Consulta verde
Verde que te quiero verde.Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
Y el caballo en la montaña
Federico García Lorca
Guadalupe Loaeza
Nunca imaginé que doña Lola, mi madre, fuera una mujer que se preocupara por los problemas ecologistas. Esto lo pensé al leer la sexta pregunta de la “Consulta Verde” que se llevará a cabo el próximo domingo 29 de julio de 8:00 a.m. a 8:00 p.m. “¿Estás de acuerdo en aumentar los espacios verdes en la ciudad y establecer la obligatoriedad de arborizar las azoteas en toda nueva construcción en el Distrito Federal?”, inquiere el pequeño folleto en donde se encuentran diez preguntas más relacionadas sobre proyectos y temas ambientales. Lo que sucede es que en la azotea de mi casa, había muchísimas macetas con todo tipo de plantas: azaleas, geranios, margaritas y nomeolvides. En cada esquina doña Lola había mandado a poner unas jardineras de hierro forjado llenos de helechos y de hiedras. La verdad es que me encantaba la azotea de mi casa, desde donde se veía buena parte de la colonia Cuauhtémoc, el Paseo de la Reforma y los últimos pisos del hotel Hilton. Durante las vacaciones escolares (nunca salíamos fuera), me iba a la azotea a tomar el sol. Instalaba en el piso de loseta una gran toalla; en una mesita ponía mi radio portátil, (siempre escuchaba 6.20) una jarra llena de agua de limón, un paquete de cacahuates japoneses, varios comics de Archi y una botellita con agua de coco con yodo. Mientras escuchaba “la música que llegó para quedarse”, enfundada con mi traje de baño con faldita y mis anteojos negros, me sentía la teen ager más moderna y afortunada de todo el planeta. Cuando sentía mucho calor, me daba, mis buenos manguerazos de chorro de agua fresca. No me faltaba nada, tenía: sol, aire puro, plantas verdes, agua y por si fuera poco, me encontraba en el cuarto piso, de una casa de cinco en el cual se encontraba el tendedero y los tinacos. Era ¡feliz!
Aunque para entonces la ciudad de México había crecido enormemente, no había contaminación, ni problemas de agua, ni de tráfico, ni mucho inseguridad, por añadidura, había estabilidad económica y el dólar estaba a 12.50 desde hacía muchos años. En esa época el Distrito Federal era una espléndida opción turística por su patrimonio cultural e histórico más importante del Continente, además estaba cercana para los norteamericanos y resultaba políticamente neutral para los europeos. De ahí que la famosa frase de Alfonso Reyes: “Viajero, has llegado a la región más transparente”, hubiera correspondido perfectamente bien a las expectativas para muchos de estos viajeros extranjeros de la época. ¿Por qué? Porque, sin duda, era una ciudad más verde. En esa época en el Distrito Federal no se realizaban 27 millones de viajes vehiculares diarios, no había 3.5 millones de autos, el transporte público no atendía el 81% de la demanda de viajes diarios, no se incorporaban más de 20 mil automóviles mensualmente y el porcentaje de vehículos con un solo ocupante no era entre 48% y el 82% de los viajes en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. ¡He aquí la realidad de casi 20 millones de delfeños! Por eso es fundamental que la ciudadanía atienda a esta Consulta Verde para que ante los problemas de esta magnitud, esté mucho más informada, más participativa, pero sobre todo, sea más responsable.
Desde hace algunos años existen muchas ciudades en el mundo empeñadas en convertirse en “Ciudad Verde” (no hay que olvidar que la mitad de la población del planeta, 3,200 millones de personas viven en ciudades). Allí están los magníficos logros de Shangai, de Londres, de Colombia y de Chicago por citar algunas ciudades. En 1989, Richard M. Daley, alcalde de Chicago, comenzó plantando árboles, miles cada año. La plantación de 250, 000 árboles ayudó a mantener más bajas las temperaturas durante el verano y a purificar el aire del entorno, mientras que más de 80 techos verdes ayudaron con lo mismo y redujeron la pérdida de agua de lluvia. Gracias a más de 160 kilómetros de bicirutas, miles de automovilistas cambiaron sus coches por bicicletas. Cientos de parques y jardines municipales y docenas de mercados de productos agrícolas ayudaron a las familias a mejorar su salud y dieta. El “Techo Verde” del City Hall, ahorró miles de dólares cada año en costos energéticos.
Fue así que Chicago se ganó el título de "la ciudad más verde". Para ello se necesitaron dos ingredientes importantes: un dirigente con la visión e influencia del alcalde Daley y la participación de la ciudadanía.
El próximo domingo, los ciudadanos de esta ciudad tenemos una cita muy importante. Por primera vez se nos consultará si queremos seguir viviendo en una ciudad “Gris” o en una “Ciudad Verde”. Para ello se colocarán 1600 módulos Verdes de Participación, instalados por ciudadanos voluntarios en plazas, parques, jardines, bosques, museos y transporte público, en el Ciclotón, en los Módulos de Seguridad y en la cadena de tiendas Oxxo. Entre los puntos que se destacan en la Consulta Verde se encuentran: el transporte público, los combustibles, el desarrollo de ciclopistas, la construcción de pozos de absorción de agua, considerar delitos graves la invasión de predios de valor ambiental, verificación de todos los vehículos diesel, revisión del programa Hoy no Círcula, y el manejo de la basura entre otros.
Lo que nos queda bien claro con este tipo de proyectos fundamentales para la salud de nuestra ciudad, es que los que aquí vivimos podemos decidir por ejemplo respecto a la quinta pregunta: “¿Para disminuir el tráfico y la contaminación, cada automóvil particular debe dejar de circular un sábado al mes?” Yo diría que sí, y que ese sábado me iría, a donde tendría que ir, en bici. Así además, de hacer ejercicio, aprovecharía de los nuevos espacios verdes. Porque como decía Oscar Niemayer, el arquitecto de Brasilia: “alrededor de las ciudades de haber siempre un cinturón verde”.
Aunque para entonces la ciudad de México había crecido enormemente, no había contaminación, ni problemas de agua, ni de tráfico, ni mucho inseguridad, por añadidura, había estabilidad económica y el dólar estaba a 12.50 desde hacía muchos años. En esa época el Distrito Federal era una espléndida opción turística por su patrimonio cultural e histórico más importante del Continente, además estaba cercana para los norteamericanos y resultaba políticamente neutral para los europeos. De ahí que la famosa frase de Alfonso Reyes: “Viajero, has llegado a la región más transparente”, hubiera correspondido perfectamente bien a las expectativas para muchos de estos viajeros extranjeros de la época. ¿Por qué? Porque, sin duda, era una ciudad más verde. En esa época en el Distrito Federal no se realizaban 27 millones de viajes vehiculares diarios, no había 3.5 millones de autos, el transporte público no atendía el 81% de la demanda de viajes diarios, no se incorporaban más de 20 mil automóviles mensualmente y el porcentaje de vehículos con un solo ocupante no era entre 48% y el 82% de los viajes en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. ¡He aquí la realidad de casi 20 millones de delfeños! Por eso es fundamental que la ciudadanía atienda a esta Consulta Verde para que ante los problemas de esta magnitud, esté mucho más informada, más participativa, pero sobre todo, sea más responsable.
Desde hace algunos años existen muchas ciudades en el mundo empeñadas en convertirse en “Ciudad Verde” (no hay que olvidar que la mitad de la población del planeta, 3,200 millones de personas viven en ciudades). Allí están los magníficos logros de Shangai, de Londres, de Colombia y de Chicago por citar algunas ciudades. En 1989, Richard M. Daley, alcalde de Chicago, comenzó plantando árboles, miles cada año. La plantación de 250, 000 árboles ayudó a mantener más bajas las temperaturas durante el verano y a purificar el aire del entorno, mientras que más de 80 techos verdes ayudaron con lo mismo y redujeron la pérdida de agua de lluvia. Gracias a más de 160 kilómetros de bicirutas, miles de automovilistas cambiaron sus coches por bicicletas. Cientos de parques y jardines municipales y docenas de mercados de productos agrícolas ayudaron a las familias a mejorar su salud y dieta. El “Techo Verde” del City Hall, ahorró miles de dólares cada año en costos energéticos.
Fue así que Chicago se ganó el título de "la ciudad más verde". Para ello se necesitaron dos ingredientes importantes: un dirigente con la visión e influencia del alcalde Daley y la participación de la ciudadanía.
El próximo domingo, los ciudadanos de esta ciudad tenemos una cita muy importante. Por primera vez se nos consultará si queremos seguir viviendo en una ciudad “Gris” o en una “Ciudad Verde”. Para ello se colocarán 1600 módulos Verdes de Participación, instalados por ciudadanos voluntarios en plazas, parques, jardines, bosques, museos y transporte público, en el Ciclotón, en los Módulos de Seguridad y en la cadena de tiendas Oxxo. Entre los puntos que se destacan en la Consulta Verde se encuentran: el transporte público, los combustibles, el desarrollo de ciclopistas, la construcción de pozos de absorción de agua, considerar delitos graves la invasión de predios de valor ambiental, verificación de todos los vehículos diesel, revisión del programa Hoy no Círcula, y el manejo de la basura entre otros.
Lo que nos queda bien claro con este tipo de proyectos fundamentales para la salud de nuestra ciudad, es que los que aquí vivimos podemos decidir por ejemplo respecto a la quinta pregunta: “¿Para disminuir el tráfico y la contaminación, cada automóvil particular debe dejar de circular un sábado al mes?” Yo diría que sí, y que ese sábado me iría, a donde tendría que ir, en bici. Así además, de hacer ejercicio, aprovecharía de los nuevos espacios verdes. Porque como decía Oscar Niemayer, el arquitecto de Brasilia: “alrededor de las ciudades de haber siempre un cinturón verde”.
Kikka Roja