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miércoles, 18 de abril de 2007

Calderón: sitiado por la derecha

Luis Linares Zapata

Compactado por dos tenazas que actúan de manera simultánea, el desarrollo de México ha caído en un prolongado bache del cual no se atisba salida alguna por el momento. La primera tenaza la han pulido las acciones poco solidarias y hasta depredadoras de las elites locales, en especial las de naturaleza económica, en su lucha por preservar y aumentar sus masivos privilegios. La otra, muy bien afilada, tiene su referente en las fuerzas de la globalidad que, diseñadas para favorecer a las empresas trasnacionales y a sus gobiernos de soporte, se han convertido en un horizonte infranqueable para aquellos que tratan de introducir los necesarios cuan solicitados balances en la justicia distributiva. Vicente Fox, esa calamidad disfrazada de ranchero bonachón que mal gobernó esta República, expresó con toda precisión la real y cruda intención de la derecha al decir que encabezaba un gobierno de empresarios y para empresarios. Ahora se ven con claridad los saldos de ese despropósito y se muestra el aterrador rostro en la forma de los recuentos públicos que relatan, (ver reporte de la Auditoría Superior de la Federación 2005), a pie juntillas, el naufragio de su paso por el Ejecutivo federal.

Sin ningún temor a la exageración se puede afirmar que Fox encabezó el más populista de los gobiernos latinoamericanos del pasado reciente. Ningún país pudo, en sólo un sexenio, malgastar las enormes cifras que se le extrajeron a la renta petrolera mexicana. Eso sin incluir en tan monumental cantidad de recursos (alrededor de 300 mil millones de dólares) lo que las remesas aportaron. El incremento desmesurado de los créditos fiscales, los privilegios impositivos a granel, (Banamex, Bancomer), las obras públicas adjudicadas y los perdones condicionados a las ayudas electorales forman el rosario complementario de mal obras y complicidades del foxismo. Pero no terminó ahí la brutal labor depredadora de Fox. Este personaje para el olvido incluyó en su errante y torpe tambaleo por la administración pública (consentida y hasta auspiciada por parte sustantiva de la población y la totalidad de los poderes fácticos) todos los sectores que integran la vida organizada de la nación. Fue, sin embargo, la vertiente social la que mayores estragos resintió de su embotada figura. La imparable y creciente desigualdad, el incremento de pobres y marginados dan la medida de su cruento paso por esta parte de la historia patria.

Muy a pesar de sus esfuerzos publicitarios, sin parangón en la memoria del país, las cifras verdaderas van emergiendo sin tapujos que las oculten. Y si hubiera, aunque sea un leve rastro de duda, ahí está la emigración de millones de mexicanos que abandonaron su tierra, sus precarios empleos, familias, identidades y arraigos para buscar en el norte de sus posibilidades el horizonte que aquí se les escatima o de plano se les niega. Pero Calderón quiere y se ve forzado a continuar por la misma senda de su antecesor. Esa que abrió la derechización de los priístas de postreras generaciones. La que dictaron sus tecnócratas incrustados en las oficinas decisorias del sector público y de las cuales no han salido a pesar de los destrozos por ellos ocasionados. La que empujaron con las corruptas privatizaciones de los bienes y empresas nacionales y formaron los monopolios que ahora ahorcan a los consumidores. A esa caterva de escaladores y ese pensamiento derechizado al extremo lo heredan y hacen suyo los panistas y demás acólitos cómplices. Tal vez algunos críticos todavía crean, de verdad, que son de buena madera humana, que llegaron al poder por el camino de la legalidad, pero la triste historia empieza a resurgir con noticias más que desagradables: la extrema violencia desatada en los últimos seis o siete años, por ejemplo.

La derecha mexicana no marca un rumbo constructivo para la fábrica nacional. Va dando golpes de ocurrencias y sacando raja inmediata de los haberes públicos y desviando las políticas públicas en canonjías individuales o de grupo. No tiene, tampoco, marcos ideológicos de referencia que la orienten. Trata, en la voz misma de Calderón, de poner como adalid al finado yucateco beisbolero y cantador (Castillo Peraza) que fracasó como hombre de acción. Sus escritos, algunos con ideas acertadas, se oscurecen ante su activa participación en las concertacesiones salinistas, y la adopción, como propios de la tradición panista, los programas y recomendaciones neoliberales impulsadas por el Consenso de Washington. Hasta ahí llegan los arrestos y la imaginación de la derecha local, envalentonada por triunfos pírricos como la Ley del ISSSTE o la avanzada militar sobre las regiones controladas por el narco. De poco servirá a Calderón la búsqueda desesperada para insertarse de nueva cuenta en un contexto latinoamericano que México extravió, no sólo en su cancillería, sino en la diaria saga imposible de una integración forzada con Estados Unidos. La derecha se olvidó de Sudamérica y ahora empieza a pagar los costos. México pierde posiciones, queda fuera de los acuerdos energéticos, camina con rumbo opuesto a los vientos políticos que soplan en el sur, trata de usar a Cuba (en especial a Fidel) como ariete de legitimación y no podrá insertarse en los mecanismos integradores de mercados: el Banco del Sur auspiciado por Venezuela, Argentina y Ecuador que gana su lugar a costa del Banco Mundial es un ejemplo señero. Pero, en su loco transitar, en vez de reflexionar y hacer la crítica de sí misma, la derecha grita a voz en cuello, ¡al ladrón!, apuntando su índice acusador hacia una izquierda que se le adelanta en todo y por todas partes, aunque las encuestas de hoy digan lo contrario.



Kikka Roja

Más vale mujer muerta que aborto

Aline Pettersson

No ha sido por falta de indignación que me he detenido de escribir en estos días sobre el aborto. La indignación está presente, es sólo que -ya que los argumentos son los mismos-, ¿qué se puede agregar en esta agria discusión?

Debe ser una genérica debilidad corporal que hace más difícil que las mujeres sean leñadoras, por ejemplo, lo que las ha sumido en un estado de debilidad perenne. Pero sólo ahí, baste ver a los hombres quejarse escandalosamente de dolores que las mujeres sobrellevan con mucho mayor discreción. Pero el caso es que la ley de los hombres ha prevalecido basada en su fortaleza física. Quien domina hará las leyes. Y eso por mucho que se vea a monjitas cargando carteles condenando la despenalización del aborto. ¿Pero qué saben ellas? ¿Y qué saben -me es más difícil de entender- mujeres de atuendos asexuados que también los despliegan? La sujeción a los mandatos patriarcales nubla el entendimiento. Así, se obedece ciegamente la voz de la autoridad, masculina, desde luego.

Sin embargo, he sabido, a lo largo del tiempo, de los abortos discretos -discretísimos- a los que se han sometido muchachas, hijas de las mismas familias vociferantes. Pero a ellas les fue practicado en hospitales en toda regla. Tenían los medios económicos para hacerlo. Me parece que el asunto tiene que ver con la indefensión de la pobreza que exacerba el machismo y que tantas veces orilla a las mujeres a buscar este último recurso ante un embarazo no deseado, pero que alterará lamentablemente su vida. Sea éste producto de violación, prepotencia de la pareja o, simplemente, de la mala suerte. Pretender afirmar que el aborto es una forma rutinaria del control natal es muy tramposo. Nadie -ni hombre ni mujer- gusta de someterse a una intervención que agravie su cuerpo y que, tal como se hacen las cosas, ponga en peligro de muerte.

Pero la balanza suele inclinarse siempre del lado del fuerte que ciega su entendimiento para imponer las sinrazones de su fuerza. Y habría que volver a subrayar la tan lenta aceptación de la ciencia por la jerarquía religiosa, que, bien sabemos, no busca almas para llevar al cielo, sino el poder que anula la voluntad de quienes se viven cautivos. Y mandar sobre el cuerpo es mandar. ¿Dónde más si no?, mientras no se demuestre la presencia inequívoca del alma y el castigo eterno. ¿Por qué el tratamiento que se da a la pederastia clerical es tan diferente? ¿No es peor lesionar la dignidad indefensa de un niño que defender a rajatabla el freno de células en su incipiente desarrollo? ¿Por qué si a lo largo de los siglos han cambiado los criterios acerca de la incursión de esa alma indemostrable, no aceptar lo sensato?

De cualquier forma, cada individuo es libre para regir sobre su cuerpo, cuando de esta elección depende todo su futuro (la amputación de un miembro que salva de la gangrena). Además, ¿qué hay del futuro del niño no querido que es obligado a llegar al mundo para después acabar vendido para la prostitución, por ejemplo, o de acólito de un cura pederasta. Digamos Maciel, que ahora, libre de otras obligaciones, descansa tranquilo en la vejez? ¿Qué es más terrible: el freno al crecimiento celular, que al cabo de los muchos meses será un ser humano, o el abandono del ser humano a su muy triste suerte desde que abre los ojos? ¿Y qué hay del derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo? La excomunión para ellas y para el médico que las ayude. Pero, ¿acaso esa misma excomunión se extendió a los sacerdotes que no destruyeron un tejido celular en fase incial, sino la vida de quienes pervirtieron con dolo?

Además, nadie obliga a las mujeres a abortar si no están de acuerdo, pero ¿por qué obligar a quienes no participan de sus creencias a obedecerlas?

¿Será la despenalización del aborto la defensa de la vida o el ejercicio del poder?

Intolerancia: fruto podrido del debate sobre el aborto

editorial
Las amenazas de muerte lanzadas en contra de integrantes de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) por su apoyo al proyecto de reforma legal para despenalizar el aborto revelan que la discusión sobre este tema ha degenerado en un clima de intolerancia por parte de opositores a la iniciativa. Es por ello que tanto la ALDF como el Senado condenaron ayer martes, por unanimidad, esta situación y exigieron la intervención de las autoridades, la Secretaría de Gobernación y la Procuraduría General de la República, para resguardar el estado de derecho. El jueves de la semana pasada, miembros de la agrupación Guardia Nacional Mexicana amenazaron de muerte a los asambleístas Víctor Hugo Círigo, del Partido de la Revolución Democrática (PRD); Tonatiuh González, del Partido Revolucionario Institucional, y Jorge Carlos Díaz Cuervo, de Alternativa Socialdemócrata y Campesina, por impulsar la despenalización del aborto en la capital. Y ayer martes fue el turno de Leticia Quezada, diputada del PRD y presidenta de la Comisión de Equidad y Género de la ALDF, quien recibió en su correo electrónico un mensaje en el cual le advertían que "sus días están contados" y que la única escapatoria posible es que vote en contra del aborto, lo que constituye un claro intento por coaccionar la decisión de la legisladora en torno de este asunto. Por lo pronto, la amenaza contra Quezada se integrará a la denuncia presentada por Círigo, González y Díaz Cuervo en contra de la llamada Guardia Nacional Mexicana, medida que ojalá permita ventilar estas acusaciones que han sido escasamente abordadas públicamente a pesar de su gravedad.

Estos mensajes de muerte son una clara muestra del nivel de agresividad e intransigencia que se han alcanzado en este debate, una postura inadmisible ya que en una democracia sana las diferencias de opiniones no se pueden, ni deben, dirimir mediante la violencia. De hecho, las amenazas evidencian que una parte de la oposición a la despenalización del aborto está fanatizada. Tal y como explicó Círigo, las posiciones fundamentalistas de derecha pueden derivar en una "ola de violencia física". Se trata también de intentos por impedir la libre discusión de iniciativas de ley, lo que constituye una limitación inaceptable e inconstitucional a la libertad de los legisladores.De esta manera cabe preguntarse cuál es el respeto que tienen los individuos que han proferido estas amenazas de muerte hacia los principios democráticos y hacia la vida misma, el eslogan en el cual se apoyan para objetar la despenalización del aborto. En todo caso, la respuesta a esta pregunta dará una idea de cuál es el nivel de democracia y respeto al estado de derecho que se quiere tener en el país, así como permitirá establecer el grado de avance en México de principios básicos como la tolerancia, la convivencia pacífica y la primacía de la razón.

  • Temen que surjan brotes de violencia por los grupos fundamentalistas opositores al aborto
  • Asambleístas y senadores condenan amenazas contra legisladores
  • "Sus días están contados" advierten por correo electrónico a la perredista Leticia Quezada
GABRIELA ROMERO , RAUL LLANOS , ANDREA BECERRIL
El perredista Avelino Méndez Rangel muestra un cartel en favor de la despenalización del aborto durante la sesión de la Asamblea Legislativa Foto: María Meléndrez Parada

Por unanimidad la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) y la Cámara de Senadores condenaron, por separado, las amenazas de muerte que han recibido diputados de diversas fracciones por parte de algunos grupos radicales, "so pretexto de defender su oposición respecto del tema de la despenalización del aborto". Mediante un punto de acuerdo presentado en tribuna por el presidente de la comisión de Gobierno de la ALDF, Víctor Hugo Círigo, y aprobado por unanimidad, alertan que cuando se adoptan posiciones fundamentalistas e irreconciliables puede desatarse una "ola de violencia física que las autoridades no deben soslayar". Por ello, la Asamblea Legislativa reiteró su exigencia a la Secretaría de Gobernación y la Procuraduría General de la República (PGR) de hacer valer el estado de derecho para "actúen de manera eficaz contra estos grupos radicales". En tanto, en el Senado, el perredista Carlos Navarrete subió a tribuna el punto de acuerdo en el que se reprobó categóricamente cualquier intento por impedir la libre discusión de iniciativas de ley, así como las amenazas a los legisladores del DF que analizan despenalizar el aborto. Al igual que en la ALDF, en el punto presentado en el Senado se resalta el riesgo de que se produzca violencia si continúan las posiciones fundamentalistas e irreconciliables en torno a la reforma de ley.

El senador Navarrete recordó que la discusión en torno a despenalizar el aborto en la ciudad de México provocó que algunos grupos manifiesten y expresen consignas agresivas, insultos, e incluso amenazas en contra de los legisladores locales. Agregó que aunque los asambleístas ya presentaron una denuncia penal, es necesario que el Senado repruebe el intento de coartar la libertad de los legisladores. "No podemos, de ninguna manera, permitir que la función legislativa se vea empañada por la violencia verbal y quizá física, y tenemos que hacer un llamado a la sociedad para que se debata con ideas, con respeto y tolerancia". En este contexto, la diputada perredista Leticia Quezada, presidenta de la Comisión de Equidad y Género de la Asamblea Legislativa, recibió por medio de su correo electrónico una amenaza de muerte. Por lo que los legisladores hicieron un exhorto a los titulares de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), Joel Ortega, y de la Procuraduría General de Justicia del DF (PGJDF), Rodolfo Félix Cárdenas, para que implementan las medidas necesarias para garantizar su integridad física. En conferencia de prensa la legisladora detalló que ayer tarde recibió un correo en el que se le advierte: "Sus días están contados, doña Leticia, lo único que puede salvarla a usted y a otros tres diputados es votar contra el aborto". El documento se integrará a la denuncia que presentaron los diputados Víctor Hugo Círigo (PRD), Jorge Carlos Díaz Cuervo (Alternativa), y Armando Tonatiuh González (PRI), ante la PGJDF contra la autodenominada Guardia Nacional Mexicana.

Resguarda la SSP el recinto legislativo

Joel Ortega informó que a petición de la Asamblea Legislativa del DF, se reforzó el resguardo alrededor del recinto legislativo de Donceles y Allende, y espera que el presidente de la Mesa Directiva envíe por escrito la petición para resguardarla integralmente. Mencionó que los operativos alrededor de la ALDF continuarán sin importar si las manifestaciones son a favor o en contra del aborto. "Ha ocurrido que cuando hay protestas a favor me llaman diputados para que los retire, pero vamos a mantenerlos". Hoy, la fracción del PRD solicitará al jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, se les brinde seguridad a los diputados locales, en especial aquellos que han recibido amenazas.
Eduardo Gálvez

Kikka Roja

Sergio Aguayo Quezada

Extranjeros

sergioaguayo@infosel.net.mx
www.sergioaguayo.org

México se abrió al mundo y hoy llegan visitantes que hace algunos años hubieran sido declarados indeseables por el supremo Gobierno. ¿A quién sirve la apertura?
En 1964 el Fondo de Cultura Económica publicó Los hijos de Sánchez de Óscar Lewis. El Gobierno Federal enfureció porque describir la vida de los marginados ofendía, difamaba, denigraba a una sentida patria; resolvió el agravio despidiendo al director del Fondo, Arnaldo Orfila. En 1990 la revista Vuelta organizó un apasionante Coloquio de Invierno que alebrestó a los defensores de la honra nacional porque el peruano Mario Vargas Llosa declaró que México era una dictadura tan perfecta que hasta le pagaba a sus críticos para simular la oposición. Durante décadas escuché que traiciona a México quien se reúna con organismos extranjeros de derechos humanos. Con esos antecedentes, sorprende lo acontecido en los últimos días. Mario Vargas Llosa fue una de las estrellas de la conferencia organizada por la Fundación Mayán y opinó sobre asuntos mexicanos; Jonathan Fanton, presidente de la influyente Fundación MacArthur, vino a entregar un importante reconocimiento al Instituto para la Seguridad y la Democracia, INSYDE, un espléndido organismo civil mexicano especializado en seguridad pública; y el viernes pasado concluyó una misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) encabezada por su presidente Florentín Meléndez. Se acepta sin chistar la presencia de extranjeros que opinan o hurgan en nuestras miserias. Pero, ¿afecta en algo la realidad? Respondo con la misión de la CIDH.

Lo primero a subrayar es su capacidad de convocatoria: Se reunió con unos 300 organismos civiles de todo el país. El viernes pasado asistía a la audiencia dedicada a las violaciones a los derechos de las mujeres. Cada 3 ó 4 minutos una expositora relataba una historia de vejación e indefensión. Mientras escuchaba la precisión quirúrgica de sus relatos me preguntaba si han crecido las violaciones o simplemente se documentan mejor. Lo que sé es que el salón estaba repleto por quienes buscaban entre los extranjeros la justicia y protección que su país les niega. Si sólo funcionaran mejor nuestros organismos públicos de derechos humanos, no acudirían tantas víctimas ante la CIDH. Es paradójico que una institución (la CIDH) con un presupuesto anual de 3 millones de dólares para toda América Latina venga a suplir las insuficiencias de una Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) con un presupuesto anual de 70 millones de dólares. Pero, ¿servirá de algo el esfuerzo de quienes acudieron ante el presidente de la CIDH que no paraba de hacer anotaciones en una minúscula libreta negra? Eso dependerá de la gravedad del abuso y de la forma en que se presenten los casos. Desde otro punto de vista, la visita sí es útil porque es posible que la presión extranjera influya sobre un Gobierno Federal bastante indiferente frente a lo que sucede en ese terreno. Los derechos humanos aparecen poco en el discurso y las políticas de Felipe Calderón Hinojosa. Su prioridad está en la seguridad y está dispuesto a que la sociedad pague los costos asociados. Un indicador del desdén de los cargos más importantes del Gobierno panista hacia los derechos sería que ni el presidente, ni los secretarios del área de seguridad (Defensa, Gobernación y Procuraduría) concedieron audiencias a la CIDH. En las tres últimas dependencias la entrevista fue con subsecretarios. Las excepciones fueron el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna y la canciller Patricia Espinosa. Se reconfirmó, una vez más, que la SRE es la más comprometida con el respeto a los derechos humanos.

Santiago Cantón, secretario ejecutivo de la CIDH, asegura en entrevista que el balance fue positivo porque además de acercarse a los grandes problemas en esta materia pudieron transmitir al Gobierno de Calderón su preocupación por el futuro del Plan Nacional de Derechos Humanos y por el significado de la desaparición de la decepcionante Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, FEMOSPP. Ambas fueron ocurrencias de Vicente Fox; después de crearlas se desentendió y las arrinconó en dos secretarías del área de seguridad. Que la CIDH las trajera en su agenda confirma que algunos temas y asuntos difícilmente serán olvidados por un sector de la sociedad mexicana y la comunidad internacional. Esto me lleva a un principio bastante elemental. Los derechos existen en la medida en la que exista personas o instituciones dispuestos a reconocerlos. Gustavo Díaz Ordaz negaba que en México hubiera abusos... Y se distinguió por la brutalidad de sus acciones. Entre los componentes de la verborrea foxista iba el elogio de los derechos pero luego se desentendía y no respaldaba a las dependencias interesadas en el tema. La bandera de los derechos humanos ha sido relegada por el Gobierno de Felipe Calderón cuando las violaciones están teniendo un preocupante repunte. El terreno es propicio para que otros actores llenen el vacío. Una posibilidad serían los gobiernos estatales algunos de los cuales ya están impulsando una política exterior propia. Otra corresponde a los organismos civiles que durante la visita de la CIDH mostraron una gran capacidad para documentar violaciones y que podrían incrementar su influencia si logran unificarse en torno a una agenda mínima. Un tema de consenso podría ser la exigencia de una reforma a fondo del gigantesco, caro e ineficiente sistema de organismos públicos de derechos humanos. México se abrió al mundo y las repercusiones han sido multidimensionales. Quienes buscan justicia podrían seguirse beneficiando si siguen encontrando la forma de apalancarse en los extranjeros dispuestos a preocuparse por el México ultrajado.

El contrapunto

Por mi columna de la semana pasada (¿Ombudsman?) hubo quienes dijeron que mis críticas a la CNDH se originan en que aspiro a ese cargo y porque arrastro fobias personales. Ni lo uno ni lo otro. Reitero lo escrito en este mismo espacio: Ni aspiro ni aceptaría ningún cargo en la CNDH. Me intereso tanto por esa dependencia por su importancia estratégica y me preocupa su debilidad. A la evidencia me remito. La misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que visitó nuestro país ni siquiera solicitó una entrevista con el Ombudsman nacional, José Luís Soberanes. El significado es obvio, las implicaciones inquietantes.


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