Ego herido... y amenazador Por Carlos Acosta Córdova 7:30 p.m. MEXICO (Apro).-- Autor de "Los gastos secretos del Presidente. Caja negra del presupuesto nacional" (1996), el legislador perredista Pablo Gómez documenta que en los seis años del gobierno de Carlos Salinas la partida secreta ascendió a 845 millones 671 mil dólares, al cambio promedio de cada año. En ese libro –que elaboró con datos concretos del Presupuesto de Egresos de la Federación de varios años, a los que tuvo acceso como diputado entonces– refiere que dicha partida se utilizó para “entregar dinero a cuenta de favores o premios de desempeño por actividades políticas y la creación de un fondo personal o familiar del presidente”. En enero del año pasado, escribió en la Palestra, un órgano informativo de los senadores del PRD, que de aquella cantidad, Raúl Salinas de Gortari pudo haber depositado en Suiza los polémicos 105 millones de dólares que presuntamente el hermano incómodo reunió de un grupo de empresarios, entre los que estaban Ricardo Salinas Pliego, Carlos Peralta, Adrián Sada González, Carlos Hank Rhon y Roberto González Barrera, el Maseco, entre otros. Pero no es una suposición de Pablo Gómez. El propio Raúl Salinas se encargó de decir que ese dinero era de su hermano Carlos quien –acusó desde la cárcel– constantemente se lo reclamaba. En efecto, el 10 de octubre del 2000, en el noticiero nocturno de Joaquín López Dóriga, se difundió una conversación entre los hermanos Adriana y Raúl Salinas. Éste se hallaba fúrico, pues días antes se transmitió una entrevista que el propio López Dóriga y Héctor Aguilar Camín le hicieron a Carlos Salinas, en la que el expresidente dijo sentirse muy lastimado por las conductas de su hermano, sus negocios “poco claros” y la existencia, que según él desconocía, de cientos de millones de dólares depositados en bancos del extranjero. Estalló en ira Raúl, al teléfono con Adriana. Se sintió atacado y traicionado por su hermano el expresidente. No sólo reveló que los pasaportes falsos los sacó de Gobernación por instrucciones del propio Carlos, sino que amenazó con aclarar que gran parte de esos fondos eran del erario; insinuó que Carlos mismo fue el intermediario y dijo que le parecía “una cobardía gigantesca” que Carlos le enviara a la cárcel mensajes con Juan José (Salinas Pasalagua, hijo de Raúl) “de que le manden dinero porque es de él.” Dos de las líneas de investigación de la PGR sobre los dineros de Raúl en Suiza señalaban que esos recursos provenían de la partida secreta que manejó Carlos Salinas como presidente o que eran producto de pagos realizados por empresarios favorecidos con la privatización de empresas públicas. Otro de los especialistas en el tema de la partida secreta es Sergio Aguayo, investigador de El Colegio de México. En un texto de 1997 sostiene que el uso personal de la partida secreta explica “algunos enigmas sobre el estilo de vida de los expresidentes”. Dice: “Por ejemplo, sabemos que Carlos Salinas de Gortari lleva un nivel de vida muy alto, que le permite viajar por el mundo y tener una cómoda existencia en Dublín, Irlanda. ¿Cuál es el origen de su fortuna? De acuerdo con cifras oficiales, cuando fue presidente de la República, tenía un salario equivalente a 60 mil dólares al año (estimaciones para 1992). Se trata de minucias a la luz de lo que tenía a su disposición con la partida secreta: los 858 millones de dólares que gastó durante su sexenio significan que desde que entró y hasta que salió, pudo gastar diariamente 390 mil dólares”. Salinas siempre ha negado un uso personal y discrecional de la partida secreta. Inclusive, en el prólogo de la cuarta edición de su libro México, un paso difícil a la modernidad, reconoció que ese fondo se utilizaba para apoyar a “partidos políticos, dirigentes, empresarios, sindicatos, organizaciones rurales, intelectuales, organizaciones religiosas y medios de comunicación, entre muchos otros, incluidas personas que realizaban otras tareas que se consideraban también necesarias”. Precisamente por el secretismo en el uso de esos recursos, la falta de vigilancia y supervisión de los mismos, ha sido difícil documentar quiénes se beneficiaron de la partida secreta, si bien con el tiempo han ido conociéndose casos concretos como, por ejemplo, el de Héctor Aguilar Camín y la revista Nexos, que fue apoyada por Salinas con cerca de 3.5 millones de pesos, por distintos servicios a la Presidencia. Recursos de esa partida se destinaron, también, para apoyar personalmente a exmilitantes de organizaciones políticas de izquierda –antiguos críticos del sistema–, con el fin de cooptarlos. De hecho, muchos de los programas específicos del Pronasol, la estrategia salinista de combate a la pobreza, fueron dirigidos y ejecutados por personajes de probada capacidad para manipular masas y que alguna vez militaron en la izquierda. Había de todo en Solidaridad: exguerrilleros, excomunistas, extrotskistas, exmaoístas… Revisiones a las cuentas públicas hechas por legisladores dieron cuenta, en distintos momentos, que recursos de la partida secreta fueron a parar a manos de secretarios de Estado, subsecretarios, empresarios, procuradores, familiares del propio presidente Salinas. Para estos últimos, los beneficios también llegaban en especie, como relató Proceso (943) la última semana de noviembre de 1994, en el ocaso del gobierno salinista: “Al mediodía (del lunes 21), una despreocupada aparición de autos de lujo, blindados, para familiares y amigos del presidente Salinas. Como la agenda presidencial de ese día era ‘privada’, pocos reporteros se aparecieron temprano por la sala de prensa de Los Pinos. Tres de los que siempre están allí detectaron frente a la puerta número uno de la residencia oficial tres autos Volkswagen Jetta VRG, GLX, sin placas: uno negro, otro azul metálico y el tercero gris. “Enrique Ramírez, en El Día del martes 22, describió sus características: ‘Asientos de piel, rines deportivos, quemacocos, alerón trasero, calaveras entintadas, sin placas, con el emblema de la Automotriz Lindavista. También: ‘Y sí, al acercarse se nota. Vidrios, portezuelas, los postes, cofres y cajuela con blindaje. Bueno, hasta los neumáticos: si les pega un balazo, no importa, el coche sigue rodando con el rin”, según les dijeron los empleados de la agencia que llevaron los autos hasta Los Pinos. “Y respondieron a todo: la Presidencia de la República pidió unos 60 autos similares; cada uno cuesta como 90 millones (de viejos pesos) en agencia, pero por el blindaje un porcentaje más. En los permisos provisionales para circular, se apreciaba el nombre de sus propietarios, según la nota de Ramírez: Adriana Salinas de Yáñez (el negro), Enrique Salinas de Gortari (el gris) y Francisco Vázquez Alanís (el azul). “En la Dirección de Comunicación Social ni cuenta se dieron. Se preocuparon más por dar a conocer un informe de autoevaluación en el que se habla de un cabal cumplimiento de los compromisos contraídos por el presidente Salinas.” El principal beneficiario Pocas dudas hay de que el gran beneficiario de la partida secreta fue el propio Salinas. Principalmente por las imputaciones directas de su hermano Raúl –en la famosa conversación telefónica con Adriana, desde la cárcel, pero también por lo que aseguró la semana pasada el expresidente Miguel de la Madrid. Pero incluso antes de éste, Luis Téllez ya había dado cuenta de ello. En febrero pasado, se difundieron conversaciones personales del entonces secretario de Comunicaciones y Transportes –hoy presidente de la Bolsa Mexicana de Valores–, en las que asegura que “Salinas se robó la mitad de la partida secreta”. Y es relevante que lo haya dicho Téllez, pues durante diez años –por los distintos cargos que tuvo en las secretarías de Programación y Presupuesto y de Hacienda y Crédito Público-- estuvo metido en las entrañas del sector financiero. Como director general de Planeación Hacendaria debía allegarse y manejar información de gran relevancia en el desempeño económico del gobierno y del país. Él lideraba la operación de todo el sistema de movimiento de fondos del gobierno federal; llevaba el registro de las cuentas corrientes de depósito, en dinero y valores, y de todas las operaciones crediticias de las dependencias federales; operaba el sistema de información hacendaria de los estados y municipios, y también todo el sistema de información económica, financiera y hacendaria de la Secretaría, en el que incorporaba la información sobre las principales variables financieras y hacendarias del gobierno federal, del Departamento del Distrito Federal y de las empresas paraestatales. (Proceso 1571). Sin embargo, lo dicho por su hermano Raúl, por De la Madrid y por Téllez, más lo que en el tiempo se ha conocido por indagatorias judiciales y legislativas, no le impiden a Carlos Salinas de Gortari rechazar las imputaciones públicas de que usó para beneficio personal la partida secreta. Pero en este tema, a Salinas se le cree lo mismo que a Luis Echeverría –porque se justifican igual-- cuando dice que no tuvo responsabilidad alguna en la matanza de estudiantes, en los trágicos sucesos de 1968 y 1971. Es decir: nada. |
kikka-roja.blogspot.com/