Vamos a seguir convocando hasta que desaparezcan los poderes en Oaxaca, asegura López Obrador. Discurso de Andrés Manuel López Obrador en el mítin de apoyo al pueblo de Oaxaca, realizado en el Hemiciclo a Juárez de esta ciudad
México, Distrito Federal
Amigas y amigos:
Nos hemos reunido el día de hoy para expresar nuestro apoyo al pueblo de Oaxaca, que ha sido agredido por las fuerzas policiacas federales. La ocupación militar violenta de esa ciudad ha profundizado la crisis política y social que se vive en esa región y en todo el país. En una circunstancia como la de Oaxaca, donde de un lado se encuentran los manifestantes, y del otro las tanquetas, no podemos quedarnos callados y mucho menos tomar partido a favor de quienes enviaron las tanquetas.
¿Por qué se ha llegado a este punto en Oaxaca?
El conflicto, que ha cumplido más de cinco meses, es producto de la descomposición y el abuso de poder que ha padecido Oaxaca por varias décadas, por siglos. Es larga la lista de agravios y crímenes cometidos al amparo del poder por los gobiernos priístas en Oaxaca, pero UIises Ruiz, en el poco tiempo que lleva en el gobierno, superó a sus antecesores en cinismo y en maldad: llegó al gobierno estatal –no lo olvidemos— mediante el fraude electoral; sometió a los disidentes sociales y políticos a una sistemática y brutal represión, ha habido en Oaxaca desapariciones forzadas, persecuciones, encarcelamiento y asesinatos; atacó a los medios de comunicación como el caso del periódico Noticias de Oaxaca; atropelló sin miramientos los derechos humanos de todo un pueblo; ha sido insaciable su corrupción y su autoritarismo. Sus abusos y delitos, cometidos a la luz del día, colmaron la paciencia de los oaxaqueños y alimentaron la protesta popular que estalló en estos meses.
Que nadie se engañe, la violencia en Oaxaca fue originada por la actitud gansteril de Ulises Ruiz.
Cuando los gobernantes actúan contra el interés popular y se imponen mediante el fraude y la corrupción, como en Oaxaca, cuando la autoridad rompe el estado de derecho y asesina, golpea y encarcela, como en Oaxaca, el pueblo tiene, puede y debe hacer valer sus derechos para restablecer la democracia y la justicia. Ese es el origen de la rebelión social en ese estado que, a pesar de la violencia en su contra, ha mantenido su carácter democrático y pacífico. Nuestro reconocimiento y respeto por la conducción acertada, responsable de la Asamblea de los pueblos indígenas de Oaxaca. Esta inconformidad ciudadana y el descrédito del gobierno oaxaqueño se mostró con claridad en las pasadas elecciones del dos de julio, donde el PRI por primera vez perdió estrepitosamente. En los hechos, la mayoría de los oaxaqueños votaron por un Proyecto Alternativo de Nación, pero fundamentalmente esos comicios fueron un referéndum contra Ulises Ruiz. A través del voto, los ciudadanos oaxaqueños mostraron un rechazo mayoritario al gobierno caciquil de Ulises Ruiz. Sin embargo, a pesar del repudio popular, de la organizada y prolongada protesta, los acuerdos cupulares del PRI y del PAN aún lo sostienen.
Hay una realidad: los gobernadores del PRI apoyaron a Felipe Calderón con acciones electorales fraudulentas en sus estados. Por eso llegaron a un acuerdo en la Secretaría de Gobernación para sostener a Ulises Ruiz a cualquier precio.
La clase política, la mal llamada clase política, protege sus intereses sin importar el costo social y político con tal de mantener el poder y sus privilegios. Oaxaca –lo tenemos que decir— está pagando con sangre el acuerdo entre los mafiosos de la política del PRI y del PAN para avalar la toma de posesión del pelele, del espurio Felipe Calderón, el primero de diciembre. Con la represión en Oaxaca, ese pelele demuestra de lo que es capaz con tal de llegar al poder, no le importa la legalidad ni la democracia, mucho menos el sufrimiento del pueblo. El conflicto en Oaxaca es una demostración de que todo el sistema político mexicano está podrido, que ya caducó. La mayoría del pueblo mexicano ya no quiere ese sistema autoritario y corrupto, y más temprano que tarde quedará demostrado que la alianza de la derecha, entre el PAN y las cúpulas del PRI, será derrotada por el movimiento democrático popular. No vamos a aceptar esa relación perversa de complicidad a costa del sufrimiento de la gente.
Es por ello que exigimos y demandaremos permanentemente:
1. La desaparición de poderes en Oaxaca y la salida de Ulises Ruiz; para ello solicitaremos a los senadores del Frente Amplio Progresista que reiteren en esa Cámara esta demanda. También debe quedar claro que si el PAN no es cómplice de Ulises Ruiz, debe apoyar esta solicitud, para que desaparezcan los poderes en Oaxaca. No nos estamos chupando el dedo, no queremos exhortos del Senado al señor Ulises Ruiz, queremos que el Senado ejerza sus facultades y desaparezca los poderes en Oaxaca. Nada de aceptar la simulación y la hipocresía del PAN, que por un lado hacen el acuerdo cupular para sostener al cacique Ulises Ruiz, mandan a la Policía Federal Preventiva y, por el otro, los senadores de este partido dicen que quieren la renuncia y que exhortan a que tome la decisión de manera libre, voluntaria, Ulises Ruiz. ¡No! En el Senado se puede llevar a cabo la desaparición de poderes y es muy sencillo: Los senadores del PRD y los senadores del PAN tienen mayoría, vamos a ver si el PAN, y los senadores de ese partido, respaldan cuando los senadores del PRD hagan la propuesta formal de desaparición de poderes. Ahí se les va a caer el teatrito y ahí vamos a ver de qué lado están, con el pueblo o del cacique.
2. Exigimos la salida del Ejército disfrazado de Policía Federal Preventiva de Oaxaca. Reiteramos: el Ejército mexicano no debe ser utilizado para reprimir al pueblo. Asimismo, demandamos la libertad de los presos políticos y el castigo a los responsables de los crímenes.
3. Y por último, consideramos que la mejor opción para restablecer la estabilidad política y la paz social en Oaxaca, pasa por la convocatoria a elecciones, para que sea el pueblo de Oaxaca el que de manera soberana elija libre y democráticamente a quién debe gobernar sus destinos. Esa es la verdadera solución al conflicto en Oaxaca.
Defender Oaxaca es defender la República. Apoyemos la dignidad del pueblo de Oaxaca.
Los oaxaqueños han hecho suyo el pensamiento expresado por ese mexicano universal que es Benito Juárez, y que dice: “El pueblo que quiere ser libre lo será. Hidalgo enseñó que el poder de los reyes es demasiado débil cuando gobiernan contra la voluntad de los pueblos”.
¡Al diablo con los caciques y con sus instituciones!
¡Al diablo con sus instituciones corruptas y represoras!
¡Vamos por la renovación del país!
¡Nunca más debe derramarse la sangre de un pueblo por la ambición de los poderosos!
¡Nunca más permitamos la ofensa y la humillación de nuestro pueblo!
Estemos atentos, no vamos a dejar solos a los oaxaqueños, vamos a seguir convocando hasta lograr que desaparezcan los poderes en Oaxaca y que mediante el método democrático se resuelva la crisis social y la crisis política que enfrenta ese estado.
Vamos hacia adelante.
¡Que viva ese extraordinario presidente, el mejor que hemos tenido en nuestra historia, que viva Benito Juárez!
¡Que viva Oaxaca!
¡Que viva México!
Muchas gracias.
México, Distrito Federal
Amigas y amigos:
Nos hemos reunido el día de hoy para expresar nuestro apoyo al pueblo de Oaxaca, que ha sido agredido por las fuerzas policiacas federales. La ocupación militar violenta de esa ciudad ha profundizado la crisis política y social que se vive en esa región y en todo el país. En una circunstancia como la de Oaxaca, donde de un lado se encuentran los manifestantes, y del otro las tanquetas, no podemos quedarnos callados y mucho menos tomar partido a favor de quienes enviaron las tanquetas.
¿Por qué se ha llegado a este punto en Oaxaca?
El conflicto, que ha cumplido más de cinco meses, es producto de la descomposición y el abuso de poder que ha padecido Oaxaca por varias décadas, por siglos. Es larga la lista de agravios y crímenes cometidos al amparo del poder por los gobiernos priístas en Oaxaca, pero UIises Ruiz, en el poco tiempo que lleva en el gobierno, superó a sus antecesores en cinismo y en maldad: llegó al gobierno estatal –no lo olvidemos— mediante el fraude electoral; sometió a los disidentes sociales y políticos a una sistemática y brutal represión, ha habido en Oaxaca desapariciones forzadas, persecuciones, encarcelamiento y asesinatos; atacó a los medios de comunicación como el caso del periódico Noticias de Oaxaca; atropelló sin miramientos los derechos humanos de todo un pueblo; ha sido insaciable su corrupción y su autoritarismo. Sus abusos y delitos, cometidos a la luz del día, colmaron la paciencia de los oaxaqueños y alimentaron la protesta popular que estalló en estos meses.
Que nadie se engañe, la violencia en Oaxaca fue originada por la actitud gansteril de Ulises Ruiz.
Cuando los gobernantes actúan contra el interés popular y se imponen mediante el fraude y la corrupción, como en Oaxaca, cuando la autoridad rompe el estado de derecho y asesina, golpea y encarcela, como en Oaxaca, el pueblo tiene, puede y debe hacer valer sus derechos para restablecer la democracia y la justicia. Ese es el origen de la rebelión social en ese estado que, a pesar de la violencia en su contra, ha mantenido su carácter democrático y pacífico. Nuestro reconocimiento y respeto por la conducción acertada, responsable de la Asamblea de los pueblos indígenas de Oaxaca. Esta inconformidad ciudadana y el descrédito del gobierno oaxaqueño se mostró con claridad en las pasadas elecciones del dos de julio, donde el PRI por primera vez perdió estrepitosamente. En los hechos, la mayoría de los oaxaqueños votaron por un Proyecto Alternativo de Nación, pero fundamentalmente esos comicios fueron un referéndum contra Ulises Ruiz. A través del voto, los ciudadanos oaxaqueños mostraron un rechazo mayoritario al gobierno caciquil de Ulises Ruiz. Sin embargo, a pesar del repudio popular, de la organizada y prolongada protesta, los acuerdos cupulares del PRI y del PAN aún lo sostienen.
Hay una realidad: los gobernadores del PRI apoyaron a Felipe Calderón con acciones electorales fraudulentas en sus estados. Por eso llegaron a un acuerdo en la Secretaría de Gobernación para sostener a Ulises Ruiz a cualquier precio.
La clase política, la mal llamada clase política, protege sus intereses sin importar el costo social y político con tal de mantener el poder y sus privilegios. Oaxaca –lo tenemos que decir— está pagando con sangre el acuerdo entre los mafiosos de la política del PRI y del PAN para avalar la toma de posesión del pelele, del espurio Felipe Calderón, el primero de diciembre. Con la represión en Oaxaca, ese pelele demuestra de lo que es capaz con tal de llegar al poder, no le importa la legalidad ni la democracia, mucho menos el sufrimiento del pueblo. El conflicto en Oaxaca es una demostración de que todo el sistema político mexicano está podrido, que ya caducó. La mayoría del pueblo mexicano ya no quiere ese sistema autoritario y corrupto, y más temprano que tarde quedará demostrado que la alianza de la derecha, entre el PAN y las cúpulas del PRI, será derrotada por el movimiento democrático popular. No vamos a aceptar esa relación perversa de complicidad a costa del sufrimiento de la gente.
Es por ello que exigimos y demandaremos permanentemente:
1. La desaparición de poderes en Oaxaca y la salida de Ulises Ruiz; para ello solicitaremos a los senadores del Frente Amplio Progresista que reiteren en esa Cámara esta demanda. También debe quedar claro que si el PAN no es cómplice de Ulises Ruiz, debe apoyar esta solicitud, para que desaparezcan los poderes en Oaxaca. No nos estamos chupando el dedo, no queremos exhortos del Senado al señor Ulises Ruiz, queremos que el Senado ejerza sus facultades y desaparezca los poderes en Oaxaca. Nada de aceptar la simulación y la hipocresía del PAN, que por un lado hacen el acuerdo cupular para sostener al cacique Ulises Ruiz, mandan a la Policía Federal Preventiva y, por el otro, los senadores de este partido dicen que quieren la renuncia y que exhortan a que tome la decisión de manera libre, voluntaria, Ulises Ruiz. ¡No! En el Senado se puede llevar a cabo la desaparición de poderes y es muy sencillo: Los senadores del PRD y los senadores del PAN tienen mayoría, vamos a ver si el PAN, y los senadores de ese partido, respaldan cuando los senadores del PRD hagan la propuesta formal de desaparición de poderes. Ahí se les va a caer el teatrito y ahí vamos a ver de qué lado están, con el pueblo o del cacique.
2. Exigimos la salida del Ejército disfrazado de Policía Federal Preventiva de Oaxaca. Reiteramos: el Ejército mexicano no debe ser utilizado para reprimir al pueblo. Asimismo, demandamos la libertad de los presos políticos y el castigo a los responsables de los crímenes.
3. Y por último, consideramos que la mejor opción para restablecer la estabilidad política y la paz social en Oaxaca, pasa por la convocatoria a elecciones, para que sea el pueblo de Oaxaca el que de manera soberana elija libre y democráticamente a quién debe gobernar sus destinos. Esa es la verdadera solución al conflicto en Oaxaca.
Defender Oaxaca es defender la República. Apoyemos la dignidad del pueblo de Oaxaca.
Los oaxaqueños han hecho suyo el pensamiento expresado por ese mexicano universal que es Benito Juárez, y que dice: “El pueblo que quiere ser libre lo será. Hidalgo enseñó que el poder de los reyes es demasiado débil cuando gobiernan contra la voluntad de los pueblos”.
¡Al diablo con los caciques y con sus instituciones!
¡Al diablo con sus instituciones corruptas y represoras!
¡Vamos por la renovación del país!
¡Nunca más debe derramarse la sangre de un pueblo por la ambición de los poderosos!
¡Nunca más permitamos la ofensa y la humillación de nuestro pueblo!
Estemos atentos, no vamos a dejar solos a los oaxaqueños, vamos a seguir convocando hasta lograr que desaparezcan los poderes en Oaxaca y que mediante el método democrático se resuelva la crisis social y la crisis política que enfrenta ese estado.
Vamos hacia adelante.
¡Que viva ese extraordinario presidente, el mejor que hemos tenido en nuestra historia, que viva Benito Juárez!
¡Que viva Oaxaca!
¡Que viva México!
Muchas gracias.