todas maneras va a pagar más porque el subsidio al salario, que es el que propone el gobierno, no compensa la pérdida por el crédito al salario”. “Por el otro lado —agregó el asesor lopezobradorista— el trabajador también va a resultar golpeado; la empresa no va a poder deducir como un gasto legítimo el costo de la seguridad social para sus trabajadores. Lo que en realidad el proyecto está buscando es que la empresa elimine la seguridad social, y elimine las prestaciones, o bien, les dé un valor en términos de salario. Va a ser una invitación a las empresas para que dejen de pagar prestaciones en especie”. Los gobiernos neoliberales han destinado el gasto público a pagar la deuda externa y a solventar los onerosos gastos de la alta burocracia. Hoy de cada peso del erario 70 centavos se usan para pagar el funcionamiento del gobierno y a subsidiar los negocios de unos cuantos empresarios, mientras han abandonado la inversión en el campo, en el sector productivo, en la salud, la educación y la cultura.
A esto también se refirió Ramírez de la O, al enorme peso que representa para cualquier país el tener un gobierno rico, es decir, con un elevado gasto público: “No es posible mantener el ritmo de gasto que hizo la administración de Vicente Fox y que esta administración ha continuado. Durante la administración de Vicente Fox, el gasto total creció de ciento treinta y dos mil millones de dólares a doscientos siete mil millones de dólares, es decir, aumentó setenta y cinco mil millones de dólares. De este gasto, lo que aumentó la inversión, obra pública física, solamente fueron mil millones de dólares; setenta y cuatro mil millones fueron gastos que no se dedicaron a inversión física. Por lo que finalizó diciendo: “Sabemos que el gasto corriente en salarios aumentó quince mil millones de dólares, la papelería, la electricidad, los automóviles, la gasolina, que gasta la burocracia, aumentaron veinte mil millones de dólares. Este gasto no es sostenible y no se va a poder sostener, no importa cuántos impuestos aumentemos”.
En resumen, concluyó “La verdad sea dicha”: la propuesta de Calderón no responde a las necesidades de México.
Kikka Roja