Crece el malestar de los mexicanos con el gobierno
Carlos Fernández-Vega
Una democracia sin resultados concretos (políticos, económicos y sociales) cada vez deja más descontentos a los ciudadanos, particularmente los mexicanos, quienes se muestran abiertamente insatisfechos con ese sistema y con aquellos que dicen "representarlo". En este contexto, a grado tal llega la decepción, que sólo 28 de cada 100 connacionales dicen estar a gusto con el modelo. Así, de 2006 a 2009 tal satisfacción se desplomó 13 puntos porcentuales y de 18 países latinoamericanos considerados en el balance, el nuestro ocupa el escalón número 17.
Lo anterior salta a la vista entre los abundantes resultados del Informe 2009 de la Corporación Latinobarómetro (recientemente divulgado por esta ONG con sede en Santiago de Chile), el cual presente el balance sobre la "satisfacción con la democracia", resultante de 20 mil 204 entrevistas realizadas entre el 21 de septiembre y el 26 de octubre de 2009, con muestras representativas de 100 por ciento de la población de cada uno de los 18 países, representando a la población de la región, que alcanza más de 500 millones de habitantes, según su resumen.
En este sentido, ¿qué tan satisfechos se muestran los mexicanos con la democracia? El resultado de Latinobarómetro 2009 no es muy grato: sólo 28 por ciento de los entrevistados dijeron estar "muy satisfechos" o "satisfechos" a secas con los resultados de la democracia en el país, proporción muy por debajo del promedio latinoamericano (44 por ciento) y tres puntos abajo de sus más cercanos competidores (guatemaltecos y hondureños, con 31 por ciento de respuestas positivas, en cada caso), y brutalmente alejados de los uruguayos, en la primera posición regional, con 79 por ciento de aceptación. Así, 72 por ciento de los mexicanos se declararon "no muy satisfechos" o "nada satisfechos" con la democracia y sus resultados tangibles, de tal suerte que en este indicador de 18 países latinoamericanos considerados en el citado informe, México ocupa el escalón número 17, sólo arriba de Perú (22 por ciento).
Lo anterior contrasta con el Informe 2006 de la misma ONG, en el cual se subraya que en aquel año 41 por ciento de los mexicanos se dijeron "muy satisfechos" o "satisfechos" a secas con la democracia, proporción, si bien mucho mayor a la registrada en 2009, cuatro puntos porcentuales menor al reporte de 1997, cuando se observó el mejor resultado (45 por ciento). Tres años atrás, México ocupó el escalón número siete de 18 posibles, y su más cercano competidor fue Chile, con 42 por ciento. Ese año Uruguay reportó 66 por ciento, Guatemala 31 y Honduras 34, y el promedio latinoamericano fue de 38.
A partir de ese balance, el Informe 2009 de Latinobarómetro desarrolla una serie de consultas a la población, entre las que destaca la relativa a la probabilidad de que "haya un golpe de Estado" en México, concretamente. A pesar de la abierta insatisfacción con los resultados de la democracia, sólo 27 por ciento de los entrevistados consideraron que tal golpe "es probable", y es destacable que 56 por ciento de ellos se pronunciaran abiertamente con contra de "un gobierno militar" (sin embargo, en este renglón el promedio latinoamericano es de 66 por ciento). A pesar de ello, 58 por ciento se mostraron favorables a que "los militares remuevan al Presidente de la República si éste viola la Constitución" (el promedio latinoamericano es de 42 por ciento).
Nada bien le fue al confiado inquilino de Los Pinos. En el citado Informe 2009, se detalla que a los entrevistados se les preguntó "¿qué tanto aprueba la manera en que el Presidente enfrenta la crisis económica?" Y los mexicanos respondieron así: 68 por ciento abiertamente en contra; 32 por ciento en favor, con lo que el país se ubica entre Guatemala (35 por ciento de respuestas positivas) y Nicaragua (30 por ciento), muy alejado de los mejor posicionados (Chile, 78 por ciento de respuestas favorables; Brasil, 75 por ciento, y Panamá, 72 por ciento). En este renglón, el promedio latinoamericano fue de 48 por ciento.
El mismo inquilino de Los Pinos insistentemente asegura que "lo peor de la crisis ya pasó" y que "la recesión quedó atrás". Bien, pero ¿qué tanto comparten los mexicanos sus tesis? El Latinobarómetro 2009 obtuvo las siguientes respuestas a la pregunta "en una escala de uno a 10, donde uno significa que no le afecta en nada y 10 significa que le afecta en todo, ¿cuánto cree que está afectando a la economía de nuestro país la crisis, o cree que no hay crisis?" Los mexicanos calificaron con 8.4 el grado de afectación, primer lugar regional, contra 7.1 del promedio latinoamericano.
Y por lo que toca a "¿cuánto le está afectando la crisis?", la calificación de los mexicanos fue de 8.1 en la misma escala de 10. Además, de acuerdo con el cuestionario de la citada ONG, 80 por ciento de los mexicanos consideran que la crisis "va para largo" y apenas 13 por ciento de ellos aseguran que "ya pasó la peor parte, vamos saliendo". Sólo en Nicaragua son más pesimistas que aquí, con 83 y 10 por ciento de las respuestas en el orden anotado. Peligrosamente, a la pregunta "si usted tuviera que elegir entre la democracia y el desarrollo económico sin democracia, ¿qué diría que es más importante?" Sólo 30 por ciento de los mexicanos contestaron que la democracia es más importante, contra 44 por ciento como promedio latinoamericano.
Lo anterior se refuerza con lo siguiente: a duras penas, 15 por ciento de los mexicanos se dicen satisfechos con la economía; apenas 20 por ciento creen que la situación económica actual del país es "muy buena" o "buena"; sólo 31 por ciento (aquí el promedio latinoamericano es de 44 por ciento) consideran que "en los próximos 12 meses, en general, la situación económica del país será mucho mejor" y se reflejará en el aspecto personal y familiar (en 2006, 39 por ciento de los mexicanos entrevistados contestó en igual sentido), y 14 por ciento suponen que "el país está progresando" (en este aspecto México ocupa el escalón 17 de 18 posibles en la región). Como "problemas más importantes", los mexicanos registran los económicos (59 por ciento de las respuestas) y los relativos a inseguridad (18 por ciento).
Entonces, nada mejorará el panorama mientras la democracia sea de discurso, como hasta ahora.
Las rebanadas del pastel
Todo lo anterior da sustento al primer gran discurso de Año Nuevo del inquilino de Los Pinos, quien, se supone, ya regresó de vacaciones y científicamente asegura que "2010 será un buen año para México". ¿Por qué? Fácil: porque "es el año de la patria".
Lo anterior salta a la vista entre los abundantes resultados del Informe 2009 de la Corporación Latinobarómetro (recientemente divulgado por esta ONG con sede en Santiago de Chile), el cual presente el balance sobre la "satisfacción con la democracia", resultante de 20 mil 204 entrevistas realizadas entre el 21 de septiembre y el 26 de octubre de 2009, con muestras representativas de 100 por ciento de la población de cada uno de los 18 países, representando a la población de la región, que alcanza más de 500 millones de habitantes, según su resumen.
En este sentido, ¿qué tan satisfechos se muestran los mexicanos con la democracia? El resultado de Latinobarómetro 2009 no es muy grato: sólo 28 por ciento de los entrevistados dijeron estar "muy satisfechos" o "satisfechos" a secas con los resultados de la democracia en el país, proporción muy por debajo del promedio latinoamericano (44 por ciento) y tres puntos abajo de sus más cercanos competidores (guatemaltecos y hondureños, con 31 por ciento de respuestas positivas, en cada caso), y brutalmente alejados de los uruguayos, en la primera posición regional, con 79 por ciento de aceptación. Así, 72 por ciento de los mexicanos se declararon "no muy satisfechos" o "nada satisfechos" con la democracia y sus resultados tangibles, de tal suerte que en este indicador de 18 países latinoamericanos considerados en el citado informe, México ocupa el escalón número 17, sólo arriba de Perú (22 por ciento).
Lo anterior contrasta con el Informe 2006 de la misma ONG, en el cual se subraya que en aquel año 41 por ciento de los mexicanos se dijeron "muy satisfechos" o "satisfechos" a secas con la democracia, proporción, si bien mucho mayor a la registrada en 2009, cuatro puntos porcentuales menor al reporte de 1997, cuando se observó el mejor resultado (45 por ciento). Tres años atrás, México ocupó el escalón número siete de 18 posibles, y su más cercano competidor fue Chile, con 42 por ciento. Ese año Uruguay reportó 66 por ciento, Guatemala 31 y Honduras 34, y el promedio latinoamericano fue de 38.
A partir de ese balance, el Informe 2009 de Latinobarómetro desarrolla una serie de consultas a la población, entre las que destaca la relativa a la probabilidad de que "haya un golpe de Estado" en México, concretamente. A pesar de la abierta insatisfacción con los resultados de la democracia, sólo 27 por ciento de los entrevistados consideraron que tal golpe "es probable", y es destacable que 56 por ciento de ellos se pronunciaran abiertamente con contra de "un gobierno militar" (sin embargo, en este renglón el promedio latinoamericano es de 66 por ciento). A pesar de ello, 58 por ciento se mostraron favorables a que "los militares remuevan al Presidente de la República si éste viola la Constitución" (el promedio latinoamericano es de 42 por ciento).
Nada bien le fue al confiado inquilino de Los Pinos. En el citado Informe 2009, se detalla que a los entrevistados se les preguntó "¿qué tanto aprueba la manera en que el Presidente enfrenta la crisis económica?" Y los mexicanos respondieron así: 68 por ciento abiertamente en contra; 32 por ciento en favor, con lo que el país se ubica entre Guatemala (35 por ciento de respuestas positivas) y Nicaragua (30 por ciento), muy alejado de los mejor posicionados (Chile, 78 por ciento de respuestas favorables; Brasil, 75 por ciento, y Panamá, 72 por ciento). En este renglón, el promedio latinoamericano fue de 48 por ciento.
El mismo inquilino de Los Pinos insistentemente asegura que "lo peor de la crisis ya pasó" y que "la recesión quedó atrás". Bien, pero ¿qué tanto comparten los mexicanos sus tesis? El Latinobarómetro 2009 obtuvo las siguientes respuestas a la pregunta "en una escala de uno a 10, donde uno significa que no le afecta en nada y 10 significa que le afecta en todo, ¿cuánto cree que está afectando a la economía de nuestro país la crisis, o cree que no hay crisis?" Los mexicanos calificaron con 8.4 el grado de afectación, primer lugar regional, contra 7.1 del promedio latinoamericano.
Y por lo que toca a "¿cuánto le está afectando la crisis?", la calificación de los mexicanos fue de 8.1 en la misma escala de 10. Además, de acuerdo con el cuestionario de la citada ONG, 80 por ciento de los mexicanos consideran que la crisis "va para largo" y apenas 13 por ciento de ellos aseguran que "ya pasó la peor parte, vamos saliendo". Sólo en Nicaragua son más pesimistas que aquí, con 83 y 10 por ciento de las respuestas en el orden anotado. Peligrosamente, a la pregunta "si usted tuviera que elegir entre la democracia y el desarrollo económico sin democracia, ¿qué diría que es más importante?" Sólo 30 por ciento de los mexicanos contestaron que la democracia es más importante, contra 44 por ciento como promedio latinoamericano.
Lo anterior se refuerza con lo siguiente: a duras penas, 15 por ciento de los mexicanos se dicen satisfechos con la economía; apenas 20 por ciento creen que la situación económica actual del país es "muy buena" o "buena"; sólo 31 por ciento (aquí el promedio latinoamericano es de 44 por ciento) consideran que "en los próximos 12 meses, en general, la situación económica del país será mucho mejor" y se reflejará en el aspecto personal y familiar (en 2006, 39 por ciento de los mexicanos entrevistados contestó en igual sentido), y 14 por ciento suponen que "el país está progresando" (en este aspecto México ocupa el escalón 17 de 18 posibles en la región). Como "problemas más importantes", los mexicanos registran los económicos (59 por ciento de las respuestas) y los relativos a inseguridad (18 por ciento).
Entonces, nada mejorará el panorama mientras la democracia sea de discurso, como hasta ahora.
Las rebanadas del pastel
Todo lo anterior da sustento al primer gran discurso de Año Nuevo del inquilino de Los Pinos, quien, se supone, ya regresó de vacaciones y científicamente asegura que "2010 será un buen año para México". ¿Por qué? Fácil: porque "es el año de la patria".
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