John Ackerman, Lorenzo Meyer, José Antonio Crespo, Miguel Ángel Granados Chapa
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Organizadores : José Agustín Ortíz Pinchetti
- Hay pruebas del fraude y son datos y cifras oficiales, el mismo gobierno las aportó.
- Violaron nuestros derechos ciudadanos.
- No nos gusta el sistema de partidos políticos pero No tenemos Más remedio que seguir votando porque es nuestra única arma.
- La movilización organizada es otra arma contra los poderes fácticos y la tenemos que ejercer
Aún no hay certeza sobre quien ganó la elección del 2 de julio, coinciden analistas
2007-07-05
En coincidencia, Lorenzo Meyer lamentó la falta de “voluntad política de quien tiene el mando del aparato institucional” para brindar certeza sobre los resultados de aquellos comicios. México, DF., (La Jornada).- Analistas políticos coincidieron a prácticamente un año de las comicios del 2 de julio, que no hay certeza sobre quien ganó las elecciones presidenciales, si Andrés Manuel López Obrador o Felipe Calderón. Enaltecieron, ante ello, las movilizaciones ciudadanas que después del triunfo otorgado por las autoridades electorales al panista, se han venido dando, en protesta por el fallo.
John Ackerman, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, al abrir el foro “La lucha por la presidencia. Busquemos la verdad”, organizado por el “gobierno legítimo de México”, en Casa Lamm, sostuvo que “no hay certeza en la elección, no sabemos quien ganó” por la negativa oficial al acceso de las boletas electorales. Así que sostuvo, ante decenas de personas que abarrotaron el lugar, “tenemos una democracia endeble, en cierto grado de descomposición” que hace necesario “un cambio fundamental en la relación de gobernantes y ciudadanos”.
En coincidencia, Lorenzo Meyer lamentó la falta de “voluntad política de quien tiene el mando del aparato institucional” para brindar certeza sobre los resultados de aquellos comicios. Después del 2 de julio de 2006, sostuvo, “hay un ambiente en parte del electorado de frustración, de enojo, como que se ha cerrado una puerta que teníamos derecho a tenerla abierta”. Lamentó que a estas alturas se mantenga dividida a la sociedad mexicana, “como en el siglo XIX, entre conservadores y liberales”. Coincidió con Ackerman en que “nos dejaron en una situación vergonzosa”, porque “no podemos decir si (Calderón) ganó o no”. Parece que en México, sostuvo, “hay una cierta vuelta a la atmósfera de la guerra fría, con ese espíritu de ver al otro como enemigo interno y hay que acabarlo”.
A su vez, José Antonio Crespo lamentó que no hubiera “voluntad de los órganos electorales para llevar la democracia hasta sus últimas consecuencias”, al no permitir el conteo de cada una de las actas con inconsistencias, pese al estrecho resultado (0.6 por ciento) de supuesto triunfo del panista. En el Instituto Federal Electoral sabían, afirmó, que si lo permitían afectaban la certeza de los comicios, mientras al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación “le dio miedo recontar los votos y que se tuviera que anular la elección” presidencial.
Miguel Angel Granados Chapa, en tanto, pidió “no resignarnos a admitir esa imposición (la de Felipe), en el sentido de desmovilizarse”, y conminó a conducirse con “sagacidad, en organización y participación ciudadana”. Desmontemos, afirmó, “los mecanismo de imposición, de falsía, de traición”.
Finalmente, Florence Toussaint pidió no perder de vista a los grandes medios de comunicación y lamentó que después del fallo en favor de Calderón muchos intelectuales y algunos “simples ciudadanos”, señalaran que hubo inequidad, inexactitud e irregularidades pero fraude no, cuando de acuerdo con el diccionario, esta palabra significa cualquier actividad ilegal que induce a engaño con el fin de procurarse beneficio.
John Ackerman, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, al abrir el foro “La lucha por la presidencia. Busquemos la verdad”, organizado por el “gobierno legítimo de México”, en Casa Lamm, sostuvo que “no hay certeza en la elección, no sabemos quien ganó” por la negativa oficial al acceso de las boletas electorales. Así que sostuvo, ante decenas de personas que abarrotaron el lugar, “tenemos una democracia endeble, en cierto grado de descomposición” que hace necesario “un cambio fundamental en la relación de gobernantes y ciudadanos”.
En coincidencia, Lorenzo Meyer lamentó la falta de “voluntad política de quien tiene el mando del aparato institucional” para brindar certeza sobre los resultados de aquellos comicios. Después del 2 de julio de 2006, sostuvo, “hay un ambiente en parte del electorado de frustración, de enojo, como que se ha cerrado una puerta que teníamos derecho a tenerla abierta”. Lamentó que a estas alturas se mantenga dividida a la sociedad mexicana, “como en el siglo XIX, entre conservadores y liberales”. Coincidió con Ackerman en que “nos dejaron en una situación vergonzosa”, porque “no podemos decir si (Calderón) ganó o no”. Parece que en México, sostuvo, “hay una cierta vuelta a la atmósfera de la guerra fría, con ese espíritu de ver al otro como enemigo interno y hay que acabarlo”.
A su vez, José Antonio Crespo lamentó que no hubiera “voluntad de los órganos electorales para llevar la democracia hasta sus últimas consecuencias”, al no permitir el conteo de cada una de las actas con inconsistencias, pese al estrecho resultado (0.6 por ciento) de supuesto triunfo del panista. En el Instituto Federal Electoral sabían, afirmó, que si lo permitían afectaban la certeza de los comicios, mientras al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación “le dio miedo recontar los votos y que se tuviera que anular la elección” presidencial.
Miguel Angel Granados Chapa, en tanto, pidió “no resignarnos a admitir esa imposición (la de Felipe), en el sentido de desmovilizarse”, y conminó a conducirse con “sagacidad, en organización y participación ciudadana”. Desmontemos, afirmó, “los mecanismo de imposición, de falsía, de traición”.
Finalmente, Florence Toussaint pidió no perder de vista a los grandes medios de comunicación y lamentó que después del fallo en favor de Calderón muchos intelectuales y algunos “simples ciudadanos”, señalaran que hubo inequidad, inexactitud e irregularidades pero fraude no, cuando de acuerdo con el diccionario, esta palabra significa cualquier actividad ilegal que induce a engaño con el fin de procurarse beneficio.
Kikka Roja