Testigos presenciales dicen que en las últimas ocasiones en que Manuel Espino ha ido a ver a Felipe Calderón en Los Pinos, en lugar de salir molesto, se retira riéndose, burlándose. Las dificultades entre los dos panistas son conocidas públicamente, pero ahora con la derrota en Yucatán, se han profundizado, al grado de que en una conferencia de prensa Espino confrontó al segundo del presidente, Juan Camilo Mouriño, por entrometerse en el proceso electoral de este estado, provocando conflictos con los propios panistas. "Debo decirles que ayer le dije a Juan Camilo Mouriño que espero respeto en los comicios que vienen y que no manden desde Los Pinos operadores políticos que no se coordinen con la dirigencia del partido", espetó Espino y se retiró de la conferencia. El pleito Calderón y Espino ha comenzado a cobrar sus primeras bajas. La semana pasada, Calderón boicoteó la sesión del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, pues de 372 que integran el Consejo Nacional, 232 consejeros allegados al presidente desairaron el cónclave y el proyecto de reformas al partido que Espino iba a presentar. Días antes, el ala dura del panismo, encabezada por Espino, le ganó la partida a los calderonistas. Resulta que de 15 consejeros que entrarían directamente al Consejo Nacional del PAN, sólo Margarita Zavala logró colarse dentro de un grupo adverso, en el que se encuentran el ex secretario de Gobernación, Carlos Abascal; el actual secretario panista, José Espina; el director de la Comisión Nacional del Agua, José Luis Luege, y el diputado Juan José Rodríguez Pratts.
En el juego de vencidas, los calderonistas perdieron una de las batallas importantes en Yucatán. Resulta que operadores, estrategas y hasta recursos federales enviados por Calderón para apoyar al candidato del PAN, Xavier Abreu, fracasaron estrepitosamente ante la priísta Ivonne Ortega. Espino se deslindó de inmediato y llamó "infantiles" las acusaciones que salieron desde la Presidencia para responsabilizarlo de la derrota en Yucatán. Ahora está pendiente la repartición de los 300 integrantes del Consejo Nacional, y no se sabe cómo quedarán los porcentajes. La importancia de esto es que los nuevos consejeros serán los que elegirán al nuevo dirigente nacional del PAN y de ahí que, si los calderonistas llegan a ser mayoría, podrían poner a un dirigente del partido a modo, entre ellos a Germán Martínez. Con estas confrontaciones, los panistas hacen evidente las diferencias que, desde el sexenio pasado, han venido sufriendo. Vicente Fox, por ejemplo, no era del agrado de Juan Ignacio Zavala, cuñado de Calderón, cuando desempeñaba las funciones de vocero del CEN del PAN. Mucho menos Marta Sahagún, a quien la mayoría de los miembros de la dirigencia panista rechazaba por sus ansias de poder. La diferencia es que entonces los panistas supieron guardar sus diferencias y las intentaron resolver al interior del partido. Hoy es al contrario. El 22 de abril, por ejemplo, luego de abrazar a cuatro personas en forma consecutiva, Calderón se saltó al líder nacional del PAN, Manuel Espino, al momento de saludar a los presentes en el podium del festejo del vigésimo aniversario de Acción Juvenil.
Las consecuencias de estas diferencias entre los calderonistas y los espinistas podrían ser desastrosas en los planes que tiene el PAN de tener la mayoría del Congreso de la Unión en las elecciones del 2009, cuando se renueve la Cámara de Diputados. Si no logran controlar el Poder Legislativo, los panistas podrían irse despidiendo de aprobar las reformas constitucionales que tanto han perseguido, como las leyes laborales, hacendarias y energéticas. Pero, sobre todo, estaría en peligro su proyecto de repetir en la Presidencia de la República en las elecciones del 2012. Desde ahora, los calderonistas buscan imponer a su candidato, y entre los nombres que se mencionan están los de Germán Martínez, César Nava y Juan Camilo Mouriño. Mientras, del otro lado está el propio Manuel Espino. Evidentemente, el final de la película que ahora vemos, aún no se escribe. Pero lo que se puede avizorar es que el PAN está en dificultades y que su proyecto de permanecer en el poder está en riesgo.
En el juego de vencidas, los calderonistas perdieron una de las batallas importantes en Yucatán. Resulta que operadores, estrategas y hasta recursos federales enviados por Calderón para apoyar al candidato del PAN, Xavier Abreu, fracasaron estrepitosamente ante la priísta Ivonne Ortega. Espino se deslindó de inmediato y llamó "infantiles" las acusaciones que salieron desde la Presidencia para responsabilizarlo de la derrota en Yucatán. Ahora está pendiente la repartición de los 300 integrantes del Consejo Nacional, y no se sabe cómo quedarán los porcentajes. La importancia de esto es que los nuevos consejeros serán los que elegirán al nuevo dirigente nacional del PAN y de ahí que, si los calderonistas llegan a ser mayoría, podrían poner a un dirigente del partido a modo, entre ellos a Germán Martínez. Con estas confrontaciones, los panistas hacen evidente las diferencias que, desde el sexenio pasado, han venido sufriendo. Vicente Fox, por ejemplo, no era del agrado de Juan Ignacio Zavala, cuñado de Calderón, cuando desempeñaba las funciones de vocero del CEN del PAN. Mucho menos Marta Sahagún, a quien la mayoría de los miembros de la dirigencia panista rechazaba por sus ansias de poder. La diferencia es que entonces los panistas supieron guardar sus diferencias y las intentaron resolver al interior del partido. Hoy es al contrario. El 22 de abril, por ejemplo, luego de abrazar a cuatro personas en forma consecutiva, Calderón se saltó al líder nacional del PAN, Manuel Espino, al momento de saludar a los presentes en el podium del festejo del vigésimo aniversario de Acción Juvenil.
Las consecuencias de estas diferencias entre los calderonistas y los espinistas podrían ser desastrosas en los planes que tiene el PAN de tener la mayoría del Congreso de la Unión en las elecciones del 2009, cuando se renueve la Cámara de Diputados. Si no logran controlar el Poder Legislativo, los panistas podrían irse despidiendo de aprobar las reformas constitucionales que tanto han perseguido, como las leyes laborales, hacendarias y energéticas. Pero, sobre todo, estaría en peligro su proyecto de repetir en la Presidencia de la República en las elecciones del 2012. Desde ahora, los calderonistas buscan imponer a su candidato, y entre los nombres que se mencionan están los de Germán Martínez, César Nava y Juan Camilo Mouriño. Mientras, del otro lado está el propio Manuel Espino. Evidentemente, el final de la película que ahora vemos, aún no se escribe. Pero lo que se puede avizorar es que el PAN está en dificultades y que su proyecto de permanecer en el poder está en riesgo.
Kikka Roja