Como miles de personas más, José Luis Cortés Trejo leyó La diferencia, el libro escrito al alimón por Jorge Castañeda y Rubén Aguilar, colaboradores que fueron del presidente Vicente Fox, a quien dieron a conocer el manuscrito para que formulara observaciones. No habiéndolas hecho a propósito del tema que ocupa desde hace tres años a ese lector atento, Cortés Trejo, éste ha hallado en un pasaje relatado con humor cínico, material nuevo para no cejar en su propósito de que el ex gobernador mexiquense Arturo Montiel sea condenado por enriquecimiento, y su ahijado y sucesor Enrique Peña Nieto por haberlo encubierto. Con base en la desenfadada información ofrecida por Castañeda y Aguilar, y otras evidencias, Cortés Trejo ha denunciado a Fox y a Daniel Cabeza de Vaca, quien fue su consejero jurídico y procurador general de la República y se halla ahora de nuevo en Los Pinos, por acciones y omisiones que beneficiaron a los gobernantes mexiquenses mencionados. Cuando Reforma y otros medios informaron sobre el patrimonio inmobiliario de Montiel, a la sazón precandidato presidencial priista, las procuradurías local y federal se alzaron de hombros aduciendo que a falta de una denuncia formal no era posible iniciar averiguación alguna sobre los caudales atribuidos al entonces gobernador. Cortés Trejo, miembro del ayuntamiento de Tlalnepantla, decidió abatir ese pretexto y acudió al Ministerio Público a dar el impulso inicial a un procedimiento que no dañó a los señalados, Montiel y Peña, pero sí al denunciante. Por un lado, el secretario de Administración y Finanzas en el Gobierno de Montiel, Luis Enrique Miranda, lo denunció por difamación. Y, por otro lado, en un aspecto lateral de su cruzada contra la corrupción mexiquense, el decimoquinto regidor de Tlalnepantla fue suspendido en sus derechos de perredista por tres años, que están en curso. Es que había a su vez acusado a dos poderosos miembros de su partido, los entonces diputados Cipriano Gutiérrez y Mauricio Hernández, de connivencia con Montiel en torno a su cuenta pública de 2004. En un cambalache como el expuesto con crudeza por Enrique Santos Discépolo en su tango de ese título, los diputados cómplices de Montiel quedaron exonerados y en cambio su acusador resintió el daño causado por su arrojo y su convicción ética. Con esas mismas virtudes cívicas Cortés Trejo pretendió sin éxito que la accidentada investigación realizada por una fiscalía especial respecto de Montiel concluyera en una acusación contra el ex gobernador, sobre todo cuando dejó el cargo y tras su vergonzosa renuncia a continuar la búsqueda de la candidatura presidencial, intimidado por la información sobre sus bienes, que Roberto Madrazo hubiera podido filtrar en su perjuicio. Lo animó a perseverar en su propósito que el procurador Cabeza de Vaca asegurara el 17 de enero de 2006 que la averiguación federal contra Montiel estaba abierta, en espera de informes de la secretaría de Hacienda sobre el patrimonio del ex gobernador. Pero, en sentido contrario a lo que esa declaración permitiría esperar, la PGR fue haciéndose a un lado en el caso, hasta de plano declararse incompetente, sin siquiera notificarlo al denunciante. Éste ha venido a saber, mediante la lectura del libro de Castañeda y Aguilar, que en el Gobierno Federal se tenía divertida noticia de las peripecias conyugales de Montiel, que implicaban información sobre sus caudales, información a la que no eran ajenos Fox y Cabeza de Vaca, pues de ella se ocuparon el Cisen y la oficina mexicana de INTERPOL, de que uno y otro eran jefes. Con ese motivo, el perseverante Cortés Trejo presentó hace quince días, el 13 de marzo, denuncia contra Fox y su procurador, por delitos contra la administración de justicia, uso indebido de atribuciones y facultades, coalición de servidores públicos, entre otros. La situación patrimonial de Montiel aparece en La diferencia a propósito de las fallidas negociaciones de Fox con Elba Ester Gordillo, dirigente de los diputados priistas en el otoño de 2003, para llevar adelante una reforma fiscal. Tratando de explicarse ese desastre político, que arrojó de la Cámara a la diputada Gordillo, los autores se divierten con el chismerío político de que estaba impregnada la situación. Una de las razones del fracaso de aquella reforma fue “la abdicación, traición o debilidad de Arturo Montiel, cuyos 21 diputados del Estado de México faltaron y fallaron en el último momento…Se cree que Montiel había sido ‘trabajado’ por Fox, Elba y los gobernadores del Norte (sus futuros colegas en el Tucom, Todos Unidos Contra Madrazo), y que estaba a bordo. Pero al final, según esta versión, debido a sus líos matrimoniales, patrimoniales y anímicos, se fue a refugiar a San Diego para reconquistar a su esposa francesa. Ella, de acuerdo con fuentes de Inteligencia y diplomáticas, había sido objeto de una golpiza mayúscula por parte de presuntos guardaespaldas de Montiel, como se denunció ante el Ministerio Público en Toluca, pero sobre todo ante el Consulado de Francia en México. El daño fue reparado, como debe ser en estos casos, mediante la compra de una fastuosa casa de playa en la isla francesa de Saint –Barthélemy, pagada con maletín en efectivo, por lo que se abrió una averiguación de las autoridades galas con el Cisen e INTERPOL México. Montiel estaba en eso, y se desentendió de lo otro, que al final importaba menos que el amor”. Fox estaba en eso, que al final le importó menos que la ley. |
Kikka Roja