- El gobierno se niega a otorgarle recursos; “quieren aparentar un desfalco” para venderla
- Se descapitaliza a LFC para empujar su privatización
- Propician autoridades las dificultades para cubrir la demanda en el centro del país, afirma ex dirigente sindical
- Sener alienta la participación de productores independientes de energía
ISRAEL RODRíGUEZ
Trabajadores de LFC instalan cableado eléctrico Foto: Guillermo Sologuren
Luz y Fuerza del Centro (LFC) padece una campaña de desprestigio que tiene el propósito de allanar el camino a su privatización, pues la falta de capacidad para cubrir la demanda creciente en la zona central del país ha sido propiciada por las mismas autoridades gubernamentales, que han limitado la inversión y expansión de la infraestructura de la compañía. Pese a que la paraestatal se coloca en el lugar 37 de las 500 empresas más rentables de México, está sujeta a una política deliberada de descapitalización, aseguró Mario Govea Sanson, que fuera coordinador de la Comisión Técnica del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) en el periodo 1993-2006. Reveló el ex dirigente que desde 1993 se han presentado 14 proyectos para incrementar la capacidad de generación de la compañía, pero el gobierno federal se niega reiteradamente a otorgar los recursos necesarios, por lo que consideró que “el problema es de índole política”. A la inversa, la Secretaría de Energía (Sener) continúa alentando la participación de los productores independientes de energía (PIE), los cuales tuvieron un crecimiento en su capacidad de generación de 2 mil 160 por ciento, solamente en el sexenio del presidente Vicente Fox.
La estrategia ha sido limitar la capacidad de generación de LFC, y en cambio abrir espacios a los productores independientes de energía para cubrir la demanda por medio de las centrales de turbogas, que son las más costosas. “Es por ello que el costo de la energía eléctrica para los usuarios domésticos se ha elevado de manera importante, mientras condenan a LFC a no generar energía más barata”. Sin embargo, alertó que la estrategia de traer energía de las plantas privadas cada vez más lejanas del centro del país, además de representar costos mayores, pone en riesgo a la capital mexicana de sufrir un apagón de mayores proporciones que los ocurridos en Nueva York, a causa de la inseguridad y poca confiabilidad del suministro eléctrico. Integrante también del Instituto de Investigaciones y Estudios Energéticos de los Trabajadores de América Latina y el Caribe, Capítulo México, Mario Govea Sanson aseguró que después de 1992, Luz y Fuerza del Centro fue condenada a no crecer, aunque satisface 24 por ciento de la demanda nacional de energía, con 5 millones de clientes, lo que representa una población atendida superior a los 20 millones de habitantes del Distrito Federal, estado de México, Hidalgo, Puebla y parte de Morelos.
La astringencia presupuestaria a la que es sometida la empresa también tiene como objetivo que el SME no crezca, pues ha sido una de las organizaciones más activas y combativas para oponerse a la privatización furtiva del sector energético, consideró Mario Govea. Consideró inconcebible que una empresa que cubre apenas 1.04 por ciento del territorio nacional, pero abastece a más de 24 por ciento de la demanda total y a las empresas instaladas en la zona central del país (que aportan 40 por ciento del PIB), sea condenada a una situación de quiebra intencional. Comentó que las pérdidas crecientes en Luz y Fuerza del Centro, además del robo de electricidad y de la corrupción imperante, se deben también a la compra cara de electricidad. Explicó que de cada peso que obtiene la empresa, 98 centavos se destinan al pago de electricidad adquirida a la Comisión Federal de Electricidad. Recordó que recientemente LFC lanzó una convocatoria para instalar 20 plantas pequeñas con capacidad de generación de 32 megavatios cada una. Después de un accidentado proceso de licitación, impugnado por la Sener, se otorgó un presupuesto para 14 plantas. Hasta el momento sólo se han instalado cinco, y ahora falta el presupuesto para las otras seis plantas, el cual no se ha reprogramado.
El especialista consideró que es una forma de golpear al gobierno del PRD en la capital del país, mediante la creación de desabasto en la región centro, que ya empieza a afectar al sistema de transporte colectivo Metro y al sistema de bombeo hidráulico del Distrito Federal. “Quieren aparentar un desfalco para acelerar su venta”, advirtió.
La estrategia ha sido limitar la capacidad de generación de LFC, y en cambio abrir espacios a los productores independientes de energía para cubrir la demanda por medio de las centrales de turbogas, que son las más costosas. “Es por ello que el costo de la energía eléctrica para los usuarios domésticos se ha elevado de manera importante, mientras condenan a LFC a no generar energía más barata”. Sin embargo, alertó que la estrategia de traer energía de las plantas privadas cada vez más lejanas del centro del país, además de representar costos mayores, pone en riesgo a la capital mexicana de sufrir un apagón de mayores proporciones que los ocurridos en Nueva York, a causa de la inseguridad y poca confiabilidad del suministro eléctrico. Integrante también del Instituto de Investigaciones y Estudios Energéticos de los Trabajadores de América Latina y el Caribe, Capítulo México, Mario Govea Sanson aseguró que después de 1992, Luz y Fuerza del Centro fue condenada a no crecer, aunque satisface 24 por ciento de la demanda nacional de energía, con 5 millones de clientes, lo que representa una población atendida superior a los 20 millones de habitantes del Distrito Federal, estado de México, Hidalgo, Puebla y parte de Morelos.
La astringencia presupuestaria a la que es sometida la empresa también tiene como objetivo que el SME no crezca, pues ha sido una de las organizaciones más activas y combativas para oponerse a la privatización furtiva del sector energético, consideró Mario Govea. Consideró inconcebible que una empresa que cubre apenas 1.04 por ciento del territorio nacional, pero abastece a más de 24 por ciento de la demanda total y a las empresas instaladas en la zona central del país (que aportan 40 por ciento del PIB), sea condenada a una situación de quiebra intencional. Comentó que las pérdidas crecientes en Luz y Fuerza del Centro, además del robo de electricidad y de la corrupción imperante, se deben también a la compra cara de electricidad. Explicó que de cada peso que obtiene la empresa, 98 centavos se destinan al pago de electricidad adquirida a la Comisión Federal de Electricidad. Recordó que recientemente LFC lanzó una convocatoria para instalar 20 plantas pequeñas con capacidad de generación de 32 megavatios cada una. Después de un accidentado proceso de licitación, impugnado por la Sener, se otorgó un presupuesto para 14 plantas. Hasta el momento sólo se han instalado cinco, y ahora falta el presupuesto para las otras seis plantas, el cual no se ha reprogramado.
El especialista consideró que es una forma de golpear al gobierno del PRD en la capital del país, mediante la creación de desabasto en la región centro, que ya empieza a afectar al sistema de transporte colectivo Metro y al sistema de bombeo hidráulico del Distrito Federal. “Quieren aparentar un desfalco para acelerar su venta”, advirtió.
Kikka Roja