Fenece el orden financiero anglosajón añejo de 300 años
Alfredo Jalife-Rahme
Foto Usuarios pasan frente al acceso a la estación Liverpool del Metro de Londres, cerrada por una huelga de 48 horas, el pasado 10 de junio, en demanda de más salarios y menos despidosFoto Ap
LEAP/Europe 2020, en su boletín GEAB, número 36 (16/6/09), vaticina el choque acumulado de tres olas malditas (sic) cuando la capacidad de Estados Unidos (EU) y Gran Bretaña (GB) para financiar sus déficit públicos se tornaron incontrolables, lo que abre la vía al doble fenómeno de un cese de pagos (¡supersic!) de EU y GB de aquí al fin del verano de 2009: primera ola del desempleo masivo; segunda ola del despliegue de las quiebras en serie (empresas, bancos, bienes raíces, estados, municipios); tercera ola de la crisis terminal de los bonos del Tesoro de EU, del dólar y de la libra esterlina con el regreso de la inflación.
Este verano convergerán tres olas malditos (olas oceánicas muy altas y súbitas, particularmente destructivas, aunque muy raras, que pueden alcanzar 30 metros con presiones fenomenales) que provocarán trastornos históricos.
Todas las regiones sin excepción sufrirán un deterioro significativo, aunque no en el mismo momento ni en la misma forma y grado. Tales olas malditas del sangriento verano alcanzarán el tejido socioeconómico que agravará la crisis.
El centro de pensamiento europeo no se traga los engaños de la recuperación veraniega, ni siquiera al año siguiente, y se mofa de la recuperación sin empleos (jobless recovery) o de la recuperación sin recuperación (recoveryless recovery), lemas vacíos destinados a seducir a los consumistas ingenuos de EU y GB, alentados por las supercherías eufóricas de los multimedia anglosajones.
Cita tanto al National Bureau of Economic Research, el cual exhibe que las recesiones de EU ostentan, desde 1900, una duración promedio de 14.43 meses, como a Harver Analytics, que sentencia que la recesión global ha empeorado, mientras el comercio global sencillamente se está colapsando.
En el escenario lúgubre de LEAP/EUROPE 2020, las tres olas serán simultáneas, asincrónicas y no-paralelas y su impacto en el sistema mundial será generador de dislocaciones. Nunca como ahora el sistema internacional se había visto tan débil y desprovisto cuando la reforma del FMI y las instituciones de gobernación mundial anunciada en el G-20 de Londres ha quedado en letra muerta.
A escala regional cada entidad política se organiza a su manera, como es el caso de la desaparición política de GB ahogada por su crisis financiera, económica y política, que ha aprovechado la Unión Europea para colocar a la City bajo su tutela cuando el verano 2009 corre el riesgo de poner fin a 300 años de historia de una City omnipotente en el corazón del poder británico.
Considera que el G-8 se parece más a un club moribundo del que el mundo se pregunta su utilidad, cuando sus actores adoptan decisiones individuales, mientras el liderazgo de EU es la sombra de sí mismo al intentar desesperadamente conservar los compradores de sus bonos del Tesoro y el sistema monetario mundial se encuentra en plena desintegración con rusos y chinos quienes principalmente aceleran su juego para posicionarse en la era del posdólar.
Todavía los grandes bancos siguen siendo insolventes, pese a las masivas infusiones de fondos públicos y LEAP/Europe 2020 se atreve a pronosticar que de aquí a cuatro meses máximo (sic) esos bancos estarán a punto de desplomarse nuevamente, cuando los dirigentes políticos del planeta, intoxicados por los financieros, descubrirán que todos los problemas del año pasado van a resurgir multiplicados, ya que no fueron tratados, sino ocultados bajo inmensas cantidades de dinero público.
Para cientos de millones de habitantes del planeta, el verano 2009 será una transición terrible (sic) hacia un empobrecimiento duradero debido a la pérdida de empleo sin perspectiva de encontrar uno nuevo antes de dos, tres o cuatro años, debido a la evaporación de sus economías colocadas directamente en la bolsa, en fondos de pensiones o en instrumentos bancarios cotizados en dólares o en libras esterlinas.
George Monbiot, colaborador del periódico británico The Guardian (8/6/09), demuestra que durante 300 años GB ha deslocalizado la mutilación (sic), la cual alcanzó finalmente a su matriz primigenia: el opio, la hambruna y los bancos jugaron su parte en el saqueo del globo por GB. Ahora se acabó, y cuesta trabajo aceptarlo.
Monbiot razona que la etiología del desplome del modelo anglosajón se debe a que (su) sistema económico ya no puede extraer la riqueza de otras naciones. En los pasados 300 años, las revoluciones y reformas experimentadas por casi todos los otros países desarrollados han sido evitados en GB, subsidiada por las remesas foráneas.
Aduce que después de la descolonización, el saqueo (por GB) de otras naciones fue sostenido por los bancos. Ahora, por primera vez en tres siglos, sus bancos han cesado de ser funcionales, y debemos finalmente confrontar nuestros problemas.
El saqueo de India es proverbial dentro de la depredación global británica lo que permitió al Estado británico equilibrar su déficit de recursos.
GB deslocalizó la hambruna y los levantamientos sociales. La hambruna del género humano, en particular de India y China, permitió la prosperidad y la supremacía financiera de la City que pudo así coexistir con su relativo declive industrial.
Monbiot recuerda el macabro origen de JP Morgan-Chase, fincado en un fraude de escala masiva del banco Rothschild (¡pues sí!): “Jardine Matheson, uno de los más grandes cárteles del narcotráfico de la historia (¡supersic!), que dominó el mercado chino de opio, formó luego el mayor banco de inversiones Jardine Fleming que fue adquirido por JP Morgan Chase en el 2000”. Nada nuevo que no se sepa porque JP Morgan-Chase y Rothschild recorrieron la misma ruta trágica de los hombres perversos de HSBC y Citigroup-Banamex, si aplicamos la metáfora del filósofo francés René Girard.
Maldición gitana: los bancos privados anglosajones rescatados por el erario en EU han cesado de otorgar préstamos (CNNMoney, 15/6/09). ¿Cuál es, entonces, su utilidad?
En un luminoso ensayo, John Lanchester (Se acabó, London Review of Books, 28/5/09) despedaza contablemente lo que queda del sistema financiero anglosajón, tan proclive a la magia esotérica. Argumenta que los gobiernos de EU y GB no se atreven a nacionalizar (nota: en forma oficial, ya que esto ocurrió en forma oficiosa) sus principales instituciones financieras, porque significaría que el modelo anglosajón de capitalismo ha fracasado cuando el nivel de la intervención estatal en EU y GB en este momento es comparable al de los tiempos de guerra.
El sistema financiero anglosajón está herido de muerte. ¿Quién tomará su lugar?