- Exequias de la OEA, apéndice de EU
- Apremian renovación del multilateralismo
Cimentada quedó la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, el organismo regional que a partir de ayer agrupa a 33 naciones de esa área geográfica, que atenderá y resolverá los problemas y conflictos entre sus integrantes sin la amenaza y chantaje permanentes de la gran potencia, que fomentará el desarrollo y que en la práctica deberá enterrar a ese mal disfrazado apéndice del gobierno estadunidense conocido como OEA.
Que sea para bien de los pueblos latinoamericanos, aunque para su funcionamiento cabal deberán transcurrir dos años y un par de reuniones adicionales (2011 en Caracas y 2012 en Santiago de Chile) para que los estatutos del nuevo bloque de naciones queden perfectamente afinados. Éste es el primer gran esfuerzo de unidad latinoamericana que trasciende los discursos y se convierte en algo tangible, algo que por lo demás debió ocurrir muchos años atrás, cuando la comunidad de naciones comenzó a agruparse en los distintos bloques políticos y económicos que hoy se conocen, entre ellos la Unión Europea.
Entonces, el grueso de los gobiernos latinoamericanos reaccionó en sentido contrario, y no tuvo mejor idea que volver la vista hacia el norte para reforzar, aún más, la espeluznante dependencia político-económica con el gran garrote y servir de palero en la OEA y demás organismos internacionales, cuando lo conducente –histórica, política y económicamente– era dar cuerpo a un poderoso bloque regional para hacer frente, precisamente, a los nuevos embates del "gran norte". México, con Salinas de Gortari, destacó entre los primeros que procedieron en aquel sentido, dándole la espalda a América Latina y vendiendo la idea de que su proceder lo incorporaría "al primer mundo", dada la cercanía geográfica con "el poderoso". Pues bien, los resultados están a la vista, entre ellos, de manera destacada, la pérdida de liderazgo regional, la permanencia en el tercer mundo y la enferma dependencia que tiene con el vecino del norte.
En fin, a pesar de la obvia intentona de Álvaro Uribe de frustrar el encuentro en territorio mexicano, bien por el esfuerzo conjunto, mejor por el avance y a trabajar por la integración y el futuro regional. Que sea útil para el desarrollo de los pueblos latinoamericanos, y que la naciente comunidad de naciones aprenda de la historia y se abstenga de repetir el deprimente papel que han jugado organismos burocráticos, paleros e indecentes como la Organización de Estados Americanos, que ya puede pedir su jubilación al gobierno de Estados Unidos.
En vía de mientras, la Cepal preparó un documento (Espacios de convergencia y de cooperación regional) para la Cumbre de Alto Nivel de América Latina y el Caribe, en el que, para estimular la cooperación entre las naciones firmantes de la Comunidad, propone fomentar el comercio intrarregional (México podría ser el más favorecido por doble vía: al aprovechar el mercado latinoamericano, al que ahora destina tan sólo 6.8 por ciento de sus exportaciones, y sacudirse la enferma dependencia que mantiene con la economía de Estados Unidos, donde canaliza 81 por ciento de sus exportaciones), preservar y estimular la inversión en infraestructura, fortalecer el ámbito social de la integración y reforzar el tratamiento (y solución) de las asimetrías existentes en las economía del área. Y por el lado del desarrollo de las fortalezas regionales para enfrentar los desafíos globales, subraya la necesidad de aumentar la cooperación regional en materia de innovación y competitividad, aprovechar el vínculo con Asia y el Pacífico para profundizar la integración regional, reformar el sistema financiero internacional y abordar conjuntamente los desafíos del cambio climático.
En este orden, el organismo considera que se vive un momento crucial para forjar instancias regionales que tengan un adecuado soporte técnico a efecto de reaccionar de modo oportuno en los momentos decisivos del debate internacional. "Es urgente renovar el multilateralismo con eficacia para dar legitimidad a las negociaciones financieras, comerciales y sobre cambio climático. En este sentido, sería positivo contar con instancias de diálogo y cooperación regional que permitan afinar y compartir diagnósticos y propuestas, de modo de exhibir posturas unificadas en los foros internacionales que hagan posible una mejor defensa de los intereses de la región. Los países participantes deberían redoblar esfuerzos por construir espacios regionales ampliados y emprender iniciativas de cooperación que permitan desplegar las sinergias de las diversas subregiones. La coordinación entre los diversos sistemas subregionales de cooperación e integración parece urgente, así como avanzar hacia su gradual convergencia y eventual tránsito hacia formas más unificadas".
Y advierte que en comparación con el periodo 2003-2007, el más favorable de la economía mundial y regional en 40 años, el futuro presenta mayores desa- fíos. "A principios de la próxima década, tanto la economía como el comercio internacional serán menos dinámicos, habrá mayores tensiones competitivas y presiones proteccionistas, así como más dificultades de acceso al financiamiento. El contexto global posterior a la crisis estará marcado por la desaceleración del crecimiento, las elevadas tasas de desempleo en las economías industrializadas y la necesidad de restaurar la sostenibilidad de las cuentas públicas. La segunda década del presente siglo reflejará el creciente peso de las economías emergentes, encabezadas por China, junto con la India y otras economías asiáticas, además del Brasil. Se acentuará el desplazamiento del dinamismo económico y comercial hacia el Pacífico y las economías emergentes, lo que pone de relieve la importancia del comercio Sur-Sur. La fragilidad del escenario macroeconómico internacional y el rezago de la institucionalidad global ante los nuevos desafíos erosionan la pertinencia de la institucionalidad multilateral, algo que tiene preocupantes implicancias para los países en desarrollo, sin que se observen alternativas eficaces que permitan abordar los nuevos retos de este siglo".
Las rebanadas del pastel
Las vueltas que da la vida: casi medio siglo después de que Cuba fue "expulsada" del "sistema interamericano" (Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, Punta del Este, Uruguay, 31 de enero de 1962), el cimentado bloque regional, con la isla como parte activa, bien puede decirle a Estados Unidos que fue excluido de este ejercicio "por ser incompatible con los principios y propósitos" de América Latina.
Que sea para bien de los pueblos latinoamericanos, aunque para su funcionamiento cabal deberán transcurrir dos años y un par de reuniones adicionales (2011 en Caracas y 2012 en Santiago de Chile) para que los estatutos del nuevo bloque de naciones queden perfectamente afinados. Éste es el primer gran esfuerzo de unidad latinoamericana que trasciende los discursos y se convierte en algo tangible, algo que por lo demás debió ocurrir muchos años atrás, cuando la comunidad de naciones comenzó a agruparse en los distintos bloques políticos y económicos que hoy se conocen, entre ellos la Unión Europea.
Entonces, el grueso de los gobiernos latinoamericanos reaccionó en sentido contrario, y no tuvo mejor idea que volver la vista hacia el norte para reforzar, aún más, la espeluznante dependencia político-económica con el gran garrote y servir de palero en la OEA y demás organismos internacionales, cuando lo conducente –histórica, política y económicamente– era dar cuerpo a un poderoso bloque regional para hacer frente, precisamente, a los nuevos embates del "gran norte". México, con Salinas de Gortari, destacó entre los primeros que procedieron en aquel sentido, dándole la espalda a América Latina y vendiendo la idea de que su proceder lo incorporaría "al primer mundo", dada la cercanía geográfica con "el poderoso". Pues bien, los resultados están a la vista, entre ellos, de manera destacada, la pérdida de liderazgo regional, la permanencia en el tercer mundo y la enferma dependencia que tiene con el vecino del norte.
En fin, a pesar de la obvia intentona de Álvaro Uribe de frustrar el encuentro en territorio mexicano, bien por el esfuerzo conjunto, mejor por el avance y a trabajar por la integración y el futuro regional. Que sea útil para el desarrollo de los pueblos latinoamericanos, y que la naciente comunidad de naciones aprenda de la historia y se abstenga de repetir el deprimente papel que han jugado organismos burocráticos, paleros e indecentes como la Organización de Estados Americanos, que ya puede pedir su jubilación al gobierno de Estados Unidos.
En vía de mientras, la Cepal preparó un documento (Espacios de convergencia y de cooperación regional) para la Cumbre de Alto Nivel de América Latina y el Caribe, en el que, para estimular la cooperación entre las naciones firmantes de la Comunidad, propone fomentar el comercio intrarregional (México podría ser el más favorecido por doble vía: al aprovechar el mercado latinoamericano, al que ahora destina tan sólo 6.8 por ciento de sus exportaciones, y sacudirse la enferma dependencia que mantiene con la economía de Estados Unidos, donde canaliza 81 por ciento de sus exportaciones), preservar y estimular la inversión en infraestructura, fortalecer el ámbito social de la integración y reforzar el tratamiento (y solución) de las asimetrías existentes en las economía del área. Y por el lado del desarrollo de las fortalezas regionales para enfrentar los desafíos globales, subraya la necesidad de aumentar la cooperación regional en materia de innovación y competitividad, aprovechar el vínculo con Asia y el Pacífico para profundizar la integración regional, reformar el sistema financiero internacional y abordar conjuntamente los desafíos del cambio climático.
En este orden, el organismo considera que se vive un momento crucial para forjar instancias regionales que tengan un adecuado soporte técnico a efecto de reaccionar de modo oportuno en los momentos decisivos del debate internacional. "Es urgente renovar el multilateralismo con eficacia para dar legitimidad a las negociaciones financieras, comerciales y sobre cambio climático. En este sentido, sería positivo contar con instancias de diálogo y cooperación regional que permitan afinar y compartir diagnósticos y propuestas, de modo de exhibir posturas unificadas en los foros internacionales que hagan posible una mejor defensa de los intereses de la región. Los países participantes deberían redoblar esfuerzos por construir espacios regionales ampliados y emprender iniciativas de cooperación que permitan desplegar las sinergias de las diversas subregiones. La coordinación entre los diversos sistemas subregionales de cooperación e integración parece urgente, así como avanzar hacia su gradual convergencia y eventual tránsito hacia formas más unificadas".
Y advierte que en comparación con el periodo 2003-2007, el más favorable de la economía mundial y regional en 40 años, el futuro presenta mayores desa- fíos. "A principios de la próxima década, tanto la economía como el comercio internacional serán menos dinámicos, habrá mayores tensiones competitivas y presiones proteccionistas, así como más dificultades de acceso al financiamiento. El contexto global posterior a la crisis estará marcado por la desaceleración del crecimiento, las elevadas tasas de desempleo en las economías industrializadas y la necesidad de restaurar la sostenibilidad de las cuentas públicas. La segunda década del presente siglo reflejará el creciente peso de las economías emergentes, encabezadas por China, junto con la India y otras economías asiáticas, además del Brasil. Se acentuará el desplazamiento del dinamismo económico y comercial hacia el Pacífico y las economías emergentes, lo que pone de relieve la importancia del comercio Sur-Sur. La fragilidad del escenario macroeconómico internacional y el rezago de la institucionalidad global ante los nuevos desafíos erosionan la pertinencia de la institucionalidad multilateral, algo que tiene preocupantes implicancias para los países en desarrollo, sin que se observen alternativas eficaces que permitan abordar los nuevos retos de este siglo".
Las rebanadas del pastel
Las vueltas que da la vida: casi medio siglo después de que Cuba fue "expulsada" del "sistema interamericano" (Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, Punta del Este, Uruguay, 31 de enero de 1962), el cimentado bloque regional, con la isla como parte activa, bien puede decirle a Estados Unidos que fue excluido de este ejercicio "por ser incompatible con los principios y propósitos" de América Latina.
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